BOB AVAKIANREVOLUCIÓN #117:Los fascistas de Trump y MAGA —opresores crueles, dementes, medievales— que tergiversan la realidad en su contrario para “justificar” su tiranía sin ley

El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los mensajes mediáticos de @BobAvakianOfficial

Les habla Bob Avakian —REVOLUCIÓN— #117.

Una característica común del fascismo, que definitivamente incluye al fascismo de Trump y MAGA, es que aquellos que en realidad ocupan posiciones superiores, aquellos que vienen imponiendo un reino tiránico sin ley, afectan una postura ridícula y ultrajante de guardianes de la ley y “protectores” de “las víctimas”. 

En su delirante tergiversación racista y misógina (odia-mujeres) de la realidad, según los fascistas de Trump y MAGA, son las personas blancas las que son objeto de la discriminación, los hombres son los victimados, etc.

El mismo Trump se hace pasar por “víctima”, mientras pisotea la ley y la Constitución las que él juró defender. Se la pasa lloriqueando de que lo han “perseguido injustamente” debido a las acciones de responsabilizarlo de los crímenes serios que ha cometido, incluido su intentona de golpe de estado a fin de permanecer en el poder después de perder las elecciones de 2020. 

¿Qué significa cuando estas personas se hacen pasar por “víctimas” y “protectores de las víctimas”? Significa que vienen actuando para utilizar el poder del gobierno para perseguir aún más despiadada y violentamente a aquellos que, en realidad, son el verdadero objeto de la discriminación y la opresión, y a aquellos que se ponen de pie con ellos y se interponen en el camino del fascismo de Trump y MAGA.

Entre otros ultrajes, Trump y su régimen fascista:

* han tratado de desacatar la Constitución y negar la ciudadanía a las personas que nacen en Estados Unidos;

* han enviado a inmigrantes que no han sido condenados de ningún crimen a una prisión-cámara de tortura en El Salvador, negándoles el debido proceso, y amenazan con hacer lo mismo a ciudadanos estadounidenses;

* han deportado a madres con niños pequeños los cuales son ciudadanos;

* han arrestado a una jueza en Milwaukee, Wisconsin, y al alcalde de Newark, Nueva Jersey por “interferir” en la persecución y deportación ilegal de inmigrantes de parte del régimen de Trump — y luego, aunque este régimen retiró los cargos contra el alcalde, de hecho acusa de cargos criminales a una congresista que también estaba presente en Newark, en el cumplimiento de sus deberes por ley de supervisión congresal en un centro de detención que tiene encarcelados a inmigrantes.

Este régimen fascista ha desacatado con descaro órdenes judiciales, hasta las de la Corte Suprema, mientras Trump se niega a decir que tiene que acatar la Constitución y el debido proceso legal. 

Trump también emitió una orden ejecutiva para “desencadenar” y militarizar aún más a la policía —y llevarlos a estar más directamente bajo el mando del régimen fascista de Trump— para cometer brutalidades y asesinatos más irrestrictos, y reprimir con más fuerza a protestas y el disentimiento. (Ya de por sí la policía mata a más de mil personas al año. Desde 1960, la policía ha matado a más negros que los miles de negros que fueron linchados durante todo el período de la segregación del “Jim Crow” y el terror del Ku Klux Klan después de la Guerra Civil. ¡Pero eso no basta para los fascistas de Trump y MAGA!)

Todo eso, y otras cosas, tienen la intención de: establecer que no habrá límite o restricción alguna a la tiranía fascista de Trump; intimidar a aquellos que se le opongan; y nutrir la depravada sed de la “base” fascista de Trump de “vengarse” contra las personas a las cuales consideran inferiores e “ilegítimos” y contra todos aquellos que alcen la voz contra la injusticia muy real. 

