La Revolución Cultural de China… el arte y la cultura… el disentimiento y la efervescencia… y el avance de la revolución hacia el comunismo
Bob Avakian
Presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Revolución Nº 260, 19 de febrero de 2012
Nota de la redacción: Reimprimimos una parte de una entrevista a Bob Avakian, de 2004, la que se transmitió en el programa Beneath the Surface de Michael Slate de la emisora KPFK de Los Ángeles el 29 de marzo de 2005. En preparación para su publicación, se ha modificado levemente, en particular para fines de claridad. En algunos puntos, se incluyen cortos pasajes explicativos entre corchetes. Además, se agregaron los subtítulos. Como apéndice se incluye la carta de un lector “Acerca del estudio de Bob Avakian acerca de la Revolución Cultural de China y el papel del artista en la sociedad socialista” (página 51).
MS: Adentrémonos en la Revolución Cultural [de China, de mediados de los años 1960 a mediados de los 1970]. Le diste dirección a los comunistas en todo el mundo en la lucha por entender el significado de la Revolución Cultural y defenderla como cuestión divisoria y de verla como el pináculo de la lucha de clases de la historia humana, la mayor altura alcanzada por la lucha de clases en la historia humana. Eso no es precisamente —por lo que se refiere a la opinión común hoy— lo que uno encuentra en las librerías. Ahí es posible encontrar 70 libros acerca de — y es posible escuchar a personas que tienen 32 años de edad hablando acerca de la manera en que la Revolución Cultural les destruyó la carrera, y tuvieron carreras sorprendentes cuando tenían unos dos años de edad. Pero eso afectó a la gente. Ha ejercido un gran impacto sobre la gente.
Algunos músicos anteriormente eran importantes simpatizantes de la Revolución Cultural pero ahora salen estas historias de personas, de los artistas provenientes de China, por ejemplo, que dicen: “Me engañaron. No entendía todo lo que pasaba porque no conocía el sufrimiento que el pueblo soportaba”. O, las formas culturales populares, El violín rojo, por dios: una película que no tuvo nada que ver con China pero en ella había una escena en que presenta a los Guardias Rojos tumbando puertas y sacando a individuos de sus hogares, en busca de este violín rojo que tenían que hacer añicos. Pues, éste era un símbolo de libertad y creatividad artística.
Además, Adiós a mi concubina, una película que pesa muchísimo entre —conozco a muchos amigos, muchos artistas e intelectuales que fueron a ver esa película dos tres veces y en serio la consideraban una señal de lo que estuvo mal y la manera en que la Revolución Cultural no era un avance para la humanidad, pero algo que en realidad era parte de la represión, en particular la represión de los intelectuales y los artistas.
Quisiera preguntarte sobre eso —hablemos un poco sobre la cuestión de la libertad intelectual. Creo que esto está relacionado con la cuestión del disentimiento, pero podemos ver eso aparte, pero concretamente, creo que esta idea de —lo que has venido mencionando desde el principio y uno de los motivos de mi pregunta sobre la cuestión del partido y lo demás cuando las personas empiezan a acomodarse y cosas afines— lo que mencionaste anteriormente acerca de la necesidad de un verdadero bullicio total y tremendamente creativo entre las personas y en el partido y entre los comunistas, esa constante aplicación creativa y luego que el marxismo en sí es una ciencia que en realidad, en una forma viva, efectivamente hace eso en serio. Cuando comentabas eso, yo pensaba, qué tan refrescante lo es escucharlo porque da energía con un sentido de [cómo] es nuestra ciencia en verdad — desencadena la mayor creatividad, cuando se capte, desencadena la mayor creatividad posible.
Pero existe la opinión común, o convencional, que de hecho —he aquí este avance crucial en la lucha de clases, este avance crucial de la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo— pero se presenta este avance como algo que representaba la represión de la libertad intelectual y artística.
BA: Bueno, de nuevo, odio sonar como un disco rayado, pero esto es una cuestión compleja y un problema complejo con el que la Revolución Cultural procuraba lidiar y con el que lidiaba. Para repetir, es necesario ubicar esta cuestión en lo que pasaba en el desarrollo de la Revolución Cultural y no abordarla desde la óptica con la que demasiadas personas lo hacen en esta sociedad. No entienden la dinámica concreta — por qué era necesario tener estas revoluciones en primer lugar, sus causas y las contradicciones con las que tuvieron que lidiar cuando nacieron. Algunas personas tienen cierto sentido de que, vale, en China, la gente era pobre. Si uno ha leído esas novelas de Pearl Buck, o sea, la gente de nuestra generación, éstas dan una idea de la terrible vida de los campesinos y se puede entender por qué la gente quisiera deshacerse de esa opresión y demás. Pero mucha gente ni conoce de eso, en especial ahora. No tienen una idea concreta de cómo era China y por qué era necesario tener una revolución y cómo esa revolución tuvo que darse.
Así que eso es un problema. Pero no sólo tuvieron que superar la formidable perspectiva, o más bien la formidable realidad, de la dominación imperialista y su reparto de China, pero también tuvieron una larga historia de feudalismo, de la explotación en masa del campesinado y cientos de años —de hecho, miles de años— en que la gran mayoría de la población estaba de plano desesperadamente empobrecida y explotada. Además, en esa sociedad, por la dominación del imperialismo y por el feudalismo que aún quedaba, no tenían tantos avances tecnológicos o [solamente] tenían unos avances tecnológicos en unos pocos enclaves. Pero, de ahí la vasta extensión del país y la gente que en ella vivía estaban enmarañadas en un mar de atraso forzoso.
Por eso, había esos antecedentes, los esfuerzos de dar saltos para superar la pobreza y la opresión de las masas populares. Subieron al poder en 1949 y de inmediato, en cosa de un año, se vieron envueltos a empujones en una guerra con Estados Unidos, en Corea — una guerra en que MacArthur decía: Llevemos la guerra a China. Eso fue un gran pleito con Truman. Llevemos la guerra a China. Vayamos directamente a China y crucemos la frontera. No sólo cerca de la frontera sino cruzar la frontera y hacer retroceder la revolución china[1].
De ahí, de inmediato, casi ni tuvieron tiempo para celebrar y consolidar su triunfo y de repente se ven envueltos en esta batalla con esta poderosa potencia imperialista ahí mismo en su frontera en el sentido literal. Además, combatieron contra Estados Unidos hasta un empate y de hecho hasta derrotarlo — porque, en materia de sus objetivos en Corea, una vez que Estados Unidos entrara a la guerra, resultaron trabados sus objetivos, en gran parte por la participación de los chinos en esa [guerra].
Así que llegaron a ese punto. Ahora, tratan de transformar este país que es pobre y atrasado, que ha sido dominado por el imperialismo —una situación en que [había] un famoso letrero en un parque de Shanghái: “Se prohíbe el paso a perros y chinos”. Eso fue una manera escueta de expresar cómo era su vida, hasta en las zonas urbanas, aunque uno viniera de las clases con mayor educación, por ejemplo. Por eso, lo que mencionaste anteriormente — de que muchas personas o volvieron a China [después del triunfo de la revolución en 1949] o muchas personas en China, intelectuales y otros, estuvieron muy entusiasmadas por la nueva sociedad que se gestaba, porque ésta iba a superar la situación general en que China estaba sometida y repartida por diversos imperialistas, y el pueblo chino y la nación china iban a tener la capacidad de ponerse en pie y no dejarse pisotear y señorear por esas potencias extranjeras, y así sucesivamente.
Las contradicciones, y los retos, del camino socialista en China
Pero eso también encierra una contradicción, la de que muchas personas están —de algún modo lo capta lo que dijo Mao: “Sólo el socialismo puede salvar a China”. Lo que quiero decir aquí —de hecho, ésta es una declaración contradictoria porque él dice que, sin tomar el camino socialista, China no puede quitarse de encima la pobreza y la dominación de parte del imperialismo y por ello, ése es el único camino para China. Eso quiere decir que muchas personas —digo que esa declaración era contradictoria porque quería decir que muchas personas que no estaban del todo convencidas de la visión comunista apoyarán la revolución y hasta apoyarán que se tome el camino socialista porque es cierto que objetivamente no existe ninguna otra forma en que se puede poner fin al atraso y dominación del imperialismo.
