Egipto 2011: millones se han puesto de pie con heroísmo… el futuro está por escribirse
Una declaración de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos — 11 de febrero de 2011
Millones de egipcios de todos los sectores sociales, inspirados por el pueblo de Túnez, se han levantado con heroísmo, han desafiado al odiado régimen de Hosni Mubarak y han obligado a Mubarak a dimitir. Esto ha hecho añicos la noción de que “las cosas nunca pueden cambiar”. Demuestra poderosamente que no existe ninguna necesidad permanente de que las condiciones existentes sean así en que la gran mayoría de la humanidad sufre tan terriblemente. Los oprimidos y las personas que anhelan que termine la opresión, en todos los países del mundo, han compartido profundamente la alegría y la esperanza de estos levantamientos de masas. Y los primeros indicios de rebelión siguen extendiéndose.
A la vez, aunque Mubarak ha dimitido, siguen en el poder las mismas fuerzas básicas que han gobernado y explotado con tanta crueldad al pueblo egipcio. A pesar de las loas almibaradas a las masas de jóvenes y otros que se han levantado, de sus promesas de “libertad” y “democracia”, en realidad están resueltos a operar una “transición” que asegure que no habrá ningún cambio fundamental — que los nuevos arreglos que se maquinen en el proceso político seguirán manteniendo al pueblo de Egipto, de Palestina y de otros países de importancia estratégica del imperialismo estadounidense en una situación insoportable. Después de todo, las fuerzas armadas de Egipto —que ahora se supone que vayan a llevar a cabo esta “transición”— son las mismas que durante décadas reforzaron fiel y brutalmente el dominio del régimen de Mubarak mientras que los oficiales militares se enriquecían al convertirse en grandes explotadores del pueblo egipcio; y los imperialistas de Estados Unidos —que apoyaron fuertemente a Mubarak y sus compinches y los mantuvieron en el poder durante 30 años, sin ninguna consideración por el sufrimiento del pueblo— son los mismísimos imperialistas que ahora están buscando de nuevo llevar la batuta y dar las órdenes de última instancia respecto al carácter de la “transición” en Egipto.
Los planes y designios de estos opresores y explotadores NO es lo que las masas populares quieren y necesitan con tanta urgencia. Éstas están lanzando un grito de “libertad”, y es necesario desarrollar la lucha hasta que se alcance la auténtica libertad — de liberarse del dominio de los imperialistas y sus agentes y socios subalternos locales, de liberarse de toda forma de opresión y explotación. De liberarse de las fuerzas anticuadas que esclavizarían en medievales tinieblas y opresión a la mujer, y al pueblo en general — además de las fuerzas anticuadas que esclavizarían al pueblo en nombre de la “democracia”… “libertad”… y explotación capitalista imperialista promovida como “progreso”.
Lo que ha ocurrido con frecuencia en la historia, tal como en el caso de Egipto (así como Túnez), es que la dominación del imperialismo y el dominio de los explotadores locales se ha expresado de forma concentrada en el régimen de un “hombre fuerte” y verdugo. Por ejemplo, eso se dio en Irán, con el dominio del Sha con sus cámaras de tortura, en las Filipinas con la tiranía de Marcos y en Indonesia con el largo reino monstruoso de Suharto — todos esos casos eran dictaduras brutales puestas en el poder y mantenidas en el poder por el imperialismo estadounidense durante largo tiempo. En Irán a fines de los años 70, en las Filipinas en los años 80 y en Indonesia más recientemente, los enormes levantamientos del pueblo obligaron a los imperialistas estadounidenses a echar a un lado a estos odiados tiranos y a permitir algunos cambios. Pero en todos estos casos, el resultado final no fue uno que resultara en una auténtica “libertad” para el pueblo — al contrario, el pueblo ha seguido sometido a una cruel opresión a manos de aquellos que reemplazaron a los viejos y odiados gobernantes, a la vez que esos países han permanecido en el marco general de la dominación y explotación imperialista global. Pero la experiencia histórica también ha demostrado que la continuación de una u otra forma de dominio opresor NO es el único desenlace posible.
