Comunicado del Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta) | 23 de septiembre de 2022
En decenas de ciudades el hiyab obligatorio arde en las llamas de la furia de la gente y allana el camino para derrocar a la República Islámica y enterrar la “integración de iglesia y Estado”. El decreto del hiyab obligatorio de Jomeini en 1979 marcó el comienzo del establecimiento de un régimen fundamentalista islámico que todo lo controla, y enterrar el hiyab obligatorio acelera a pasos agigantados el proceso de derrocar este régimen religioso-fascista. Las leyes del hiyab obligatorio y la sharia (la integración de la iglesia y el Estado) allanaron el camino para que la República Islámica pisoteara los más amplios derechos básicos de las personas en todos los campos: supresión de la oposición, la libertad de pensamiento y expresión, la libertad de asociación y partidismo, represión de las naciones oprimidas, represión de los trabajadores, estudiantes, maestros, etc. El hiyab obligatorio es el pegamento que cohesiona la República Islámica, por lo que sus líderes han dicho que “preservarlo es aún más importante que el antiamericanismo”.
Pero nunca debemos olvidar que la contribución de los imperialistas, especialmente los imperialistas estadounidenses, en impulsar el ascenso y consolidación del fundamentalismo islámico en Irán y todo el Medio Oriente ha sido muy grande. Estados Unidos y otras potencias capitalistas imperialistas abrieron al unísono el camino para que los fundamentalistas islámicos accedieran al poder en Irán en 1979. Debido a que en ese momento el imperialismo estadounidense estaba haciendo marchar a la sociedad estadounidense y el mundo en el marco de la campaña antisoviética y anticomunista, dentro de sus planteamientos políticos estaban la consolidación de las bases de su poder dentro de Estados Unidos frente a los efectos del levantamiento revolucionario de los años 60 y 70 y la consolidación de su hegemonía imperialista en el Medio Oriente frente a su rival imperialista la Unión Soviética —que aún tenía puesta la máscara de socialismo—, y en Irán la alianza con las fuerzas fundamentalistas religiosas y su fortalecimiento y contra el verdadero movimiento comunista, que a pesar de las sangrientas represiones del régimen del Sha avanzaba en ese marco. Incluso en el propio gobierno estadounidense, a pesar de que su constitución se basa en la “separación de la iglesia y el Estado”, tanto las facciones demócratas como las republicanas, convirtieron este principio en algo muy relativo, e incluso desde la década de 1950 se añadió la expresión “con la ayuda de Dios” a la ceremonia de juramentación de sus presidentes. Con tal política estuvo garantizada la creciente influencia de los fascistas fundamentalistas cristianos en la estructura del gobierno estadounidense hasta que llegaron al poder durante la presidencia de Trump (2016-2020) y su poder creció a pasos agigantados. Y nunca debe olvidarse que garantizar la posición de esclavitud e inferioridad de la mujer en la familia y la sociedad es uno de sus principios para manejar la sociedad estadounidense y el mundo.
Por tanto, cualquier ilusión de apoyo a las mujeres iraníes por parte de los imperialistas estadounidenses, ya sean demócratas o republicanos fascistas, es una gran traición al movimiento que comenzó a enterrar la misoginia en Irán. Deberíamos aprender de la amarga experiencia de Afganistán en que Estados Unidos no solo redactó la constitución para Afganistán basada en la interpretación hanafí del islam, sino que también abrió el camino para el regreso de los talibanes. Como hemos enfatizado muchas veces, el fundamentalismo islámico y el imperialismo son dos fuerzas obsoletas que deben ser derrocadas. A pesar de que los fundamentalistas islámicos que gobiernan en Irán y otras partes del Medio Oriente entraron en conflicto con el imperialismo, su objetivo nunca fue romper con el imperialismo y la propiedad privada capitalista. Al contrario, han tenido sus horizontes e intereses sociales y políticos en este sistema capitalista-imperialista.
Hay que romper las cadenas de la esclavitud religiosa
Todas las religiones del mundo, especialmente las religiones abrahámicas (islam, cristianismo y judaísmo) son religiones patriarcales y están saturadas de relaciones de superioridad del hombre sobre la mujer considerando a las mujeres como menos que seres humanos, y de manera abierta y violenta enfatizan la necesidad de la sumisión de la mujer al hombre, la dominación del padre y del esposo, y de todo varón, sobre el género femenino en la familia, el clan y la sociedad. Pero al conectar estos viejos principios a la máquina capitalista, se ha creado un terror inmenso y permanente para las mujeres de Irán y del mundo. Todas las corrientes fundamentalistas religiosas del mundo, incluidas las islámicas, cristianas, judías, hindúes, etc., a pesar de sus muchas diferencias, tienen un punto en común epistemológico y político muy importante: todas son anticiencia y todas consideran la religiosidad como el factor principal para mantener cohesionadas las sociedades en las que dominan. Este es el caso de los fascistas cristianos en Estados Unidos que hoy se concentran en el Partido Republicano, y prueba de este hecho es la abolición del derecho al aborto en Estados Unidos por parte de jueces pro-fascistas.
Hoy, en el marco de un mundo gobernado por el capitalismo, en todos los campos de las relaciones económicas, políticas y sociales donde interviene la religión, indudablemente estarán involucrados intereses de clase de fuerzas sociales obsoletas y reaccionarias. Sólo una república socialista puede garantizar la “separación de iglesia y Estado”. Esta separación significa eliminar la religión de todas las esferas públicas de la sociedad y el gobierno; significa que el gobierno debe garantizar que la religión permanezca limitada al dominio privado de los ciudadanos, incluso a través de la constitución y las leyes; sacarla de los diversos campos de la educación primaria y superior; el cuidado de la salud; la economía y propiedad y en general en el ámbito de las atribuciones y deberes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Para avanzar con éxito en la lucha iniciada y eliminar todo tipo de opresión y explotación, se debe desechar toda forma de superstición religiosa y se deben romper las cadenas intelectuales de los pensamientos religiosos y reemplazarlas por una cosmovisión y un enfoque científico con relación a la existencia. En particular, si realmente queremos comprender la raíz de los problemas actuales de la sociedad humana y su solución, debemos adoptar el método y el enfoque del nuevo comunismo y entrar en el verdadero camino de la lucha para erradicar toda forma de opresión y explotación a través de la revolución comunista y el establecimiento de la nueva república socialista de Irán, cuyas coordenadas se dan en el documento “Constitución para la Nueva República Socialista de Irán”.
¡Enterrar el hiyab obligatorio! ¡Derrocar a la República Islámica! ¡Hacia el establecimiento de la nueva república socialista de Irán!
Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta)
23 de septiembre de 2022