Estalla una crisis existencial en el Israel sionista del apartheid

Revcom.us | Actualizado el 28 de julio de 2023

Nota de Comrev.co: Este artículo publicado en revcom.us en marzo de 2023 y republicado en julio aborda la “crisis existencial” en la que se encuentra el Estado sionista de Israel y brinda importantes elementos de contexto a la actual situación en desarrollo en el Medio Oriente.

Nota de la redacción (revcom.us): El 24 de julio de 2023, el parlamento israelí, dominado por fundamentalistas judíos y otros fascistas, votó a favor de dar lo que son, como mínimo, pasos importantes para desmantelar el poder del Tribunal Supremo del país. Las fuerzas que respaldan la votación la describen como sólo un primer paso. Es decir, un primer paso para eliminar cualquier restricción a la intensificación de la limpieza étnica genocida del pueblo palestino por los “colonos” terroristas paramilitares y de las fuerzas armadas y la policía oficiales israelíes. La aprobación de la ley desencadenó una nueva ronda de protestas masivas de amplios sectores de la sociedad israelí. A la luz de este importante acontecimiento, volvemos a postear nuestro artículo de marzo que describe la naturaleza de la crisis existencial que está estallando en Israel. 

Una importante crisis ha estado englobando al país de Israel. Ha estallado en respuesta a las medidas adoptadas por el gobierno, presidido por Benjamín Netanyahu y dominado por fascistas fundamentalistas judíos y otros fascistas judíos, para restar poder al Tribunal Supremo israelí. El estado sionista de Israel siempre ha sido ilegítimo, construido sobre la sangre, los huesos, las tierras y los hogares del pueblo palestino, y un ejecutor del imperialismo occidental, especialmente el estadounidense. Y ahora, los fascistas en el poder en Israel y su base en la sociedad israelí están muy empeñados en quitar lo que consideran un obstáculo intolerable a hacer añicos radicalmente las normas que han cohesionado la sociedad israelí desde su creación.

Poderosas fuerzas de los organismos políticos, económicos y militares establecidos israelíes han condenado esta medida con los términos más explícitos. El magistrado en jefe del Tribunal Supremo de Israel calificó de “golpe mortal a la democracia” a los cambios propuestos. El procurador general de Israel dijo que le otorgarían al gobierno “un poder casi irrestricto” y “debilitaría la protección constitucional de… los derechos humanos”. Isaac Herzog, presidente de Israel (un cargo ceremonial pero importante en Israel), advierte de que “Israel está sumido en una profunda crisis. Quien piense que una verdadera guerra civil, de vida humana, es una línea a la que no alcanzaremos, no tiene ni idea. El abismo está al alcance de la mano”.

Y cientos de miles de israelíes (en su inmensa mayoría judíos) han protestado decididamente en contra de estas medidas.

La crisis en Israel, entendida acertadamente, pone al descubierto el carácter irreconciliable de una profunda contradicción en el núcleo de ese país: los esfuerzos por definir a Israel a la vez como un estado democrático y como un estado judío construido literalmente sobre la sangre y los huesos del pueblo palestino.

Y de más importancia, aunque rebasa el ámbito de este artículo, el intenso conflicto al interior de la sociedad israelí está haciendo erupción en el contexto más amplio de la rápida intensificación de los desafíos económicos y militares mundiales y regionales al patrocinador de Israel desde hace mucho tiempo, el capitalismo-imperialismo estadounidense. Israel desempeña un papel único y estrechamente entrelazado en relación con este conflicto cada vez más intenso. Los crecientes desafíos a la dominación de Estados Unidos a nivel mundial (por parte de Rusia y China) y en el Medio Oriente (por parte de Irán y fuerzas aliadas) están creando tensiones, presiones y conflictos en la “relación especial” entre Israel y Estados Unidos.

Los fascistas judíos ponen en la mira al Tribunal Supremo

El acontecimiento que desencadenó la crisis actual es una iniciativa de Netanyahu para restar poder al Tribunal Supremo israelí. El propio Netanyahu se enfrenta a cargos penales por corrupción. Pero sea cual sea la agenda oportunista personal de Netanyahu, se erige como el testaferro de una coalición muy empeñada en restar poder al Tribunal Supremo de Israel.

Durante décadas, el Tribunal Supremo israelí ha servido para arbitrar los intensos conflictos entre las agendas fundamentalistas judías y seculares en la sociedad israelí. Las concesiones a la diversidad y a la ilustración para los judíos israelíes se han hecho en gran medida por medio de decisiones del Tribunal Supremo de Israel. Entre ellas se incluyen mandatos limitados para la educación secular; igualdad legal formal para las mujeres (en una sociedad altamente misógina); cierta medida de derechos para las personas gay; y un estatus legal definido para las “uniones civiles” que existen en paralelo desigual a los matrimonios religiosos.

