¿Comunismo o nacionalismo?
Organización Comunista Revolucionaria, México
El mundo en que vivimos es horroroso y tiene que cambiar. Es un mundo de creciente desastre ecológico, desgarrado por guerras reaccionarias, en que 3 millones de niños mueren del hambre al año[1] y en que se esclaviza a millones y millones de mujeres y niños en la trata internacional para las “industrias” de prostitución y pornografía,[2] entre otros horrores.
Para poder cambiar radicalmente este mundo, es esencial comprender su naturaleza y cómo realmente puede cambiarse. Parte de esto es cómo entender y cómo transformar a fondo un mundo cada vez más globalizado marcado a la vez por profunda opresión y divisiones nacionales. Es un lugar común que vivimos en un mundo globalizado: las etiquetas en tu ropa indican que en gran parte proviene de países lejanos, los chavos chatean por Internet con gente al otro lado del globo, la crisis económica en una parte provoca estragos en otra. Y sin embargo, se ensancha el abismo entre la inmensa riqueza concentrada en algunas naciones y la amplia pobreza característica de la mayoría, una nación o nacionalidad oprime a otra, los migrantes en busca de trabajo son víctimas de una inhumana cacería en varias fronteras nacionales.
Tiene mucha aceptación, incluso entre gente que se identifica como revolucionaria o comunista, que el problema fundamental y su solución se encuentran esencialmente dentro de las fronteras de cada país. ¿Es así? El sistema en que vivimos y las posibilidades de liberarse de él ¿son determinados más por las características de cada nación o por el sistema mundial y la lucha internacional? ¿Existe un sistema mundial y hace falta un proceso revolucionario mundial para superarlo? Para lograr un futuro radicalmente distinto y liberador, ¿hay que ser los mejores representantes del pueblo o proletariado de su nación, o hay que ser emancipadores de la humanidad? Los revolucionarios del tercer mundo, ¿aspiramos simplemente a la liberación de nuestra nación o a la eliminación de las distinciones de clase y toda forma de opresión en el mundo entero?
Las respuestas a estas cuestiones son fundamentales para poder abrir un nuevo futuro esperanzador. La nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian[3] que, entre otras contribuciones, ha fortalecido los cimientos teóricos del internacionalismo, es esencial para contestarlas científicamente y para guiar la lucha por ese futuro en todo el mundo. Sin embargo, como señala Mao, “desde que el mundo es mundo, en su comienzo nada de lo avanzado ha sido aplaudido sino cubierto de invectivas”,[4] y la nueva síntesis no ha sido la excepción. Ha encontrado oposición, en particular, por parte de varias fuerzas que, si bien se identifican como comunistas, en realidad adaptan el comunismo al nacionalismo y por lo tanto luchan por una meta muy distinta. Tomamos aquí un extenso artículo de Ajith como representativo de estas posiciones.[5]
1. Dos posiciones encontradas, dos metas fundamentalmente distintas y opuestas
La nueva síntesis del comunismo desarrollado por Bob Avakian expresa una muy correcta y crucial aplicación de la dialéctica materialista en el servicio del internacionalismo proletario y el avance de la revolución proletaria hacia la meta final de un mundo comunista. Este nuevo entendimiento está concentrado en este resumen: “Esas condiciones [las condiciones necesarias para el comunismo] solo se pueden alcanzar a escala mundial, después de un largo y tortuoso proceso de transformación revolucionaria en que habrá un desarrollo desigual, la toma del poder en diferentes países en diferentes momentos, y una compleja dialéctica entre las luchas revolucionarias y la revolucionarización de la sociedad en esos países… [una relación dialéctica] en que lo fundamental y decisivo en última instancia es el escenario internacional, y en que las luchas de los proletarios de diferentes países que se compenetran mutuamente y se apoyan mutuamente constituyen el eslabón clave para transformar fundamentalmente el mundo en su conjunto”.[6]
Esta relación dialéctica en la lucha por el comunismo entre la arena mundial, que es decisiva en última instancia, y las interrelacionadas luchas proletarias en los diferentes países, que son el eslabón clave, tiene una base material en el hecho de que a partir de finales del siglo 19 se conformó un sistema capitalista-imperialista mundial.
Ajith y muchos otros insisten, al contrario, que las tareas de los revolucionarios “emergen de las particularidades internas de su país y son más determinadas por ellas”[7] y que el nivel mundial sólo ejerce su influencia a través de las contradicciones internas de cada país. En la limitada medida de que comenta la base material para esta posición, argumenta que reside en que el proletariado surge de un proceso que es “específicamente nacional en forma y características”,[8] así como el “proceso histórico real” de “surgimiento y unión” de dos componentes históricamente separados, “las revoluciones socialistas en los países imperialistas y la revolución de nueva democracia en los países oprimidos”.[9]
A partir de la naturaleza real de la revolución comunista mundial, la nueva síntesis insiste en el “Internacionalismo — el mundo entero ante todo”[10] y en que los comunistas en cualquier país son y sólo pueden ser luchadores por la emancipación de la humanidad y no esencialmente los representantes de una u otra nación. Para Ajith, en cambio, el proletariado y los comunistas representan las “tradiciones progresistas y democráticas de una nación”[11] y, por lo menos en los países oprimidos, deben ser “patrióticos sobre una base ideológica internacionalista”.[12]
Demostraremos que en éstas como en otras cuestiones, la nueva síntesis del comunismo es esencial para poder dirigir una nueva ola de revoluciones en el mundo hacia la meta del comunismo y la emancipación de toda la humanidad. Aunque Ajith afirma que se basa en el método y enfoque del comunismo, en realidad su posición es un revoltijo ecléctico[13] del comunismo con el nacionalismo. Por su estrecha visión del mundo actual, que procede a partir de la nación hacia fuera, no entiende y tal vez no puede entender las dinámicas dialécticas reales del sistema capitalista-imperialista y de la revolución comunista sintetizadas en la formulación citada del camarada Avakian.
En el mundo actual real, la lucha por liberarnos del sistema capitalista-imperialista mundial requiere la guía del comunismo y no el revoltijo ecléctico del comunismo y nacionalismo de Ajith y otros que, en esencia, a pesar de su retórica “comunista”, no sobrepasan los estrechos límites del sistema capitalista-imperialista actual en su visión teórica, y por ende no podrán dirigir una lucha por superarlos en la práctica.
Así las cosas, estas controversias no son “luchas sectarias en la izquierda”: se tratan de la diferencia entre la liberación de la gente de la opresión, explotación y degradación por medio de la revolución comunista en los varios países y en el mundo, o condenarla a seguir encadenada dentro del sistema capitalista-imperialista con todos sus horrores.
2. ¿Seguir desarrollando la ciencia del comunismo o aferrarse a los errores del pasado y magnificarlos?
De entrada Ajith exige que se rechace la nueva síntesis antes de examinarla a fondo: “…cuando se declara que se debe reemplazar el MLM [marxismo-leninismo-maoísmo] con el avakianismo, ¿no es esto suficiente razón para rechazarlo de plano como liquidacionista y revisionista? ¿No es un paso urgente, necesario que se debe dar inmediatamente aun cuando uno se reserva la responsabilidad de examinarlo y refutarlo concienzudamente a la conveniencia de uno?”[14]
En realidad, la nueva síntesis es precisamente una nueva síntesis del comunismo, poniéndolo sobre una base aún más científica al desarrollar más el entendimiento anterior y también descartar aquellos elementos que se ha comprobado no corresponden al mundo real y su transformación revolucionaria. Como tal, como se indica en materiales el mismo Ajith ha citado, es principalmente una continuación y mayor desarrollo de la ciencia revolucionaria identificada con las contribuciones inmortales de Marx, Lenin y Mao, y secundariamente, sí, una ruptura necesaria con ciertos errores secundarios pero importantes.
En cambio, el supuesto “marxismo-leninismo-maoísmo” de Ajith y otros va en contra del comunismo genuino y consiste en realidad en aferrarse a ciertos errores del pasado y magnificarlos al servicio de adaptar el comunismo al nacionalismo y la democracia burguesa.
Por otra parte, consideremos el método implícito en la exigencia de Ajith de que se rechace la nueva síntesis del comunismo antes de examinar concienzudamente su contenido: una persona se nos acerca con el producto de más de treinta años de trabajo. Dice que lo considera un avance en la ciencia y pide que lo examinemos. Y de repente un señor exclama: ‘¡Él declara que debemos reemplazar la ciencia que ya conocemos con su obra! ¿No es esto suficiente razón para rechazarlo ya de plano y examinarlo después?’
¿Podrá avanzar la ciencia con semejante método de rechazar lo nuevo simplemente porque es nuevo y critica algunos aspectos del entendimiento anterior? Esta exigencia de Ajith no representa un método y enfoque científico sino una actitud dogmática y religiosa hacia el marxismo A nuestro juicio, la ciencia requiere examinar primero, y eso sí, “concienzudamente”, cualquier proposición teórica —sea la nueva síntesis, sean las posiciones de Ajith y compañía o cualquier otra propuesta— con el afán de determinar si corresponde o no o en qué medida al mundo real en su movimiento y desarrollo, y sólo sobre esta base se puede determinar si debe aceptarse o rechazarse en parte o por completo.
Procedamos, pues, a examinar así las controversias que hemos delineado.
3. El sistema capitalista-imperialista es un sistema mundial
Como ya hemos mencionado, parte de la base material para la relación dialéctica “en que lo fundamental y decisivo en última instancia es el escenario internacional, y en que las luchas de los proletarios de diferentes países que se compenetran mutuamente y se apoyan mutuamente constituyen el eslabón clave para transformar fundamentalmente el mundo en su conjunto” es la conformación de un sistema económico verdaderamente mundial con el surgimiento del imperialismo como fase superior del capitalismo hacia finales del siglo 19.
El capitalismo desde sus orígenes ha tenido un pronunciado carácter internacional. Como observa Marx, “El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista”.[15] Es con el impulso del naciente capitalismo del siglo 16 que varios europeos emprenden los mal llamados viajes de “descubrimiento” y se va configurando el mercado mundial, producto del extraordinario dinamismo del nuevo modo de producción que iba a reemplazar, por medio de un prolongado y violento proceso, el feudalismo en varios países de Europa.
Sin embargo, aunque se conformaba un mercado mundial, todavía no se podía hablar propiamente de un sistema económico mundial integral y no era el caso que la arena mundial jugara un papel más decisivo y determinante que las condiciones particulares de cada país, si bien las agresiones colonialistas a menudo causaban trastornos catastróficos y crecían cada vez más los vínculos internacionales.
El crecimiento del mercado mundial se basaba en un circuito internacional del capital comercial, es decir, el capital asociado con el comercio y compraventa de productos en el mundo. Un cambio decisivo, entre otros, en la transición a la fase imperialista del capitalismo fue la conformación, en la última mitad del siglo 19, de un circuito internacional del capital productivo, que conlleva no simplemente el comercio internacional sino un proceso productivo internacionalizado, producto de la predominancia de la exportación de capital, y ya no sólo mercancías, desde los países “avanzados”. Este carácter internacional se ha desarrollado e intensificado cada vez más desde entonces hasta llegar a la llamada “globalización” de las décadas recientes. Para citar un ejemplo entre la multitud de hechos de la vida económica moderna, un vocho [VW] “alemán” que se vende en Estados Unidos a lo mejor fue ensamblado en México y puede incluir partes provenientes no sólo de Alemania y México sino faros de Hungría, piezas del sistema de propulsión de varios países de Sudamérica o Japón, un sistema de refrigeración de Francia, etc. De hecho virtualmente ninguna marca de coche se ensambla de piezas de un solo país. Lo mismo pasa también con los servicios: el comprador insatisfecho con un artículo japonés en Gran Bretaña puede llegar a quejarse con una llamada a algún “call center” (centro de llamadas) en la India.
Esta conformación de un circuito internacional de capital productivo constituye un fundamento esencial de la base económica de un sistema mundial integral, el sistema capitalista-imperialista mundial, que sin embargo es un sistema altamente distorsionado y desarticulado, caracterizado por una profunda contradicción entre los países imperialistas del “norte” y los países del “sur” oprimidos por el imperialismo, el reparto violento del mundo entre las principales potencias imperialistas, así como entre enormes bloques monopolistas de capital financiero, y la intensificación a nivel mundial de casi todas las contradicciones del capitalismo anterior.
Con el surgimiento de este sistema capitalista-imperialista mundial, la arena internacional ya comienza a jugar un papel fundamental y decisivo en última instancia, en interrelación dialéctica con las particularidades y contradicciones internas de cada país, así como su posición en el sistema mundial.
Por ejemplo, ¿cómo se pueden entender las crisis económicas internacionales? ¿Son producto principalmente de las contradicciones internas de cada país que por alguna razón reaccionan de manera semejante a “factores externas”? No. Al contrario, son producto y expresión de que el sistema capitalista-imperialista es un sistema mundial con una economía y estructura financiera mundial. En el más reciente caso, cuyo impacto persiste hasta la actualidad, lo que comenzó, entre otras cosas, con el colapso de la burbuja especulativa en el mercado de vivienda en Estados Unidos rápidamente llegó a amenazar toda la estructura financiera internacional. El desarrollo de esa crisis no fue simplemente la suma de los cambios internos de cada país. Al contrario, la arena internacional, y específicamente el sistema económico y financiero en ese caso, jugó un papel fundamental y decisivo, si bien esto fue en relación dialéctica con tanto la posición de diversos países en el sistema mundial como sus particularidades internas, que influyeron, por ejemplo, en las formas específicas que esta crisis asumió en diversos países y el hecho de que afectó mucho más gravemente a algunos países que a otros.
¿O cómo entender el hecho de que gran parte del campesinado ha quedado en la ruina en casi todas partes de los países de Asia, África y América Latina, provocando hasta los extremos de más de 17 mil suicidios de campesinos en un año en la India por no poder sostener a sus familias,[16] provocando el abultamiento de “cinturones de miseria” alrededor de las ciudades en virtualmente todos los países oprimidos? Evidentemente es determinado en parte por las particularidades de cada país: la situación es muy diferente, por ejemplo, en un país como Argentina, donde la población rural es ya muy reducida que la situación en México, y la situación actual en el medio rural es aún más catastrófica en la India. ¿Pero es simplemente casualidad que este proceso ha ocurrido de manera progresiva en tantos países a la vez? No. Es determinado de manera decisiva por factores internacionales, como la estructura y circulación del capital imperialista en el mundo, que se expresa en los países oprimidos como inversión extranjera y la competencia de productos agrícolas subsidiados de los países desarrollados, entre otros factores.
Y este hecho, esta relación dialéctica entre la arena mundial y las contradicciones particulares de cada país (así como su posición en el sistema mundial), tiene importancia también para las tareas revolucionarias. No es el caso, como nos dice Ajith, que éstas simplemente “emergen de las particularidades internas de su país y son más determinadas por ellas”.
4. En los países oprimidos: ¿luchar por un país capitalista independiente o por una revolución que tome el camino socialista como parte de la transición hacia el comunismo mundial?