Por un lado, eso obviamente tiene un elemento positivo. Muchas personas, entre ellas gente de las capas más burguesas, estaban entusiasmadas acerca del camino socialista porque efectivamente representa la salida para China. Pero, por otro lado, éstas más bien lo ven desde la óptica del nacionalismo o un punto de vista más burgués. Quieren que China ocupe su justo lugar en el mundo —y no quieren que la pisoteen los extranjeros, etc.— lo que sin duda es una posición legítima y algo con lo que se puede unir. Pero es una posición contradictoria.
Ese fenómeno existía en China, no sólo fuera del partido sino en una medida muy grande, al interior del partido. Muchas personas ingresaron al Partido Comunista de China por razones de ese tipo. En su concepción del mundo, no necesariamente habían llegado a ser comunistas en toda su extensión ideológica y en realidad no se guiaban por el concepto general de llegar a un mundo comunista —ni el internacionalismo, de hacerlo como parte de la revolución mundial en su conjunto y de hacer sacrificios por esa revolución mundial cuando fuera necesario—, sino más bien por el punto de vista de que: ésta es la única manera de que China puede ponerse en pie y asumir su justo lugar en el mundo. Bueno, muchas personas semejantes estaban en el partido durante mucho tiempo. Muchas de ellas eran veteranos de la Gran Marcha e hicieron heroicos sacrificios pero nunca hicieron una ruptura completa y real para asumir el punto de vista comunista, que sin duda abarca la idea de que China debería deshacerse de la dominación extranjera y de la pobreza y atraso del campo y el feudalismo, pero constituye mucho más que eso, y va mucho más allá de eso.
Así que eso es uno de los problemas, de las contradicciones que existían al interior del Partido Comunista de China, y que caracterizaban la lucha a su interior, desde el mero principio. De ahí, hay otra dimensión, de que todos tienen las marcas de nacimiento de la entraña de la cual proceden, digamos. Eso era cierto en el caso de China con relación al mundo y la revolución china. Ahí, la nueva sociedad surgió de la vieja y traía sus marcas de nacimiento, desigualdades y otras cosas.
Rompiendo con el modelo soviético y yendo más allá de él
BA continúa: Pero eso también fue cierto en otra dimensión importante: de que se hizo la revolución china como parte del movimiento comunista internacional en la que la Unión Soviética era el modelo de la manera de hacer una revolución y cómo construir el socialismo. Bueno, es interesante — he aquí otra contradicción: Mao rompió con una parte de eso. Para hacer la revolución en China, tuvieron que romper con el modelo soviético, el cual sostenía que era necesario centrar la revolución en las ciudades, basarla en la clase obrera y tomar el poder en las ciudades y luego extenderla al campo.
El enfoque chino que Mao forjó, después de muchas derrotas y unos reveses serios, el derramamiento de sangre y los baños de sangre que sufrieron al tratar de hacerlo en las ciudades y salir aplastados por las fuerzas del gobierno central, o las fuerzas de Chiang Kai-shek[2], era finalmente hacerlo de la forma contraria — de sostener que era necesario empezar desde el campo: en vista de que es un país atrasado, podemos iniciar una guerra de guerrillas en el campo donde vive la mayoría del pueblo y hacer avances para por fin tomar las ciudades. Así que, eso fue el camino opuesto al de la revolución en Rusia. Bien, es cierto que en Rusia la mayoría de la población vivía en el campo, pero era un tipo de país distinto a China. Concretamente, no tenían posibilidades de librar una guerra de guerrillas desde el campo en Rusia del mismo modo que lo hicieron en China. Así que, ahí mismo, Mao tuvo que romper con el modelo soviético y forjar un nuevo modelo de la manera de hacer la revolución en China y en los países que en líneas generales se parecen a China.
Pero luego, cuando llegaron concretamente —vale, ya estamos aquí, ya estamos en el poder, ahora vamos a construir el socialismo— la Unión Soviética existía, y le ofrecía cierta cantidad de apoyo y ayuda material para hacerlo. No tuvieron ningún otro modelo. No reconocieron de inmediato que en primer lugar, el modelo de la Unión Soviética de todos modos traía problemas inherentes y en segundo lugar, no necesariamente era el modelo adecuado para las condiciones concretas de China. Así que si bien en la Unión Soviética bajo Stalin, dieron énfasis al desarrollo de la industria pesada, en detrimento de la agricultura, etc., en China eso era un problema aún mayor que en la Unión Soviética, aunque causó problemas reales ahí[3]. Por eso, en cierto momento Mao, de nuevo, tal como hizo al hacer la revolución en primera instancia, se da cuenta de que, tras quizá una década y pico de experiencia y esfuerzos en la construcción del socialismo en China, este modelo soviético tiene muchos problemas inherentes. Por ejemplo, su excesivo énfasis en la industria pesada. Eso no es la manera en que vamos a hacer que en realidad el campesinado esté en el camino socialista, sacrificándolo todo simplemente en beneficio del desarrollo unilateral de la industria pesada, etc.
Por ello, Mao procuró zafarse de ese modelo. De hecho, de eso se trataba el muy calumniado Gran Salto Adelante[4]. Además, los soviéticos, cuando Mao intentó romper con ese modelo y dejar de estar bajo el ala de los soviéticos, éstos se volvieron en su contra, apoyaron a la gente en el partido chino que querían, si no derrocarlo, pues obligarlo a volver a estar bajo el modelo soviético y la dominación soviética en los hechos, y [los soviéticos] retiraron su apoyo, sus planos, su ayuda técnica y demás, justo en el momento en que los chinos trataban de dar un salto en su economía.
Así que Mao trataba de forjar ese camino para el socialismo en China, al igual que lo hizo antes en relación al camino para obtener concretamente el poder. Ahora, tienen el poder. Él trata de forjar otro camino para el socialismo. Pero Mao tiene en su contra no sólo a la Unión Soviética sino a un sector importante del partido chino. Por una parte, muchos de ellos [los miembros de ese partido] no rompieron en realidad — tal como lo dijo Marx, en los hechos no lograron ir más allá del estrecho horizonte del derecho burgués. De hecho, todavía pensaban según los términos de simplemente —tal como aplicó abiertamente Deng Xiao-ping después de su ascenso al poder— cómo hacer de China un país poderoso, aunque eso implicara hacerlo con el capitalismo. En realidad, no pensaban en cómo llegar al comunismo como parte de la lucha mundial general. Así que se manifestaba ese fenómeno. Además, estaba el fenómeno de que muchas personas, en la medida en que trataban de construir el socialismo, lo hacían según el modelo soviético y con los métodos que utilizaba la Unión Soviética (los cuales ya comentamos un poco) como el modo de hacerlo. Mao trata de determinar cómo romper con eso y cómo tener en realidad un socialismo que en una medida cada vez mayor vaya incorporando a las masas sobre la base de su conciencia en el proceso. Por ejemplo, Mao criticó a Stalin al comentar a comienzos de los años 1960 algunos escritos de éste sobre el socialismo — dijo que Stalin habla demasiado de la técnica y las cosas técnicas y no habla lo suficiente de las masas; y habla demasiado de los cuadros, los administradores y el personal técnico y no habla de las masas y no habla lo suficiente acerca de la conciencia.
Por eso, también de esas formas, él trataba de luchar por otro modelo del socialismo que en una medida cada vez mayor iba incorporando a las masas al proceso sobre la base de su conciencia. Además, aunado a eso, el sistema educativo, la cultura —toda esa superestructura tal como la describimos nosotros— no había cambiado en realidad en comparación con la vieja sociedad. Muchas personas, incluso en el Partido Comunista, no veían ningún problema en la cultura china tradicional, aunque ésta tenía contenido feudal a un grado muy importante y aunque en líneas generales repetía o adoptaba sin crítica cosas que provenían de esos países imperialistas que habían dominado a China. Por eso, Mao decía: ¿cómo romper con ese molde el que en realidad no va a llevarnos a donde tenemos que llegar por lo que se refiere a la construcción del socialismo en China?
