El (nuevo) Partido Comunista de Nepal – Maoísta y la encrucijada que enfrenta el movimiento comunista internacional

Por Robert Borba

A mediados de 2012, un grupo dentro del Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoísta) encabezado por los líderes del PCUN(M) Kiran, Gaurav, Badal y Gurung entre otros, se escindieron y anunciaron la formación de un nuevo partido, adoptando el nombre del partido maoísta original que dirigió la guerra popular que se libró entre 1996 y 2006, el partido Comunista de Nepal – Maoísta. El recién fundado PCN-M declaró que había roto con el revisionismo del PCUN(M); denunció a los líderes del PCUN(M) Prachanda y Bhattarai como “neorrevisionistas” que habían “traicionado” a la nación y la revolución; y proclamó que iba a retomar el camino revolucionario. Seis meses después celebró lo que llamó el vii Congreso del PCN-M en Katmandú, donde también anunció que trabajaría por consolidar de nuevo el movimiento comunista internacional alrededor del marxismo-leninismo-maoísmo.[1]

En un mundo que clama tan urgentemente por la revolución, las declaraciones del PCN-M naturalmente despertaron interés y esperanza en que estos acontecimientos pudieran llevar a una revitalización de ese partido y la revolución, especialmente entre aquellos que habían sido inspirados por lo que la revolución en Nepal había logrado antes y que habían quedado tan amargamente decepcionados por su viraje rotundo en los últimos años. En febrero de 1996, el PCN(M) original se atrevió a lanzar una guerra revolucionaria contra el gobierno respaldado por el imperialismo, el cual en esa época tomaba la forma de una monarquía que había establecido un parlamento pocos años antes. A partir de una pequeña fuerza, creció rápidamente a lo largo de la guerra popular que se prolongó por 10 años, ganándose el apoyo de millones a medida que establecía el poder político rojo a través de gran parte del campo de Nepal y forjaba un Ejército Popular de Liberación de varios miles. Como parte de su lucha por una revolución de nueva democracia, desafió el sistema de castas y la opresión patriarcal a la mujer y sentó las bases para una revolución agraria. En el curso de desarrollar la guerra popular, los líderes de la revolución abogaron por una conexión estrecha con las fuerzas revolucionarias de todo el sur de Asia como parte de avanzar la revolución en la región y en todo el mundo. En momentos en que la revolución, y especialmente la revolución dirigida por comunistas, había sido declarada muerta, y a las nuevas generaciones se les había dicho que la cura de la revolución era peor que la enfermedad del capitalismo, mucha gente alrededor del mundo se entusiasmó ante las elevadas metas que estos revolucionarios habían proclamado.

Con el avance de la revolución, surgieron nuevos retos. También surgieron agudas divisiones entre las clases dominantes aún cuando se unieran contra la revolución. Luego de una masacre de la familia real por parte de uno de los príncipes, un nuevo rey, Gyanendra, tomó el poder y arremetió con todo para aplastar la revolución. En el proceso también atacó a la oposición parlamentaria y suspendió el parlamento, marginando a muchos en las zonas urbanas, pero también reestructurando el estado reaccionario. Los combates con el Ejército nepalés crecieron en escala e intensidad. India, que considera a Nepal como su “patio trasero”, y Estados Unidos y las potencias imperialistas aumentaron su intervención. El avance de las fuerzas revolucionarias también les dio renovada y mayor importancia a cuestiones básicas acerca del tipo de sociedad por la que estaban luchando, en la medida en que ésta pasó de ser un sueño distante a convertirse en una realidad a punto de lograrse. ¿Cómo avanzaría la revolución desde el campo hacia la capital Katmandú y su valle circundante, y cómo se podría dar un salto a la toma del poder en todo el país? ¿Qué transformaciones serían realmente posibles en un país pequeño y sin salida al mar como Nepal? ¿Se podría construir una nueva economía, y un poder revolucionario podría resistir atrapado entre dos gigantes, India y China? ¿Qué tipo de frente unido sería posible en una coyuntura en que el puño cerrado de la monarquía estaba hostilizando a algunas fuerzas, incluso entre las clases medias urbanas, a la vez que no se perdiera de vista la necesidad de los comunistas de perseverar hacia la meta de desmantelar el viejo estado y todas sus instituciones medulares y establecer un nuevo poder revolucionario?

Ya que éstas y muchas otras cuestiones se planteaban con urgencia cada vez mayor, y en el contexto de la feroz campaña anticomunista mundial que se viene desarrollando desde hace varios años, no es sorprendente que surgieran diferentes respuestas dentro del partido con respecto a cómo resolverlas. Estas no eran cuestiones simples, y no hay fórmulas hechas para resolverlas —pero son precisamente el tipo de cuestiones que toda revolución enfrentará a medida que avanza, y que pueden y tienen que ser resueltas para poder triunfar y seguir avanzando.