Para que quede claro, el Tribunal Supremo israelí, tal y como ha existido, es una institución que impone la opresión sionista al pueblo palestino (y a otras minorías en Israel). Aunque impone restricciones muy ocasionales y limitadas a la confiscación extralegal de propiedades palestinas, ha permitido la expansión sistemática de las confiscaciones legales de viviendas palestinas en toda Cisjordania, avalando la confiscación de viviendas, cultivos y empresas palestinos con los pretextos más ilegítimos. Ha facilitado un terror sistemático contra las aldeas palestinas y la construcción de un masivo muro que sirve para rodear y aislar a los palestinos en Cisjordania en lo que efectivamente son cárceles de no muy baja seguridad. Las resoluciones del Tribunal Supremo de Israel han legalizado los retenes de control deshumanizadores y degradantes a los que se somete a los palestinos, al tiempo que dan derechos abiertos a la libertad a los judíos israelíes para pasar por estos retenes de control sin obstáculos. Ha confirmado el secuestro rutinario por parte de las autoridades a los palestinos sin cargos penales formales, incluidos niños, y su detención y tortura durante años. (Véase la sección “Legal Status” del informe de Human Rights Watch “A Threshold Crossed: Israeli Authorities and the Crimes of Apartheid and Persecution”).

El 8 de julio de 2021, el Tribunal Supremo de Israel rechazó las impugnaciones a algo llamado la Ley Básica: Israel — El Estado Nación del Pueblo Judío. Esa ley, aprobada en 2018, abrió nuevas vías al declarar explícitamente que Israel es un estado judío, sin ambigüedad alguna sobre si se trata de un estado con algo parecido a la igualdad de derechos para todas las personas, o incluso para todos los ciudadanos. Esa ley declara: “El ejercicio del derecho a la autodeterminación nacional en el estado de Israel es exclusivo del pueblo judío”.

Y, sin embargo, a pesar de todo eso, ¡los fundamentalistas judíos consideran que es intolerable el Tribunal Supremo, en su forma y función actuales! Para los fascistas judíos, cualquier concesión o incluso la apariencia de concesiones a la diversidad, la igualdad jurídica formal de las mujeres, los derechos para las personas LGBT y la integración mínima y muy truncada de los palestinos en la economía, la cultura y la política de Israel son suicidas para la existencia de Israel como estado judío.

Los cambios de las leyes propuestos por la coalición de Netanyahu dictaminarían que únicamente una decisión unánime de los 15 magistrados del Tribunal Supremo israelí pudiera anular una ley. De inmediato, esto permitiría que la mayoría de un voto de Netanyahu en la Knesset, el parlamento israelí (tiene 61 escaños, la oposición tiene 60) aprobara leyes aún más extremas sin una revisión legal significativa.

Una figura clave del gobierno difunde su programa genocida

Un palestino camina entre coches calcinados en un depósito de chatarra, en la ciudad de Huwara.

La agenda de los fascistas judíos se manifiesta en las declaraciones y acciones de Bezalel Smotrich, un poderoso alto funcionario del gobierno de Netanyahu. Smotrich ha llamado a imponer la ley religiosa judía (tal como la interpretan los fascistas fundamentalistas) como ley del país. Por si las implicaciones no están claras, hace poco se describió en una grabación, sin ironía, como un “homófobo fascista”.

Y Smotrich les dijo a los miembros palestinos y a otros miembros no judíos del parlamento israelí: “[E]s un error que [el primer primer ministro de Israel David] Ben-Gurion no completara el trabajo y no los echara en 1948” (véase el número especial de Revolución sobre Israel para conocer la historia de la expulsión terrorista y asesina del pueblo palestino de Israel en la Nakba —catástrofe— por los sionistas en 1948). Otros fascistas judíos importantes han exigido leyes contra el matrimonio de judíos y palestinos (según la tradición de las leyes que proscribieron el matrimonio entre negros y blancos en gran parte de Estados Unidos durante la mayor parte de su historia y bajo la influencia de dichas leyes).