Aunque afirma aplicar un método marxista, Ajith no aborda la cuestión de la base económica que conforma los cimientos del actual sistema capitalista-imperialista mundial, a pesar de dedicar un capítulo a varias tergiversaciones de la economía política que ya han sido ampliamente refutadas por Raymond Lotta.[17]
Al insistir que las tareas de los revolucionarios “emergen de las particularidades internas de su país y son más determinadas por ellas”, Ajith argumenta lo siguiente en contra de la nueva síntesis:
Formalmente acepta los dos componentes de la revolución socialista mundial — la revolución socialista en los países imperialistas y la revolución de nueva democracia en los países oprimidos. Pero en su punto de vista idealista e invertido, de hecho se tratan estos dos componentes como si emergieran de la revolución socialista mundial. Esta construcción metafísica reemplaza así el proceso histórico real por medio del cual ésta se ha conformado a través del surgimiento y unión de los dos componentes.[18]
En realidad, los dos componentes de la revolución comunista mundial en esencia surgen de la contradicción fundamental del capitalismo[19] que llega a predominar en el mundo en la época del imperialismo, así como de otras contradicciones o bien derivadas de esa contradicción fundamental o que ya se desarrollan en ese contexto. Esto en oposición tanto a esta distorsión por parte de Ajith de la nueva síntesis (“se tratan estos dos componentes como si emergieran de la revolución socialista mundial”[20]) y su argumento de que los dos componentes surgen históricamente como procesos separados determinados por las particularidades de cada tipo de país y luego se unen. Tanto la distorsión de la nueva síntesis por parte de Ajith como su propia posición expresan un método idealista que parte de la lucha política sin considerar los cambios en la base económica en la época del imperialismo que condicionan esa lucha.
Sin embargo, analicemos su argumento. ¿En qué sentido existe algo real relacionado con su afirmación de que los dos componentes de la revolución mundial surgen por separado para posteriormente unirse? En el sentido de que en la mayoría de los países oprimidos se dieron revoluciones o levantamientos de algún tipo en una época anterior al surgimiento de la revolución de nueva democracia: por ejemplo, la Guerra del Opio y la Revolución de 1911 en China, o la Guerra de la Independencia de 1810 y la Revolución de 1910 en México. Sin embargo, estas revoluciones no eran expresiones de la revolución de nueva democracia, sino expresiones de la revolución democrático-burguesa de viejo tipo dirigida por la burguesía con la meta esencial de establecer una nación capitalista independiente.
La revolución de nueva democracia ha sido en cierto sentido una continuación de estas luchas anteriores, al bregar con problemas semejantes de feudalismo y dominación extranjera (aunque la forma de esta dominación cambia cualitativamente en la fase imperialista del capitalismo). Pero es completamente falso que surgiera de manera separada de la revolución socialista para posteriormente unirse, como afirma Ajith, o que sea una simple continuación de las luchas revolucionarias anteriores. Al contrario, como expresa correctamente Mao, la revolución en China pudo transformarse de una revolución democrático-burguesa de viejo tipo a una revolución de nueva democracia “Porque la Primera Guerra Mundial imperialista y la primera revolución socialista victoriosa, la Revolución de Octubre, han cambiado totalmente el curso de la historia mundial, abriendo en ella una nueva era”.[21] No fue por separado sino precisamente como consecuencia de la revolución socialista en las naciones del imperio ruso que surgió la revolución de nueva democracia, al tender un puente entre la revolución socialista concentrada hasta entonces en los países de Europa y la revolución democrática en las colonias y semicolonias y al alentar la formación de partidos comunistas en casi todos los países del mundo que se unieron en la Internacional Comunista.
Cabe señalar que, en la formulación citada, Mao subraya correctamente el papel fundamental del nivel mundial, en este caso la Primera Guerra Mundial y la Revolución de Octubre que “han cambiado totalmente el curso de la historia mundial”, que propiciaron el cambio del carácter de la revolución en China y otros países oprimidos en interrelación dialéctica con las condiciones concretas y contradicciones particulares del país. La falta de apreciar el papel determinante de estos cambios en la situación mundial en esta transformación se relaciona con las desviaciones nacionalistas que analizamos aquí, mientras una falta de apreciar la importancia de las condiciones específicas de un país dado, en interrelación dialéctica con el nivel mundial, también lleva a errores serios, como las tendencias en el Partido Comunista de China que intentaron aplicar mecánicamente el modelo de la revolución soviética a las condiciones muy distintas de China. Otra vez es necesario captar la dialéctica que subraya Avakian “en que lo fundamental y decisivo en última instancia es el escenario internacional, y en que las luchas de los proletarios de diferentes países que se compenetran mutuamente y se apoyan mutuamente constituyen el eslabón clave para transformar fundamentalmente el mundo en su conjunto”.
Regresando a la crítica a la formulación de Ajith, se puede preguntar, está bien, se equivocó sobre el desarrollo histórico concreto, pero ¿qué más da? El problema esencial que se manifiesta en este intento de Ajith de fundamentar su dogma de que lo fundamental y decisivo son las contradicciones internas dentro de cada país, es que, por su estrecha visión nacionalista, es incapaz de distinguir claramente entre la revolución democrático-burguesa de viejo tipo y la revolución comunista en los países oprimidos.
La revolución democrático-burguesa de viejo tipo es dirigida por la burguesía o pequeña burguesía, es parte de la revolución burguesa o capitalista mundial y tiene como meta esencial establecer un país capitalista independiente. Sin embargo, en la era del imperialismo, por lo general, esta revolución ni puede lograr eso, precisamente porque el problema no son simplemente las contradicciones internas de un país oprimido sino la dominación del sistema mundial y de los países oprimidos como parte de este sistema por parte del capital imperialista que bloquea el desarrollo de un mercado y economía nacional relativamente independiente.
Por eso, incluso la tarea democrática de liberar al país de la dominación imperialista por lo general sólo puede realizarse por medio de una revolución dirigida por el proletariado y el partido comunista que es parte de la revolución comunista mundial y tiene la meta esencial, no de un país capitalista independiente, sino de llegar, por medio de un proceso acorde con las condiciones concretas de cada país, al socialismo como parte de la transición hacia el comunismo mundial.
No sólo Ajith, sino también la adaptación del comunismo al nacionalismo en general, en esencia es incapaz de distinguir entre la ilusión de establecer un país capitalista independiente y la meta de una revolución que tome el camino socialista como parte de la transición mundial al comunismo.
No es una distinción de poca monta: hasta la fecha entre las revoluciones que se han dado en los países oprimidos, sólo en China hubo una revolución comunista que tomó y siguió durante casi tres décadas por el camino socialista. A pesar de la lucha heroica e muy inspiradora en varios casos, todas las demás revoluciones, a fin de cuentas, no han sobrepasado los estrechos límites del sistema capitalista-imperialista mundial, como ha sido la amarga experiencia de la Revolución vietnamita, la Revolución cubana, la Revolución nicaragüense y otras. Incluso cuando la revolución fue victoriosa y mantuvo alguna retórica comunista y formas de propiedad estatal, en estos casos no se rompió con el sistema imperialista mundial y no se emprendió la verdadera transformación socialista del país precisamente debido en parte importante a la ideología nacionalista y democrático-burguesa de la dirección (e irónicamente, por esa misma razón, estas revoluciones ni han podido lograr su preciada meta de un país moderno, desarrollado e independiente). A pesar de tanto sacrificio, ahí están los obreros vietnamitas como esclavos asalariados en fábricas imperialistas, ahí están las cubanas esclavizadas como prostitutas o camareras en los hoteles extranjeros, ahí está el presidente Daniel Ortega mandando a las nicaragüenses a la cárcel o al cementerio con la prohibición del aborto incluso cuando se necesita para salvar la vida de la mujer.
Incluso en China, con la notable excepción de Mao Zedong, Jiang Xing, Chang Chun-chiao y otros, gran parte de los dirigentes principales, a pesar de haber hecho antes en varios casos importantes contribuciones a la revolución, degeneraron en revisionistas, en “seguidores del camino capitalista”, que finalmente pudieron restaurar el capitalismo después de la muerte de Mao. Pasaron de ser “demócratas burgueses a seguidores del camino capitalista”: gente que se une al partido comunista en el período de la revolución democrática de liberación nacional pero no rompen a fondo ideológicamente con el nacionalismo y la democracia burguesa y cuya meta esencial no es el socialismo como transición al comunismo sino una nación moderna, independiente y capitalista, aunque se llame “socialista” y tenga varias formas de propiedad estatal, como todavía persisten en parte en la China capitalista de nuestros días.
La incapacidad de Ajith y otros de distinguir claramente entre la ilusión falsa de establecer un país capitalista independiente y la meta de llegar al socialismo como parte de la transición mundial al comunismo es producto de su estrechez nacionalista y prejuicios democrático-burgueses. Sus nefastas consecuencias se han manifestado, entre otras maneras, en su apoyo esencial, a pesar de críticas tácticas eclécticas, a la línea revisionista adoptada después de casi una década de inspiradora guerra popular por el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) en 2005, que reemplazó la meta revolucionaria de hacer añicos el viejo Estado y establecer un nuevo Estado revolucionario dirigido por el proletariado con la meta reformista de “reestructurar” el Estado de las clases dominantes, supuestamente como una etapa intermedia, lo que llevó a disolver el Ejército Popular de Liberación, liquidar el Poder rojo en las bases de apoyo e integrarse al Estado reaccionario, con la meta proclamada de convertir Nepal en la “Suiza de Asia del Sur”. ¡¿Podría haber una expresión más clara de la ilusión falsa de luchar por un país capitalista independiente, que en los hechos sólo sirve para perpetuar la explotación y opresión del pueblo?!
Ahora Ajith trata de negar que haya apoyado este desmantelamiento de la revolución en Nepal y le tilda a Prachanda de “revisionista”, pero a base de meras críticas tácticas. Por su propia admisión en este mismo artículo sigue defendiendo las políticas centrales que surgieron del giro revisionista de 2005 que abandonó la revolución de nueva democracia como la meta de la lucha actual: “Después, cuando el PCN (Maoísta) dio el giro al cese al fuego, alianza con los partidos políticos de las clases dominantes y gobierno interino, nuestro partido realizó un estudio exhaustivo del tema. En general, se aceptó que las nuevas tácticas del PCN (Maoísta) eran justas. A la vez se notaron los peligros serios implícitos en ellas”.[22] Así el típico estilo ecléctico de Ajith: las tácticas eran “justas” pero “se notaron los peligros”. Para un análisis más completo de la situación actual en Nepal y el papel de Ajith y otros al respecto, recomendamos mucho el excelente artículo de Robert Borba.[23]
Aquí sólo queremos resaltar la amarga lección de esta experiencia, en que muchos siguieron a la cola de la liquidación de la revolución de nueva democracia por el supuesto “éxito” inmediato aparente del partido al ganar una pluralidad en las elecciones para ocupar puestos en el Estado burgués. El revoltijo ecléctico de comunismo, nacionalismo y democracia burguesa (cuya esencia comparten diversas fuerzas, a pesar de sus discrepancias) tiene su atracción y logra a veces ciertos “éxitos” aparentes precisamente porque sigue a la cola y expresa, en términos aparentemente marxistas, los prejuicios nacionalistas y democrático-burgueses de la burguesía y pequeña burguesía que, espontáneamente, sin verdadera dirección comunista, tienen gran influencia entre todas las clases. Pero el precio de estas supuestas ventajas inmediatas es siempre, a fin de cuentas y a veces a pesar de heroico sacrificio, encerrar a la gente dentro de los sofocantes límites del sistema capitalista-imperialista actual con todos sus horrores.
5. La integración de los países en un sistema capitalista-imperialista mundial posibilitó la revolución socialista en países con menor desarrollo capitalista
Desde la estrecha óptica nacionalista de Ajith y otros, ¿cómo se explica la revolución proletaria en un país relativamente atrasado como Rusia, donde el proletariado sólo sumaba un 10% de la población? ¿Cómo se explica por qué fue posible avanzar a través de la revolución de nueva democracia hasta el socialismo en China donde inicialmente el proletariado constituía algo así como la mitad de uno por ciento de la población?
Si se aborda este problema simplemente desde la estrecha óptica de las contradicciones internas de un país como China (o Rusia), no es posible entender cómo las relaciones capitalistas se transformaban tan rápidamente en trabas al desarrollo de las fuerzas productivas, y desde hace tiempo tanto los socialdemócratas como los trotskistas, desde distintos marcos teóricos, echan mano de este argumento para atacar y descalificar los grandes avances sin precedente en el período socialista en la Unión Soviética (hasta 1956) y China (hasta 1976).
Estos argumentos pasan por alto el hecho de que el sistema capitalista-imperialista integra todos los países en un sistema mundial caracterizado por la contradicción fundamental del capitalismo entre la producción socializada y la apropiación privada/capitalista. Esta contradicción traba el desarrollo de todos los países y el mundo en su conjunto —no en un sentido mecánico de constituir un impedimento absoluto al crecimiento, pues el capitalismo sigue siendo muy dinámico, sino en comparación con las transformaciones emancipadoras posibles por medio de la revolución socialista. En la época del imperialismo, esta contradicción fundamental y las contradicciones derivadas de ella constituyen, a fin de cuentas, trabas a las fuerzas productivas en todos los países, y esto es parte de la base material, en relación dialéctica con la lucha dirigida por el proletariado y las condiciones específicas en el país, que hizo posible y necesario en China, después de tomar el Poder, pasar directamente de la culminación de la revolución de nueva democracia a la revolución socialista, en oposición a la línea revisionista de Liu Shao-chi y otros que argumentaban que era necesario “consolidar la nueva democracia”, que en esencia era un programa para “consolidar” el capitalismo.
Avakian ha desarrollado una visión más dialéctica y acorde con la realidad que el entendimiento anterior, pero en relación al problema que estamos comentando, no está de más recordar la observación básicamente correcta en Fundamentos de leninismo, en oposición al falso marxismo de los socialdemócratas y trotskistas, que contrasta la situación antes y después del surgimiento del imperialismo: “Antes, el análisis de las premisas de la revolución proletaria solía abordarse desde el punto de vista del estado económico de tal o cual país. Ahora, este modo de abordar el problema ya no basta. Ahora hay que abordarlo desde el punto de vista del estado económico de todos o de la mayoría de los países, desde el punto de vista del estado de la economía mundial, porque los distintos países y las distintas economías nacionales han dejado ya de ser unidades autónomas y se han convertido en eslabones de una misma cadena, que se llama economía mundial; porque el viejo capitalismo ‘civilizado’ se ha transformado en imperialismo, y el imperialismo es un sistema mundial de esclavización financiera y de opresión colonial de la inmensa mayoría de la población del Globo por un puñado de países ‘adelantados’”.[24]
Este proceso mundial es algo que la visión “a partir del país hacia fuera” de Ajith y otros no es capaz de comprender.
6. El proletariado: ¿en esencia una clase internacional o “específicamente nacional en forma y características”?
En este contexto podemos examinar el otro intento de Ajith de mostrar una base material para su insistencia en que las particularidades internas de cada país son fundamentales y decisivas: su alegación de que el proletariado ha dejado de ser en esencia una clase internacional y se ha vuelto en cada país una clase “específicamente nacional en forma y características”.
Al afirmar que el internacionalismo es solamente una cuestión ideológica relacionada con la meta comunista, una cuestión a que volveremos más adelante, Ajith nos habla del “proceso histórico real del surgimiento de esta clase [el proletariado] desde dentro de contextos nacionales distintos”, y en particular del carácter distinto del proletariado en los países oprimidos debido al desarrollo del capitalismo burocrático.[25] Escondido en un pie de página nos informa que “Debido a los tiempos en que vivían, tales complejidades inevitablemente quedaban fuera del ámbito de análisis realizado por Marx y Engels como una sola clase”.[26] O sea, si fuera capaz de hablar más directamente, el análisis comunista del proletariado como una sola clase internacional ya no es aplicable.
Podría ser que este análisis ya no es aplicable, pero un mínimo de honestidad intelectual dictaría afirmar esto directa y abiertamente, y no esconderlo en un pie de página con un lenguaje ofuscado.