Desafortunadamente, en esa coyuntura, en las filas del PCN(M) la respuesta más elaborada teóricamente y cada vez más dominante sobre el tipo de sociedad que se vislumbraba estaba representada en un artículo del dirigente del partido Baburam Bhattarai en el número 9 del órgano del PCN(M) en inglés, The Worker, titulado “El problema de construir un nuevo tipo estado”. El artículo de Bhattarai representaba un claro repudio a la teoría y práctica de la revolución comunista, y defendía a cambio una serie de posiciones que, en últimas, equivalían a renunciar a la meta de la dictadura del proletariado y el comunismo y reemplazarlas por los conceptos revisionistas de competencia multipartido en la arena electoral dentro del marco democrático-burgués, y defendía otros principios democrático-burgueses. En vez de una visión de un poder revolucionario en Nepal dirigido por una vanguardia comunista que emprenda transformaciones sociales y económicas trascendentales y liberadoras, a la vez que sirva como base de apoyo para el avance de la revolución en la región y en todo el mundo, la de Bhattarai era una visión que llevaría —¡y llevó!— al acomodamiento en el sistema existente. Esta es una línea con mucha aceptación en el mundo actual, una línea que sostiene, a veces a nombre del radicalismo o incluso del “comunismo”, que la revolución y un poder radicalmente nuevo no es posible ni deseable en el mundo de hoy, y busca inspiración volviendo atrás, a la democracia burguesa del siglo xviii, antes de que Marx abriera el camino a comprender por qué y cómo sería posible que la humanidad alcanzara un panorama completamente nuevo.

En una histórica reunión plenaria en 2005 en Chunwang [Rukum], el PCN(M) adoptó oficialmente la posición de Bhattarai, presentada y desarrollada a partir de los argumentos de su artículo, de que la meta inmediata de la revolución ya no sería un estado de nueva democracia (una forma de la dictadura del proletariado) sino una “república de transición”. Hasta donde se sabe, no hubo una línea alternativa o un punto de vista que se opusiera claramente y la refutara o planteara el debate. Las consecuencias prácticas se verían pronto.[2]

En 2006, el PCN(M) emprendió una complicada serie de maniobras. Formó una alianza con los siete principales partidos del país, y un levantamiento de masas derrocó la monarquía absoluta. En noviembre del mismo año el partido entró en un Acuerdo Integral de Paz que llamaba a confinar el grueso del Ejército Popular de Liberación en acantonamientos con sus armas custodiadas por la ONU, el desmantelamiento del poder político rojo, y la participación del PCN(M) en un gobierno de transición. Se le puso fin a diez años de guerra popular. En abril de 2008 se celebraron elecciones, el PCN(M) surgió como el partido mayoritario en una nueva Asamblea Constituyente y se convirtió en la principal fuerza en el sistema de gobierno del país por los siguientes cinco años. El eclecticismo y el revisionismo llevaron al partido a llamar a “reestructurar” el estado en vez de la meta revolucionaria de derrocarlo y desmantelarlo. Y, de hecho, el partido terminó jugando un papel central en las nuevas estructuras gubernamentales del viejo y reaccionario estado contra el cual habían librado la revolución apenas un poco antes.

Durante este periodo el partido también se fusionó con una serie de viejas fuerzas revisionistas que se habían opuesto a la guerra popular, y cambió su nombre por el de Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoísta). Desde entonces, las fuerzas maoístas en Nepal han resuelto en general convertirse en oposición socialdemócrata, tal como las fuerzas reformistas contra las que se habían rebelado en primer lugar para lanzar la guerra popular. Toda esperanza que las masas populares nepalesas pudieran haber tenido de liberarse del imperialismo y la reacción quedó ahora hecha jirones, a menos que surja una nueva fuerza revolucionaria que repudie y rompa claramente con todo este paquete y pueda hacer de nuevo la revolución.

¿Qué sucedió? ¿Cómo es que, después del sacrificio de varios miles de vidas en la guerra revolucionaria y de muchos más encarcelados y torturados, las cosas han llegado a este calamitoso estado? Toda esta experiencia —los desarrollos en el movimiento comunista en Nepal y, más aún, la manera en que el movimiento comunista internacional (MCI) lidió con esto— está ligada a la encrucijada que el movimiento comunista mundial ha estado enfrentando en años recientes.

La primera parte de este artículo echa una mirada más profunda a la línea del nuevo, refundado, PCN-M y su balance de la lucha que le llevó a escindirse del PCUN(M). La segunda parte examina cómo se evalúa internacionalmente al PCN-M y qué revela esto de la encrucijada. El contexto para estos desarrollos es analizado más completamente en El comunismo: el comienzo de una nueva etapa, un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y en la “Carta a los partidos y organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI)” de mayo de 2012. Instamos al lector a que estudie estos textos, los cuales pueden ser encontrados en revcom.us. La carta también está disponible en el número 3 de la revista Demarcaciones.[3]

Parte I: la situación actual y las afirmaciones del PCN-M

Durante los años de la guerra popular, el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) original había declarado que su meta inmediata era derrocar el viejo estado reaccionario respaldado por los imperialistas y establecer un poder de nueva democracia. La nueva democracia, como la conceptualizó Mao en el transcurso de la revolución china, representa una revolución democrática de nuevo tipo en las naciones oprimidas por el imperialismo en esta época histórica; dirigida por el proletariado, rompería terminantemente con la dominación del imperialismo foráneo y erradicaría por completo el feudalismo. Mao recalcó que dicha revolución rápidamente haría transición a la etapa de revolución socialista, y que en un sentido general la revolución de nueva democracia era parte de la revolución proletaria mundial.