Estos fascistas judíos en el poder están profunda y abiertamente conectados con los “asentamientos” en la ilegalmente ocupada Cisjordania de Palestina, los que son esencialmente bases de continuos ataques terroristas contra los palestinos. El propio Smotrich instigó un reino de destrucción, terror y muerte de 17 horas de duración el 26 de febrero contra la aldea palestina de Huwara, llamando a que fuera “aniquilada”. En primer lugar, le dio un “me gusta” a un tuit de un funcionario israelí local que llamaba a que la gente “aniquilara hoy la aldea de Huwara”. Cuando se le preguntó por qué, le dijo a un periodista: “Porque creo que hay que exterminar a la aldea de Huwara. Creo que el estado de Israel debería hacerlo”. (Véase la cobertura anterior en revcom.us: Un régimen israelí rabioso y racista intensifica el terror contra los palestinos y Terror y muerte de colonos patrocinados por el estado contra los palestinos en Huwara: Una Kristallnacht israelí).

Oposición a Netanyahu e indignación de masas

Un manifestante con una máscara de goma que representa al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se manifiesta frente al Tribunal Supremo.

Al cierre de esta edición, se están sosteniendo enormes choques entre la policía y manifestantes contrarios a Netanyahu. Los manifestantes llevan tres semanas cortando la autopista 20 de Israel (la autopista Ayalon). Esta importante autopista conecta a Tel Aviv, la ciudad más grande (y más diversa y cosmopolita) de Israel, con importantes ciudades hacia el norte y el sur, a lo largo de la costa israelí. El impacto es análogo al de las protestas que cerraron la autopista interestatal I-95 en la costa este de Estados Unidos para entrar y salir de la ciudad de Nueva York o la I-5 para entrar y salir de Los Ángeles en la costa oeste.

Cabe destacar el papel de los reservistas del ejército en las protestas. Gran parte del poderío militar de Israel se basa en reservistas civiles que son llamados a filas cuando es necesario, lo que permite que el país movilice un ejército desproporcionadamente grande en comparación con la relativamente pequeña población judía del país. En pocas palabras: Israel no puede librar guerras como las que libra periódicamente contra el pueblo palestino y otros países de la región sin reservistas confiables. El periódico Ha’aretz informaba de que “en las últimas semanas, a medida que se intensificaba la oposición al gobierno y a la reforma judicial, un número creciente de reservistas —del escuadrón de pilotos de caza de élite a miembros de unidades de inteligencia, médicos militares y reservistas generales— han estado amenazando con negarse a presentarse al servicio en protesta por los esfuerzos del actual gobierno de Netanyahu por socavar el gobierno democrático en Israel”. (Véase el recuadro: “El ejército israelí es una máquina genocida de tortura y muerte”).

En su inmensa mayoría, aun cuando plantean reivindicaciones legítimas específicas (por la educación secular, los derechos legales de las mujeres y de las personas LGBT, y contra algunas de las agresiones más atroces contra los palestinos), las protestas están atrapadas en una camisa de fuerza debido a los términos de la defensa de un estado sionista cuando la propia “lógica” e inmoralidad del sionismo han llevado las cosas a este momento.

La crisis actual en Israel, y en particular la interpenetración del asalto fascista y teocrático a los derechos básicos de los judíos israelíes y el feroz escalamiento de terror genocida en contra de los palestinos, está provocando un examen de conciencia entre sectores del pueblo judío en Israel, y del pueblo judío en todo el mundo, incluido en Estados Unidos. Debería servir de evidencia, para aquellos que tienen la integridad y el valor de hacer frente a esta situación, de que el estado sionista de Israel no obedece a los intereses de la inmensa mayoría no sólo del pueblo palestino oprimidos en Israel, sino también del pueblo judío ahí.

Este es el momento en el que hace falta insertar el siguiente desafío provocador de Bob Avakian en el discurso en toda la sociedad sobre Israel:

Después del Holocausto, lo peor que le ha pasado al pueblo judío es el estado de Israel.

(Lo BAsico 5:12 — que está disponible en la forma de un cartel que se puede imprimir y en la forma de un meme para compartir en las redes sociales).

Los gobernantes de Estados Unidos (tanto la facción republi-fascista como la facción del Partido Demócrata) se jactan de su “relación especial” con Israel. Eso significa que la gente en Estados Unidos tiene una responsabilidad especial de poner al descubierto y oponerse a los crímenes de Israel en contra de los palestinos, al sionismo y al patrocinio estadounidense del régimen sionista.