Mao tiene en su contra a algunas personas que en realidad se motivan poco por lo de transformar la sociedad entera, de eliminar todas las relaciones desiguales y divisiones opresivas, sino solamente quieren construir un país poderoso. Tiene en su contra a personas que, en la medida en que siquiera lo consideren, lo ven en el marco de lo que había hecho la Unión Soviética bajo Stalin (y la Unión Soviética bajo Jruschov[5] modificaba pero no obstante todavía continuaba algunos elementos de ella en esta manera de desarrollar la economía). Además, tiene en su contra a toda una cultura y superestructura que todavía refuerza las viejas relaciones del pasado. Ensaya varios métodos.
Digo “Mao”. Pero no estaba Mao ahí solito aunque en una medida importante, seamos francos, él estaba ahí solito. Puesto que no tantas otras personas en la dirección del partido reconocían esas contradicciones y veían que eso iba a llevarlos a un lugar que no fuera [adonde] quería ir y a la larga de regreso a una forma de capitalismo. Así que, en una medida importante, si bien había unas cuantas otras personas en la dirección, en lo principal no las había. En lo principal era Mao el que decía: Tenemos que abrirnos paso y hacer algo distinto acá.
Él intentó hacer cosas como iniciar los movimientos de educación socialista, que mediante los cauces del partido elevaran la conciencia de los miembros del partido y de las masas en general acerca de por qué se necesitaba construir el socialismo en China y lo que eso significaba y lo que tenía que ver con la transformación de las relaciones económicas de las personas en la producción y las relaciones sociales entre hombres y mujeres y diversas desigualdades sociales importantes adicionales las que hacía falta superar, y las estructuras políticas y la cultura. Pero eso solamente logra ir hasta cierto punto y en realidad no fue al grano o a la raíz del problema: que existían todas esas fuerzas que llevaban a China de vuelta al capitalismo, si bien de una forma levemente distinta, una combinación de emular lo que se hacía en los países imperialistas y lo que se había hecho en la Unión Soviética —lo que, al repetirlo en las condiciones de China, habría conducido de regreso al capitalismo, tal como Mao iba reconociendo cada día más.
Así que todo eso es el trasfondo —por eso, trato esto en mucho detalle— todo eso es el trasfondo de por qué era necesario tener la Revolución Cultural. Mao dijo, al inicio de la Revolución Cultural: ensayamos varias formas de solucionar este problema, el de que nos llevaban de regreso por el camino del capitalismo. O sea, el sistema soviético — la crítica de Mao, en parte, también trataba cosas como la gestión de mando único en las fábricas, en lugar de efectuar una integración concreta cada vez mayor de los obreros en la administración y otras tareas afines y en el desarrollo de la tecnología y la planeación de la tecnología, la planificación de la producción. En lo básico, simplemente congelaban las viejas relaciones en su lugar, en el marco de la propiedad estatal y en lo básico reproducían las mismas relaciones en dicho marco. Eso fue un gran problema que traía el modelo soviético del socialismo. Mao venía reconociendo este problema. Ellos [los soviéticos] hacían otras cosas que eran conocidas en la sociedad capitalista, tal como motivar a las personas mediante el trabajo a destajo e incentivos, en lugar de trabajar para motivarlas en el plano ideológico para que desearan aumentar la producción a fin de hacer avanzar la revolución en China y apoyar a la revolución por todo el mundo.
Así que Mao decía: Tenemos que barrer todo eso, pero hemos intentado hacerlo vía los cauces del partido, mediante cosas como los movimientos de educación socialista, y en realidad éstas no han dado resultado por la forma en que está estructurado el partido y la forma en que la dirección del partido — la mayor parte de la dirección del partido concibe el socialismo de una forma que de plano va a alejarse del socialismo. Así que si simplemente lo hacemos vía los cauces del partido, de plano no va a ir a dar a ninguna parte o irónicamente va a terminar por reforzar lo que ya tenemos. Para romper con todo eso, nos hace falta algo radicalmente distinto — a fin de transformar lo que sucede en la economía, transformar lo que sucede en relación a la manera de tomar las decisiones concretas en la sociedad, transformar la cultura y el modo de pensar de la gente. Así que eso es finalmente — Mao dijo que por fin en la Revolución Cultural, encontramos la forma de movilizar a las amplias masas de abajo a arriba para exponer nuestro lado oscuro, nuestro lado negativo.
La Revolución Cultural: Sus metas, sus métodos, sus contradicciones
BA continúa: En realidad eso es lo que proponían hacer vía la Revolución Cultural, lo que es — mi motivo para analizar todos esos antecedentes es que Mao trataba [de lidiar con] algo dificilísimo que en serio constituía un enorme reto: hacer una ruptura para dejar un camino, de hecho, e ir por otro camino. Aunque la sociedad todavía, en un sentido general, era socialista, muy rápidamente iba de regreso al capitalismo debido a todas las influencias que he venido comentando. Mao reconocía que, a menos que nosotros hagamos una ruptura y vayamos hacia otra cosa, el proceso de desgaste, por decirlo así, nos va a agotar y llevarnos de vuelta por el camino capitalista.
Así que todo eso es lo que él en realidad se proponía hacer y reconoció que al hacerlo, no se permite apoyarse en los mismos cauces del partido que padecen un esclerosis y están congelados en esos mismos modos gastados de ver de qué se trata, según esta idea burguesa de nada más hacer que China llegue a ser un poderoso país que juegue su justo papel propio en el mundo — y, en la medida en que alguien piense en el socialismo, piensa en el modelo soviético, el que trae muchas cosas que en realidad son sobras del capitalismo.
Por ello, Mao reconoció que no iba a ser posible simplemente solucionar este problema vía los cauces del partido. Dijo que por eso, es necesario tener algún trastorno y revuelo desde abajo y en masa. Ahí está el fenómeno general de la juventud — que a menudo representa la fuerza que está dispuesta a criticar y desafiar todo y que no está enredada en lo convencional. Los jóvenes fueron desencadenados —los Guardias Rojos, me entiendes— para desafiar en concreto ese rumbo general, lo que incluía desafiar a los dirigentes del partido y las estructuras del partido que constituían la maquinaria para conducir la situación por ese rumbo que Mao reconoció que iba a llevar de regreso al capitalismo, por toda la combinación de razones que he venido comentando. Eso en realidad es lo que trataban de lograr y trataban de hacer cambios en la forma de administrar la sociedad, integrar a las masas; por ejemplo, hacer cambios en la forma de ofrecer servicios médicos de modo que no se limitaran únicamente a las ciudades y solamente para las capas acomodadas, sino que se extendieran al campo donde las masas nunca habían contado con servicios médicos. Todos esos eran asuntos sobre los que se libró una férrea batalla en la Revolución Cultural.
La cultura empezó a poner a las masas populares —pero de más importancia, poner contenido revolucionario— en el escenario, en lugar de poner viejos temas feudales y los emperadores y diversas figuras parecidas de las clases altas como los héroes.
Levantamientos de masas, luchas revolucionarias, excesos y el panorama más amplio
BA continúa: Eso es lo que se propusieron hacer. Creo que muchos cuentos de horror que escuchamos sobre la Revolución Cultural —creo que lo que describen esas personas expresa cierta realidad— de que sí se dieron excesos. Pero [esos cuentos de horror] también reflejan un punto de vista muy miope según el que un pequeño sector privilegiado de la sociedad pone sus inquietudes y necesidades por encima del panorama más amplio de lo que las masas populares en la sociedad en su conjunto vivían. He hecho la siguiente analogía. Algunas personas se quejan: bueno, obligaron a los intelectuales a ir al campo durante la Revolución Cultural; pero nadie nunca le preguntó a los campesinos, quienes conformaba 80 o 90% de la población, si ellos querían estar en el campo. Simplemente se daba por sentado que ellos estarían ahí, cultivando alimentos y materia prima para ropa, etc., mientras que otras personas estarían en las ciudades, disfrutando una existencia de mayores privilegios, sobre todo en el caso de gente de estas capas ajenas al proletariado.