Hoy Nepal es cualquier cosa menos eso. A pesar del papel predominante del PCUN(M) en el gobierno de Nepal durante los cinco años de 2008 a 2013, no ha habido cambios importantes en la manera en que la sociedad es manejada ni en las condiciones de los oprimidos. A pesar de la serie de gobiernos dirigidos por maoístas, no ha habido una reforma agraria importante, mucho menos una revolución agraria. El EPL fue completamente desmantelado en 2012, y las instituciones de poder político revolucionarias lo habían sido mucho antes. Cuando el partido entró en el proceso de paz puso la lucha por una “constitución de nueva democracia” en el centro de su lucha por “reestructurar el estado” —pero para nada se ha adoptado ninguna nueva constitución, mucho menos que se asemeje de alguna manera a una de nueva democracia. En lugar de eso, el partido se ha empantanado en interminables luchas parlamentarias y alianzas y contra-alianzas. No ha habido ninguna importante nacionalización en sectores clave de la economía, ni siquiera del tipo que a veces llevan a cabo los partidos socialdemócratas.

En todo aspecto, Nepal ha permanecido completamente entrampado en la red de relaciones económicas imperialistas que por tanto tiempo han mantenido al país dependiente de India y del sistema imperialista global más en general. Los casi 30 millones de personas de Nepal siguen sufriendo la extrema pobreza y la opresión. Casi el 60% viven con menos de 2 dólares al día, mientras que el desempleo y el subempleo son tan generalizados que más de un millón de personas han abandonado el país para trabajar en el exterior, más del 5% de la población adulta del país. Más fundamentalmente, han perdido toda expectativa de liberarse de la dominación de los imperialistas y reaccionarios y comenzar a transformar sus condiciones como parte del proceso de la revolución mundial.[4]

Lo peor de todo es que durante cinco años las caras que los oprimidos vieron presidir esta continua explotación y opresión como líderes del gobierno y del partido mayoritario en el parlamento hasta las elecciones de noviembre de 2013 fueron las caras de los antiguos líderes de la revolución. Si bien el empobrecimiento y la opresión sufridos por el pueblo nepalés continúan alimentando la furia y la rebelión, sería difícil exagerar el nivel de cinismo y desánimo al que esta situación ha llevado. Y dentro del partido maoísta mismo, a pesar de los reiterados conatos de resistencia a los retrocesos de los años recientes, esta resistencia ha terminado una y otra vez acomodándose a la línea revisionista dominante.

¿Qué representa entonces el surgimiento del PCN-M reconfigurado? ¿Ha roto con el revisionismo que se tomó al partido en los años recientes? ¿Representa una fuerza que puede retomar ahora el camino revolucionario en Nepal? Y si no, entonces ¿qué se necesita ahora —y qué nos dice todo esto acerca de la situación actual de la revolución comunista, y de los retos que enfrenta?

Antes de adentrarnos en la línea del PCN-M, vale la pena profundizar en la relación entre la situación del partido y la del movimiento comunista internacional en su conjunto. Con la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en China (a mediados de la década de 1950 y en 1976, respectivamente) y el subsiguiente fin de la primera etapa de la revolución comunista, y ante los muchos y serios retos enfrentados por los comunistas del mundo, la citada carta del PCR,EU a los partidos y organizaciones participantes del MRI analizaba que “el entendimiento en que se basaba el movimiento, lo que hemos llamado marxismo-leninismo-maoísmo, se está ‘dividiendo en dos’: su núcleo revolucionario correcto y científico se comprueba y también se está avanzando a nuevos niveles, mientras que en la política y la teoría se han identificado errores secundarios que son, sin embargo, reales y perjudiciales y se puede y se necesita luchar para desarraigarlos como parte de dar el salto que se necesita. Este es el enfoque que han adoptado Bob Avakian y nuestro partido, y hemos llamado a otros a unirse con nosotros para satisfacer esa gran necesidad”.

En oposición a este avance en la ciencia del comunismo, la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian,[5] han surgido dos tendencias erróneas, las cuales forman una especie de reflejos en el espejo una de la otra: “o bien de aferrarse de manera religiosa a toda la anterior experiencia y a la teoría y el método asociados con ella, o (en esencia, si no de palabra) de abandonarlo todo”. Al mismo tiempo, “estas tendencias ‘contrapuestas’ erróneas tienen en común es que están enmarañadas en una u otra clase de modelo del pasado (aunque varíen los modelos específicos) y se guarecen en estos: o se aferran de manera dogmática a la anterior experiencia de la primera etapa de la revolución comunista —o, más bien, a un análisis incompleto, parcial y fundamentalmente erróneo de ella— o se guarecen en la anterior época de las revoluciones burguesas y sus principios: vuelven a lo que son en esencia teorías de democracia (burguesa) del siglo xviii, disfrazadas o a nombre del ‘comunismo del siglo xxi’, lo que en efecto equipara este ‘comunismo del siglo xxi’ con una democracia que es supuestamente ‘pura’ o está ‘por encima de las clases’ —una democracia que en realidad, mientras que existan las clases, solo puede ser la democracia burguesa y la dictadura burguesa”.