También, en la perspectiva patas arriba de los fascistas de Trump y MAGA, supuestamente los “cristianos” están privados de sus derechos. La realidad es que el cristianismo ha sido y sigue siendo la religión dominante en Estados Unidos. A lo que se refieren estos fascistas de MAGA no es a las creencias y prácticas cristianas en general — y no a los muchos cristianos que toman posiciones contra la injusticia y respetan las creencias religiosas (o la falta de creencias religiosas) de otras personas. No. En lo que estos fascistas de Trump y MAGA realmente insisten es el “derecho” de los fundamentalistas cristianos blancos cruzados de utilizar el poder del gobierno para hacer que todos se traguen a la fuerza su demencia religiosa anticientífica medieval, y toda la opresión terrible que eso “justifica”. Este fundamentalismo cristiano blanco es fanáticamente patriarcal y supremacista masculino, así como supremacista blanco y supremacista estadounidense — y constituye la columna vertebral y la fuerza impulsora del fascismo de Trump y MAGA.

Bajo el lema de atacar al “wokeness” (concienciación) y la DEI (Diversidad, Equidad, e Inclusión), como señalé en mi mensaje #116, el régimen fascista de Trump está tomando acciones abiertas para borrar toda mención de raza (o género) y toda la historia opresiva de Estados Unidos, como parte de su decidido afán de anular hasta las victorias parciales que se han logrado, durante los últimos 80 años, en la lucha contra esta opresión.

El racismo de Trump es tan flagrante y perverso que él apoya abiertamente a los racistas blancos de Sudáfrica, que dicen que ellos son objeto de “persecución” como resultado del fin del sistema de apartheid, que durante generaciones sometió a las masas de africanos ahí a una opresión horrorosa y asesina en beneficio de una pequeña minoría blanca. Ahora que se ha puesto fin al apartheid en Sudáfrica, Trump da la bienvenida, y un tratamiento especial y favorecido, a algunos sudafricanos blancos como “refugiados” en Estados Unidos —propagando la mentira de que estos sudafricanos blancos sean “víctimas” de la “opresión racista”— al mismo tiempo que calumnia y persigue violentamente a los inmigrantes de países no blancos. Trump insiste en defender, y restaurar, los monumentos en Estados Unidos a la Confederación esclavista, que son monumentos en honor a la esclavitud y la supremacía blanca.

No existe ninguna “neutralidad” —y no se puede quedar de brazos cruzados— en la lucha para derrotar a este fascismo de Trump y MAGA.

Si bien literalmente millones de personas se han tomado las calles para protestar contra este fascismo, se necesita con urgencia que muchas otras personas —que todos aquellos que tengan tantos motivos para oponerse a este fascismo— se sumen activamente a la lucha para derrotar a este fascismo. En mi mensaje #116, abordé directamente por qué las personas negras deben estar entre las primeras filas en la lucha para derrotar al fascismo de Trump y MAGA. De la mano con esto, los estudiantes universitarios debían haberse movilizado masivamente ya para salir de clases y paralizar a los campus universitarios por todo el país; y en general las nuevas generaciones tienen que constituirse —tal como lo han hecho repetidamente en el pasado en las luchas contra terribles injusticias— en una fuerza impulsora audaz en la lucha contra el régimen fascista de Trump. Algunas personas prominentes, entre ellas algunos músicos y otras figuras en las artes, se han pronunciado en contra de este fascismo, pero muchísimas otras personas todavía se mantienen calladas — en un momento en que las personas influyentes deberían utilizar sus plataformas para convocar con audacia y ayudar a efectuar una movilización aún más masiva contra este régimen fascista — que exige que ¡se largue, YA!

Toda persona que anhele ver un fin a la opresión por motivos de raza, sexo y género —y un fin a la opresión cruel y asesina y a la tiranía sin ley en general— tiene que participar activamente, ahora y de manera continuada, en el movimiento masivo que se necesita con urgencia para derrotar a este fascismo de Trump y MAGA — para crear las condiciones en Estados Unidos en que este régimen fascista no pueda gobernar, no pueda permanecer en el poder y no pueda cometer los horrores aún peores los que está actuando para imponer violentamente.