Así que eso es un aspecto de la situación. Creo que sí había excesos. Mao habló de un levantamiento campesino el que fue a investigar en China durante los años 1920, al inicio del proceso revolucionario, e hizo la siguiente declaración: los campesinos se sublevaban, desafiaban todas las antiguas autoridades y las tumbaban, y algunas personas decían, ai, qué tan terrible, eso es ir muy lejos. Mao dijo: Fíjense, en esencia podemos tratar de ponernos al frente de eso y dirigirlo, podemos quedarnos a su zaga gesticulando y criticando, o podemos tratar de salirle al paso y combatirlo. Además, aunado a eso, dijo: Para rectificar los males, inevitablemente habrá excesos cuando las masas se levanten para rectificarlos o, si no, no será posible rectificarlos. Al echarle agua fría, criticar y tratar de controlar la situación en cuanto se den excesos, pues la situación nunca se saldrá de los límites aceptables — y al no salirse la situación de los límites aceptables, no se darán cambios fundamentales. Así que lo mismo tuvo aplicación en la Revolución Cultural.
Se dieron excesos. Mao le dijo a Edgar Snow, cuando éste le entrevistó en 1971, que estuvo muy decepcionado por algunos excesos que se dieron y por algunas formas en que la gente llevó a cabo la lucha sin escrúpulos. Estuvo muy decepcionado de que evolucionara el fraccionalismo entre los Guardias Rojos, en lugar de lograr la amplia unidad del pueblo en torno a los temas generales de la Revolución Cultural tales como he venido describiéndolos. Se enfrascaron en pleitos entre fracciones y de hecho empezaron a guerrear entre sí. A veces en el sentido literal, se hicieron de armas para determinar quiénes constituían la única fuerza revolucionaria y que las demás personas eran contrarrevolucionarias. Por ende, si bien estuvo decepcionado e incluso expresó su desilusión a causa de una parte de eso, también reconoció que los mismos principios obraban — de que si no se diera un levantamiento de masas, no tendrían posibilidades de hacer una ruptura y sacar la situación del camino en que iban y que muy rápidamente volverían al capitalismo, por todas las razones que he venido señalando. Pero si efectivamente se diera un levantamiento de masas, habría excesos. De ahí Mao se puso a rectificar esos excesos.
Pero no es posible — en primer lugar, la situación no tenía parecido a la caricatura que ellos pintan, de que una persona estaba sentada ahí y se hacía de director de todo el escenario y en el sentido literal oprimía los botones y movía las palancas [de todo]. Se dio un levantamiento de masas. Se dio una lucha revolucionaria. Es decir, sí derrocaron la dirección establecida de la ciudad de Shanghai vía el levantamiento de un millón de personas y su reemplazo por un cuartel general revolucionario, un comité revolucionario, que puso en primer plano e integró a muchas masas las que se habían levantado en esos grupos de Guardias Rojos, entre ellos no sólo los estudiantes sino los obreros en la ciudad, y los campesinos del campo de los alrededores. Así que eso fue una auténtica revolución — y las auténticas revoluciones no son ordenadas y arregladitas.
Sí emitieron instrucciones cuyo objetivo era fijar pautas generales para la lucha — como reducir el grupo de personas que identificaban como enemigos a un pequeño grupo de personas en el partido que, como dijo Mao, eran los dirigentes en el poder seguidores del camino capitalista; que entre los intelectuales y en el mundo académico, era importante distinguir entre un grupúsculo de tiranos académicos burgueses que aspiraban a señorear a la gente e imponer viejas normas burguesas y feudales, y una cantidad mayor de intelectuales que recibieron su formación en la vieja sociedad y traían una buena parte de la concepción del mundo de dicha sociedad pero que eran amigos de la revolución y que era necesario ganarlos hacia la revolución, aun cuando hubiera contradicciones ahí. Así que Mao emitió las instrucciones para lidiar con su análisis de que inevitablemente habría excesos.
Pero la Revolución Cultural fue un acontecimiento masivo de cientos de millones de personas. Muchísimas personas se zambulleron en ella, y algunas personas adrede la condujeron a excesos a fin de sabotearla. Esas personas en la cúpula que querían desviar la lucha de sí mismas y de las políticas y las líneas que representaban, fomentaban el fraccionalismo y llevaban adrede la situación hacia excesos, a fin de desacreditarla, para que pudieran meterse y decir: ya ven, toda la cosa se ha salido de control, por ello tenemos que ponerle fin.
Así que esta revolución traía toda esa complejidad. No dudo en que en la Revolución Cultural hubiera individuos que fueron victimados injustamente. Eso es algo casi inevitable en esta clase de acontecimiento. Pero, ello no quiere decir que de eso no hay problema, de que está bien. Como dije, Mao estuvo decepcionado por algunas de esas cosas. Pero, a otro nivel, para tener una revolución de masas que hiciera una ruptura más completa en la sociedad a fin de tomar el camino socialista y para impedir el capitalismo —que es lo que hicieron— e inclusive reestructurar y revolucionar completamente el partido sobre la marcha —lo que también hicieron—, en esencia, suspendieron el partido y lo disolvieron y luego lo volvieron a organizar sobre la base de la participación de las masas en la crítica a los miembros del partido e inclusive se celebraron reuniones de crítica de masas en que se reconstituyera el partido como parte de las reuniones de masas en que éstas planteaban críticas al partido y evaluaban a los miembros del partido. Eso no tuvo precedentes en ninguna sociedad, obviamente, pero incluso en una sociedad socialista. Además, se cometieron muchos errores. Así que eso es una dimensión de la cosa.
Cuestiones de arte y cultura, cuestiones de punto de vista y método
BA continúa: He aquí otra dimensión: creo que las personas que la dirigían cometían algunos errores de concepción y metodología — quizá de parte de Mao en cierta medida, pero especialmente de parte de gente como Chiang Ching y otras personas que hicieron enormes esfuerzos para crear estas obras modelo culturales revolucionarias, las que de veras fueron hazañas de calibre mundial por su contenido revolucionario pero también por su calidad artística: los ballet, las óperas de Pekín, etc. Pero, a mi parecer, esas personas también tenían ciertas tendencias hacia la rigidez y el dogmatismo y no entendían a fondo la diferencia entre lo que por necesidad encierra la creación de obras modelo culturales y lo que habría de ser la expresión artística más amplia, que podría asumir muchas formas diferentes y que no sólo no se podría supervisar pero no se debería supervisar del mismo modo y al mismo grado detenidamente calibrado como el que fuera necesario para la creación de esas obras modelo culturales completamente sin precedentes.
A mi parecer, era necesario tener una comprensión más dialéctica — y aquí pongo unas ideas provisorias mías sobre el tema, porque no lo he investigado a fondo y es necesario conocer mucho más, así que quiero recalcar eso — pero tiendo a creer que era necesario tener una comprensión más dialéctica acerca de la relación dialéctica entre algunas obras que eran objeto de un liderato y una dirección muy detenidamente calibrados desde los máximos niveles, con la movilización de las y los artistas en ese proceso, y otras cosas en que se propiciara muchas expresiones adicionales de mucho mayor creatividad y experimentación y se permitiera que ocurrieran muchas cosas de este tipo, y de ahí se pasara todo eso por el tamiz y se vieran los elementos positivos que nacían y se aprendiera de diferentes iniciativas en que las personas se esforzaban por crear algo nuevo que de hecho tuviera un contenido revolucionario, o que ni siquiera lo tuviera pero que no obstante tendría que ser parte del ambiente, de modo que la gente pudiera sacar lecciones de varias cosas y criticarlas y decidir lo que querían defender y popularizar y lo que no. Así que creo que se puede aprender más cosas al respecto.