A base de este análisis y otros factores, Marx y Engels también señalaron que “Los obreros no tienen patria”,[27] pero para Ajith resulta que su patria, su carácter nacional, es el aspecto más fundamental del surgimiento y existencia del proletariado. Insiste de nuevo más adelante que el internacionalismo es solamente una cuestión ideológica que no debe mezclarse con “el carácter concreto complejo de su surgimiento y existencia [del proletariado] en distintos países. El proletariado de cualquier país emerge y toma forma a través de un proceso histórico, un proceso específico a ese país. Este proceso histórico podría ser iniciado por acontecimientos en el mundo. Aun en ese caso sería específicamente nacional en forma y características”.[28]
Dicho sea de paso que esto reduce el “internacionalismo”, cuando mucho, a buenos deseos sin ninguna base material en el mundo actual. En realidad, tanto el desarrollo del capitalismo burocrático como el surgimiento y existencia del proletariado son más complejos de lo que proclama Ajith sin hacer referencia alguna a los hechos del “proceso histórico real”.
En realidad, el capitalismo subordinado al imperialismo en los países oprimidos desarrolló a través de un complejo proceso de la exportación o expansión de capital de los países capitalistas más desarrollados como parte del surgimiento de la fase imperialista del capitalismo, en interpenetración dialéctica con las condiciones concretas en los diversos países e incluso en distintas regiones nacionales. Mao describe el papel esencial que jugó la penetración del capital extranjero a partir de mediados del siglo 19 en el desarrollo del capitalismo burocrático en China y señala en particular que el proletariado “ha surgido y se ha desarrollado de modo simultáneo no sólo con la burguesía nacional china, sino también con las empresas directamente explotadas por el imperialismo en China. Así, resulta que una gran parte del proletariado chino es más antigua y tiene mayor experiencia que la burguesía china…”.[29]
Un proceso semejante, aunque con sus propias particularidades, tomó lugar también en México, con la penetración del capital extranjero en la segunda mitad de siglo 19, sobre todo en el período conocido como el Porfiriato.[30] Transformaciones semejantes tomaron lugar en muchos países de lo que ahora llamamos el “tercer mundo” durante más o menos el mismo período. ¿Esto es simplemente casualidad, producto simplemente de “un proceso específico” en cada país? Evidentemente no: es producto del surgimiento del sistema capitalista-imperialista mundial, con la exportación del capital desde los países imperialistas, el reparto del mundo entre las potencias imperialistas y bloques de capital financiero imperialista, interactuando con las particularidades de cada país. Por otra parte, es evidente que estas particularidades también juegan un papel importante: si simplemente comparamos el norte de México, donde predominan formas relativamente más capitalistas en el agro en comparación con grandes zonas del sur donde todavía subsiste una economía campesina, es evidente que los resultados de este proceso son muy diversos, y eso es aún más el caso si examinamos la gran diversidad de condiciones en los países oprimidos.
Es esencial entender las condiciones y el proceso de desarrollo en cualquier país dado con todas sus particularidades: un entendimiento de los rasgos generales comunes en el proceso mundial no basta. Asimismo, el proceso de desarrollo en el país tampoco puede entenderse correctamente si no se comprende también su relación con el proceso mundial del que forma parte. Y esto es lo que la estrechez nacionalista de Ajith no comprende. Todo el inmenso y opresivo proceso de surgimiento y desarrollo del sistema capitalista-imperialista mundial y su profundo impacto en virtualmente todos los países del mundo, para él, se reduce a un acontecimiento insignificante: “Este proceso histórico podría ser iniciado por acontecimientos en el mundo. Aun en ese caso sería específicamente nacional en forma y características” (nuestro énfasis).
Es un hecho histórico que el proceso mundial también jugó un papel esencial, en interrelación con las condiciones concretas de cada país, en la conformación de un proletariado en los países oprimidos. Existen y deben tomarse en cuenta las formas y características nacionales específicas: los proletarios como individuos son, como toda la demás gente de nuestra época, parte de una u otra nación y cultura nacional. Sin embargo, el proletariado es, en esencia, una clase internacional y no nacional. A diferencia de las contradicciones antagónicas entre los capitalistas de distintas naciones, los proletarios de todos los países, como clase, tienen el mismo interés fundamental de eliminar toda forma de explotación y opresión, y el proletariado sólo puede emanciparse definitivamente con la eliminación de las clases en todo el mundo.
Es irónico que se insista en lo contrario precisamente cuando la vida moderna proporciona ejemplos cada vez más palpables de su carácter esencialmente internacional, como la conformación de un proletariado multinacional en muchos países imperialistas e incluso en varios países oprimidos (aunque generalmente en menor grado), debido en parte importante a las migraciones internacionales masivas. En 2013 se estimó que el número de migrantes viviendo fuera de su país de origen ascendía a más de 232 millones de personas.[31] Sin embargo, el método dogmático de Ajith les da poca importancia a los hechos de la vida real.
7. La base filosófica del internacionalismo proletario
La comprensión más dialéctica y científica, expresada en la nueva síntesis, de la interrelación entre la arena mundial y la lucha en los diversos países fue producto en parte importante de un avance filosófico en relación con la interrelación entre lo interno y lo externo.
En el proceso de movimiento y cambio de las cosas que observamos en el universo, lo fundamental es su contradicción interna y “las causas externas constituyen la condición del cambio, y las causas internas, su base, y… aquéllas actúan a través de éstas”, como Mao resume en “Sobre la contradicción”.[32] Da el ejemplo entre otros del huevo fertilizado que puede dar lugar a un pollito a una temperatura (causa externa) adecuada debido a su naturaleza o contradicción interna, mientras una piedra no lo puede hacer porque su naturaleza o contradicción interna es distinta.
Al aplicar esto a la relación entre países, señala lo siguiente:
En la época del capitalismo, especialmente en la época del imperialismo y de la revolución proletaria, son extremadamente grandes la influencia mutua y la interacción entre los diversos países en los terrenos político, económico y cultural. La Revolución Socialista de Octubre inauguró una nueva era no sólo en la historia de Rusia, sino también en la historia mundial. Ha ejercido influencia en los cambios internos de los demás países del mundo y también, con especial profundidad, en los cambios internos de China. Tales cambios, sin embargo, han tenido lugar a través de las respectivas leyes internas de dichos países, incluida China.[33]
Esto también es esencialmente correcto a este nivel de análisis, es decir, la “influencia mutua y la interacción entre los diversos países”, en este caso, el impacto de los sucesos en Rusia, como factor externo, en los cambios internos en China. Avakian señala que con el desarrollo de este punto aquí y en otros escritos “Mao asestó un fuerte golpe contra las ideas y tendencias metafísicas, que consideran que la causa de las cosas es fundamentalmente (o únicamente) externa; en China, fue crucial aplicar este principio en la lucha contra el dogmatismo…”[34] Sin embargo, en el texto citado aquí, aunque Mao menciona que la Revolución de Octubre inauguró una nueva era en la historia mundial, no toma en cuenta explícitamente aquí su impacto a nivel mundial (y no sólo como la influencia de un país a otro) y el impacto a su vez de estos cambios a nivel mundial en los países en general, (que ya hemos examinado, por ejemplo, en relación con su papel en los orígenes de la revolución de nueva democracia).
En relación con este problema de la interrelación de lo externo y lo interno, Avakian hace esta crítica:
[H]asta cierto punto, se dio una tendencia a concebir y aplicar este principio de modo metafísico, lo que estaba vinculado con cierto nacionalismo en el seno del partido de China, inclusive entre los marxista-leninistas genuinos, aun Mao. En realidad, esta tendencia se oponía a otro principio subrayado en “Sobre la contracción”: “Dado que la variedad de las cosas es inconmensurable y su desarrollo no tiene límites, lo que es universal en un contexto determinado se hace particular en otro contexto, y viceversa”. Esto significa que lo que es interno en un contexto se hace externo en otro, y viceversa. Por ejemplo, China (o Estados Unidos o cualquier otro país) tiene su propia particularidad, su propia contradicción particular: y en un contexto, el resto del mundo (y la lucha y el cambio en él) es algo externo (a China o Estados Unidos, etc.). Pero en otro contexto, China, Estados Unidos y el resto de los países del mundo forman parte del mundo (de la sociedad humana) en conjunto y su contradicción interna y cambio están determinados, de modo general, por la contradicción fundamental de la época burguesa entre la producción socializada y la apropiación privada.
Esto significa que en un sentido general el desarrollo de la lucha de clases (y lucha nacional), el desarrollo de situaciones revolucionarias, etc., en países particulares, están más determinados por los acontecimientos del mundo entero que los acontecimientos de los países en cuestión: no solamente como la condición del cambio (causa externa) sino también como la base del cambio (causa interna). Yo opino que esto no era así antes del advenimiento del imperialismo…[35]
Para ilustrar el punto básico de que lo que es interno en un contexto se hace externo en otro y viceversa, se puede observar que, en el contexto de la sociedad humana, el sistema capitalista-imperialista mundial es lo interno y lo demás de la naturaleza es un factor externo, pero en otro contexto o nivel de análisis, se puede considerar que un país es lo interno y el sistema mundial es externo. Y podemos seguir. Desde el punto de vista de una región de un país dado, el resto del país es externo; desde el punto de vista de un pueblo, la región es externa; desde el punto de vista de un individuo, el pueblo es externo; desde el punto de vista del riñón, lo demás del cuerpo del individuo es externo; y así sucesivamente. De aplicarse de manera idealista y metafísica el principio correcto de que la causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna, podríamos llegar a conclusiones absurdas (que desafortunadamente tienen cierta aceptación en la vida real debido al empirismo[36]) de que las perspectivas de la revolución son determinadas fundamentalmente por lo que pasa internamente en mi región o mi pueblo (o hasta mis riñones, para llevarlo al extremo de lo absurdo).
La cuestión de qué nivel de organización de la materia (naturaleza, sociedad humana, país, etc. en nuestro ejemplo) juega un papel más determinante para ciertos fenómenos no puede resolverse solamente a base de la filosofía sino solo por medio de analizar esto en el mundo material, teniendo en cuenta a la vez que existe una constante interpenetración e interacción entre todos los niveles de organización de la materia, como ya hemos venido haciendo.
Por ejemplo, en el caso del cuerpo humano como un sistema integral, lo que pasa en el cuerpo en su conjunto es, por lo general y a fin de cuentas, decisivo y determinante para la vida y la muerte. Lo que pasa en un órgano interno —un caso de insuficiencia renal, por ejemplo— puede ser decisivo en determinado momento no sólo para ese órgano sino para la vida o muerte de la persona, pero lo es a fin de cuentas en relación con el sistema en su conjunto, que incluye en este caso, por ejemplo, las consecuencias de no eliminar ciertas sustancias del cuerpo. ¿Qué diríamos de un médico que, al examinar un cadáver con el cuello cortado, lo pronunciara un caso de pérdida de función renal debido a la contradicción interna de los riñones? Obviamente estaría muy despistado el pobre doctor, aunque dentro de un ámbito muy estrecho, tendría cierta razón: parte de la contradicción o naturaleza interna de los riñones, como los demás órganos y tejidos del cuerpo humano, es que necesitan sangre para sobrevivir, y por eso la pérdida de la sangre en el sistema en su conjunto llevaría a la pérdida de función de los riñones, así como de los demás órganos del cuerpo.
En la época del imperialismo, existe un sistema mundial integral con sus propias contradicciones internas como base de cambio en el sistema en su conjunto que también moldean y condicionan los acontecimientos y contradicciones internas en cada país, y no simplemente como algo externo a estos países, como el sistema integral del cuerpo humano no es simplemente algo externo a sus órganos internos. Y en esa dinámica, la arena o nivel mundial, por las razones que ya hemos explicado y ejemplificado en cierto detalle, es por lo general y en última instancia más decisivo y determinante que las particularidades de un país tomadas por sí solas, aunque éstas siguen siendo parte importante de la base del cambio, y el eslabón clave para el avance de la revolución mundial son las luchas del proletariado en cada país que se compenetran y se apoyan mutuamente.
8. La incapacidad del nacionalismo estrecho de concebir el proceso mundial y su interacción dialéctica con las contradicciones internas de los países
De entrada, Ajith demuestra que no entiende y tal vez no es capaz de entender el argumento de Avakian: “La acusación de Avakian es que el punto de vista de Mao de considerar los factores internos a China como la base de cambio revolucionario representó un punto de vista nacionalista”.[37] Esto es absurdo. ¿Cómo podría Avakian señalar que esta idea fue “un fuerte golpe contra las ideas y tendencias metafísicas” si simplemente fuera errónea? De hecho, como ha de saberlo Ajith, Avakian afirma directamente en el mismo artículo (“Sobre la base filosófica del internacionalismo proletario”), “Como ya se dijo, todo esto no significa que la contradicción interna en un país particular ha dejado de ser la base fundamental de los cambios en él. Significa que esto es relativo”.[38]
El principio filosófico general de Mao —de que las causas internas son la base de cambio y las causas externas la condición de cambio— es correcto, pero necesita aplicarse tomando en cuenta las interrelaciones en el mundo real entre un nivel y otro de organización de la materia. El error en el texto citado de Mao y que influyó más ampliamente, fue no tomar claramente en consideración no simplemente la influencia de otros países como factor externo sino también las contradicciones internas del proceso mundial en interrelación dialéctica con las contradicciones internas en cada país.
En el mundo real, en la época del imperialismo, existe un sistema mundial con sus contradicciones internas que son base de cambio en el sistema en su conjunto, y existen diversos países con sus contradicciones internas que también son base de cambio. El problema es de analizar y entender la relación dialéctica, dinámica y cambiante entre estos dos niveles. Ajith ni entiende el problema: desde su estrecha visión nacionalista, si el nivel mundial juega en última instancia un papel decisivo, eso significa que las contradicciones internas en un país ya no son base de cambio, así que piensa que no se tiene que demostrar nada en el mundo real, sino simplemente descalificar el análisis que no logra entender.
Su argumento sigue así:
Las contradicciones de la situación mundial ‘en su conjunto’ seguramente son internas a ella. Y sí, claro que el mundo consiste de ‘partes del mundo’ (distintos países). Pero ‘el mundo en su conjunto’ es claramente distinto a ‘partes del mundo’. Podemos analizar y hablar de las contradicciones que se ven en el mundo en su conjunto sólo a un nivel decididamente distinto al de los países — aunque éstos conforman el mundo, son influenciados por la situación mundial y la influencian a su vez. La situación mundial no es la suma de las situaciones de distintos países ni tampoco es la situación en cualquier país un fragmento de la situación mundial. Avakian hace malabares con la palabra ‘contexto’ cuando dice que ‘lo que es interno en un contexto se hace externo en otro’. En el caso específico examinado aquí, el cambio de ‘contexto’ (de la situación en un país a la situación mundial en su conjunto) significa una dimensión completamente nueva y cualitativamente distinta. Por lo tanto, apelar a la naturaleza relativa de lo interno y lo externo no sustenta la conclusión a que llega Avakian. Sus argumentos, de hecho, sólo desenmascaran las contorsiones lógicas que Avakian se permite (un asunto de crítica en la 2ª Conferencia).[39]
Ajith demuestra de nuevo que no entiende o no quiere o no puede entender el argumento de su contrincante. Pasa por alto el argumento central de que aunque cada país tiene su propia particularidad, los países “forman parte del mundo (de la sociedad humana) en conjunto y su contradicción interna y cambio están determinados, de modo general, por la contradicción fundamental de la época burguesa entre la producción socializada y la apropiación privada” y que esto es, en un sentido global, más determinante precisamente con el “advenimiento del imperialismo”. Ni toma en cuenta el cambio esencial en el mundo que hemos analizado en cierto detalle con el advenimiento del imperialismo. No capta el punto esencial de que existe un proceso mundial con sus propias contradicciones internas que son base de cambio en el sistema en su conjunto, ni cómo éstas son el contexto y se interactúan constantemente con las contradicciones internas de cada país. El entendimiento dialéctico fundamental de que existen distintos niveles de organización de la materia que se interactúan constantemente sólo lo puede entender como “malabares” con la palabra “contexto”. Y la pobreza de su argumento se reduce a aseverar que ya que el nivel mundial es un nivel cualitativamente distinto que el nivel de un país dado (que es cierto)… aparentemente no es necesario analizar su interrelación y se puede declarar, sin evidencia alguna, que el nivel nacional es determinante, con la implicación de que el nivel mundial es algo muy separado y distante de los sucesos en un país dado.
