Editorial

Luego del primer número de Demarcations (Demarcaciones), el mundo ha presenciado renovados brotes de lucha; nuevos movimientos sociales de masas en Egipto y otras partes han cautivado la imaginación y encendido la rebeldía de amplios sectores del pueblo que consideran como intolerable el actual orden. Estos nuevos vientos de resistencia y revuelta también se han palpado en las rebeliones en Londres, el movimiento Ocupar y otros movimientos juveniles y de protesta, a la vez que continúan luchas y resistencia revolucionarias en varias partes del tercer mundo.

Al sacudir la creencia de la gente en, como señaló Marx, “la necesidad permanente de las condiciones existentes”, estos renovados brotes de lucha también han puesto sobre el tapete cuestiones fundamentales. Sobre la revolución: ¿qué es? Sobre el liderazgo: ¿es necesario y de qué clase? Sobre el Estado (y sus ejércitos y policías): ¿habría que ir en su contra y es posible hacer eso? Además, ¿qué quiere decir el que las masas hagan la historia? Sobre todo, la cuestión decisiva que se plantea es qué cambio social y qué futuro son deseables y posibles, y qué constituye la libertad y la emancipación.

La polémica contra la filosofía política de Alain Badiou que salió en el primer número, “La ‘política de la emancipación’ de Alain Badiou: Un comunismo encerrado en los confines del mundo burgués”, responde a algunas interrogantes cruciales suscitadas por el levantamiento egipcio y el movimiento Ocupar. Dicha polémica cobra nuevo realce a la luz de la marcha de los últimos acontecimientos en el mundo e instamos a las y los lectores (a volver) a estudiarla y responderle. Además, llamamos la atención sobre las declaraciones de Bob Avakian acerca del levantamiento en Egipto (“Egipto 2011: Millones se han puesto de pie con heroísmo… el futuro está por escribirse”, Revolución #224 en línea, 11 de febrero de 2011) y el movimiento Ocupar (“Una reflexión sobre el movimiento ‘Ocupar’: Un comienzo inspirador… y la necesidad de ir más allá”, Revolución #250, 13 de noviembre 2011).

En estos nuevos crisoles de lucha brilla dolorosamente por su ausencia una visión de una sociedad radicalmente distinta y cómo alcanzarla, lo que concentra la cuestión de tener dirección comunista. Una alternativa viable y liberadora a este mundo de horrores, y la clase de dirección que se necesita para gestar un mundo nuevo, están concentradas en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Esta nueva síntesis tiene que conocerse mucho más ampliamente, debatirse y asumirse.

¿Por qué Demarcaciones? ¿Por qué en este momento?

Demarcaciones: una revista de teoría y polémica comunistas, busca exponer, defender y avanzar más el marco teórico para el inicio de una nueva etapa de la revolución comunista en el mundo contemporáneo. Esta revista promoverá las perspectivas del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos.

Sin teoría revolucionaria, no puede haber un movimiento revolucionario. Sin trazar claras líneas divisorias entre, por una parte, el comunismo como una ciencia viva, crítica, y en desarrollo al servicio de la emancipación de la humanidad, y, por la otra, otras perspectivas, caminos y programas que no pueden llevar a la emancipación —sean abiertamente reformistas o que se pongan el mote de “comunistas”—, sin hacer tales demarcaciones, no será posible alcanzar la comprensión y claridad necesarias para cambiar radicalmente el mundo. Demarcaciones contribuirá a lograr esa claridad.

Con el espíritu de lucha del marxismo, Demarcaciones también ahondará en las cuestiones y retos que plantean los grandes cambios del mundo actual. En los últimos 25 años se ha presenciado la intensificación de la globalización, el crecimiento de la urbanización y tugurización del tercer mundo, el auge del fundamentalismo religioso, las cambiantes alineaciones del sistema imperialista mundial, y la aceleración de la degradación del medio ambiente. Demarcaciones analizará esos cambios, los discursos que se han desarrollado en conexión con estos, y las implicaciones ideológicas, políticas y estratégicas de todo eso para la revolución comunista. Demarcaciones también emprenderá exploraciones teóricas en cuestiones de arte, ciencia y cultura.

Demarcaciones aparece en una particular coyuntura histórica del proyecto comunista, mejor caracterizada como “el fin de una etapa, el comienzo de una nueva etapa”.