Además, creo que existe una tercera dimensión. Existía un elemento, incluso en Mao —y esto lo he criticado, decir eso es controvertido, pero critico algo que [se ha señalado] en varias cosas que he escrito o discursos que he dado, en particular el que se titula ¿Conquistar el mundo?[6]— de que existía una tendencia, incluso en Mao, a tener cierto grado de nacionalismo. Creo que eso se expresó en algunos sentidos en que los intelectuales y los artistas que se habían formado en la cultura occidental y estaban bajo su influencia o tenían un interés en esa cultura — existía cierta actitud sectaria hacia partes de ese fenómeno. Mao tenía una consigna: tenemos que hacer que el pasado sirva al presente y las cosas extranjeras sirvan a China. Bueno, en mi opinión, eso —en particular la segunda parte de esa consigna— no es precisamente la forma correcta de plantearlo. No se trata de China y cosas extranjeras, se trata de —provenga el arte de otro país, de China o del país que sea— ¿cuál es su contenido objetivo? ¿Es principalmente progresista o es principalmente reaccionario? ¿Es revolucionario o es contrarrevolucionario? ¿Contribuye a impulsar las cosas en la dirección de transformar la sociedad hacia el comunismo, o contribuye a hacer retroceder las cosas y poner obstáculos a esa transformación? Creo que esa formulación, aun la formulación de “que las cosas extranjeras sirvan a China” —si bien tiene algo de correcto al no rechazar todo lo extranjero, permítame expresarlo así—, tiene un aspecto de no ser totalmente correcto y de padecer la influencia de cierto grado de nacionalismo, en lugar de un punto de vista plenamente internacionalista inclusive [por lo que se refiere a] la cuestión de la cultura.
MS: Eso hasta dio lugar a parte de esa rarísima cosa en torno al jazz, ¿qué no?
BA: Claro, el jazz y el rocanrol. Ellos no entendían su aspecto positivo. Como es sabido, existe mucha basura en el rocanrol en particular. En realidad ellos no entendían qué era el jazz como una onda en Estados Unidos, y simplemente — lo negaron unilateralmente. También negaron unilateralmente el rocanrol, que en muchos sentidos tuvo un empuje muy positivo en esos tiempos, en los años 1960, a fines de los 1960, en Estados Unidos. Tuvo mucho espíritu rebelde, y hasta se creaban algunas obras de arte más conscientemente revolucionarias, aunque con sus propias limitaciones. Así que lo que todo eso encerraba también era parte de lo que influyó en la manera en que a algunos intelectuales de China, en particular aquellos que tal vez se inclinaran más hacia la cultura occidental o se interesaran más en esa cultura, los convirtieran en enemigos o los persiguieran de formas indebidas.
Pero esas son unas ideas provisorias mías. Tenemos que investigarlo más a fondo. Pero lo que yo intentaba hacer era describir los antecedentes que hicieron que fuera necesaria la Revolución Cultural en primer lugar y lo que ellos trataban de lograr al respecto y por qué era legítima y además necesaria y de enorme importancia y por qué y cómo creó todas esas cosas nuevas. Sí creó una nueva cultura revolucionaria. Sí extendió los servicios sanitarios al campo. Sí incorporó a las masas populares que anteriormente nunca habían participado en las ciencias, en la experimentación e investigación científica e incluso en la teoría científica junto con los científicos, y en las mismas formas de transformación en la educación, en las mismas formas de transformación en el lugar de trabajo, en que iban eliminando la gestión de mando único y de hecho empezaban a tener a los administradores, gerentes y técnicos participando parte del tiempo —no sobre una base completamente igual pero parte del tiempo— en el trabajo productivo y de tener a algunos trabajadores de producción participando en esas otras esferas y de tener, en lugar de la gestión de mando único, un comité revolucionario compuesto de un número importante de representantes de los obreros así como de la gerencia o del personal técnico y gerencial de tiempo completo y de los cuadros del partido.
Así que se dieron enormes hazañas, inclusive en el campo del arte, en el campo de la educación, a grandes rasgos en todo el campo intelectual. Leí artículos de esa época de China acerca de la física, la física teórica, de bregar con la naturaleza de la materia y todo el — la manera de analizar la cuestión del movimiento de la materia en las distintas formas que podría asumir, no solo acerca de las cosas cotidianas sino acerca de un constructo de la física teórica.
Así que se crearon muchísimas cosas grandiosas. Esos no eran tiempos en que se apagaron las luces en el frente intelectual. No obstante, existían deficiencias y yo sí creo que en ese proceso, algunas personas sufrieron una persecución indebida; y eso, me parece, también es parte de la ecuación.
El papel del arte, y el artista, y su relación al estado
MS: Quiero continuar este tema. Antes de tratar la cuestión de continuar abordando concretamente el problema de la libertad artística e intelectual y el disentimiento como una necesidad en la futura sociedad, quisiera tocar un par de cosas en torno al papel de los artistas en particular. Éste es un tema interesante, pues, hace diez años, le hice una entrevista a Haile Gerima, el cineasta que creó Sankofa, Bush Mama. Él es un cineasta de Etiopía, pero lleva mucho tiempo en Estados Unidos. Ha estado empapado, muy formado en la teoría revolucionaria alrededor del mundo. Lo influenció mucho la Revolución Cultural. Algo que él planteó era la idea de que el papel del artista en la sociedad socialista es oponerse constantemente —me esfuerzo para recordar precisamente cómo él lo planteó— siempre oponerse al aparato gobernante. He aquí su punto de vista: la Revolución Cultural fue hasta cierto punto pero no fue lo suficientemente lejos porque de hecho no se desenvolvió ni se abrió paso de esa forma — de que los artistas no llegaron a hacer eso, se quedaron cortos de hacer eso.
Además, hace poco tuve la oportunidad de entrevistar y pasar un tiempo con Ngũgĩ wa Thiong’o, el escritor keniano, y él tiene un par de cosas en que habla de la naturaleza del arte y la relación entre el artista y el estado en cualquier sociedad. Algo de lo que menciona es que existe una parte conservadora del estado, la que constantemente procura salvarse y conservar su dominio y conservarse a sí mismo, y por otra parte, en los hechos el arte — dice que el arte es algo que cambia constantemente. Se trata de que siempre — el arte es distinto, pues constantemente se esfuerza para conocer el carácter cambiante de las cosas. Se basa en la manera en que se desarrollan las cosas, en que se mueven y en lo que es esencial y no siempre en lo que existe en realidad. Por eso, él también considera que estas dos cosas están en contradicción la una con la otra y dice que de hecho el artista constantemente debería estar cuestionando al estado. El artista tiene un papel —su punto de vista sobre el artista en la sociedad es que éste más bien tiene el papel de hacer preguntas que el papel de dar respuestas, y eso es algo que él estima que habría que consagrarse en cualquier sociedad. Yo me preguntaba cómo eso encajaría en tu análisis del socialismo y el papel del arte y la cuestión de la libertad artística y el disentimiento.
BA: Bueno, de lo que describes y tu manera de presentarlo, con cortas citas, me parece que eso tiene un elemento de la verdad, pero es parcial, sólo presenta un aspecto de la situación. Hace unos 15 años yo di un discurso titulado “El fin de una etapa — El comienzo de una nueva etapa”, que en lo esencial resumió que, con la restauración del capitalismo en China después del mismo lamentable desenlace como el de la Unión Soviética, nosotros habíamos llegado al fin de cierta etapa que se inició con la Comuna de París aproximadamente y que terminó con la revocación de la revolución china y la restauración del capitalismo en China[7]. En ese entonces era necesario reagruparnos y sacar un balance profundo de las lecciones, positivas y negativas, de todo eso y de seguir adelante en un nuevo conjunto de circunstancias en que temporalmente, ya no existían países socialistas. Al fin de ese [discurso], algo que empecé a plantear eran ciertos principios que yo consideraba que era necesario que el partido aplicara para dirigir una sociedad socialista. Un principio era que éste tendría que ser un partido en el poder y una vanguardia de lucha contra aquellas partes del poder que se interpusieran en el camino de continuar la revolución. De hecho, yo creo que eso es una manera más correcta, un contexto más correcto o una analogía más correcta, de la manera de evaluar el papel del arte en particular en una sociedad socialista. En otras palabras, a manera de analogía, considero que el arte no sólo debería criticar a ese estado [socialista], sino que debería criticar aquellas cosas en la sociedad —inclusive en el estado, inclusive en el partido, inclusive en la dirección— que representan en realidad lo que es viejo y lo que se tiene que dejar atrás. No necesariamente hablo de lo que es capitalista en el sentido clásico sino de lo que ha pasado de ser un avance a ser un obstáculo — porque todo, incluido el socialismo, sí avanza mediante etapas y al desbrozar más profundamente el suelo en que está arraigado lo viejo y al arrancarlo de raíz más completamente. Así que las cosas que representaban avances en un momento pueden convertirse en obstáculos o incluso en cosas que, de persistir, volverían la situación hacia atrás.
