revcom.us | Actualizado 11 de noviembre de 2025
El siguiente artículo fue publicado originalmente en inglés en revcom.us. La traducción al español es responsabilidad de comrev.co
El régimen fascista de Trump sigue cometiendo asesinatos indiscriminados en aguas cercanas a las costas de Venezuela y Colombia. Lo hace a pesar de la creciente condena internacional por esta grave violación del derecho internacional y estadounidense.

El 6 de noviembre, el ejército estadounidense mató a otras tres personas que viajaban en una embarcación en el Caribe. Una vez más, afirmaron que su objetivo era los narcotraficantes que “representaban una amenaza inminente para Estados Unidos”. Una vez más, no hay pruebas, absolutamente ninguna. Una vez más, no se reconoce que, incluso si los que iban a bordo transportaban drogas, esto no es un delito punible con la muerte. Esto elevó a al menos 70 el número total de personas asesinadas en su llamada “campaña antinarcóticos” en el Caribe y el Pacífico oriental desde septiembre. Las palabras de Bob Avakian del invierno pasado en su mensaje @BobAvakianOfficial REVOLUTION #114, “Derrotar al fascismo de Trump y MAGA: Con la vista puesta en algunas futuras elecciones… o trabajar ahora para movilizar a millones de personas en torno a esta poderosa demanda unificadora: ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump!” resuenan con fuerza:
El fascismo de Trump es un régimen que despoja abierta y agresivamente los derechos básicos y declara flagrantemente que no existe ningún estado de derecho ni debido proceso legal más allá de lo que él mismo dicta, y que el poder destructivo puro y duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos poderosos.
El régimen de Trump tiene una agenda más amplia que la “lucha contra las drogas”: se trata de una dominación imperialista descarada

El portaaviones USS Gerald R. Ford en ruta hacia el Caribe para unirse a la enorme fuerza naval que amenaza a Venezuela, 1 de octubre de 2025. Foto: Marina de los Estados Unidos
Al mismo tiempo, el “Departamento de Guerra” de Trump sigue acumulando una enorme fuerza militar en el Caribe. El portaaviones más grande y letal del mundo se ha unido ahora a la armada que ya se encuentra allí. El USS Gerald Ford, junto con los tres destructores de la Armada que lo acompañan, transporta a unos 5500 militares, lo que eleva a 15 000 el total de las fuerzas militares estadounidenses dirigidas contra Venezuela. El grupo de ataque del portaaviones no está destinado a hundir pequeñas embarcaciones en el mar, sino a lanzar una serie constante de ataques aéreos dentro de Venezuela. Estados Unidos no había enviado tantos buques de guerra al Caribe desde la crisis de los misiles cubanos de 1962, cuando los imperialistas estadounidenses llevaron al mundo al borde de la guerra nuclear por la presencia de misiles guiados rusos en Cuba. Desde mediados de octubre, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha estado desplegando un avión de ataque desde El Salvador, operado por el Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, una unidad que lleva a cabo “misiones delicadas”. El 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales del Ejército, que llevó a cabo extensas operaciones antiterroristas con helicópteros en Afganistán, Irak y Siria, realizó recientemente lo que el Pentágono denominó “ejercicios de entrenamiento” frente a las costas venezolanas.
La violencia abierta podría dar un salto

La semana pasada, en una votación de 51 a 49, los republicanos fascistas del Senado derrotaron la iniciativa legislativa demócrata que habría limitado al régimen de Trump en sus ataques dentro de Venezuela. Trump también encargó a su Departamento de “Justicia” que elaborara una justificación legal para lanzar ataques dentro de Venezuela sin la autorización del Congreso. Todo esto significa que la violencia abierta en el Caribe continuará y que es muy posible que dé un salto repentino hacia la guerra. Esa guerra podría comenzar de una manera, pero podría degenerar en otra cosa. Y tenga esto en cuenta al pensar en ello, del mismo mensaje citado anteriormente:
Un régimen fascista como este requiere, al frente, a una persona como Donald Trump: un maníaco patológico, con el dedo en el botón nuclear, que nombra a peligrosos dementes y parásitos ávidos de poder a cargos clave.
Al mismo tiempo, Trump y su régimen podrían estar contando con la serie de ataques con barcos y su creciente amenaza militar de fuerza masiva para lograr su objetivo de expulsar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sin llegar a utilizar toda esa fuerza para atacar directamente a Venezuela. Esto incluye provocar divisiones y deserciones dentro del régimen, lo que podría obligar a Maduro a marcharse. Y colaborar con los grupos de la oposición con la esperanza de que puedan sustituir a Maduro sin desencadenar un conflicto armado entre las diferentes fuerzas dentro de Venezuela. Pero, una vez más, nadie puede decir con certeza qué sucederá una vez que el genio de la guerra salga de la lámpara.
Un mensaje más importante que Venezuela
La armada estadounidense en el Caribe también transmite un mensaje a toda la región y más allá. Las medidas para derrocar a Maduro son las primeras salvas de un esfuerzo estratégico para restablecer América Central, América Latina y el Caribe como el “patio trasero” indiscutible del imperialismo estadounidense. Eso significa recompensar a los aliados, aislar a quienes se interponen en su camino, utilizar la violencia y la guerra cuando lo consideren “necesario” y, sobre todo, detener a China, que es el principal rival imperialista nuclear de Estados Unidos a nivel mundial y se ha convertido en una fuerza económica en crecimiento en América Latina. Los sangrientos asesinatos en serie de Trump en los mares, y las amenazas de crímenes de guerra aún mayores contra Venezuela y otros países de la región, son completamente ilegales e ilegítimos. Estas medidas representan un peligro extremo para los pueblos de Venezuela, Colombia, toda América Latina y el mundo entero.