Durante los últimos ocho años el partido de Nepal ha representado uno de los ejemplos más claros de la segunda tendencia. Más específicamente, la carta del PCR que introduce la serie de polémicas entre el PCR y el PCN-M[6] resumió lo que se veía como los problemas clave en la línea del PCN(M), que se centraba en: “1) la naturaleza del estado, y específicamente la necesidad de establecer un nuevo estado dirigido por el proletariado y su vanguardia comunista, en oposición a una estrategia centrada en la participación en el estado reaccionario —y lo que equivale a ‘perfeccionarlo’…; 2) más específicamente, la necesidad de establecer, como primer paso, tras el derrocamiento del viejo orden, un estado de nueva democracia que emprenda el desarrollo de la base económica y las correspondientes instituciones de la nación libre de la dominación imperialista y las relaciones feudales, sobre la base de las nuevas relaciones de producción y sociales promovidas durante la guerra popular, en oposición al establecimiento de una república burguesa enfocada en el desarrollo del capitalismo y en encontrar un lugar dentro de la red imperialista mundial; 3) el papel dinámico de la teoría y la lucha de dos líneas (la lucha dentro de los partidos comunistas y entre los comunistas en general sobre las cuestiones de línea ideológica y política) versus el eclecticismo, el pragmatismo y los intentos por depender de la ‘sutileza táctica’ y lo que equivale a la realpolitik burguesa —maniobrar dentro del marco de dominación por el imperialismo (y otras potencias importantes) y de las relaciones de explotación y opresión existentes”. Como parte de estas maniobras dentro del marco imperialista existente, las tendencias nacionalistas en el partido llegaron a imponerse sobre las tendencias más correctas de ver la revolución en Nepal como parte de la revolución mundial y del avance hacia un mundo comunista. En lugar de esto ha pasado a primer plano un nacionalismo estrecho que reduce el propósito de la revolución a “lo que es bueno para Nepal”.

¿Cómo ve todo esto el nuevo PCN-M? Al liderato del partido le gustaría retratar los años de 2005 a 2012 como un período de aguda lucha de dos líneas en el cual la “fracción revolucionaria” básicamente tenía claridad sobre los problemas de línea, un período en el cual esta fracción levantaba la bandera roja del MLM y luchaba por una línea correcta contra la línea revisionista, y que esto continuó hasta que finalmente la fracción revolucionaria hubo ganado fuerza suficiente para escindirse del partido y constituir un nuevo partido basado en la línea correcta que esencialmente siempre había representado. En su informe político al congreso fundacional del nuevo PCN-M, “¡Avancemos la revolución librando la lucha ideológica contra el neorrevisionismo!”, el presidente del partido Kiran afirma: “La historia del movimiento comunista nepalés es la historia de una aguda lucha de dos líneas entre la línea marxista y la línea revisionista. Hemos estado luchando por largo tiempo contra el revisionismo derechista en sus diversas formas y colores. Ahora estamos en una compleja lucha de dos líneas contra los serios tipos de neorrevisionismo que han existido dentro de una fracción del liderato de nuestro glorioso partido, el Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoísta). Hemos estado luchando por largo tiempo contra la tendencia derechista y centrista que ha existido en el Partido”. Kiran argumenta que esta “lucha de dos líneas” está siendo librada entre la “fracción revisionista” y lo que repetidamente llama la “fracción revolucionaria” o “fracción marxista” y trata de mostrar las dos líneas en diversas coyunturas.[7]

Desafortunadamente, los documentos fundacionales del nuevo PCN-M y sus publicaciones desde entonces apuntan todos en una dirección distinta. Lejos de romper con la línea revisionista sobre las cuestiones centrales señaladas más arriba, la ruptura del nuevo partido es solamente organizativa. Política e ideológicamente sigue atascada en el mismo marco erróneo que llevó al cambio de rumbo de la revolución. En vez de identificar y repudiar la línea que guió la actividad del partido en los siete años previos a la escisión, lo que tenemos es un revoltijo de críticas a medias que señalan algunos de los ejemplos más descarados de acomodamiento con la reacción pero perpetúa las concepciones erróneas clave que llevaron a este acomodamiento y reduce el problema a las acciones de un par de individuos, los “traidores” Prachanda y Bhattarai. Esta es una inversión de la realidad, el problema real era la línea revisionista que ha estado al mando de todo el partido desde 2005.

Antes de examinar la línea del nuevo PCN-M y cómo éste trata las cuestiones clave que enfrenta directamente la revolución en Nepal, es importante aclarar desde el principio que los problemas con la línea del nuevo partido se expresan no solo en lo que aborda, sino también en lo que no abordan. Por mucho que se busque, en ninguna parte de los muchos documentos publicados por el nuevo partido se encontrará alguna consideración sustantiva de qué tipo de nueva democracia busca crear el partido, de cómo se liberará de la dominación de la India y del sistema imperialista mundial, de cómo se organizaría su sistema de democracia y dictadura para permitirle al nuevo poder revolucionario erradicar las viejas divisiones que atraviesan la sociedad nepalesa, ni de cómo su comprensión de todo esto se relaciona con su balance de las revoluciones comunistas del siglo xx.

Además fue precisamente el ataque teórico de Bhattarai a la experiencia de las revoluciones del siglo xx y a los instrumentos clave del poder proletario —la dictadura del proletariado y el papel dirigente institucionalizado del partido de vanguardia, el cual describió como “trágico” e incluso “totalitario”— lo que allanó el camino para que el partido se resbalara hacia el reformismo y las concepciones democrático-burguesas del estado y hacia el revisionismo más en general. El vii Congreso del nuevo partido dejó de lado explícitamente estos asuntos, aun cuando, como veremos, adoptó medidas totalmente acordes con la concepción reformista de Bhattarai.