Por eso, considero que es necesario que el arte critique todas esas cosas. Pero también es necesario defender —e incluso, claro, elogiar y popularizar— aquellas cosas que sí representan el camino hacia adelante, inclusive aquellas cosas acerca del estado. El estado en una sociedad socialista no es lo mismo que el estado en una sociedad capitalista. Se trata del estado que, en sus elementos principales —siempre y cuando sea una auténtica sociedad socialista— representa los intereses de las masas populares, que hace que sea posible que éstas, ofrece el marco en que éstas pueden continuar la revolución y que sea posible defenderla contra los enemigos tanto al interior del país como contra los imperialistas y otras fuerzas que desde afuera atacarían y tratarían de ahogar la nueva sociedad en sangre. Así que el estado tiene otro carácter y siempre que su aspecto principal haga todo eso —que represente en realidad el dominio de parte del proletariado en que éste y las amplias masas populares vayan participando con conciencia en el proceso de tomar las decisiones y de formular políticas para continuar la revolución— dondequiera que eso siga siendo el aspecto principal, habría que apoyar esas cosas y hasta elogiarlas. Pero incluso en eso, incluso donde eso existe, habrá muchas maneras en que no sólo se cometerán errores sino que habrá cosas que lleguen a convertirse en obstáculos, de formas en que en las políticas del gobierno, en las políticas del partido y en las acciones del estado, [existirán] cosas que en realidad van contra los intereses de las masas populares —no sólo en un sentido limitado sino hasta en el sentido más fundamental por lo que se refiere al avance hacia el comunismo— y que presentan obstáculos en lo concreto. Por ello, habría que criticar esas cosas.
Yo sí creo que encierra una verdad la idea de que los artistas tienden a crear cosas nuevas — si bien no es cierto en un sentido uniforme. Algunos artistas —la misma cosa gastada y trillada una y otra vez, me entiendes, la misma cosa muy formulaica— y sobre todo aquellos cuyo arte tiene un contenido que pretende reforzar o restaurar lo viejo, que a menudo es poco innovador. A veces hasta eso es bueno [en el sentido artístico]; a menudo no lo es. Pero creo que es verdad en cierta medida que mucho arte tiene un carácter que es muy innovador y tiende a sacudir las cosas y abordar las cosas desde nuevos ángulos y presentar los problemas de otros modos o de hecho sacar a la luz los problemas que no se han reconocido en otras esferas o no los han reconocido las personas que tienen una responsabilidad más inmediata en las cosas o las personas que tienen una participación más inmediata en los asuntos políticos de una sociedad. Considero que es necesario que los artistas tengan mucha libertad de hacer eso. Pero, además, considero que una parte de su responsabilidad y una parte de lo que deberían asumir es buscar aquellas cosas que son —que efectivamente encarnan los intereses del pueblo— incluido el estado. Además, deberían popularizar y defender eso, porque habrá muchísimas personas que quieren arrastrar hacia atrás y destruir dicho estado. Pero considero que no se entiende con suficiente claridad la diferencia fundamental —inclusive con todas las contradicciones en juego de que he venido mencionando— la diferencia fundamental entre un estado proletario, un estado en una sociedad socialista, y un estado burgués que existe para oprimir a las masas y para reforzar las condiciones de su explotación, como base general de esa sociedad y [que] emprende viles ataques contra cualquier iniciativa de rebelarse en contra de ese sistema entero ni hablar de derrocarlo.
Así que pienso que es importante distinguir — y de ahí, una vez reconocida esa diferencia fundamental, es importante, de nuevo, como decimos, dividir el estado socialista en dos. ¿Cuáles partes de ese estado constituyen un poder que encarna y representa los intereses de las masas en aras de hacer la revolución y continuar hacia el comunismo, y cuáles partes se han envejecido y han llegado a interponerse en el camino de su continuación? Elogiar al primero, popularizarlo; y criticar al último y movilizar a la gente, instarla a luchar en su contra.
Revolución, liderazgo, poder estatal, el objetivo del comunismo y la importancia del disentimiento y la efervescencia — Núcleo sólido y elasticidad
MS: Una de las cosas que te opone a una buena parte de la anterior experiencia de las sociedades socialistas, de los pensadores marxistas, etc., es lo que dices acerca de no sólo permitir el disentimiento, de no sólo permitir esta clase de amplitud de exploración entre las personas que trabajan con las ideas y entre los artistas, etc., sino hablas concretamente de la necesidad de su existencia. ¿Por qué crees que eso es necesario y no simplemente algo que hay que tolerar?
BA: Bueno, en la actualidad estoy bregando con la cuestión de cómo se puede tener todo eso al interior del partido y la relación entre tenerlo al interior del partido y en la sociedad en su conjunto, y cómo hacerlo sin perder el núcleo esencial al que hay que aferrarse a fin de tener el poder estatal en realidad cuando se consiga y a fin de avanzar concretamente hacia el comunismo, en lugar de dejarse arrastrar de vuelta al capitalismo. Así que eso, para mí — eso es algo con lo que estoy bregando muchísimo. Eso es una contradicción dificilísima.
Pero para responder directamente a tu pregunta: Creo que se necesita eso porque si las personas van a emanciparse plenamente —Marx dijo que la revolución comunista encierra una transición a lo que los maoístas han llegado a llamar, en abreviatura, “las 4 Todas”. Dijo: se trata de la transición a la abolición de todas las diferencias de clase (o, creo que dijo en el sentido literal: “las diferencias de clase en general”, pero es lo mismo) y a la abolición de todas las relaciones de producción, todas las relaciones económicas sobre las que esas diferencias de clase descansan; la transformación o la abolición de todas las viejas relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción —por ejemplo, las relaciones opresivas entre los hombres y las mujeres— y la revolucionarización de todas las ideas que corresponden a esas relaciones sociales. Bien, al ver esas “4 Todas” tales como las llamamos y al tener el objetivo de llegar a esas “4 Todas”, pues solamente las pueden alcanzar un número creciente de las masas populares que emprendan de manera consciente la tarea de conocer y cambiar el mundo tal como es en los hechos, tal como se mueve y se desarrolla en los hechos y tal como se puede transformar concretamente en beneficio de sus intereses. Así que si se entiende de esa manera lo que se busca y cómo se va a conseguir en última instancia —y que no se consiga de modo que unos cuantos individuos pongan a los demás en formación y los hagan desfilar en un camino recto hacia adelante con las filas muy cerradas—, pues se entiende que ese proceso va a abarcar muchas cosas. El socialismo que yo concibo, y hasta en cierto sentido el partido que yo concibo, es uno que esté lleno de mucho tumulto, uno que le daría a sus líderes un colosal dolor de cabeza, porque habría un montón de cosas volando en muchas direcciones diferentes al mismo tiempo, a la vez que se trataría de mantener unido el núcleo de todo eso y no abandonarlo todo.
Yo hablaba con un poeta y artista de la palabra hablada y trataba de describir estas cosas que vengo describiendo aquí —las cosas con las que estoy bregando en su aplicación al arte y a muchísimas otras cosas— y finalmente él me dijo, y creo que hizo una observación muy buena: Dijo, Me parece que te refieres a un núcleo sólido con mucha elasticidad. Le dije, Atinaste, eso es muy bueno — porque él logró combinar en una sola formulación una buena parte de las cosas con las que yo estaba bregando.
