El mundo en el que vivimos es cada vez más aterrador. La desnutrición y el hambre han condenado a más de mil millones de personas a una muerte gradual; la emergencia ambiental amenaza todos los ecosistemas del planeta; las guerras por poder entre imperialistas, mediante sustitutos o no, han producido muerte, destrucción y desplazamiento masivos, de Ucrania y Oriente Medio la región central de África y el sur de Asia. Las mujeres, la mitad de la humanidad, han sido reducidas a objetos, traficadas y humilladas. Y aunque el desarrollo de la tecnología y la acumulación de conocimientos por parte de la humanidad han llevado a la sociedad a un punto en el que puede poner fin fácilmente a las privaciones y el hambre de miles de millones de personas y proporcionar una vida material decente y una rica vida cultural a los seres humanos, el sistema capitalista global (el imperialismo), regido por el afán de ganancias, sofoca y suprime esta capacidad.
El sufrimiento, la opresión y la destrucción que hoy enfrenta la humanidad son producto del funcionamiento normal del sistema de capitalismo-imperialismo que domina a nivel mundial. Este sistema se sustenta en las relaciones económicas explotadoras y en las relaciones sociales y políticas opresivas. Para sostenerse usa indiscriminadamente todo tipo de armas y contra blancos indiscriminados, fuerzas de represión como las que atacan y encarcelan ya sea a los manifestantes pro-Palestina en las universidades estadounidenses o en las calles de países de distintos continentes o a los inmigrantes en EEUU, Europa o donde sea, pero también se sostiene a través de la proliferación intencional de formas de pensar e ideas que predican que es imposible acabar este sistema, que existe una inmodificable “naturaleza humana” destructiva y egoísta, que todo proyecto emancipatorio ha sido un fracaso o una pesadilla, o que la única opción es conformarse a lo sumo con reformas dentro de este sistema.
Y este es un momento especialmente crítico, en el país y en el mundo. En Colombia (como en Venezuela y demás), se hace más patente la sinrazón (y lo dañino) de las ilusiones socialdemócratas y de los diversos curanderos sociales con sus emplastos reformistas que no dañen al capital ni a la ganancia. Así mismo, a nivel global se han empezado a operar (o se han acelerado) unos cambios importantes en la economía y política, resquebrajando el orden mundial que imperó tras la segunda posguerra y durante la “guerra fría”, incluidas las instituciones internacionales que jugaron un papel real y formal en mantener ese orden. Este es un momento en que los acelerados cambios de las últimas décadas han aumentado la polarización en el mundo y han dado como resultado la derechización de todo el espectro político (incluida la “izquierda”) y el desbocamiento del fascismo en varios países, incluyendo en Estados Unidos, la potencia imperialista más poderosa, que está agudizando la pugna con otros imperialistas como China, Rusia y potencias de la Unión Europea, sin cerrar la puerta a la colusión.
Pero la polarización actual, sea en el país o en el mundo, no significa que las opciones para los explotados y oprimidos sean ponerse bajo el ala de uno de esos dos males, así alguno parezca menor, especialmente en el corto plazo. Nuestro llamado este 1° de Mayo, consecuente con el trabajo revolucionario, en distinto nivel de desarrollo a nivel internacional, basado en el nuevo comunismo—de Colombia a EEUU, de México a Irán, de Europa al cercano Oriente— es claro: ante la situación descrita no se puede conciliar ni acomodarse, ¡basta de desmoralización y desesperanza —es hora de la furia justa y la determinación revolucionaria!
El 1º de Mayo es la fiesta revolucionaria. Un día en que la gente se reúne, en los distintos lugares de este torturado planeta y declara su determinación de acabar con la explotación y toda forma de opresión mediante la revolución. El 1º de Mayo es un día en que se sueña con la visión de un mundo sin países opresores y oprimidos, y en última instancia, sin fronteras y naciones de cualquier tipo, y se trabaja por él. Es un día de solidaridad internacionalista.
En el 1º de Mayo no se propone suplicar que aquellos que nos gobiernan dejen de tratarnos como algo menos que seres humanos. El 1º de Mayo es un día para ponerse de pie y luchar contra el sistema, para decir que no aceptamos ninguna forma de esclavitud. Un día para expresar resistencia como parte de un movimiento para la revolución. Un día cuando afirmamos nuestro objetivo de unir a millones para derrocar este sistema tan pronto las condiciones lo permitan y crear un poder estatal radicalmente nuevo, trabajando para poner fin a toda forma de esta opresión. (revcom.us)
Al hacerse más evidentes para el que tenga ojos para ver, alguna gente percibe los problemas —y no están de acuerdo con las cosas como son actualmente— pero no tienen en el radar de las alternativas la revolución. Con la descomposición de la “ola rosa” reformista de América latina tienen la trillada y falsa idea de que “el poder corrompe” de por sí y, llevando las cosas al marco de lo que se ha dizque conocido de “izquierda” (“socialismo tal como existió en la realidad”, “socialismo del siglo xxi”, etc.), a esa gente se le dificulta abrirse a reconocer la alternativa realmente revolucionaria, que la hay: la revolución socialista en transición al comunismo mundial basada en el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian.
Así, este 1° de Mayo un llamado clave es que —sin tragar entero las calumnias de los contrarrevolucionarios, sin ceder a las exhalaciones pútridas de desaliento de las hordas posmodernas— cada vez más trabajadores del campo y la ciudad, estudiantes, jóvenes de las barriadas, académicos, maestros, etc., le entren al estudio serio del nuevo comunismo. Parafraseando al poeta: ¡Ya es tiempo de que se sepa! Ya es tiempo de que la furia se digne a florecer, de que a la inquietud le toque un corazón. Ya es tiempo de que sea tiempo…
¡En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista! ¡No concilien, no se acomoden, no colaboren! ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump —YA— antes de que sea muy tarde!
¡Ni capitalismo fascista ni capitalismo “con rostro humano”, la humanidad necesita la revolución y el nuevo comunismo!
¡Abajo el estado racista de apartheid de Israel y su amo el imperialismo estadounidense! ¡Combatir el sionismo NO es igual a antisemitismo!
¡No tenemos que elegir entre gánsteres imperialistas! ¡No necesitamos un “mundo multipolar”, necesitamos un mundo sin imperialismo!
¡Acabemos con el capitalismo antes de que acabe con nosotros! ¡Únete a la lucha internacional por la emancipación de la humanidad!
¡De Estados Unidos a Irán, de Palestina a Colombia, la gente necesita una revolución real basada en el nuevo comunismo!
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