9. ¿Qué nos enseña la experiencia histórica real de la Revolución Bolchevique?
Si pudiera salir de su torre idealista y dogmática por un momento, ¿cómo explicaría el Sr. Ajith los hechos del mundo real? ¿Cómo explicar, por ejemplo, la Revolución bolchevique y su impacto en el mundo? ¿Fue simplemente el producto de las contradicciones internas del imperio ruso con alguna influencia secundaria de factores externos? No. No puede entenderse correctamente sin entender que ocurrió en el contexto de la Primera Guerra Mundial, que “juntó en un haz” todas las contradicciones principales del imperialismo y “las arrojó sobre la balanza”,[40] dando lugar a situaciones revolucionarias, no sólo en el imperio ruso sino también en varios otros países. ¿Será preciso explicar a Ajith que la Primera Guerra Mundial no fue precisamente un evento interno de Rusia ni un evento externo que sólo hizo presencia a través de factores internos, sino que el “cualitativamente distinto” nivel mundial se hizo incómoda presencia, entre otras formas, con el choque sangriento de inmensos ejércitos de las potencias imperialistas sobre un vasto territorio que traspasaba muchas fronteras nacionales?
Por otra parte, erraríamos si no tomáramos en cuenta la posición del imperio ruso en el sistema mundial así como las contradicciones internas de Rusia y la serie de naciones atrapadas en la “cárcel de naciones” que era el imperio ruso. Éstas incluyen el hecho de que, aunque oprimía muchas naciones, era una potencia imperialista más débil, con menor desarrollo de capitalismo, donde la inmensa mayoría todavía vivía encadenada por relaciones semifeudales, con un despertar de movimientos contra la opresión nacional por Rusia, y varios otros factores que tuvieron que ver, por una parte, con por qué la crisis revolucionaria fue más intensa allí y también con el programa y desarrollo particular del movimiento revolucionario. Por las condiciones concretas del imperio ruso se requería de un programa agrario para superar relaciones semifeudales, un programa para la gran cantidad de naciones oprimidas, etc.: elementos que eran distintos a lo que hubiera sido aplicable en ese entonces a Francia, por ejemplo.
Y aquí podemos ver en vivo la importancia de la observación de Avakian de que “las luchas de los proletarios de diferentes países que se compenetran mutuamente y se apoyan mutuamente constituyen el eslabón clave para transformar fundamentalmente el mundo en su conjunto”. La Revolución bolchevique no fue producto simplemente de las condiciones más propicias sino de la línea revolucionaria de Lenin y el Partido bolchevique. En todos los países, gran parte de los dirigentes socialistas capitularon, alineándose con “su propia” burguesía en la reaccionaria guerra imperialista. Incluso la oposición revolucionaria a esta traición que surgió en varios países —y que Lenin y los bolcheviques se esforzaron mucho por alentar— no llegó a una posición consecuentemente revolucionaria. Esto fue el caso incluso con sus mejores representantes, tales como Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht en Alemania, como se ve reflejado en las críticas desde una óptica democrático-burguesa de Luxemburgo al partido leninista de vanguardia y a la Revolución bolchevique en sí (y dicho sea de paso, que no es casual que Ajith proponga retomar por lo menos en parte estas críticas, reflejo de su propia ideología democrático-burguesa).[41]
La interrelación entre el nivel internacional y los países es constante, dinámico y experimenta cambios continuos. En particular, sobre la base del surgimiento del sistema capitalista-imperialista mundial y en el contexto de la Primera Guerra Mundial imperialista, la Revolución Bolchevique tiene un impacto a su vez no solamente al nivel de la influencia de un país a otro como factor externo, sino también, junto con la Guerra, un impacto en todo el mundo, cambiando, en la frase de Mao ya citada, “totalmente el curso de la historia mundial, abriendo en ella una nueva era”[42] en que la revolución comunista pronto se pone a la orden del día en virtualmente todos los países, lo que incluye el cambio en la naturaleza de la revolución necesaria y posible en los países oprimidos que ya hemos notado.
¿Cómo se podrá entender este cambio total en el curso de la historia mundial con el estrecho dogma nacionalista de Ajith de que las tareas de los revolucionarios “emergen de las particularidades internas de su país y son más determinadas por ellas”?[43] No se puede.
10. ¿La cruzada imperialista ha sido esencialmente determinada por las particularidades de cada país?
Ajith continúa argumentando que el análisis de Avakian “sobre contradicción interna y cambios en el mundo en su conjunto ‘determinados, de modo general, por la contradicción fundamental de la época burguesa’ es un trato bastante superficial del tema” porque, según, la contradicción principal y no la fundamental como tal es más determinante.[44] Bueno, en primer lugar, la cuestión esencial es qué es verdad. Por otra parte, aquí existe una tergiversación intencionada de la posición de Avakian, que según Ajith es que lo único importante es la contradicción fundamental, cuando en realidad Avakian analiza (retomando y desarrollando el análisis de Engels) que la contradicción fundamental tiene dos formas de movimiento, la fuerza impulsora de anarquía (reflejada por ejemplo en los cambios dinámicos en la economía mundial, las crisis, las contradicciones entre los imperialistas) y la contradicción de clase entre la burguesía y el proletariado que también tiene su expresión en la contradicción entre los países imperialistas y los oprimidos y entre el capitalismo y el socialismo, cuando existen países socialistas.[45] Es más, señala que existen varias contradicciones (la opresión de la mujer, la opresión nacional, etc.) que si bien se desarrollan en el marco de la contradicción fundamental, no pueden reducirse a ella. Dejaremos al juicio de la lectora o lector si este análisis es más “superficial” que la posición expresada por Ajith en que aparentemente, lo único que hay que tomar en cuenta a nivel mundial es la “contradicción entre el imperialismo y las naciones y pueblos oprimidos [que] es principal”.[46] Recomendamos el excelente artículo de Lotta que analiza y refuta los errores de Ajith y otros en estas cuestiones,[47] y no nos extenderemos más sobre el tema aquí.
Después de reducir toda la situación internacional a la contradicción entre el imperialismo y las naciones y pueblos oprimidos, Ajith procede a reducir esta contradicción mundial a las particularidades de la situación en cada país: “Aunque India, o un país ocupado como Afganistán o Irak, son todos países oprimidos, la influencia ejercida por la contradicción principal en la situación en cada país es claramente distinta. Esto obviamente es determinado por las particularidades socio-político-culturales-económicas de estos países. Si no se comprenden estas especificidades, las fuerzas maoístas nunca tendrán éxito en sus tareas. Y nunca las comprenderán si no entienden que emergen de las particularidades internas a su país y son más determinadas por las mismas”.[48]
Sí, “obviamente”, la contradicción entre el imperialismo y las naciones oprimidas se expresa de distinta manera en distintos países y es menester entender esas particularidades. Pero no es obvio ni cierto que la situación distinta de cada país es determinada esencialmente por las particularidades de cada país. En realidad es determinada por una interacción dialéctica, constante y dinámica entre la situación mundial, la posición del país en el mundo y sus particularidades específicas.
Veamos el mundo real: la ocupación imperialista de Irak o Afganistán, ¿no ha sido parte de la situación “distinta” de esos países? Claro que sí. ¿Podemos decir que eso “obviamente es determinado por las particularidades socio-político culturales-económicas de estos países”? No ocurrió aparte de esas particularidades y fue condicionada por ellas, pero no fue simple producto de esas particularidades, ni simplemente de esas en interacción con las “particularidades” internas de Estados Unidos y otras potencias. Fue parte de toda una cruzada imperialista, planificada en buena parte antes del ataque a las Torres Gemelas en 2001, que buscaba “rehacer el mapa” del Medio Oriente y otras partes del globo en que el imperialismo estadounidense, en alianza con otras potencias, ha buscado, entre otras cosas, expandir su dominación frente al colapso del socialimperialismo soviético y meter en cinta a fuerzas como Saddam Hussein y el Talibán que si bien representan fuerzas burguesas y feudales reaccionarias, chocaban con los intereses del imperialismo estadounidense. También buscaban prevenir que otros rivales potenciales desafiaran su predominancia.[49]
El enfoque nacionalista de Ajith, junto con su instrumentalismo, que no se basa en la realidad objetiva sino en lo que aparentemente sería más conveniente para el movimiento revolucionario, lo lleva a verdaderas barbaridades. Se queja de que “El hecho obvio de que se estaba utilizando el ataque al WTC [las Torres Gemelas] para lanzar un ataque mundial para hacer retroceder la creciente resistencia a la globalización, para repeler la ‘nueva ola emergente de la revolución mundial’, fue reducido a un aspecto secundario”[50] en el análisis de Avakian y otros de las raíces de la cruzada imperialista.
Si bien es cierto que la llamada “guerra contra el terrorismo” ha sido utilizada para tachar de terrorista a revolucionarios y gente progresista (y ha habido bastante denuncia de esto en la prensa del PCR,EU, al contrario de lo que nos quiere hacer creer Ajith), su insistencia de que no es “un aspecto secundario” implica que es el aspecto principal y por lo menos implícitamente motivo esencial de la cruzada imperialista. En el mundo simplista de Ajith, solamente existe la confrontación entre el enemigo y el pueblo. ¿Debemos creer, por ejemplo, que fue principalmente para “hacer retroceder” la lucha contra la globalización y la revolución… que tumbaron a Saddam Hussein y el Talibán? Es de conocimiento público que Bush no fue exactamente un genio, pero los arquitectos de la estrategia del imperialismo estadounidense evidentemente entendieron que Saddam y el Talibán no estaban exactamente en el centro de los movimientos populares y revolucionarios en el mundo.
11. ¿Nacionalismo y economismo en nombre de las “particularidades” o transformar las condiciones al máximo grado posible para hacer la revolución?
En lo que hemos citado arriba, Ajith nos dice que las especificidades de cada país “nunca se comprenderán” sin entender que “emergen de las particularidades internas a su país y son más determinadas por las mismas”. Aparentemente Ajith piensa que solamente se necesita entender lo que es más determinante (ya que según él, sólo se entenderán las particularidades si se acepta que son lo más determinante). Pero esto es completamente falso. En el ejemplo del huevo que menciona Mao, aunque la naturaleza interna es lo más determinante que da la posibilidad de que se transforme en pollito, ¿eso significa que no importa el otro aspecto de la temperatura, y que podemos meterlo en el congelador y esperar hasta que nazca el pollito?
O para dar un ejemplo más directamente relacionado con la cuestión del contexto de lo interno y externo que Ajith no logra entender, si uno insiste correctamente que se tiene que tomar el Poder a nivel nacional, y que por lo tanto el nivel nacional en esa relación es más decisivo y determinante por lo general y a fin de cuentas que lo que pasa en una región dada, ¿por eso uno necesariamente hará caso omiso de las particularidades regionales que tiene bastante importancia para la lucha revolucionaria? Claro que no.
Luego Ajith nos advierte que “la versión distorsionada del internacionalismo del avakianismo… es una receta para aislarse del pueblo”.[51] Aquí llegamos a otro principio fundamental del marxismo falso. Cualquiera que haya participado de alguna manera en el movimiento revolucionario conoce el argumento en una u otra forma: es que la mayoría de la gente sólo ve el país, es que la mayoría es nacionalista, es que no están de acuerdo con el comunismo. Si vamos a decirle a la gente que debemos preocuparnos no solamente por el país sino por todo el mundo, que no debemos enarbolar el nacionalismo sino el internacionalismo, que lo que se necesita es la revolución comunista y la emancipación de la humanidad, vamos a quedar aislados de las masas. Aquí ya no importa qué es verdad, sino la “receta” economista[52] de seguir a la cola de la espontaneidad.
Y es evidente que es parte de la “receta” de Ajith y sus abigarrados socios. Como ya hemos visto, han seguido a la cola del revisionismo en Nepal, impresionados por sus “éxitos” electorales. También siguen a la cola del supuesto impacto “antiimperialista” del fundamentalismo islámico,[53] negando el inmenso daño que el fundamentalismo islámico —y de otras religiones— hace al pueblo, por el entendimiento falso del mundo que inculca y por cómo, en consecuencia, la gente actúa o no actúa,[54] sin hablar de su papel político reaccionario en la reimposición de bárbaras formas de opresión a las mujeres, el asesinato de revolucionarios, etc. Es cierto que fuerzas fundamentalistas como el Talibán y Al Qaeda han causado problemas para el imperialismo occidental, pero no tienen nada de “antiimperialistas”: no tienen ninguna intención de salir del sistema capitalista-imperialista mundial sino cuando mucho sólo de mejorar la posición de unos grandes explotadores a la expensa de otros e imponer una ideología y un programa fundamentalista de cambios políticos, sociales, culturales y religiosos que son completamente reaccionarios.
Quien siga a la cola de las ideas equivocadas de la gente tal vez logre no “aislarse” e incluso tener cierto “éxito” temporal especulando sobre el atraso de las masas, nada más que con eso ha abandonado de hecho la lucha por la revolución comunista por mucho que se llene la boca con citas marxistas. Porque cualquier revolución comunista (que incluye, para que el Sr. Ajith nos pueda entender, la revolución de nueva democracia donde es aplicable) requiere llevarle a la gente y entrenarla en la ideología comunista y ninguna otra. En la ausencia de semejante revolución, la gente sigue sufriendo bajo este sistema reaccionario y eso, y no efímeros “éxitos” logrados a cambio de abandonar la revolución de hecho si no de palabra, es y debe ser la razón de ser de todo comunista.
La última acusación de Ajith contra la tesis de Avakian es que “Aún peor, es una excusa para dejar pasar el tiempo con el pretexto de esperar que la situación revolucionaria sea ‘determinada por sucesos mundiales’”.[55]
Esta es una distorsión ridícula a la luz de todo el trabajo de Avakian para profundizar la crítica al determinismo,[56] y Ajith tiene que admitir en un pie de página que Avakian dice lo contrario, pero no aborda su verdadera posición. En realidad Avakian retoma y adapta el concepto de Mao de “acelerar y a la vez aguardar los cambios en la situación internacional”.[57] Ajith lanza muchos ataques a la nueva síntesis en nombre de un supuesto “maoísmo”. ¿Por qué no tiene nada que decir sobre estas palabras de Mao? Porque expresan claramente tanto el papel decisivo de la arena mundial como la necesidad de luchar activamente por cambiar las condiciones en toda la medida posible tanto en el país como en el mundo en su conjunto. Avakian aplica un método científico y franco, retomando las grandes contribuciones de Mao que se ha comprobado corresponden al mundo real y cómo transformarlo, pero también señalando claramente donde considera que Mao cometió ciertos errores secundarios pero importantes. Ajith, en cambio, aplica un método dogmático e idealista de escoger selectivamente las citas que puedan servir para “probar” sus ideas preconcebidas, y pasando por alto las que las contradigan, ni hablar de los hechos del mundo real.
El contexto específico de que Mao hablaba era la necesidad de acelerar y a la vez aguardar cambios en la situación internacional y el debilitamiento del imperialismo japonés para poder pasar a la contraofensiva estratégica, evitando los errores opuestos de pasar a la contraofensiva antes de que existieran las condiciones para su éxito, por una parte, o, por otra, una defensa pasiva, sin esforzarse al máximo para acelerar los cambios que harían posible pasar a la contraofensiva. Este enfoque tuvo y tiene una aplicación más general, tanto para la victoria en China como para la orientación estratégica revolucionaria en el mundo en su conjunto.