Pero eso es — ¿cómo mantener ese núcleo sólido de modo que no se pierda la revolución? Permítame hablar con franqueza. Se necesita una vanguardia, se necesita un partido para dirigir una revolución y estar al centro de una nueva sociedad. Cuando la alcancemos, no vamos a devolver el poder y no vamos a dejar el poder para quien lo arrebate ni vamos a ponerlo a una votación. No vamos a celebrar elecciones a fin de decidir si es necesario volver a la vieja sociedad. En mi opinión, habría que institucionalizar eso en una constitución. O sea, la constitución estipulará: ésta es una sociedad socialista que avanza hacia el comunismo. Estipulará qué papel tendrá el partido al respecto y con cuáles derechos contarán las masas populares y cómo será el papel de las masas populares en la realización fundamental de todo eso — lo que abarca, tal como lo veo, celebrar algunas elecciones al nivel de las localidades y algunos aspectos de elecciones del nivel de las localidades a un nivel nacional, en que haya contienda en ese marco de ir hacia adelante pasando por el socialismo hacia el comunismo y se expondrá, en ciertos términos fundamentales (no en todo detalle) lo que eso implicará y lo que no implicará en líneas esenciales, en una constitución, en unas leyes, lo que en una medida cada vez mayor las masas populares mismas estén formulando y decidiendo[8].
Pero no vamos a decir simplemente: “Vale, tendremos el socialismo y luego se lo devolveremos a ellos [los capitalistas] y veremos si la gente quiere [el socialismo] de nuevo”. Si uno hace eso, más vale no molestarse en hacer una revolución. Pues, piense en todo lo que comentábamos anteriormente y todas las cosas con las que se tendría que lidiar — en caso de tener una actitud así, no es de su incumbencia en absoluto promoverse a sí mismo como líder de nada, pues no tiene seriedad. Hacer la revolución es un proceso de forcejeos, y seguir en el camino hacia adelante al comunismo y apoyar la revolución mundial en las narices de todo lo que estará en su contra será un proceso sumamente arduo y lleno de forcejeo, y será necesario tener un núcleo de individuos que comprenden eso, a la vez que se siga expandiendo constantemente ese núcleo. He planteado —cuando digo “planteado”, no tengo la intención de darle aires de una proclamación, más bien planteo unos puntos sobre los que estoy pensando, sobre los que estoy bregando— que este núcleo tiene que conseguir cuatro cosas, cuatro objetivos. Es necesario mantener el poder a la vez que hacer que valga la pena mantenerlo. He aquí los cuatro objetivos mencionados:
Uno, que el núcleo tenga que aferrarse al poder y dirigir a las masas populares para impedir que sean arrastradas de vuelta a la vieja sociedad — no aferrarse solito al poder pero que esté decidido a aferrarse al poder y movilizar a las fuerzas en la sociedad que se podría ganar en cualquier momento dado para que vean que es necesario aferrarse al poder y aferrarse al rumbo revolucionario hacia adelante.
Dos, que el núcleo extienda constantemente las bases de ese núcleo de modo que no se trate simplemente de los mismos pocos individuos en el sentido relativo — aunque se hable de cientos de miles o millones de personas, el mismo sector relativamente pequeño de la población en comparación a un país como éste, digamos. Pero ¿se extiende constantemente, en constantes olas que atraen e incorporan a números más amplios de personas para formar parte de ese núcleo de este proceso?
Tres, que se guíe constantemente por el objetivo de llegar, finalmente, al momento en que ya no sea necesario ese núcleo, puesto que ya se han superado las diferencias que hacen que fuere necesario.
Por fin, cuatro, que en cada momento sobre la marcha, se dé la mayor elasticidad posible sin destruir ese núcleo.
Así que en relación a este proceso, estoy bregando con todo eso. Para mí, este proceso dista muchísimo de ser un proceso en que todos marchan hacia adelante con las filas cerradas, aunque en ciertos momentos es necesario hacer eso — frente a un ataque militar directo, es necesario cerrar filas. Pero, en general, lo veo como un proceso muy alborotado de mucho revuelo, por así decirlo, en que las personas vayan en distintas direcciones y la responsabilidad de la dirección, de ese núcleo dirigente es, tal como dije anteriormente, tratar de poner los brazos alrededor de todo eso —en el sentido de un abrazo, y no en el sentido de exprimirlo y sofocarlo— ver que siga yendo hacia donde tiene que ir y que atraiga e incorpore a cada vez más personas hacia el proceso de hacerlo.
Así que, visto de esa manera, eso es algo muy tumultuoso. Creo que en cierto sentido inclusive, el partido tiene que ser así. Que este principio del “núcleo sólido con mucha elasticidad” tenga que aplicarse incluso al interior del partido, porque he estado bregando con la cuestión: en realidad es posible tener efervescencia, efervescencia intelectual, creatividad, efervescencia y experimentación artística en una sociedad, en una sociedad socialista en general, sin tener todo eso al interior del partido que está al centro de la misma. En mi opinión, no. Si el partido no tiene eso, pues lo va a sofocar en la sociedad. Habrá demasiada uniformidad proveniente del partido, el que ejerce mucha influencia y por ende va a tender a asfixiar y suprimir esa [creatividad y efervescencia]. Por eso, ¿cómo tener un núcleo sólido y elasticidad incluso al interior del partido en general, sobre las políticas pero también en su aplicación al arte y a la esfera intelectual en el sentido más amplio, etc.? Tomemos una analogía de la física: hasta un núcleo sólido —pues, hay contradicción en todo y sea cual fuere el nivel que se mire, hay contradicción— por lo tanto, un núcleo sólido es sólido en un sentido, pero a su interior, también hay elasticidad. Porque, si se metiera todo tan apretadamente en el núcleo, digamos —siguiendo torturando esa metáfora—, pero si se metiera todo tan apretadamente en el núcleo, pues no se tendría ninguna vida ahí, de modo que no se podría tener la elasticidad.
Así que yo lo veo como una cosa muy tumultuosa con mucho movimiento. Por una parte, no devolveremos el poder y ni siquiera lo vamos a poner a una votación — y, por otra parte, tampoco estaremos haciendo que todo el mundo marche en línea recta por el camino, pero más bien tendremos toda clase de lucha tumultuosa, hasta en eso habrá personas que quieren volver al capitalismo echando sus ideas al ruedo. Al mismo tiempo, estaremos supervisando a los explotadores derrocados y refrenando su actividad política y, por otro lado, al mismo tiempo habrá personas que se ha comprobado —que mediante procedimientos legales se ha comprobado— que son contrarrevolucionarios activos, en el sentido de que lleven a cabo actos concretos de sabotaje o lo que ahora llamamos “terrorismo”, en contra de la nueva sociedad (volar cosas, cometer asesinatos o activamente, y no en algún sentido vago, fraguar activamente complots para hacer eso). Creo que se necesitan una constitución, leyes y procedimientos para lidiar con esas personas. Pero más allá de todo eso, en la esfera de las ideas, incluso las personas que sostienen que el capitalismo es mejor que el socialismo — es necesario que se difundan esas ideas y las personas que quieren defender esas ideas tengan que contar con posibilidades de hacerlo, de modo que las masas populares puedan desmenuzarlo todo.
Además, tenemos que derrotarlos en la esfera de las ideas así como en la práctica. Ahora mismo, lo hacemos todo el tiempo. Nuestra actitud ahora hacia alguien que quiere defender el capitalismo es — ¡que traigan a todos sus defensores, que tengamos un debate! ¡No podemos lograr que estos [blíp] vengan a debatir con nosotros! Eso nos causa frustración. Por eso, he aquí mi actitud: sí, las cosas están cambiadas [una vez que lleguemos a una sociedad socialista]; existirá un nuevo conjunto de circunstancias; nosotros estaremos al centro de dirigir a las masas populares. Todo eso es nuestra responsabilidad. Pero además, ¿habríamos de tener menos ganas de tener esos debates y forcejear sobre esas cosas y hacer que muchas más personas tengan una participación? ¿Por qué habríamos de temer eso en ese momento en una manera que no tememos ahora? Le damos la bienvenida ahora, así que ¿por qué no habríamos de darle la bienvenida [en ese momento]?
