21 de septiembre de 2023
Este miércoles 20 de septiembre, durante la intervención en la ONU del presidente iraní Ebrahim Raisi, el embajador de Israel ante ese organismo sostuvo un cartel de protesta pidiendo libertad para las mujeres en Irán y posteriormente fue expulsado del recinto. El cinismo y la hipocresía no tienen límites. El estado de Israel es tan criminal como lo es la República Islámica de Irán. Ambos han cometido horrorosos crímenes contra la humanidad.
Israel ha sido el responsable del genocidio continuado del pueblo palestino (una verdadera “limpieza étnica”), la usurpación de sus territorios históricos, y el sometimiento de toda la población a un terror constante al ser víctima de las bombas israelíes, en la mayor cárcel a cielo abierto, la franja de Gaza y en Cisjordania.
La República Islámica de Irán ha impuesto su odioso y odiado régimen fundamentalista al pueblo iraní, con especial ferocidad contra las mujeres y las personas de nacionalidades no persas, además ha encarcelado, reprimido y asesinado a miles de intelectuales, artistas, opositores, activistas y luchadores.
Ambos regímenes reaccionarios, pese a la animadversión mutua, son dos caras del mismo sistema capitalista global que se basa en la explotación y la opresión de millones de personas y apoyar a uno reforzará al otro.
Tal como correctamente señala Somayeh Kargar, ex presa política iraní: “Ningún gobierno o poder de este mundo capitalista simpatiza con nosotros ni es nuestro amigo, y no nos hacemos ilusiones con ellos. En lo que confiamos es en los pueblos del mundo y en su apoyo internacionalista contra este sistema. Intentamos cumplir con nuestra responsabilidad internacionalista en Irán. El apoyo que nos prestan los pueblos del mundo debe ser asumido con el mismo espíritu y marco de una batalla común contra este sistema chupavidas que destruye tantas vidas.”