Aunque el escenario internacional es fundamental y decisivo por lo general en última instancia, las luchas del proletariado en diferentes países es el eslabón clave precisamente porque es así como las fuerzas revolucionarias pueden influir para cambiar las condiciones, tanto en un país dado como a nivel mundial, al máximo grado posible para poder hacer la revolución. En este sentido, se puede errar también en dos sentidos opuestos.[58] Se puede errar como Ajith y muchos otros en no tomar en cuenta que la arena internacional es fundamentalmente decisiva en última instancia: no es casual que las dos revoluciones socialistas hasta la fecha hayan ocurrido en el contexto de guerras mundiales que no pueden entenderse correctamente (y consecuentemente no se pudiera haber desarrollado una correcta estrategia y táctica) simplemente a partir de las particularidades de cada país. El error opuesto sería pensar que siempre tiene que existir una coyuntura de intensa concentración de las contradicciones en el sistema mundial para que la revolución comunista pudiera triunfar en un país dado. Decir que el escenario internacional es decisivo “en última instancia” significa también que no lo es siempre en lo inmediato en todas partes. Como hemos señalado, las contradicciones internas de cada país siguen siendo parte esencial de la base de cambio, y por lo tanto, es posible que las condiciones concretas en un país dado sean más propicias que la situación internacional en su conjunto. Esto fue el caso, por ejemplo, con las guerras populares en el Perú y Nepal, que durante un tiempo lograron importantes avances en condiciones de relativo reflujo de la revolución mundial. De hecho, en toda situación nadie puede predecir con precisión de antemano todo lo que pudiera transformarse con la lucha decidida de las fuerzas revolucionarias guiadas por una línea básicamente correcta en interacción con otros cambios en la situación, acciones de otras fuerzas de clase, etc.
Por eso es tan importante la crítica de Avakian al determinismo revisionista que declara “…que hasta que intervenga una deus ex machina —un factor externo tipo dios— no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas, y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de este, en vez de (como lo hemos formulado correctamente) esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una ruptura o un salto cualitativo en la situación objetiva…”[59] Esta orientación básica —y no el economismo y nacionalismo que pregonan Ajith y muchos otros en nombre del “comunismo”— es lo que necesita el movimiento comunista internacional para ser vanguardia del futuro.
Al final Ajith dice: “Concluiremos este asunto con las palabras de Mao,”[60] y procede a reproducir la cita de Mao que ya hemos visto y criticado en parte sobre la relación entre la revolución en Rusia y China. Esto es precisamente el error (e incluso parte del mismo texto) que Avakian está criticando, y para “probar” que esta crítica es errónea ¡Ajith demuestra que Mao dijo lo contrario! En efecto, la “contundente” conclusión de Ajith es “Mao lo dijo, yo lo creo, fin del argumento’. Dejaremos a juicio de los lectores si esto representa un método y enfoque científico o más bien una actitud dogmática y religiosa hacia el marxismo.
12. Internacionalismo: el mundo entero ante todo
El internacionalismo proletario es una cuestión fundamental de orientación ideológica y política, que se basa en la realidad material de que el comunismo sólo es posible como sistema mundial, el proletariado es una clase internacional, el sistema a vencer es un sistema mundial, la transformación revolucionaria del sistema capitalista-imperialista al sistema comunista es un proceso histórico-mundial y a lo largo de este proceso, la arena internacional es por lo general y en última instancia fundamental y decisiva, a la vez que el eslabón clave son las luchas revolucionarias del proletariado en los distintos países, unidas por el internacionalismo e interactuando entre sí.
Ajith señala, al contrario, que el internacionalismo es sólo una cuestión ideológica basada en la meta final del comunismo,[61] y critica a Avakian por revolver “eclécticamente dos aspectos separados. Uno es el internacionalismo del proletariado, un asunto de ideología. El otro es la complejidad concreta de su surgimiento y existencia en diferentes países”.[62] Y esta “complejidad concreta”, como ya hemos visto y refutado, según Ajith, significa que el proletariado no es esencialmente una clase internacional sino que es principalmente definido por su carácter nacional, razón por la cual, entre otras, lo decisivo son las “particularidades internas” de cada país.
Es fundamental la cuestión de la ideología internacionalista del comunismo en contraste, en este caso, con la ideología de confundir el nacionalismo y el comunismo. Sin embargo, el argumento de que por basarse en la meta comunista, el internacionalismo se restringe a una cuestión ideológica va de la mano con tratar esta meta final como una cuestión abstracta y distante, con poca importancia para la lucha actual. En realidad, si no se lucha ahora con la guía muy real de la meta final del comunismo, inevitablemente la lucha se desvía, independientemente de las intenciones de nadie, a una u otra forma de acomodo con el sistema actual.[63] Y tanto esto como la negación de las bases materiales esenciales para el internacionalismo en el presente corresponden a una insistencia en una interpretación nacionalista del “internacionalismo”.
El internacionalismo es partir, en las palabras de Lenin, no “desde el punto de vista de ‘mi’ país… sino desde el punto de vista de mi participación en la preparación, en la propaganda, en el acercamiento de la revolución proletaria mundial”.[64] O como lo ha expresado Avakian, “Internacionalismo — el mundo entero ante todo”.[65]
El Partido Comunista Revolucionario, EU, en su Carta a los partidos y las organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista[66] (MRI), contrasta esta correcta orientación de Lenin con otro punto de vista distinto (de James Connolly, entre otros, un revolucionario irlandés contemporáneo de Lenin) de partir, no de la revolución mundial sino de “mi” país, y considerar que los marxistas revolucionarios son esencialmente los mejores representantes de su nación y que el internacionalismo es simplemente el apoyo que el proletariado o pueblo de un país extiende al pueblo de otros países.
En esto Ajith acusa al PCR,EU de “amañar citas”. Después de citar algo más del texto de Lenin antes de esta frase, nos asegura que “Cuando se cita completamente, es inmediatamente obvio que el ‘punto de vista’ que Lenin atacó no era algún punto de vista distinto sobre la revolución proletaria mundial o el internacionalismo, como dan a entender los avakianistas. Estaba desenmascarando el chovinismo burgués y diferenciándolo del internacionalismo proletario”.[67]
Como quien dice, si tienes que mentir, miente, pero no exageres. La cita viene de La revolución proletaria y el renegado Kautsky, precisamente del capítulo titulado “¿Qué es el internacionalismo?”, que de hecho critica “otro punto de vista distinto” sobre el internacionalismo, el de Kautsky, un prominente dirigente de la II Internacional socialista en el período de la primera guerra imperialista mundial. El capítulo comienza: “Kautsky, con la máxima convicción, se cree y se proclama internacionalista”. Indica que “el internacionalismo de Kautsky y de los mencheviques consiste en lo siguiente: Exigir reformas del gobierno burgués imperialista, pero continuar sosteniéndolo, continuar sosteniendo la guerra dirigida por este gobierno…”. Lenin desenmascara el razonamiento de los “kautskianos” y otros de que “el socialismo presupone la igualdad y la libertad de las naciones, su autodeterminación; por tanto, cuando nuestro país es atacado o lo invaden tropas enemigas, los socialistas tienen el derecho y el deber de defender la patria” y demuestra que el error fundamental de esta versión nacionalista del “internacionalismo” es no partir de una “apreciación de toda la guerra en conjunto, desde el punto de vista de la burguesía mundial y del proletariado mundial”, sino sólo del punto de vista de “mi país” que fue atacado.[68]
Pero lo fundamental aquí no es simplemente la distorsión de un texto de Lenin. Es que Ajith busca negar que el internacionalismo proletario significa o debe significar partir de “mi contribución a la revolución proletaria mundial” y no de “mi país”, porque en esencia su punto de vista es que hay que partir del país y no del mundo, porque, según, lo interno y particular de cada país es siempre lo fundamental, porque la revolución de nueva democracia y la revolución socialista surgen de manera separada, porque el proletariado es una clase “específicamente nacional en forma y características”, etc. etc., como ya hemos visto. Pero insistir en partir del país en vez de y en oposición a partir de la revolución proletaria mundial es nacionalismo, no internacionalismo, además de pasar por alto la verdadera naturaleza del sistema en que vivimos.
Y esto se vuelve aún más evidente cuando Ajith inmediatamente contrapone otra cita de Lenin a la que venimos comentando:
Pero en otra ocasión Lenin escribió: “Existe una clase y sólo una de internacionalismo verdadero, y es trabajar abnegadamente para desarrollar el movimiento revolucionario y la lucha revolucionaria en el propio país, y apoyar (con propaganda, solidaridad y ayuda material) esta lucha, esta y solo esta línea en todos los países sin excepción”.[69] ¿Cómo entender esto? ¿Deberíamos concluir, siguiendo la lógica de los avakianistas, que la segunda cita es un ejemplo de ‘Lenin desviándose del leninismo’? ¿O será el caso que el PCR está argumentando legítimamente por concebir “desarrollar la lucha revolucionaria en el propio país” como realizar “mi participación en la revolución mundial”? Pero si eso fuera cierto, sería negar su propio ataque a Mao.[70]
No se da cuenta de que se desenmascara solo con semejantes agudezas. Para Ajith, una concepción “legítima” de “mi participación en la revolución mundial” es “desarrollar la lucha revolucionaria en el propio país” y punto. Deja fuera las tareas específicamente internacionales e internacionalistas en la segunda cita de Lenin de “apoyar (con propaganda, solidaridad y ayuda material) esta lucha, esta y solo esta línea en todos los países sin excepción”.[71] Aquí expresa muy claramente la estrecha visión nacionalista que, entre otros problemas, guio el vergonzoso silencio e incluso abierta oposición a luchar por “esta y solo esta línea” frente a las desviaciones revisionistas en la línea guía en el Perú y Nepal que se resumen en la Carta mencionada del PCR.[72]
Reducir el “internacionalismo” a simplemente “desarrollar la lucha revolucionaria en el propio país”, no es otra cosa que el nacionalismo. Es, por supuesto, esencial hacer la revolución en el país donde uno se encuentra, y eso es incluso, por lo general, la contribución principal que se puede hacer siempre y cuando se desarrolle desde la perspectiva de avanzar la revolución comunista mundial, y no desde la perspectiva nacionalista de simplemente “liberar a mi país”. Como hemos comentado, a fin de cuentas y por lo general, el nacionalismo ni es capaz de lograr eso en la época del imperialismo. Todo esto hace recordar otro revoltijo de comunismo con el nacionalismo, el de la primera facción que escindió nuestra organización y después se puso a “reconstruir” un partido alineado con la línea oportunista de derecha en el Perú, que pregonaban que su “internacionalismo” consistía en dar la lucha en el país ¡y también aceptar la ayuda de otros países!
Los revolucionarios burgueses y pequeño burgueses, como los dirigentes de la Revolución francesa de 1789, Sun Yat-sen en la Revolución en China en 1911 e Hidalgo y Zapata en México (invitamos a todos a incluir los ejemplos de su propio contexto nacional) también luchan por “desarrollar la lucha revolucionaria en el propio país” (y apoyan y simpatizan de alguna forma con algunas revoluciones en otros países, aunque Ajith ni llega a mencionar esto). Sin embargo, no lo hacen como parte ni con la meta de avanzar la revolución comunista mundial sino con la meta, en esencia, de tratar de lograr un país capitalista independiente. Hay mucho todavía que se puede aprender, positivo y negativo, de esas experiencias, y en los países oprimidos en particular es posible y necesario aliarse en muchos casos con los nacionalistas progresistas y revolucionarios, pero si el nacionalismo (inclusive cuando se mezcla con el comunismo) dirige la lucha, a fin de cuentas no pasará de los límites del sistema capitalista-imperialista mundial, y las masas seguirán explotadas y oprimidas, como en Vietnam, Nicaragua, Cuba y muchos otros casos menos conocidos por nunca haber llevado a ninguna revolución.
13. En los países imperialistas, ¿hay que apelar al “orgullo nacional” o aplicar el derrotismo revolucionario?
Como el olfato del perro siempre encuentra la mierda, los revisionistas siempre encuentran las citas marxistas más aptas para “comprobar” sus posiciones antimarxistas. O como observaba Mao con mucha perspicacia, después de mi muerte la derecha usará algunas de mis palabras para justificar su proyecto revisionista. Y Ajith encuentra para sus propósitos, como varios antes, un artículo de Lenin[73] que ha sido criticado por Avakian por combinar la correcta orientación del derrotismo revolucionario con apelar al “orgullo nacional” de los gran rusos, la nacionalidad dominante y opresora en el imperio ruso. En el artículo, Lenin esencialmente apela al “orgullo nacional” de los gran rusos y argumenta que la mejor forma de “defender la patria” es desear la derrota del opresivo gobierno zarista en la Primera Guerra Mundial. Y Ajith aplaude esto como “una presentación astuta de la posición bolchevique, penetrando el clima patriotero extremo que existía en el período inicial de la guerra” y procede a insistir que no se debe “revolver eclécticamente” el internacionalismo con el origen y carácter nacional, según él, del proletariado, proclamando que “el proletariado representa las tradiciones democráticas progresistas de una nación.[74]
En primer lugar, los comunistas en todos los países representan o deben representar el comunismo y no esencialmente las “tradiciones democráticas progresistas de una nación” o nunca habrá socialismo, ni hablar de comunismo. Sin duda, existe la necesidad de aprender de, alentar, popularizar y dirigir todo cuanto principalmente contribuya incluso indirectamente a un ambiente más favorable para la revolución comunista, lo que incluye muchas cosas que no son, en sí, directamente revolucionarias. Por ejemplo, los pacifistas progresistas en los países imperialistas han jugado un papel a veces muy positivo en oponerse a las guerras de agresión de los imperialistas en Vietnam, Irak, etc. Son parte de una “tradición progresista” con la que debe haber unidad y lucha. ¿Por eso el proletariado representa o debe representar las tradiciones pacifistas? Por otra parte, la idea implícita aquí de que los comunistas sólo deben preocuparse de las tradiciones de “su propia” nación es un criterio nacionalista y no internacionalista. ¿Lu Hsun es sólo para los chinos? ¿La película Yol es sólo para los habitantes de Turquía y Kurdistán? ¿La Jaula de Oro es solamente para México y Centroamérica? ¿Doce años esclavo es solamente para los estadounidenses?
Volviendo al artículo de Lenin ya mencionado, en realidad, como Ajith sabrá, la posición de los bolcheviques no fue esencialmente la promoción del “orgullo nacional” sino el derrotismo revolucionario, trabajando por la derrota de su “propio” gobierno y burguesía a fin de lanzar una guerra revolucionaria en su contra. Y esta posición internacionalista, sobre todo al principio de la guerra mundial imperialista, resultó, no solamente en represión por parte del gobierno sino también hasta pedradas por parte de secciones de las masas. (Los bolcheviques, a diferencia de lo que nos aconseja Ajith, no abandonaron el internacionalismo consecuente por temor a “aislarse de las masas”). Esta situación no cambió por la “presentación astuta” de Lenin en un solo artículo del “orgullo nacional” y la mejor forma de “defender la patria” (entre todo un cúmulo de artículos que escribió denunciando los llamados a “defender la patria” como una traición al socialismo). Más bien fue la experiencia de la guerra misma y de la lucha revolucionaria en su contra que finalmente demostraron la justeza de su posición revolucionaria internacionalista y ganaron adherentes para la revolución.
Ajith eleva el error secundario cometido en una situación difícil a un principio fundamental de apelar al “orgullo nacional” incluso en las naciones imperialistas, como cualquier demócrata reformista en EU (o el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España, etc.) se opone a la invasión de Irak, etc., bajo la bandera de “lo que es mejor para Estados Unidos y sus tradiciones democráticas” en vez de decirle a la gente la verdad: que EU es un país imperialista, sus intereses nacionales son esencialmente los intereses de su burguesía de explotación y opresión mundial, y que en vez de identificarse con esos intereses, hay que identificarse con los intereses y sobre todo la lucha revolucionaria de la gente oprimida y explotada en todo el mundo. En cambio, una aplicación consecuente de la posición de Ajith implicaría, por ejemplo, que los comunistas en Estados Unidos deberían apelar al “orgullo nacional” del pueblo estadounidense en estas situaciones. ¡Qué bonito para la revolución mundial sería eso!