Ignorar el ataque de Bhattarai a la teoría y práctica de la dictadura del proletariado fue especialmente trágico, dado que sus argumentos fueron en muchos casos simplemente una copia de un anterior ataque a finales de la década de 1980 por parte de K. Venu de India hacia estos mismos asuntos, y que fueron refutados ampliamente por Avakian en una polémica titulada “Democracia: Más que nunca podemos y debemos lograr algo mejor” en la revista Un Mundo Que Ganar #1992/17 y también se puede encontrar en El falso comunismo ha muerto… ¡Viva el auténtico comunismo!.[8] Ya era suficientemente malo que esta refutación no se atendiera antes, pero al seguir sin refutar ahora, casi una década después, algunos de los argumentos clave presentados por Bhattarai será fatal. Para ponerlo en términos simples, para los comunistas dejar a un lado la cuestión de qué tipo de estado y sociedad luchan por construir y cómo éste llevará hacia la meta de una sociedad sin clases, y por el contrario reducir el foco a cómo mantener andando la lucha inmediata es solo otra versión de la línea economicista que, como planteaba Lenin, sostiene que “el movimiento lo es todo, el objetivo final nada”. Abandonar la meta de una sociedad comunista tuvo de hecho mucho que ver con por qué la lucha inmediata misma acabó bajo el ala de los imperialistas y los reaccionarios.

Volviendo a “Avancemos”, ¿cómo analiza la cuestión central de la concepción del viejo PCN(M) sobre el estado? Primero, es diciente que no haya crítica al concepto de “reestructurar el estado” que fue tan central a la política del partido durante estos años y que fue repetido como un mantra también en los documentos de la fracción de oposición. Lo que ofrece “Avancemos” es un resumen de la línea del partido sobre el papel del parlamento y su propia participación en el proceso de la Asamblea Constituyente (AC):

“El pueblo nepalés y las fuerzas políticas están levantando sus voces para presionar la redacción de una constitución en favor del país y del pueblo”. El PCN-M analiza las razones por las que no fue posible redactar tan “vanguardista” constitución y concluye que Prachanda y Bhattarai “son los principales responsables”. Argumentan: “El marxismo no niega la tesis de usar el parlamento y el gobierno, pero su utilización solo puede ser de una manera revolucionaria y no por comportamiento oportunista. Para usar el parlamento y el gobierno de una manera revolucionaria, primero el partido debe ser revolucionario, disciplinado y fiel al marxismo”. Aquí nos gustaría preguntarle al PCN-M: ¿Los partidos revisionistas no han disimulado una y otra vez su acomodamiento al sistema existente con palabrerías de ser “revolucionarios, disciplinados y fieles al marxismo”? Para que ser “fieles al marxismo” sea algo más que una frase vacía para encubrir la práctica reformista tiene que haber completa claridad primero que todo en la línea del partido sobre la cuestión crucial y decisiva del carácter del estado y su papel más amplio en la transición a un mundo comunista. Esta claridad hubiera significado una ruptura radical con la línea y práctica existentes del partido.

El nuevo partido, que tenía más de 90 miembros en la AC leales a él, siguió participando en la AC, donde fue el cuarto partido más grande durante un año, hasta que la AC fue formalmente disuelta en la primavera de 2013. “En el parlamento la fracción revolucionaria también está jugando un papel necesario. Especialmente frenó los proyectos y leyes que iban en contra del país y del pueblo. Incluso en el momento en que estuvo en el gobierno desempeñó un papel positivo en general aunque hubo algunas limitaciones y carencias”. Y por último, “El partido tomó la decisión de tener un equilibrio entre [participar en] el gobierno y la [lucha en la] calle mediante la Asamblea Constituyente y de iniciar la redacción de la constitución popular federal y republicana simultáneamente con la integración del ejército. Pero Prachanda y Baburam iban en la dirección opuesta”.

Ahora considérese el contexto de este balance: luego de una guerra popular de diez años, con todos los sacrificios que conllevó, el partido depuso las armas, disolvió el poder político revolucionario en el campo y entró en un proceso parlamentario bajo la bandera de la “democracia del siglo xxi” levantada primero por Bhattarai, con su combinación de democracia y comunismo y su liquidación del carácter de clase del estado —todo esto en un contexto global en el que el comunismo y la necesidad de la dictadura del proletariado son destinados al basurero de la historia desde todos los lados —¡y ahora el PCN-M presenta un balance de que la línea de usar “un equilibrio” entre [participar en] el gobierno y “la [lucha en la] calle” estaba bien, pero el problema fue que los malditos de Prachanda y Bhattarai dijeron una cosa pero hicieron otra, es decir, “iban en la dirección opuesta”! En realidad todo este balance y en particular la formulación de “tener un equilibrio entre [participar en] el gobierno y la [lucha en la] calle” es uno de los sellos distintivos de la concepción ecléctica sobre el estado que formulara el mismo Prachanda: por un lado usaremos el parlamento, por el otro nos levantaremos en las calles.[9]

De hecho, como está resumido en un artículo de KJA, “Salvar la revolución”[10], “los medios propuestos para lograr esta república popular son aceptar la estricta lealtad a los principios democrático-burgueses y por supuesto a las mismas instituciones que claramente se admite están ligadas a una república burguesa, y todavía en manos de clases reaccionarias”. ¡¿Qué clase de ruptura con la concepción revisionista del estado que arrastró la revolución nepalesa al pantano parlamentario podría representar este balance?! En este mundo ecléctico del PCN-M, se pueden mantener las mismas políticas eclécticas pero simplemente reemplazar a los malos de la película por los buenos y, listo, el revisionismo es derrotado. En el mundo real las cosas son muy diferentes.