En Rusia en febrero de 1917, el levantamiento del pueblo derrocó a otro déspota brutal, el Zar (monarca absoluto). En ese caso por igual, los imperialistas de Estados Unidos, Inglaterra y otros países, y los capitalistas rusos, trabajaron para continuar la opresión del pueblo con un cariz nuevo, haciendo uso de los mecanismos del “gobierno democrático” y elecciones que, si bien dejaron espacio para cierta participación más amplia de diferentes partidos, no obstante estaban controlados completamente por los explotadores del pueblo y aseguraban la continuación de su dominio, y la continuación del sufrimiento de las masas populares. Pero en este caso, se logró capacitar a las masas populares para que reconocieran estas maniobras y manipulaciones, llevaran a cabo su levantamiento revolucionario, en medio de muchas curvas, giros y vaivenes y, en octubre de 1917, barrieran y desmantelaran las instituciones y mecanismos de la dictadura burguesa y establecieran un nuevo sistema económico y político, el socialismo, el cual durante unas décadas seguía avanzando por el camino de abolir las relaciones de explotación y opresión, como parte de la lucha en todo el mundo hacia el objetivo final del comunismo. En los levantamientos en Rusia, había una diferencia crucial: existió un núcleo de dirección, una dirección comunista, que tenía una comprensión clara, con bases científicas, de la naturaleza no sólo de este o aquel déspota despiadado sino del sistema opresor entero — y de que fue necesario continuar la lucha revolucionaria para expulsar a cierto gobernante de su cargo, pero de remate para abolir ese sistema entero y reemplazarlo con uno que encarnaría de verdad y le daría vida a la libertad y los intereses más fundamentales del pueblo, al esforzarse para abolir toda opresión y explotación.
Aunque a la larga fue revocada la revolución en Rusia y se restauró el capitalismo en los años 50, y hoy Rusia ya no pretende ocultar el hecho de que es una potencia capitalista imperialista, las lecciones de la revolución rusa de 1917 encierran lecciones valiosas y de hecho decisivas para hoy. La lección más decisiva es la siguiente: cuando el pueblo en sus masas, de millones de personas, por fin rompa con las trabas que han estado impidiendo que se levante contra sus opresores y atormentadores, en ese momento el que su lucha y sacrificios heroicos lleven a un cambio fundamental serio o no, avance a la abolición de toda explotación y opresión o no, dependerá de si existe una dirección, una dirección comunista, o no, que tenga la necesaria comprensión y método científico y sobre esa base, pueda desarrollar el necesario enfoque estratégico y la influencia y lazos organizados entre un creciente número de personas, a fin de dirigir el levantamiento del pueblo en medio de todas las curvas, giros y vaivenes, hacia la meta de una transformación revolucionaria real de la sociedad, en concordancia con los intereses fundamentales del pueblo. Por tanto, a su vez, cuando el pueblo rompa en masa con “la normalidad” y las cadenas fuertemente forjadas de relaciones opresivas en que de costumbre está atrapado y que lo agobian tan fuertemente —cuando abra paso y se levante en sus millones—, ése es un momento crucial para que la organización comunista forje más sus lazos con esas masas, fortalezca sus filas y su capacidad de dirigir. O, en caso de que tal organización comunista todavía no exista, o que exista solamente de manera aislada y fragmentaria, ése es un momento crucial para que se forje y desarrolle una organización comunista, se asuma el desafío de estudiar y aplicar la teoría comunista, de manera viva, en medio de esta tumultuosa situación, y de esforzarse para desarrollar constantemente lazos con un creciente número de masas, influenciarlas y a la larga dirigirlas por el camino de la revolución que representa sus intereses fundamentales y más elevados, la revolución comunista.
En mis escritos y discursos, en El comunismo: El comienzo de una nueva etapa — Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y en otros documentos importantes de nuestro Partido, nos hemos esforzado para sacar lo más profunda y completamente que sea posible las lecciones cruciales de la experiencia histórica de la revolución comunista y de las sociedades socialistas que ha creado —los logros grandes y muy reales y los errores y reveses serios— y para aprender de la experiencia más amplia de la sociedad humana y su desarrollo histórico, con el objeto de contribuir todo lo que podamos al avance de la lucha revolucionaria y la emancipación de las personas oprimidas en todo el mundo. Como dice la Constitución de nuestro Partido:
“El Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ha asumido la responsabilidad de dirigir la revolución en Estados Unidos, en las entrañas de la bestia imperialista, como su participación principal en la revolución mundial y el objetivo final del comunismo….
“La emancipación de toda la humanidad: esa, y nada menos, es nuestra meta. No existe ninguna causa mayor, ningún objetivo mayor a que dedicarnos la vida”.
Así que con ese espíritu y con esa orientación y meta en mente, doy mi sentido apoyo y ánimo a los millones de personas que se han levantado. A todos aquellos que genuinamente quieren ver que se desarrolle la heroica lucha de las masas oprimidas, con el necesario liderazgo, hacia la auténtica transformación revolucionaria de la sociedad y la auténtica liberación: estudien y discutan y hagan suyo el punto de vista y metas emancipadores del comunismo y el desafío de darle expresión organizada y una creciente influencia y presencia entre las masas en lucha. ❑