Violación y asesinato de la niña Sofía Delgado en Candelaria (Valle)
Grupo Comunista Revolucionario de Colombia | comrev.co | @ComRevCo | 18 de octubre de 2024
El pasado domingo 29 de septiembre, en el corregimiento Villagorgona, en Candelaria (Valle del Cauca), Sofía Delgado salió de casa de sus abuelos con el objetivo de ir a comprar un champú para su mascota. Sería el último día que verían a la niña de tan solo 12 años. Durante 19 días la angustia y desesperación invadió a su familia, conocidos y otras personas que guardaban la esperanza de encontrarla con vida.
Este 17 de octubre, el cuerpo de la niña fue encontrado en un cañaduzal, en unas bolsas, desmembrada y con señales de calcinación. Además, con las lluvias, la humedad del terreno y los químicos que se utilizan para el cultivo de caña se aceleró la descomposición de su cuerpo. Brayan Campo, de 32 años y con antecedentes de violador, confesó haber raptado y asesinado a Sofía y luego dejar su cuerpo abandonado.
Este hecho horroroso conmocionó a toda la comunidad de Candelaria, que salió a las calles a protestar con gran indignación. Una rabia profunda, una furia justificada así debe convertirse en un torrente poderoso para acabar con toda esta locura que arrebata la vida, los sueños y la oportunidad de crecer a las niñas.
Cada vez se registran más mujeres víctimas de violencia feminicida en Colombia. Según el boletín nacional del Observatorio Colombiano de Feminicidios, entre enero y julio de este año, fueron asesinadas 500 mujeres. Tan solo en julio se registraron 79 feminicidios. Este podría ser el año con más casos desde que se tiene registro en el país.
El crimen de Candelaria, en su conjunto, es un horror total y, peor aún, es algo que ocurre con demasiada frecuencia. Y es un claro ejemplo de la degradación y deshumanización desenfrenadas, sistemáticas, directas e indirectas, de todas las niñas y mujeres, en Colombia y por todo el mundo. Y esto tiene que TERMINAR.
Una falla sísmica
La brutal violación y asesinato de Sofía ha parte de un problema cada vez más agudo, un problema global: la opresión de la mujer. Esta opresión, que tiene muchas formas, está afectando a cada mujer y a cada niña en cada rincón del planeta y constituye una de las divisiones sociales más básicas en un mundo dominado por el capitalismo imperialismo. Es la REALIDAD, en este sistema capitalista patriarcal, la mitad de la humanidad enfrenta la amenaza constante de un ataque sexual, el asesinato, la violencia, la esclavización sexual, la explotación, degradación, humillación, la cosificación y subyugación. EXISTE a través de la cultura, la tradición, los medios de comunicación, la pornografía y todo tipo de relaciones sociales e ideas un bombardeo constante a millones de hombres desde la niñez a afrentar y deshumanizar a las mujeres de todas las formas posibles. Así que toda esta violencia y crueldad no son simplemente el comportamiento depravado o una locura de un puñado de hombres. Tampoco es simplemente “la naturaleza humana”. Se trata de la naturaleza de muchos de los hombres formados por el sistema en que vivimos, el sistema global del imperialismo, en el cual el patriarcado (la dominación de las mujeres por parte de los hombres) está entretejido o “naturalizado” en sus raíces, sus tradiciones, su “moral” y su cultura.
Este es un terror que se inflige sobre niñas y mujeres de manera sistemática, ya sea como una mercancía sexual en la prostitución o la pornografía, golpeadas brutalmente y hasta asesinadas por su compañero sentimental; o cubiertas de la cabeza a los pies por la imposición religiosa, en países donde es posible sentenciarlas a morir por mostrar un mechón de cabello… Este sistema ha creado una situación en que, en todo el mundo, se le niega sistemáticamente a la mitad de la humanidad su humanidad.
La emancipación de la mujer y de toda la humanidad
El patriarcado está entretejido en toda la estructura social y económica del capitalismo-imperialismo (aunque es muy anterior a este), está entrelazado con su estructura de clases y con la cultura, que normaliza todo tipo de violencia contra las mujeres y niñas. Los planteamientos sobre “endurecer las leyes”, implantando pena de muerte o cadena perpetua para violadores y asesinos de niños o sobre crear “espacios seguros” para mujeres y niñas, limitan la comprensión más profunda del problema y la solución correspondiente, pone en el paredón a individuos mientras se enmascara al verdadero responsable que es el sistema del capitalismo-imperialismo que explota y oprime no solo a mujeres sino a la inmensa mayoría de la humanidad.
Son muchos los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres y niñas en la búsqueda de la justicia en los tribunales y de parte de la policía y lo que esto enseña es que, en esencia, no se trata de que haya o no policías individuales que se preocupen sinceramente por las mujeres, sino de que hay un Estado que impone cierto estilo de vida. Los tribunales, las leyes, y los agentes de “la ley y el orden”, son parte esencial de ese Estado que impone un sistema y una sociedad en que la dominación masculina es un elemento integral a todos los niveles. No es cuestión de la naturaleza humana sino de la naturaleza del sistema del capitalismo-imperialismo, el cual no puede eliminar el patriarcado.
Existe la posibilidad real de construir un mundo en el que la humanidad ya no esté atada a relaciones de dominación y opresión. Es URGENTE empezar a luchar por una revolución, una revolución de verdad, que ponga fin a todos estos horrores. Hay que derrocar el sistema y hay que reemplazarlo con un poder estatal revolucionario radicalmente nuevo. No es fácil, por supuesto, y no se trata de un sueño o una utopía. Es posible. Pero en este momento, lo que hace falta que usted, y muchos como usted participen.
¡ALTO a la degradación, deshumanización y subyugación patriarcal de las mujeres!
¡Romper las cadenas, desencadenar la furia de la mujer como fuerza poderosa para la revolución!