En un nivel más fundamental, este problema es muestra de que el PCN-M no rompió con la fusión de comunismo y democracia que fue articulada por Bhattarai y que apuntaló las decisiones en Chunwang en 2005. Este problema, profundamente arraigado en el movimiento comunista internacional, fue objeto de un amplio análisis de Bob Avakian. En un condensado resumen de la relación de la democracia con las clases y la sociedad comunista, Avakian señalaba: “En un mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales, hablar de la ‘democracia’ sin señalar su carácter de clase y a qué clase beneficia no tiene sentido o tiene implicaciones peores. Mientras exista la sociedad dividida en clases no puede haber ‘democracia para todos’: dominará una clase u otra, y la clase que gobierna defenderá y promoverá el tipo de democracia que concuerde con sus intereses y metas. Por eso, debemos preguntar: ¿qué clase dominará y si su gobierno, y sistema de democracia, sirve para continuar las divisiones de clase, y las relaciones de explotación, opresión y desigualdad que corresponden a estas, o lleva a abolirlas?”[11]

Las observaciones de Avakian fueron el punto de apoyo para las críticas a los argumentos de Bhattarai en la primera carta del PCR al PCN(M) en octubre de 2005 —críticas que fueron rechazadas de plano en la carta de respuesta del PCN(M), que tachaba este enfoque como principalmente repetición del “abecé del marxismo”. ¿Pero acaso no está claro que la línea del nuevo PCN-M persiste en la ecléctica y errónea concepción sobre el estado planteada desde antes por el PCUN(M)? Aún hoy siguen defendiendo la necesidad de redactar una constitución “vanguardista” para que sea adoptada en el actual estado reaccionario y sigue considerando un gran triunfo para la revolución las elecciones de 2008, cuando en realidad fueron un paso gigante alejándose de la revolución. Estas dos posiciones son muestra de que siguen sin romper con la ya duradera fusión de comunismo y democracia y por el contrario mantienen ilusiones en que los comunistas pueden de alguna manera hacer que la democracia opere a favor de los intereses del pueblo sin derrocar al estado que representa e impone la base económica capitalista-imperialista.

Pero quizá lo más diciente es la manera en que manejan la cuestión de la columna vertebral de todo estado: las fuerzas armadas.[12] Así es como “Avancemos” lidia con la cuestión de las fuerzas armadas, en este caso el Ejército Popular de Liberación, el cual había sido clave para construir el embrionario poder revolucionario en el campo nepalés:

“Los pueblos de Nepal esperaban de la Asamblea Constituyente la respetuosa integración del ejército y una nueva constitución después de llegar a un proceso de paz”. Pasan luego a afirmar que la lucha de dos líneas entre ellos y la fracción de Prachanda era “si integrar el EPL en el ejército nepalés en condiciones respetuosas [entendidas como “con dignidad”] o liquidar esta fuerza tras su desarme”. El PCN-M se lamenta repetidamente por la no integración del EPL “con dignidad” y señala esto como uno de los mayores fracasos de Prachanda y Bhattarai.

El desmantelamiento final del EPL en 2012 fue un severo golpe a la revolución y sin duda una experiencia humillante para los miles de combatientes que se habían visto a sí mismos como la primera línea de los luchadores por la revolución en Nepal y todo el mundo. Un pequeño puñado de oficiales fue integrado en el Ejército de Nepal, mientras que virtualmente todo el resto del EPL fue simplemente enviado a casa con una subvención del estado. Pero ¡¿Qué clase de “lucha de dos líneas” es ésta: si integrar el EPL “con dignidad” o no?! ¡Qué posible “dignidad” o “respeto” puede haber en liquidar las fuerzas armadas revolucionarias e integrarlas en el ejército reaccionario respaldado por los imperialistas!

Durante varios años el partido de Nepal —con el coro de buena parte del movimiento maoísta a nivel internacional— había asegurado muchas veces que a pesar de estar confinadas en acantonamientos supervisados por la ONU, las formaciones del EPL todavía estaban juntas y entrenando regularmente y podrían recuperar rápidamente sus armas y reconstituir una fuerza revolucionaria combatiente. La realidad era muy diferente: confinado en acantonamientos, el EPL fue aislado de las bases de apoyo que lo nutrían; las armas del EPL fueron guardadas en contenedores controlados por la ONU; los acantonamientos eran inspeccionados regularmente por funcionarios de la ONU; y el pago al EPL era financiado en gran parte por la “comunidad internacional”, no en poca medida por la British Overseas Development Cooperation, como reflejo de la determinación de los imperialistas por asegurar el éxito del “proceso de paz” (con estrecha observación y asesoría en profundidad por ONG como el International Crisis Group). Y no menos importante, mediante su participación en el parlamento y en el gobierno en general, el PCUN(M) logró relegitimar un poder reaccionario que había sido deslegitimado durante los diez años de guerra revolucionaria. El partido permitió que los combatientes del EPL fueran mostrados como “anómalos” que tenían que ser readaptados, mientras que al Ejército Nepalés se le concedió legitimidad como el ejército para continuar la imposición del poder. Se adoptó el mismo enfoque hacia los nuevos órganos de poder que fueron fruto de la guerra popular. No se los mantuvo de ninguna manera como parte del nuevo poder que requería que se siguiera luchando por consolidarlo; por el contrario, fueron los viejos órganos de poder y la Asamblea Constituyente modelados a partir de los parlamentos burgueses y reaccionarios de todo el mundo los que establecieron el marco para legitimar las instituciones de poder y gobierno.