La primera ola de revoluciones y sociedades socialistas comenzó con la fugaz Comuna de París en 1871, el primer intento de derrocar y reemplazar el dominio de la burguesía. Dio un salto con la revolución de octubre en Rusia en 1917 y de ahí avanzó y dio otro salto con la revolución china de 1949, en particular la Revolución Cultural de 1966 a 1976. Esta primera ola tocó fin en 1976 con el derrocamiento del poder proletario y la restauración del dominio capitalista en China.

Esta primera ola de sociedades socialistas de la Unión Soviética (1917 a 1956) y China (1949 a 1976) constituyó un gran adelanto, inspirador y sin precedentes, en la liberación de la humanidad. A la vez, y sin que fuera sorpresa, la primera ola se caracterizó secundariamente por deficiencias y errores; y si bien estos no causaron la restauración capitalista en la Unión Soviética y China, no obstante tuvieron un papel en la derrota de estas revoluciones.

Con el fin de la primera etapa, los comunistas han estado ante la responsabilidad objetiva de sacar un balance científico de las lecciones y el legado de estas revoluciones y la rica experiencia de ejercer el poder estatal en la transición hacia el comunismo, a fin de forjar el marco teórico para seguir adelante.

Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ha asumido ese reto y al hacerlo ha hecho avanzar cualitativamente la teoría comunista. Ha desarrollado un marco teórico para la nueva etapa de revoluciones comunistas, una nueva síntesis. Esta nueva síntesis no se trata de combinar “lo mejor de la anterior experiencia” y las críticas a dichas experiencias. Al contrario, como expone El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, la nueva síntesis avanza “sobre la base de todo lo que ha pasado antes, en la teoría y en la práctica, sacando las lecciones positivas y negativas y elevándolo a un nivel superior y nuevo de síntesis”.

En la filosofía y el método, la nueva síntesis establece el comunismo sobre una base científica aún más completa y firme. Profundiza el análisis de la base material del internacionalismo y por qué, en un sentido fundamental y de conjunto, la arena mundial es la más decisiva, incluso por lo que se refiere a la revolución en un país específico. Sobre el carácter de la dictadura del proletariado, Avakian ha forjado un modelo del socialismo como una sociedad dinámica y vibrante —caracterizada por mucha efervescencia, disentimiento, experimentación e iniciativa—, que también es una transición revolucionaria al comunismo. Además, la nueva síntesis abarca un gran adelanto en el enfoque estratégico de la revolución en el mundo actual, en particular una orientación para hacer la revolución en los países imperialistas como Estados Unidos. Para más información, véase bobavakian.net.

Como señala el Manifiesto El comunismo: el comienzo de una nueva etapa, la nueva síntesis de Bob Avakian está objetivamente en oposición a dos concepciones aparentemente alternas pero que en realidad son imágenes en el espejo entre sí de concepciones del comunismo que, entre los que se consideran, o alguna vez se consideraron, comunistas, han surgido en respuesta a la derrota de la primera ola de revoluciones socialistas.

En pocas palabras, la primera concepción se cree el veredicto de la burguesía sobre las sociedades socialistas en la Unión Soviética y China en el siglo XX como fundamentalmente defectuosas y opresivas —caracterizadas por la “totalitaria”, “burocrática” y antidemocrática “dictadura del partido”. Un eje de esta concepción es el rechazo a lo que algunos de sus partidarios llaman el marco “partido‐Estado”, es decir, la necesidad de tomar el poder estatal y establecer la dictadura del proletariado como la transición al comunismo, y la necesidad del liderato del partido de vanguardia a lo largo de todo este proceso.

Entrelazada con esta valoración negativa de la experiencia histórica de la dictadura del proletariado está la suposición de que la revolución y la toma del poder estatal real ya no son posibles. Esto va acompañado, algunas veces abierto y otras veces con un tenue barniz de retórica marxista, de un rechazo de la filosofía del materialismo dialéctico y del materialismo histórico (la comprensión científica del desarrollo y transformación de la sociedad humana basada en la aplicación del materialismo dialéctico). En su lugar está la adopción total del pragmatismo y el empirismo, el culto a la democracia burguesa, ya sea explícitamente o en la forma de un “nuevo” pensamiento, que le quita el filo a la contradicción antagónica de las masas con el Estado capitalista imperialista o neocolonial‐dependiente y favorece la “mediación” del Estado, desligado y separado de las relaciones de producción subyacentes de la sociedad. Esto acaba, en últimas, en la defensa de todo tipo de economismo y reformismo.