Te cuento que, tal como lo concibo, todo esto me da un dolor de cabeza porque puedo ver qué tan difícil sería mantenerlo todo yendo en la dirección hacia adelante en que tiene que ir. Pero si no estamos dispuestos a correr ese riesgo, pues no creo que podemos llegar a donde tenemos que ir. ❑
Carta de un lector
Acerca del estudio de Bob Avakian acerca de la Revolución Cultural de China y el papel del artista en la sociedad socialista
12 de febrero de 2012
A la redacción:
Estoy muy complacido de escuchar que Revolución está publicando la entrevista a Bob Avakian sobre la Revolución Cultural de China y el rol del artista en la sociedad socialista. Recientemente he usado esta entrevista en dos diferentes sesiones de estudio con personas con diferentes puntos de vista que están estudiando el Manifiesto del PCR y la nueva síntesis del comunismo de BA, y quiero compartir esa experiencia y hacer una recomendación.
Para empezar, usé el mismo audio de la entrevista, que está disponible en línea. No hice una presentación con mi propia interpretación de lo que dijo, ni les pregunté a las personas lo que pensaban del contenido; solo lo puse. Sugeriría que hicieran lo mismo. Aunque las personas la han leído, esta entrevista es muy profunda y tiene muchos niveles y es buena idea escucharla repetidas veces. Además, para esta generación el contenido de lo que se discute no es muy familiar. Escucharlo de nuevo refrescaría a las personas por lo que respecta a su contenido. (Si está llevando esta discusión en prisión o de alguna manera no puede usar el audio, quizás alguien pueda leer el contenido en voz alta y después detenerse en algunos puntos).
Cuando di las clases, empecé con una orientación que expone la importancia de BA y el trabajo que ha hecho, lo que incluye, de manera muy importante, la experiencia de la primera etapa de la revolución comunista; que es crucial que nosotros conozcamos esa primera etapa y sus grandes avances y también sus reveses, si realmente vamos a iniciar una nueva etapa de esta revolución; y que nuestro enfoque tiene que ser científico y no religioso, que estamos tratando de entender profundamente la realidad, no convencernos de “los principios de la fe” o decirnos cuentos de una “edad dorada” a fin de reanimar nuestros espíritus o pasar una noche discutiendo algo interesante solo por discutir (¡aunque sí es interesante!). Se trata de aprender cómo hacerlo mejor la próxima vez. Por supuesto, un programa en una librería atraería a una audiencia muy amplia, incluyendo a aquellos que lo están chequeando por primera vez, y deberíamos ocuparnos de ser incluyentes (tener “amplios brazos”, por decirlo así); pero esta debería ser la orientación fundamental.
Esta orientación fue relativamente breve. Después la sesión prosiguió así: ponía una sección del audio, y después lo detenía y hacía algunas preguntas sobre el contenido. Esto no era al azar, pues para hacerlo bien, se tiene que escuchar el audio algunas veces y calcular dónde están los puntos importantes y parar ahí. Por ejemplo, en un momento BA discute “las marcas de nacimiento” del capitalismo en la nueva sociedad; en un grupo nos detuvimos ahí y discutimos un rato a qué se refiere esto realmente. En el transcurso de esto, las personas plantearon muchas preguntas y había mucha discusión y debate. En otra sesión, al discutir otra parte de la entrevista donde BA compara el enfoque de Mao con el de Stalin, alguien planteó: “Sí, bueno, usted puede decir todo eso, pero para ser francos, Stalin no tenía elección”. Esto también llevó a cierta discusión y debate muy vivo. He aquí lo importante: al poner el audio y detenerlo ocasionalmente, la discusión se mantuvo enfocada sobre el contenido del material como el núcleo sólido, y la elasticidad de la discusión (partiendo de diferentes conceptos que BA discute y las experiencias de la primera etapa de revolución comunista) se desenvolvió en torno a eso. No trataré y no puedo tratar todo lo que discutimos, pero sí nos adentramos profundamente, y una de esas discusiones, que tomó lugar en la tarde, duró más de cuatro horas hasta que tuvimos que terminar para abrir el espacio para otro programa. Algunos temas importantes: la necesidad de ser científicos (y revisamos lo que eso quiere decir), aprender del contenido pero también del enfoque de BA y que hacer todo esto a partir de entender que el mundo realmente necesita una nueva etapa de revolución comunista, y la responsabilidad de formar a esos iniciadores y de ser esos iniciadores está frente a nosotros.
Otra manera de entrarle a esto sería tocar la entrevista completa, del comienzo al final, y de ahí centrarse en puntos clave de discusión. Las personas que dirigen las sesiones deberían decidir qué forma funcione mejor en su situación.
Segundo, de hecho esas discusiones NO llegaron a la segunda parte de la entrevista; no llegaron a las críticas a Mao y al rol del artista en la sociedad socialista. Lo haremos, pero simplemente no lo pudimos hacer en una sola sesión y no creo que pudimos y realmente pudimos hacer justicia con la primera parte de la entrevista. Así que yo recomendaría fuertemente que si se están planeando discusiones de esta, y creo fuertemente que se debería hacer, que se conciban como dos discusiones consecutivas.
En el curso de estas discusiones, se debería dirigirle a la gente al Manifiesto del PCR, El comunismo: El comienzo de una nueva etapa. Este documento capta el gran desfile de la historia y la coyuntura actual, constituye los fundamentos esenciales concretos para cualquiera que desee conocer el contexto histórico de esta entrevista. Además, les insto fuertemente a los que dirijan estas discusiones que revisen y, francamente, se metan a fondo en las otras obras de BA que tratan esto así como en la polémica contra Alain Badiou, el Manifiesto y el apéndice de la Constitución del partido sobre la ciencia del comunismo; ahora mismo algunas personas tienen una sed de conocer más y adentrarse más profundamente; por ejemplo, en cierto momento alguien preguntó: “¿Porfa, puedes explicar lo que pasó en la GRCP?” Eso dio lugar a una discusión interesante en que varias personas expusieron su entendimiento de esta, y fue muy importante usar la polémica contra Badiou, por ejemplo, para aclarar las cosas.
Pero repito, sobre todo, basarse en la entrevista misma. ¡Tiene muchísimo! No hay nada más importante que formar iniciadores de una nueva etapa, y esta es una herramienta de mucho valor para ello. ❑
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La guerra de Corea duró del 25 de junio de 1950 al 27 de julio de 1953. De 1950 al 1951, el general Douglas MacArthur estuvo al mando del Comando de la Organización de las Naciones Unidas en la guerra de Corea. En abril de 1951, el presidente estadounidense Harry S. Truman lo sacó de su mando. ↑
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Chiang Kai-shek era un general con el aval de Estados Unidos quien encabezó el Kuomintang (el Partido Nacionalista de China) contra las fuerzas revolucionarias comunistas aproximadamente a partir de 1927. La guerra de liberación pasó por diversas etapas, a veces muy complejas y finalmente terminó por triunfar el 1º de octubre de 1949. ↑
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Ver: Bob Avakian, “Sobre el comunismo, el liderazgo, Stalin y la experiencia de la sociedad socialista”, un pasaje de una entrevista que le hizo Michael Slate a Bob Avakian en 2004. Este pasaje salió impreso en Revolución Nº 168, 21 de junio de 2009, http://revcom.us/avakian/on_communism-es.html. ↑
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Ver: Raymond Lotta, “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor, Novena parte: El Gran Salto Adelante”, Revolución Nº 33, 5 de febrero de 2006, http://revcom.us/a/033/socialismo-communismo-mucho-mejor-capitalismo-9-s.htm. ↑
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Nikita Jruschov fue jefe de estado en la Unión Soviética de 1956, cuando se restauró el capitalismo ahí, a 1964. ↑
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Bob Avakian, ¿Conquistar el mundo? Deber y destino del proletariado internacional, revista Revolución Nº 50, RCP Publications, enero de 1982. Un discurso pronunciado por BA en 1981. ↑
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Bob Avakian, “El fin de una etapa — El comienzo de una nueva etapa”, publicado en la revista Revolución Nº 60, RCP Publications, otoño de 1990. ↑
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En esta conexión, ver Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), del Partido Comunista Revolucionario (Chicago: RCP Publications, 2010). Se puede descargar en línea en http://revcom.us/constitucionsocialista/SocialistConstitution-es.pdf. ↑