A la vez de argumentar que se debe apelar al “orgullo nacional”, Ajith también acusa al PCR, EU, de “economismo imperialista”, es decir, de negar la necesidad de luchar contra la opresión nacional en el mundo, así como la necesidad de la revolución de nueva democracia en muchos países. En realidad, apelar al “orgullo nacional” en los países imperialistas lleva precisamente hacia tal economismo imperialista, porque sólo se puede fortalecer los intereses de Estados Unidos en el mundo a base de la opresión de otros países.
Ajith tiene que admitir que “Avakian y el PCR han escrito mucho sobre la opresión imperialista y nunca han negado el componente nacional de la revolución de nueva democracia” pero esto, según él, sólo son “muchas palabras bonitas”.[75] Sin embargo, la realidad es que su práctica corresponde a sus palabras. ¿Quiénes criticaron hace ya nueve años la línea de liquidar la revolución de nueva democracia en Nepal en nombre de una “etapa” de “reestructurar” el viejo Estado? ¿Y quiénes siguen defendiendo las tesis centrales de esa liquidación?
Según Ajith “a principios de los años 1980, [el PCR, EU] estaba descartando casi todas las luchas de resistencia en las naciones oprimidas como meras extensiones de la rivalidad inter-imperialista”.[76] En realidad, el PCR, EU, señaló correctamente que la rivalidad interimperialista jugaba un papel decisivo en la arena mundial en aquel entonces (entre dos bloques imperialistas encabezados por EU y la URSS). A la vez, aplicaron una posición de derrotismo revolucionario, trabajando por la derrota de EU en El Salvador, Nicaragua, Irán, denunciando el carácter reaccionario de los imperialistas y sus títeres y resaltando el carácter justo de la lucha revolucionaria en esos países, a la vez que señalaron que la dirección en Nicaragua y El Salvador y las fuerzas democrático-burguesas e islámicas en Irán no iban a llevar la lucha hasta romper con el imperialismo y tomar el camino socialista. Y tuvieron razón.
Ajith lanza la misma acusación falsa en relación con Afganistán e Irak porque el PCR, EU, no sigue a la cola de los fundamentalistas islámicos. ¿Qué hizo el PCR, EU, ante el ataque a las Torres Gemelas, la ola de patriotismo que provocó y las agresiones imperialistas en Afganistán e Irak? Aplicaron el derrotismo revolucionario, denunciaron al imperialismo de “su” propio país y movilizaron ampliamente a las masas para luchar en su contra en unidad con los pueblos oprimidos por “su” país en iniciativas como “No en nuestro nombre” y “El mundo no puede esperar”, declarando que “La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países”.[77] De aplicar el “principio” nacionalista de Ajith, se pensaría que hubieran realizado una “astuta presentación” de “orgullo nacional” estadounidense.
En realidad, la línea y la práctica del PCR (y su precursor, la Unión Revolucionaria) a lo largo de su historia, en su oposición a la agresión estadounidense en Vietnam y en un sinnúmero de casos hasta la fecha, ha sido un modelo y un ejemplo inspirador del internacionalismo. A cualquier persona que vea esto con alguna objetividad, le impresionará el hecho de que esto siempre ha sido y sigue siendo una de las características más destacadas del PCR. El hecho de que Ajith rehúse o sea incapaz de reconocer esto, y al contrario plantea acusaciones indignantes y ridículas de que el PCR es culpable del “economismo imperialista” y chovinismo, es una expresión más de la cosmovisión de Ajith que confunde y combina el nacionalismo con el comunismo y que lo lleva a seguir a la cola de varios reaccionarios e imperialistas y brindarles apoyo en nombre del “internacionalismo” —algo que el PCR siempre y muy correctamente ha rehusado hacer.
14. La ideología de los comunistas en los países oprimidos también debe ser el comunismo y no el nacionalismo
Hemos dicho que los comunistas deben representar el comunismo y no esencialmente las “tradiciones democráticas progresistas de una nación” y eso es cierto también en los países oprimidos, aunque la cuestión en este caso es algo más complejo.
El nacionalismo de las potencias imperialistas que oprimen a otras naciones es reaccionario.[78] En los países oprimidos (y también en el caso de naciones o minorías nacionales oprimidas dentro de las fronteras de los países imperialistas), la situación es distinta, precisamente porque sufren opresión nacional. En esta situación el nacionalismo puede jugar un papel progresista e incluso revolucionario en la medida que vaya dirigida contra los opresores, y no contra las masas populares del país opresor, de otros países o contra las nacionalidades oprimidas que existen también dentro de muchos países oprimidos (como el caso de los pueblos indígenas en México y la mayoría de América Latina).
Sin embargo, el comunismo y no el nacionalismo (incluido la adaptación del comunismo al nacionalismo) tiene que dirigir la lucha revolucionaria. El nacionalismo en estos países se enfoca esencialmente en la opresión del país y, como hemos visto, por lo general ni es capaz de superar esa opresión en la época del imperialismo. Pero también existe mucho más que necesita combatirse y superarse: la opresión de las mujeres, la explotación del trabajo asalariado, la destrucción de la naturaleza, la opresión de la gente de diversa orientación sexual, la opresión de nacionalidades dentro del país oprimido, la contradicción entre trabajo intelectual y manual, etc.
Sólo el comunismo nos brinda un entendimiento científico de la interrelación de todas estas contradicciones en el mundo real y cómo estas y otras pueden y tienen que superarse en el transcurso de la lucha revolucionaria hacia la emancipación de toda la humanidad.
En relación con la opresión nacional en los países del llamado “tercer mundo”, por lo general son un problema entre sectores importantes de las masas las ideas de inferioridad nacional, promovidas por las clases dominantes y surgiendo también del hecho material de la dominación imperialista y las grandes desigualdades en el mundo. Se expresa, por ejemplo, en México en la creencia en la superioridad de Estados Unidos, en las ideas de que la riqueza del vecino país tiene su origen en que esa gente es más inteligente, trabajadora o preparada, así como la pregunta “¿Cuál es el problema con nosotros los mexicanos?” Es esencial combatir estas ideas, demostrando, entre otras cosas, que la riqueza del imperialismo estadounidense tiene su origen en la esclavización del pueblo negro, el genocidio de los indígenas, sus guerras de conquista y la explotación imperialista de grandes partes del mundo, y no en alguna característica especial de sus habitantes. El problema de ideas de inferioridad nacional es el único problema que Ajith menciona. Pero existe otro.
El nacionalismo también juega un papel negativo en varios aspectos. Esto es (o debe ser) más evidente cuando refuerza la opresión de otros. Otra vez tomando México como ejemplo, el nacionalismo mexicano también asume expresiones retrógradas a favor de la opresión nacional y racismo en contra de las diversas nacionalidades indígenas, los afro-mexicanos y la gente negra en general, los chinos, los judíos, etc. Hay que librar una lucha ideológica contra estas ideas reaccionarias entre las masas.
Una expresión más contradictoria del nacionalismo se resume en el epíteto “pinches gringos”. Por un lado, muchas veces es una reacción, por lo menos en parte, a la dominación del país por el imperialismo estadounidense. Por otra, no distingue entre la clase capitalista explotadora de EU y el proletariado y amplias masas explotadas y oprimidas al otro lado de la frontera. Al unir a la gente en contra de los imperialistas y las otras clases dominantes, es esencial librar aquí también una lucha ideológica. Irónicamente, la oposición nacionalista al imperialismo estadounidense frecuentemente acaba capitulando a él, entre otras razones por sobrestimar el supuesto monolito y no entender la posibilidad y necesidad de forjar la unidad revolucionaria entre el proletariado y las masas oprimidas en ambos tipos de países.
Finalmente, un problema importante, que Ajith esencialmente niega, es que las clases dominantes de los países oprimidos también se echan mano del nacionalismo tratando de unir a todas las clases bajo su dirección, justificando todas sus políticas en nombre del “bien de México” (o la India, o el país que sea). Esto muchas veces es simplemente retórica de lacayos. Sin embargo, también se dan casos de una diversidad de representantes de la gran burguesía y otros reaccionarios en los países oprimidos que, sin salir del sistema capitalista-imperialista mundial, entran en contradicción con una o varias potencias imperialistas en busca de sus propios intereses de clase: por ejemplo, Hugo Chávez en Venezuela, Saddam Hussein en determinado momento y los jihadistas tipo Al Qaeda y el Talibán, entre otros. Y cuando eso ocurre, muchas veces ahí va corriendo una bola de supuestos comunistas a cobijarse bajo el ala de la gran burguesía y otras fuerzas reaccionarias con la supuesta justificación de la lucha contra el imperialismo. Algo semejante ha pasado en México, con la subordinación del viejo Partido Comunista de México a Lázaro Cárdenas en los años 1930 o la infatuación actual de una variedad de supuestos marxistas con Andrés Manuel López Obrador.[79] Ajith, como hemos mencionado, sigue a la cola del supuesto impacto “antiimperialista” de los fundamentalistas islámicos.
Los ejemplos son muy diversos y distintos entre sí, pero esta idea de la necesidad de seguir a la cola, de una u otra forma, de fuerzas reaccionarias siempre ha llevado y siempre llevará a liquidar la revolución comunista y condenar a los oprimidos a seguir oprimidos. El avance hacia el triunfo de la revolución proletaria puede o no requerir ciertas alianzas con fuerzas reaccionarias en determinado momento, pero requiere en todo momento luchar por la dirección del partido comunista, y no seguir a la cola de otras fuerzas de clase, como predica la adaptación del comunismo al nacionalismo.
Tal vez el argumento más “contundente” de Ajith y otros es la siguiente cita de Mao:
La victoria de China y la derrota de los imperialistas que la invaden constituirán una ayuda para los pueblos de los demás países. De ahí que, en las guerras de liberación nacional, el patriotismo sea la aplicación del internacionalismo.[80]
Se suele omitir la primera oración, ya que entrenamiento en el internacionalismo no es precisamente el motivo de estas fuerzas en usarla, como tampoco promueven declaraciones de Mao y el PCCh como “La concepción del mundo del partido proletario en relación con el problema nacional es el internacionalismo, y no el nacionalismo”.[81] El problema con esta formulación de Mao sobre el patriotismo es que confunde la ideología internacionalista con el programa político: en el caso concreto, de la responsabilidad del Partido Comunista de dirigir una guerra de liberación nacional contra la invasión de China por el imperialismo japonés. Políticamente fue muy correcto y necesario dirigir esa guerra, y en un sentido fundamental, Mao no la dirigió con una óptica nacionalista sino internacionalista: insistiendo en la unidad con el pueblo y los comunistas japoneses, aunque la oposición en Japón a la guerra de agresión fue muy débil; luchando por un trato digno de los presos japoneses y por realizar trabajo político con ellos; y señalando la contribución de esta guerra a “los pueblos de los demás países”, entre otras cosas.
La “mejor” interpretación de la cita es que Mao habla de la “aplicación” de la ideología del internacionalismo al programa político de librar una justa guerra de liberación nacional. Sin embargo, el patriotismo no se limita a la cuestión de apoyar y librar guerras nacionales justas. También tiene un componente ideológico y, como ideología, es nacionalismo, una cosmovisión que aborda y entiende el mundo desde el punto de vista de una nación y un interés nacional. Y este problema no se encuentra solamente en esta cita sino, como señala Avakian, “es justo decir que no reconoció la contradicción entre ser internacionalista y a la vez intentar ser el representante de los más altos intereses de la nación”.[82]
No reconocer la contradicción es un error secundario pero importante en la posición en general internacionalista de Mao. Insistir en que no es ninguna contradicción necesariamente lleva a la adaptación del comunismo al nacionalismo. Ajith insiste en que hacer esta distinción, es evitar “la cuestión ideológica que Mao plantea de ser patriótico sobre una base ideológica internacionalista”.[83]
¡Perlas de eclecticismo! Como hemos visto, para Ajith, el internacionalismo es una cuestión de ideología que no debe confundirse con el carácter nacional del proletariado, etc., etc. Y ahora resulta que “ser patriótico” también es una cuestión ideológica. El agregado ecléctico de “sobre una base ideológica internacionalista” sólo sirve para esconder y ofuscar el punto esencial de lo que dice: que “ser patriótico” es una cuestión de ideología y que “ser patriótico” es parte de la ideología comunista, así que esta ideología resulta ser, en la interpretación de Ajith y otros, un revoltijo ecléctico del nacionalismo con el comunismo internacionalista.
Según Ajith, la nueva síntesis del comunismo tiene “un concepto absolutista y purista del internacionalismo proletario.[84] ¿Deberíamos tener, entonces, del internacionalismo proletario un “concepto” relativista y adulterado con el nacionalismo?
Como hemos señalado varias veces e ilustrado con los ejemplos de Vietnam, Nicaragua, Nepal y otros, tal adulteración del comunismo con el nacionalismo no va más allá de los límites del sistema imperialista-capitalista actual y por lo tanto es incapaz de liberar a la gente y finalmente emancipar a la humanidad, independientemente de las intenciones subjetivas de sus proponentes. El comunismo, que es internacionalista, sí lo puede hacer.
15. La transformación revolucionaria histórico-mundial del sistema capitalista-imperialista al sistema comunista mundial
El comunismo sólo puede alcanzarse en el mundo en su conjunto y el proceso histórico-mundial de transformación revolucionaria del sistema capitalista-imperialista actual al sistema comunista mundial del futuro no ha sido, no es ni será un simple proceso lineal en que cada país avance por separado hacia el comunismo. Al contrario, es “un largo y tortuoso proceso de transformación revolucionaria en que habrá un desarrollo desigual, la toma del poder en diferentes países en diferentes momentos, y una compleja dialéctica entre las luchas revolucionarias y la revolucionarización de la sociedad en esos países”.
Para avanzar hacia la meta comunista, es esencial romper, al tomar el Poder, con el sistema capitalista-imperialista mundial, pero el socialismo en distintos países, como parte de la transición al comunismo, existe en un mundo todavía dominado por el sistema capitalista-imperialista y por ésta y otras razones también se desenvuelve como parte de una relación dialéctica “en que lo fundamental y decisivo en última instancia es el escenario internacional, y en que las luchas de los proletarios de diferentes países que se compenetran mutuamente y se apoyan mutuamente constituyen el eslabón clave para transformar fundamentalmente el mundo en su conjunto”.[85]
Como señala Marx, “Este socialismo es la declaración de la permanencia de la revolución, la dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que éstas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales”.[86] Con la más grande contribución de Mao, la teoría y práctica de continuar la revolución bajo la dictadura del proletariado, se ha llegado a entender mucho más profundamente la necesidad de abolir estas “cuatro todas”: las diferencias de clase, las relaciones de producción, las relaciones sociales y las ideas heredadas de la vieja sociedad, que en parte persisten y se reproducen después de la socialización básica de la economía. La lucha de clases persiste durante todo el período histórico del socialismo, y se centra en buena parte en la lucha por restringir o ensanchar las desigualdades, relaciones e ideas atrasadas que todavía persisten y se producen en la nueva sociedad. Es más, Mao y sus camaradas descubrieron que si se detiene en el camino, esto necesariamente lleva a la restauración del capitalismo.