La segunda concepción se aferra de manera acrítica, de una forma cuasi religiosa, a la experiencia socialista del pasado —poniéndose así en contra de un enfoque científico hacia el balance histórico del proyecto comunista y del mayor avance en hacer la revolución y emancipar a la humanidad.

Desde la década de 1970, también ha habido en todo el mundo un reflujo de las luchas revolucionarias y de liberación nacional que le ha dado aliento a estas tendencias —como lo ha hecho el implacable ataque ideológico imperialista y burgués contra la experiencia comunista y el proyecto comunista tras la derrota del socialismo en China en 1976, y que en algunas formas se intensificó con la caída de la Unión Soviética revisionista (capitalista de Estado) en 1990‐91.

Como señala el Manifiesto del PCR, EU, ambas concepciones comparten importantes características. Estas incluyen pragmatismo en lugar de ciencia; una profunda falta de análisis y reconocimiento del “precursor análisis de Mao Tsetung sobre el peligro y las raíces de la restauración capitalista en la sociedad socialista… [y] por qué se necesitaba la Revolución Cultural y por qué y con cuáles principios y objetivos Mao la inició y dirigió”. Además, ambas concepciones tienen en común un repliegue hacia el pasado, ya sea a la anterior etapa de la revolución socialista, o retrocediendo aún más hasta la era de la revolución burguesa y sus principios, “vuelven a lo que son en esencia teorías de democracia (burguesa) del siglo XVIII, disfrazadas o a nombre del ‘comunismo del siglo XXI’”.

El Manifiesto concluye esta discusión con el siguiente llamado:

Únicamente haciendo una ruptura con estas tendencias erróneas, y abordando profundamente y fundamentándose firmemente en el punto de vista, los métodos y los principios del comunismo, tal como se han desarrollado hasta ahora (y que hay que seguir desarrollando constantemente), es posible que los comunistas se pongan a la altura de la gran responsabilidad y reto de ser una vanguardia del futuro, y no relegarse a seguir siendo un residuo del pasado o degenerarse en eso, y al hacerlo, traicionar a las masas populares en todo el mundo para las cuales la revolución comunista representa la única salida de la locura y el horror del mundo actual y hacia un mundo verdaderamente digno de habitar.

Demarcaciones ha aceptado este llamado y este desafío de ser parte de la vanguardia del futuro. Para ponerlo de forma concisa, Demarcaciones es la confrontación polémica de la nueva síntesis con otras concepciones y enfoques del “problema” de la opresión y explotación de la humanidad… y su solución a “¿qué hacer?” para hacer la revolución y emancipar a la humanidad. Por medio de artículos y polémicas, así como de debates e intercambios con moderador, Demarcaciones busca ayudar a los que quieren un mundo mejor a comparar y contrastar diferentes perspectivas teóricas y programas y atraer a una amplia audiencia hacia una comprensión más profunda del comunismo y a entrarle a éste, como una ciencia viva y en desarrollo, con su más avanzada expresión en la nueva síntesis.

Demarcaciones se toma a pecho el requerimiento de Bob Avakian de que “esa transformación se dé a través de diferentes ‘canales’, y no está ligada de manera positivista o reduccionista o lineal a la manera en que se presentan, en un momento dado, las principales contradicciones sociales”. Avakian subraya la relativa autonomía e iniciativa de la superestructura; y la revista planea con el tiempo, como se mencionó antes, presentar artículos sobre arte, debates sobre la ética y los valores comunistas, y sobre ciencia. En este espíritu, Demarcaciones examinará diferentes tendencias políticas y teóricas que ejercen influencia en la coyuntura actual.

Invitamos a enviar correspondencia en respuesta a los artículos de Demarcaciones y en conexión con las cuestiones y controversias que están dentro del amplio alcance de nuestra misión. También invitamos a enviar sugerencias y propuestas para futuras ediciones. Queremos llegar a decenas de miles por todo el mundo, en movimientos, en facultades y universidades, en sitios de lucha y resistencia —si bien forjando las formas y los medios para que crecientes cantidades de personas respalden la misión de esta revista. Agradecemos sus aportes, retroalimentación y participación. ❑