En estas circunstancias, los llamados de Kiran y la fracción de oposición a la integración “con dignidad” no representaban una línea revolucionaria, la cual habría requerido, como mínimo, oponerse a la rendición del ejército revolucionario y las bases de apoyo. La bandera de la fracción de Kiran de la “integración con dignidad” comparte la concepción ecléctica y no revolucionaria de la fracción dominante con respecto al estado reaccionario y su aparato de represión armada, y acaba en el mismo tipo de pragmatismo y tratando de depender de las sutilezas tácticas.

Como señala la carta del PCR de noviembre de 2008 acerca de la fracción de oposición, “Todo partido revisionista siempre tiene una ‘izquierda’” —una fuerza que, no importa cuán descontenta pudiera estar con algunos de los frutos de la línea revisionista general del partido, sin embargo se niega a (o es incapaz de) romper definitivamente con el revisionismo y termina así actuando como válvula de escape dentro del partido que alivia los repetidos estallidos de descontento ante el desfase entre las declaraciones radicales del partido y sus continuas transigencia y conciliación. ¿No es acaso éste el papel objetivo al que quedó reducida la fracción de oposición en el PCUN(M) —promesas edulcoradas de “integración con dignidad” que en últimas no hicieron más que ayudar a tragarse más suavemente esta amarga píldora? Contrario a lo que declara o incluso pueda creer el nuevo PCN-M, la historia del partido nepalés antes de la escisión no fue una historia de continua lucha de dos líneas entre una fracción revolucionaria y otra revisionista, sino en cambio apenas una serie de quejas de parte de una oposición cada vez más descontenta que una vez tras otra no se salió del marco revisionista en el que la había entrenado y domado el partido, precisamente porque comparten concepciones erróneas comunes.

Esto se muestra también en el balance que hace el PCN-M de la infausta “Rebelión popular” [traducida a veces como “insurrección”] de mayo de 2010, cuando el partido estaba todavía unido como PCUN(M). El partido llevó a cientos de miles de personas a las calles de las principales ciudades del país, en particular en Katmandú, durante varios días, con el propósito de llevar a cabo una “Rebelión popular” llamada “Jana Andolan 3” para evocar las dos semanas de Jana Andolan 2 en abril de 2006 que llevaron a la eliminación de la monarquía. A los que acudían se les decía que estos días traerían “victoria o muerte”. Sin embargo, tras una serie de manifestaciones masivas, el levantamiento se extinguió, con las masas regresando a sus casas en desorden, a veces desconsoladas.

¿Qué explica este claro fracaso? El problema a los ojos del nuevo PCN-M fue que “Prachanda no fue en la dirección de preparar la elaboración e implementación de la decisión. La especial manifestación popular… no podía lograr su objetivo”. El nuevo partido repite el estribillo: “la fracción de Prachanda nos engañó varias veces”. En otras palabras, una vez más Prachanda dijo una cosa pero hizo otra.

Pero, como señaló un partidario del PCR en el vii Congreso del PCN-M: “El principal problema con Prachanda no es que no hiciera lo que dijera, sino que él actuaba en conformidad con la línea revisionista. En un sentido fundamental, hizo precisamente lo que dijo que iba a hacer. Prachanda aplicó precisamente la línea revisionista que el partido adoptó y que dominaba en el mismo durante los últimos siete años”[13]. El colapso de la “Rebelión popular” de mayo de 2010 fue resultado directo de la concepción reformista del partido acerca del poder: mientras se preparaba para esta rebelión popular, el partido estaba trabajando todavía dentro de la Asamblea Constituyente, redactando una constitución “vanguardista” y comprometido con ser “los mejores representantes del proceso de paz”, todo como parte de “reestructurar el estado” —nada de esto, por cierto, es repudiado por el nuevo PCN-M. De la mano con esta concepción ecléctica del estado iba la concepción de que fuerzas progresistas dentro del ejército reaccionario se escindirían y ayudarían a los revolucionarios en tomar el poder. De hecho, esta era realmente la estrategia subyacente para el éxito de la rebelión.

Todo esfuerzo serio de un levantamiento revolucionario requiere ganar a un sector de las masas a que comprendan que el estado existente no puede ser un medio para el verdadero cambio, sino que debe ser desmantelado sistemáticamente mediante la revolución[14]. Junto con su obra clásica, El estado y la revolución, léanse las otras duras polémicas de Lenin contra las ilusiones reformistas entre abril y octubre de 1917 para hacerse una idea de cómo machacó este tema desde incontables ángulos con el fin de que los revolucionarios mismos se liberaran de las ilusiones de que podrían simplemente seguir construyendo el movimiento de masas, forjando gradualmente la fuerza de los soviets revolucionarios mientras se debilitaba el estado existente, en una especie de evolución lineal[15]. La línea que guio esta “Rebelión popular” era una mezcolanza ecléctica: no se basaba en una estrategia para derrocar el viejo poder y establecer un nuevo poder revolucionario independiente del imperialismo, a lo sumo representaba un intento de ganarse a un sector del viejo estado, y en particular a un sector supuestamente “patriótico” de los jefes militares, y compartir el poder con los reaccionarios.