Aunque la experiencia ha demostrado que es posible establecer el socialismo en un país, ¿será posible seguir por el camino socialista —lo que significa seguir con estas transformaciones— indefinidamente, sin liberar a más partes del mundo? No. Gran parte de las relaciones e ideas que necesitan transformarse (las “cuatro todas”) no se encuentran solo dentro de las fronteras de un país dado sino a nivel mundial, en el sistema capitalista-imperialista. De manera semejante como la falta de seguir transformando las cuatro todas dentro de un país socialista acabará por fortalecer la base y las fuerzas restauracionistas y conducir a la restauración del capitalismo, la falta de ir transformando más el mundo por medio del avance de la revolución comunista mundial también fortalece esas fuerzas reaccionarias y el peligro de restauración.
Así que Avakian señala que “hay un límite… a qué tan lejos se puede llegar en la transformación de la base y la superestructura dentro de un país socialista sin hacer avances ulteriores en conquistar y transformar más del mundo: no en términos de conquistar más recursos naturales o gente, como lo hacen los imperialistas, sino en términos de hacer transformaciones revolucionarias…Según lo que entiendo, la razón de esto es, primero que todo, que el cerco imperialista ejerce una influencia ideológica y una presión militar, política y de otros tipos. Pero también hay el hecho de que ésta es la época de un solo proceso mundial y eso tiene una base material, no es sólo una idea. Lo que puede parecer racional aún en términos de producción y de la utilización de la fuerza de trabajo y los recursos dentro de un país en particular, llevado más allá de cierto punto, aunque parece racional para ese país, es irracional si se lo considera a escala mundial”.[87]
En este contexto, ¿cómo se explica la restauración del capitalismo en China después de casi treinta años del socialismo y diez de la revolución cultural? Es cierto que hubo errores secundarios de línea y método, y es cierto que hubo dificultades objetivas relativamente internas de China, pero por mucha importancia que sí tienen estos factores, esto no puede entenderse correctamente sin tomar en cuenta la arena internacional y en particular el contexto de los factores internacionales desfavorables en que el golpe de Estado ocurrió. La restauración del capitalismo en China (y en la Unión Soviética antes) no fue meramente un asunto interior de China — en esencia el socialismo fue derrotado por la burguesía internacional, que todavía tenía y tiene bastante más fuerza en el mundo.
Por su estrecha visión nacionalista, Ajith o bien no entiende o no le interesa el problema objetivo, es decir, la interrelación entre la revolucionarización continua del socialismo en el país o países donde existe y el avance de la revolución en otras partes del mundo. Tampoco comprende el argumento de Avakian de que existe un límite relativo al avance en un país socialista sin lograr más avances en la revolución mundial, al tomar el poder en otras partes, Simplemente le acusa de querer imponer una racionalidad económica burguesa, que es tan absurdo, a la luz de todo el trabajo de Avakian criticando precisamente esa línea en la experiencia de China y la Unión Soviética, que ni merece respuesta aquí.
Luego Ajith declara que “el proletariado victorioso en un país no puede y no debe tomar como su criterio lo que es mejor a ‘escala mundial’. Porque, no importa cuál sea la retórica política, su contenido inevitablemente será racionalidad económica estrecha…. Durante mucho tiempo, el proletariado debe abordar las tareas de producción principalmente a “escala nacional”. Debe esforzarse por apoyarse en los esfuerzos propios en el país en su conjunto y en sus regiones, como una cuestión de principios. En un sentido económico (burgués) estrecho, esto sería irracional desde el punto de vista de la economía mundial (la “escala mundial” de Avakian). Desde el punto de vista a largo plazo de la revolución proletaria mundial, para poder superar y eliminar el desequilibrio en el mundo para que todos puedan llegar a ser iguales y así crear un terreno favorable para avanzar hacia el comunismo, sería eminentemente racional”.[88]
Ajith nos dice que el contenido de “lo que es mejor a ‘escala mundial’… inevitablemente será racionalidad económica estrecha”. ¿Por qué? ¿Porque la burguesía lo dice? Flaco favor haríamos a la revolución proletaria mundial de insistir que “lo que es mejor a ‘escala mundial’” es la racionalidad económica burguesa regida por la máxima ganancia con su teoría de “ventajas comparativas”. Tomemos, por ejemplo, un problema que amenaza el futuro mismo del planeta y la raza humana: el calentamiento global debido al uso de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), que la racionalidad burguesa de la máxima ganancia exige seguir usando hasta destruir el planeta y muchas formas de vida, sino también la humanidad. ¿No es evidente que eso no es “lo que es mejor a ‘escala mundial’” y que “abordar las tareas de producción principalmente a ‘escala nacional’” como plantea Ajith no va a resolver el problema? Un país socialista puede (y en nuestra opinión debe, lo más rápido posible) dejar de usar combustibles fósiles, pero las acciones de un país (o siquiera varios países) no van a detener la carrera hacia la catástrofe mundial. En esta cuestión y en otros el proletariado victorioso debe partir de lo que es mejor a escala mundial y llamar urgentemente a unir a los científicos y gente de todo el mundo a actuar juntos con el país o los países socialistas contra el calentamiento global de manera que sirva también a acelerar el avance de la revolución mundial, que es esencial para resolver a fondo este problema como muchos otros.
En cuanto al problema de cómo superar la profunda desigualdad entre los países imperialistas y los oprimidos en el mundo, Ajith propone, en lo que hemos citado, esencialmente que unos y otros, al establecer el socialismo, se apoyen en sus propios esfuerzos. Si reflexionamos un poco sobre el mundo real, debe ser evidente que, incluso al eliminar la explotación de otros países con la revolución socialista, si tanto el o los países anteriormente imperialistas como los anteriormente oprimidos simplemente se apoyan en sus propios esfuerzos, lo más probable no es que lleguen a “ser iguales” sino que se ensanche la brecha entre unos y otros — porque los países más desarrollados en toda probabilidad todavía contarían con más medios de producción, tecnología, gente entrenada, etc. Apoyarse en los esfuerzos propios sí es un principio correcto básico, pero es un principio relativo. En la China socialista, por ejemplo, no insistieron que todas las regiones simplemente se apoyaran por igual en sus propios esfuerzos, lo que hubiera llevado a ensanchar y no reducir las grandes brechas entre ciudad y campo y entre una región y otra. Les dieron prioridad en la asignación de recursos y en otros aspectos al campo, a las regiones y nacionalidades con menor desarrollo, precisamente para ir superando estas desigualdades. El mismo enfoque básico será esencial para ir cerrando en vez de ensanchando la brecha entre países anteriormente oprimidos y los anteriormente imperialistas. Y eso requerirá ver las cosas a una escala mundial y no simplemente a la escala nacional a que se aferra Ajith.
La democracia burguesa y el nacionalismo no ven más allá de la igualdad formal. Pero la igualdad formal resulta en la desigualdad en el mundo real, porque se aplica la misma vara a personas, naciones, etc., que se encuentran en circunstancias distintas. Para superar las enormes desequilibrios y desigualdades que ha producido este sistema, es necesario un trato desigual que favorezca a los desfavorecidos de ayer, a los pobres, a las mujeres, a las minorías antes discriminadas, y sí, a los países oprimidos, partiendo eso sí, de “lo que es mejor a escala mundial” para el proletariado y la inmensa mayoría de la humanidad.
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos es un documento provocativo e inspirador en este y muchos otros sentidos, y el señor Ajith se mete en profundas aguas negras intelectuales para tratar de acusar al PCR,EU, y Avakian de “expansionismo” y de una intención oculta de anexar territorio mexicano. Su supuesta evidencia es que “la formulación ‘en América del Norte’, junta con la mención de territorio liberado de otros reaccionarios, indica que el nuevo estado también podría extenderse más allá del territorio actual de EUA”,[89] y específicamente hacia México, que es donde, según su lógica extraña, se encontrarían “otros reaccionarios]
Son poco menos que asombrosos los extremos de tergiversación a que es capaz de llegar el oportunismo nacionalista. Al parecer Ajith ni podría imaginar el verdadero significado e intención del nombre “Nueva República Socialista en América del Norte” que, entre otras cosas, repudia el chovinismo inherente en el nombre de “Estados Unidos de América”, como si EU abarcara toda América o las Américas.
Por otra parte, ¿el Señor Ajith realmente no entiende que en Estados Unidos, como en todo país, también existen reaccionarios que no son precisamente miembros o representantes directos de las clases dominantes? ¿No pudo leer en el mismo párrafo que cita selectivamente que se habla de la “victoria de la revolución que hubiera eliminado los Estados Unidos de América imperialistas reemplazándolos con una nueva sociedad revolucionaria”?[90] Pero no se tenía que especular al respecto, sólo hacía falta leer lo que el documento en realidad dice acerca de las relaciones con México y la política con respecto al sudoeste de EU que antes de la Guerra de 1846-1848 formaba parte de México. Señala, entre otras cosas que, al tomar en cuenta la situación en la región y el mundo, “En este contexto general y además de tomar en cuenta los sentimientos y las aspiraciones de los habitantes de esta región [el sudoeste de EU], en particular aquellos de origen y ascendencia mexicana, el gobierno de la Nueva República Socialista en América del Norte tratará la cuestión de si devolverle al menos unas partes de esta región a México y/o si se debería establecer, en partes de esta región, un país que esté separado de México, así como de la Nueva República Socialista en América del Norte… De todos modos, en esta región, o en la parte de ella que quede en la Nueva República Socialista en América del Norte, se reconocerá y se tratará el derecho a la autonomía de los mexicano-americanos en concordancia con los principios y objetivos establecidos en este Artículo y en la presente Constitución en general”.[91]
O sea, Ajith nos quiere hacer creer que un programa que incluso contempla ceder parte del territorio estadounidense actual a México o un nuevo país por conformarse en la región históricamente ligada a México es una “receta peligrosa para el expansionismo”[92] de robarle territorio a México.
Además de demostrar el oportunismo de Ajith, esto demuestra la incapacidad del revisionismo nacionalista de distinguir entre la clase dominante en Estados Unidos, por una parte, y el proletariado y su partido comunista por otro. A lo que solo comentaremos, tomándonos la libertad de parafrasear a Lenin, que si el marxista en el tercer mundo “se deja arrastrar por su odio, absolutamente legítimo y natural, a los opresores” imperialistas estadounidenses, “hasta el extremo de trasferir aunque sólo fuera una partícula de ese odio, aunque sólo fuera aisladamente, a la cultura proletaria y a la causa proletaria” en Estados Unidos, “entonces ese marxista se habrá deslizado al pantano del nacionalismo burgués. Del mismo modo el marxista” en Estados Unidos u otro país imperialista “se hundirá en el pantano del nacionalismo, no sólo burgués” sino profundamente contrarrevolucionario si olvida, aunque sea por un instante, su deber de apoyar la causa de la liberación nacional en los países oprimidos por el imperialismo.[93]
Otra contribución de gran importancia de Bob Avakian a entender más científicamente el proceso de la revolución comunista mundial, es el reconocimiento de que existe una contradicción entre el avance de la revolución mundial y la defensa del socialismo en un país dado (o los intereses del Estado nacional en el socialismo). Aunque esta contradicción no tiene que ser necesariamente antagónica, se ha vuelto muy aguda a veces, y sin duda eso ocurrirá de nuevo al establecer nuevos países socialistas. Es muy importante defender el socialismo donde exista, pero es esencial subordinar, como la parte al todo, la defensa del país (o los países) socialista(s) al avance de la revolución mundial. Esto se relaciona también con lo que ya hemos comentado sobre los límites relativos a la transformación revolucionaria en los países socialistas sin mayor avance a nivel mundial. Los países socialistas, cuando existen, deben ser ante todo bases de apoyo para la revolución comunista mundial.
En la historia del movimiento comunista internacional, no se entendía esta contradicción y de hecho en muchos casos se subordinó la revolución mundial a la defensa del socialismo en la Unión Soviética y luego en China, lo que ocasionó o contribuyó a serios errores que incluso echaron a perder varias oportunidades revolucionarias, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial y su desenlace. Esto es un complejo y extensivo tema que no trataremos aquí más que observar que aunque Ajith acepta de palabra que existió el error de subordinar el avance de la revolución mundial a la defensa de la Unión Soviética antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, esencialmente defiende (con sus típicos “peros” eclécticos) las desviaciones profundas hacia el nacionalismo y la democracia burguesa del “Frente Único contra el Fascismo” que tuvo su origen en ese error y que descarrilaron las posibilidades de avance e incluso triunfo de la revolución en varios países.
La orientación nacionalista de Ajith es tan poco revolucionaria que incluso llega a decir: “La lucha librada por un estado socialista en el terreno de la diplomacia es una parte importante de la revolución mundial. Nunca debemos olvidar que el estado socialista será el instrumento principal a través del cual el proletariado internacional puede intervenir al nivel mundial hasta que la revolución mundial alcance un alto nivel”.[94]
No, Ajith. La diplomacia socialista sí es una parte necesaria de la revolución mundial, pero el “instrumento principal a través del cual el proletariado internacional puede intervenir al nivel mundial” ha sido y es la revolución. Para quien pueda quitarse las anteojeras nacionalistas de ver el mundo país por país, es evidente que la Revolución de Octubre, la Revolución china y la Gran Revolución Cultural Proletaria tuvieron un inmenso impacto mundial, mucho mayor que incluso las mejores actuaciones diplomáticas de esos países cuando eran socialistas.
16. ¿Comunismo o nacionalismo?
Para concluir, cabe recordar que las naciones modernas —que son una realidad tan palpable del mundo actual— son apenas una creación de la época del capitalismo,[95] y que para superar definitivamente esa época y llegar al comunismo, será necesario tanto eliminar la opresión nacional como finalmente superar la división del mundo en naciones en sí.
La estrechez nacionalista, que ve el mundo “desde mi país para fuera” y es incapaz de entender la naturaleza real del sistema capitalista-imperialista mundial y el proceso real de su transformación revolucionaria hacia el comunismo mundial, no es capaz de ir más allá de los límites del estrecho horizonte de la época burguesa en la teoría, y por lo tanto, como hemos demostrado, tampoco es capaz de superar las opresivas relaciones del sistema capitalista-imperialista en la práctica.
El comunismo, en cambio, al comprender científicamente la interrelación dialéctica entre el proceso mundial y la lucha revolucionaria en cada país, y al identificar acertadamente la base material en las contradicciones del mismo sistema capitalista-imperialista de las que surgen tanto la necesidad como la posibilidad real de su transformación revolucionaria hacia el comunismo, puede y necesita guiar el proceso de abrir paso por medio de una difícil y tortuosa lucha, a un futuro muy distinto y mucho mejor.