Pero eso no es todo. Las revoluciones se dan, por lo general, país por país. Pero la necesidad y la base de una revolución se definen, en última instancia, por lo que está pasando en el mundo en su conjunto. Una revolución real en Estados Unidos sería un acontecimiento mundial que cambiaría el terreno del juego. Semejante revolución cercenaría para siempre la “relación especial” entre Estados Unidos y los regímenes aliados y títeres por todo el mundo, incluido Israel. Y plantearía un modelo totalmente distinto de cómo podría ser el mundo que establecería nuevas condiciones para las personas en todas partes.


El ejército israelí es una máquina genocida de tortura y muerte

Para ampliar la imagen, haga clic en ella. Cartel: revcom.us

El aparato militar israelí en general, tal como es, tiene agudas contradicciones con los fascistas fundamentalistas judíos. La mayoría de los fundamentalistas se niegan a cumplir servicio en el ejército israelí. Esto no se debe a que se opongan a la misión del ejército israelí. Ni que son pacifistas (de hecho, un gran número de ellos están organizados en violentas bandas paramilitares fascistas de “colonos” que ejercen una violencia constante y creciente contra los palestinos).
Pero los fundamentalistas judíos, al igual que sus “hermanos” islámicos y cristianos, para nada interactúan con las mujeres de alguna forma que se parezca al reconocimiento de las mujeres como iguales. Las mujeres están obligadas a cumplir servicio militar en Israel y alrededor del 40% del ejército israelí está formado por mujeres que desempeñan diversas funciones. Y en el ejército israelí cumplen servicio hombres abiertamente gay. Según los fundamentalistas, estos dos fenómenos son una abominación. La negativa, por parte de la mayoría de los fundamentalistas judíos, a cumplir servicio en el ejército (de rutina se les conceden exenciones por motivos religiosos, y de rutina se hace caso omiso de los requisitos de que “cumplan servicio” en actividades civiles) es un problema para las fuerzas armadas formales, y una fuente de gran resentimiento por parte de los judíos seculares o liberales.
Los manifestantes han acogido ampliamente la participación de miembros del ejército y las declaraciones de altos mandos militares en apoyo a algunas de las reivindicaciones de las protestas contra Netanyahu. Un editorial del periódico liberal israelí Ha’aretzseñalaba (por desgracia con una exagerada exactitud) que todas las tendencias políticas de Israel ven a las fuerzas armadas israelíes “como una institución que unifica a todos los sectores de la sociedad, un símbolo nacido de las cenizas colectivas del Holocausto y su mensaje de advertencia de que los judíos deberían ser capaces de defenderse”.
En realidad, el ejército israelí es la principal fuerza que impone las condiciones de sufrimiento y muerte al pueblo palestino, y facilita cada vez más el terror de los colonos. Y agentes de diferentes ramas de las fuerzas armadas israelíes han llevado a cabo miles de asesinatos de palestinos y otras personas en todo el mundo.
Aquí van tan sólo dos ejemplos que demuestran la verdadera naturaleza y papel de las fuerzas armadas israelíes en todo el mundo, de tan sólo un año, 1982:

  • Bajo la batuta de Estados Unidos, en 1982 y 1983 el carnicero fundamentalista cristiano Ríos Montt impuso un reino de terror genocida contra las comunidades indígenas en Guatemala. Se caracterizó por decapitaciones, violaciones tumultuarias, matanzas de mujeres embarazadas y el secuestro de niños mayas que se vendieron o entregaron como esclavos a funcionarios del régimen fascista guatemalteco. El New York Times informó que en ese entonces, Israel era el “principal proveedor de armas” a los regímenes opresores brutales alineados con Estados Unidos que llevaban a cabo crímenes de guerra generalizados para aplastar a los movimientos guerrilleros de oposición de base popular en América Central, no sólo Guatemala, sino también en Honduras y El Salvador. Y el New York Times señaló que cuando [el entonces] secretario de Estado Alexander M. Haig Jr. instó a Israel a hacer más en Guatemala, “según todos los indicios, Israel no necesitó ninguna instigación”.
  • En 1982, Israel invadió al Líbano. Durante el periodo en que las fuerzas militares israelíes controlaron gran parte del Líbano, rodearon y sellaron los campos de refugiados palestinos de Sabrá y Chatila en Beirut mientras sus aliados libaneses masacraban entre 750 y 3.500 personas. El ejército israelí y sus fuerzas aliadas ocuparon el sur del Líbano durante 18 años.

E Israel mantiene un arsenal nuclear de al menos 100 armas con las que aterroriza a la región, lo que incluye suponer una amenaza permanente para Irán.
El ejército israelí no puede ser una fuerza para el cambio positivo, y mucho menos para el necesario derrocamiento del sionismo en Israel. Es una máquina de opresión, terror, tortura y muerte.