Solo el comunismo, y no el nacionalismo, podrá liberar al pueblo y conducir a la emancipación de toda la humanidad. ❑
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Azteca Noticias, “3 millones de niños mueren de hambre al año”, http://www.aztecanoticias.com.mx/capitulos/internacional/151315/3-millones-de-ninos-mueren-de-hambre-al-ano. ↑
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Se da la cifra de aproximadamente 2,5 millones de víctimas del tráfico de personas, pero también se estima que por cada persona identificada existen 20 sin identificar, que implicaría un total de unos 50 millones de personas. “Informe Mundial sobre la Trata de Personas 2012” en http://www.miguelcarbonell.com/docencia/Informe_mundial_sobre_la_trata_de_personas.shtml. ↑
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Para un breve resumen de la nueva síntesis del comunismo, ver Partido Comunista Revolucionario, EU (PCR,EU), El comunismo: el comienzo de una nueva etapa, RCP Publications, Chicago, 2009. Bob Avakian ha desarrollado esta nueva síntesis y es el presidente del PCR,EU. Disponible en http://revcom.us/Manifesto/Manifesto-es.html. ↑
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Mao Tsetung, “Discursos en una conferencia de secretarios de comités provinciales, municipales y de región autónoma del partido”, Obras escogidas, Tomo V, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1977, p. 415. ↑
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“Against Avakianism” (“Contra el avakianismo”, en adelante, “Contra”), Naxalbari, No. 4, julio de 2013, disponible en inglés en línea en http://thenaxalbari.blogspot.com/2013/07/naxalbari-issue-no-4.html, consultado el 28 de julio de 2014 (también en: https://liberationbase.files.wordpress.com/2013/10/agnstavk-lnkd.pdf). Todas las citas de este artículo son nuestra traducción al español. El artículo está en el sitio de Naxalbari tanto como parte de la revista citada como en forma de un archivo por separado. Utilizamos aquí los números de página del archivo por separado. En el momento de escribir este artículo, Ajith era el secretario del Partido Comunista de India (marxista-leninista) Naxalbari, que participaba en la iniciativa oportunista de algunos grupos antes participantes en el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) para formar una nueva organización internacional al margen del MRI unida por su oposición a la nueva síntesis, que analizamos en “La nueva síntesis del comunismo y los residuos del pasado”, Aurora Roja, No. 17, disponible en español e inglés en http://aurora-roja.blogspot.mx/2012/08/la-nueva-sintesis-del-comunismo-ylos.html. Desde entonces el citado PCI (ml) Naxalbari se ha fusionado con el Partido Comunista de la India (maoísta). ↑
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Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, 2:12, RCP Publications, Chicago, 2011, pp. 43-44. El texto citado apareció originalmente en El falso comunismo ha muerto, ¡Viva el auténtico comunismo!, RCP Publications, Chicago, 1992. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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“Contra”, sección “La cuestión nacional en los países imperialistas”, p. 35. ↑
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“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 30. ↑
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Lo BAsico, op cit., 5:8, p. 156. ↑
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“Contra”, sección “La cuestión nacional en los países imperialistas”, p. 35. ↑
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“Contra”, pie de página 71, p. 27. ↑
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El eclecticismo, en este sentido, es un enfoque que trata de reunir y conciliar elementos opuestos: en este caso el comunismo, que es internacionalista, y el nacionalismo. También se refiere al error de poner dos aspectos de un solo fenómeno a la par sin señalar cuál es principal, lo cual ofusca su carácter esencial. Por ejemplo, “el sistema capitalista-imperialista explota y oprime a la gente pero también desarrolla las fuerzas productivas”. Los dos aspectos son ciertos, pero lo fundamental es su carácter explotador y opresivo. Bob Avakian ha señalado, “Todos los enfoques eclécticos tienen el mismo carácter y efecto básico. Confunden las cosas y niegan o socavan el aspecto principal y la esencia de las cosas” (“Las ‘crisis en física’, las crisis en filosofía y en política”, Revolución No. 161 disponible en revcom.us). ↑
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“The Challenges before the Maoists”, Naxalbari, No. 4, July, 2013, p. 4, nuestra traducción. ↑
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Carlos Marx, Tomo I, Capítulo XXIV “Génesis del capitalista industrial”, Capital, Fondo de Cultura Económica, México, 1986, p. 638. ↑
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“17,368 farm suicides in 2009”, The Hindu, 27 de diciembre 2010, http://www.thehindu.com/opinion/columns/sainath/article995824.ece?homepage=true. ↑
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Ver Raymond Lotta, “Sobre la ‘fuerza impulsora de la anarquía’ y la dinámica del cambio”, Revolución No. 322. En línea en http://www.revcom.us/a/322/sobre-la-fuerza-impulsora-de-la-anarquia-y-la-dinamica-del-cambio-es.html. ↑
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“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 30. ↑
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La contradicción fundamental del capitalismo es la contradicción entre la producción socializada y la apropiación privada o capitalista. ↑
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“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 30. ↑
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Mao Tsetung, “Sobre la Nueva Democracia”, Parte IV “La revolución china, parte de la revolución mundial”, Obras escogidas, Tomo II, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1971, p 357. ↑
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“Contra”, sección “La lucha en el MRI”, p. 92. ↑
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Robert Borba, “The (new) Communist Party of Nepal-Maoist and the Crossroads Facing the International Communist Movement” [El (nuevo) Partido Comunista de Nepal-Maoísta y la encrucijada que enfrenta el movimiento comunista internacional], en la revista Demarcations, disponible en inglés en http://demarcationsjournal.org/issue03/the_new_communist_party_of_nepal_maoist_and_the_crossroads.htm. Se espera una traducción del artículo al español. ↑
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J.V. Stalin, Fundamentos del leninismo, Sección III “Teoría”, ELE, Pekín, 1977, p. 27. ↑
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El capitalismo burocrático en los países oprimidos es un capitalismo subordinado al imperialismo y a menudo relacionado con relaciones feudales, semifeudales u otras relaciones precapitalistas. Es un capitalismo altamente distorsionado y subordinado a los centros de acumulación en los países imperialistas. Por ejemplo, los técnicos de la India producen software barato para los países imperialistas mientras los campesinos se suiciden en desesperación al no poder sostener a sus familias; transnacionales como la Bayer producen fármacos en fábricas altamente automatizadas en México, principal exportador de fármacos de América Latina, mientras se estima que un millón 300 mil niños mexicanos han muerto por enfermedades curables y desnutrición en los últimos tres décadas. Fuente: “En 5 sexenios murieron un millón 300 mil niños de enfermedades curables: Fonan”, La Jornada, 12/junio/2012. Para un análisis detallado del caso mexicano, ver “Cómo el imperialismo controla la economía mexicana y lo que significa para nuestras vidas”, Aurora Roja No. 9, disponible en http://aurora-roja.blogspot.mx/2002/10/aurora-roja-9.html. ↑
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“Contra”, pie de página 68, p. 25 ↑
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Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista, ELE, Beijing, 1987, p. 57. ↑
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“Contra”, sección “La cuestión nacional en los países imperialistas”, p. 35. ↑
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Mao Tsetung, “La revolución china y el Partido Comunista de China”, Obras escogidas, Tomo II, Ediciones en Lenguas Extranjeras (ELE), Pekín, 1971, capítulo 3 y en particular p. 321. ↑
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Para un análisis más completo de estas transformaciones en México ver Isidro Serrano, Revolución agraria y semifeudalidad, La Chispa, México, 1991, y Organización Comunista Revolucionaria, México, 200 años de opresión y resistencia, ¡Hace falta una nueva revolución emancipadora!, Editorial Flor de la Sierra, 2010. Disponible en aurora-roja.blogspot.com. ↑
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United Nations, Total International Migrant Stock en http://esa.un.org/unmigration/TIMSA2013/migrantstocks2013.htm?mtotals. Esta cifra muy probablemente es una subestimación, debido al gran flujo de migración “ilegal”. ↑
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Mao Tsetung, “Sobre la contradicción”, Sección II “Las dos concepciones del mundo”, Obras escogidas, Tomo I, p. 336. ↑
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Ibídem, p. 336-337 ↑
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Bob Avakian, “Sobre la base filosófica del internacionalismo proletario”, Obrero revolucionario, No. 96, 13 de marzo de 1981. ↑
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Ibídem. ↑
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Empirismo se refiere a la idea o metodología que considera que la experiencia directa sensorial de por sí nos explica la realidad de una cosa, sin la necesidad de tomar en cuenta la práctica social más general ni elevarla al nivel de teoría. Mao da el ejemplo de la rana en el fondo de un pozo que está convencida que el cielo es un pequeño círculo. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 23. ↑
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Bob Avakian, “Sobre la base filosófica del internacionalismo proletario”, op cit. ↑
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Ajith, “Contra”, “Una perversión del internacionalismo”, p. 23. ↑
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José Stalin, Fundamentos del leninismo, Ediciones En Lenguas Extranjeras, Pekín, 1977, p. 6. ↑
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Al criticar el supuesto análisis “unilateral” de Avakian de estos errores, argumenta que su análisis “no examina los puntos de vista de Rosa a la luz de los avances realizados a través del maoísmo” y que “sería más ventajoso regresar a la crítica de Rosa Luxemburgo contra los bolcheviques por suprimir el disentimiento”. “Contra”, sección “Democracia socialista”, p. 61. ↑
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Mao Tsetung, “Sobre la Nueva Democracia”, op cit., p. 357. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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“Contra” sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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Ver, por ejemplo, Bob Avakian, “Contradicciones fundamental y principal al nivel mundial”, Obrero revolucionario No. 172. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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Ver Raymond Lotta, “Sobre la ‘fuerza impulsora de la anarquía’ y la dinámica del cambio”, Revolución No. 322, en revcom.us ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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Ver, entre otros escritos, Bob Avakian, “Los grandes retos de la nueva situación”, Revolución, No. 36, 26/feb/2006, disponible en http://revcom.us/a/036/avakian-grandes-retos-nuevo-situacion-s.htm. ↑
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“Contra”, sección “La situación internacional”, p. 51. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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El economismo es seguir a la cola de lo que piense o haga la gente espontáneamente, sin ciencia, en vez de basarse en lo que se puede averiguar científicamente (que incluye pero no se reduce a aprender de la gente) y luchar por cambiar la conciencia y el actuar de la gente sobre esa base. ↑
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Por ejemplo, alaba la lucha armada librada en gran parte por fuerzas fundamentalistas islámicas en Afganistán e Irak por “dar un fuerte golpe a los planes del imperialismo estadounidense, alentando sentimientos antiimperialistas…”. “Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 28. ↑
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Para lecciones importantes en este respecto, ver Samuel Albert, “Egipto, Túnez y las rebeliones árabes: cómo llegaron a un callejón sin salida y cómo salir de él”, Demarcaciones, No. 3, disponible en http://aurora-roja.blogspot.mx/2014/04/egipto-tunez-y-lasrebeliones- arabes.html. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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Ver, por ejemplo, el principio de la segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, disponible en http://revcom.us/avakian/makingrevolution2/makingrevolution-pt2-es.html. ↑
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Mao Tsetung, “Problemas estratégicos de la guerra de guerrillas contra el Japón”, Obras escogidas, Tomo II, p. 81, nuestro énfasis. ↑
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Se desarrolla este punto en una plática de Bob Avakian “The Strategic Approach to Revolution and Its Relation to Basic Questions of Epistemology and Method”, Parte 2, (El enfoque estratégico para la revolución y su relación con cuestiones básicas de epistemología y método), disponible en inglés en revcom.us/avakian/makingrevolution2/. ↑
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Lo BAsico, op. cit., 3:28, pp. 94-95. ↑
-
“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 24. ↑
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“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 25. ↑
-
“Contra”, sección “La cuestión nacional en los países imperialistas”, p. 35. ↑
-
Se trata esta cuestión también en cierto detalle en un artículo contra la misma tendencia de la que Ajith ha formado parte: “La nueva síntesis del comunismo y los residuos del pasado”, Aurora Roja, No. 17, disponible en español e inglés en aurora-roja.blogspot.com. ↑
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V.I. Lenin, La revolución proletaria y el renegado Kautsky, sección “Qué es el internacionalismo”, ELE, Pekín, 1972, p. 75. ↑
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Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, 5:8, RCP Publications, Chicago, 2011, p.156. ↑
-
Disponible en www.revcom.us/a/274/rimipublish-final-es.pdf. ↑
-
“Contra”, pie de página 77, pp. 28-29. ↑
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Lenin, VI, sección de “¿Qué es el internacionalismo?” La revolución proletaria y el renegado Kautsky, op cit. ↑
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Lenin, VI, “Las tareas del proletariado en nuestra revolución”, capítulo titulado “La situación en la internacional socialista”, Obras completas, op cit, Tomo XXIV, p. 492. ↑
-
“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, pp. 28-29. ↑
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El énfasis está en el original: Ajith no lo incluye al citarlo. V.I. Lenin, “Las tareas del proletariado en nuestra revolución”, capítulo titulado “La situación en la internacional socialista”, Obras completas, op cit, Tomo XXIV, p. 492. ↑
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Partido Comunista Revolucionario, EU, Carta a los partidos y las organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista, disponible en www.revcom.us/a/274/rimipublish-final-es.pdf. Es lectura esencial para entender la lucha actual en el movimiento comunista internacional y se basa en analizar las cuestiones fundamentales de línea de conocimiento público, en vez del método de Ajith, que lleva páginas y páginas de distorsiones y chismes basados en buena parte en lo que supuestamente pasó en tal o cual reunión no pública. ↑
-
Lenin, “El orgullo nacional de los gran rusos” (1914), Obras completas, Tomo XXII, Akal Editor, Madrid 1977. ↑
-
“Contra”, sección “La cuestión nacional en los países imperialistas”, p. 35. ↑
-
“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 26. ↑
-
“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 28. ↑
-
Lo BAsico, op cit., 5:7, p. 156 ↑
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Esto no quiere decir, para evitar confusiones, que toda la gente patriótica o nacionalista es reaccionaria, como en otro plano señalar que los partidos burgueses son reaccionarios no significa que toda la gente que vota por ellos lo son. ↑
-
Un político opositor que representa un ala de la gran burguesía en México. ↑
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Mao Tsetung, “El papel del Partido Comunista de China en la guerra nacional”, Obras escogidas, Tomo II, pp. 202-203. ↑
-
En el punto 9 de la polémica internacional contra el revisionismo soviético en Partido Comunista de China, “Proposición acerca de la línea general del movimiento comunista internacional”, Polémica acerca de la línea general del movimiento comunista internacional, ELE, Pekín, 1965. ↑
-
Ver la discusión más completa de Avakian de esto en Avanzar el movimiento revolucionario internacional: cuestiones de orientación estratégica, publicado inicialmente en inglés en la revista Revolución, primavera del 1984. Disponible en español en www.revcom.us/avakian-es/ba-avanzar-el-movimiento-revolucionario-mundial.html. ↑
-
“Contra”, pie de página 71, p. 27: es frecuentemente en los pies de página que Ajith nos da más idea de lo que realmente nos quiere decir. ↑
-
“Contra”, sección “Una perversión del internacionalismo”, p. 25. ↑
-
Lo BAsico, op cit. 2:12, pp. 43-44. ↑
-
Carlos Marx, de Las luchas de clases en Francia de 1949 a 1850, citado en Marx, Engels y Lenin sobre la dictadura del proletariado, ELE, Pekín, 1976, p. 6. ↑
-
¿Conquistar el mundo? Deber y destino del proletariado internacional (1981), sección “Más sobre la revolución proletaria como un proceso mundial”. Hemos cambiado un poquito la traducción original, utilizando las palabras “racional” e “irracional” en vez de “lógico” e “ilógico”, por reflejar mejor el texto en inglés. Disponible en revcom.us/avakian-es/ba-conquistar-el-mundo-deber-ydestino-del-proletariado-internacional-es.html. ↑
-
“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, pp. 32-33. ↑
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“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, pp. 38-39. ↑
-
Partido Comunista Revolucionario, EU, Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), RCP Publications, Chicago, 2010, p. ii, nuestro énfasis. revcom.us/constitucionsocialista/SocialistConstitution-es.pdf. ↑
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Ibídem, p. 59 ↑
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“Contra”, sección “La tarea nacional en las naciones oprimidas”, p. 39. ↑
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V.I. Lenin, “Notas críticas sobre el problema nacional”, Parte 3, “El espantajo nacionalista de la ‘asimilación’”, Obras completas, Tomo XX, Akal Editor, Madrid, 1977, p. 360. ↑
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“Contra”, sección “La crítica infantil de las tácticas de frente unido”, p. 44. ↑
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Hablamos aquí de las naciones en el sentido moderno, caracterizadas, como resumió Stalin correctamente por una “una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura” (José Stalin, “El marxismo y la cuestión nacional”, Sección I. “La nación”.). Existían otras formaciones anteriores que a veces se han denominado “naciones”, como por ejemplo el imperio azteca o el imperio romano, pero, a pesar de cierto comercio, tributo, etc., carecían de la vida económica común que crea el capitalismo con la creación del mercado nacional, además de carecer en muchos casos de varios de los otros elementos mencionados. ↑