Tomada como estrategia, la idea de escindir un sector del reaccionario Ejército de Nepal y unirse con él para defender la “soberanía nacional” del país es una receta para el desastre que, como veremos, desafortunadamente todavía ejerce influencia sobre el PCN-M. Como advertía de antemano un artículo el periódico del PCR, Revolución, titulado “Sobre la crítica encrucijada en la revolución de Nepal y la urgente necesidad de una ruptura real con el revisionismo”, “[H]ay que decir que toda perspectiva y enfoque general de hecho se basa en ilusiones revisionistas clásicas y está llena de éstas. Como un punto fundamental de método, no tiene en cuenta (o descarta) el análisis materialista dialéctico general de que las cosas pueden convertirse y a menudo se convierten en su contrario —y específicamente cómo eso ha ocurrido con frecuencia cuando las fuerzas revolucionarias han sido arrastradas hacia la dinámica de los procesos electorales/constitucionales, sin haber destrozado y desmantelado el viejo estado reaccionario y la manera general en la que la dinámica de tal proceso socava y roba la iniciativa y poder de las fuerzas revolucionarias”.[16]

Si un partido no está basado firmemente en el marxismo, otros criterios determinarán invariablemente sus acciones. Si bien los miembros de un partido pueden ser libres de expresar su descontento ante uno u otro síntoma de revisionismo, y si bien amplios sectores de militantes y líderes puedan desear que el partido retorne al camino revolucionario, un partido desorientado por el revisionismo es muy probable que acabe acomodándose con el sistema reaccionario, especialmente en momentos de crisis. Esto es exactamente lo que sucedió un año después de la rebelión abortada de 2010 luego de que repetidamente el parlamento nepalés no pudiera formar un gobierno. ¿Qué hizo el grupo de Kiran? En una maniobra pensada para darle un golpe al presidente del PCUN(M), Prachanda, quien ambicionaba regresar al puesto de primer ministro, la fracción de Kiran aportó los votos indispensables de sus más de 90 miembros en la Asamblea Constituyente para elegir como primer ministro a nadie menos que… ¡el “traidor” Bhattarai! ¡Y esto fue menos de un año antes de la ruptura organizativa para formar el nuevo PCN-M!

El estribillo del PCN-M de que el problema esencial no era la línea del partido sino la “traición” de una buena política por parte de unos “traidores” no deja más opción que acudir una vez más a la cita de Friedrich Engels acerca de esta cuestión:

“…cuando se indagan las causas de los éxitos de la contrarrevolución, se ve por doquier la respuesta preparada de que fue por la «traición» del señor Fulano de Tal o del ciudadano Mengano de Cual al pueblo. Respuesta que, según las circunstancias, puede estar o no muy en lo cierto, pero en modo alguno explica nada, ni tan siquiera muestra cómo pudo ocurrir que el «pueblo» se dejara traicionar de esa manera. Por lo demás, es muy pobre el porvenir de un partido político pertrechado con el conocimiento del solo hecho de que el ciudadano Fulano de Tal no es merecedor de confianza”.[17]

De hecho, ¿cómo es que quienes dirigen ahora el PCN-M “se dejaron traicionar”? Lo que sea que fueran las intenciones personales de Bhattarai, ¿no es completamente claro que decenas de líderes del partido y miles de camaradas que lucharon durante los diez años de guerra popular no pretendían “traicionar” la revolución? El único atisbo de respuesta a esto está en dos cortos párrafos de “Avancemos” sobre los errores de la “fracción revolucionaria”, que afirma que sus principales errores fueron “el fideísmo, el liberalismo y la metafísica”. Por fideísmo explican que quieren decir “creer fielmente en alguna autoridad o individuo. Creemos que la fe en el liderazgo de Prachanda que habíamos mostrado es nuestra debilidad”. La autocrítica de liberalismo quiere decir en esencia, en sus palabras, “permanecer indiferente ante algún aspecto negativo”, en otras palabras, repito, no luchar más decididamente con Prachanda. En cuanto a la metafísica, esto significa, en sus palabras, “[E]l pensamiento en el cual el sujeto siempre observa las cosas, eventos y procesos desde un solo ángulo; observa ya sea las partes negativas o las positivas, pero no el todo”. Así que una vez más, a falta de toda otra referencia de cómo esto se pueda aplicar a otra política, esto parece referirse simplemente a la manera en que la “fracción revolucionaria” veía a Prachanda, es decir, de forma parcializada y religiosa.

Cuando se busca una explicación materialista de cómo un liderato que llevó a importantes avances en el transcurso de diez años de guerra popular perdió el rumbo, no hay más que una vacía denuncia sobre dos “traidores”, sin ninguna idea de cómo evitar que el mismo tipo de “traición” vuelva a ocurrir. Al PCN-M todavía le falta comprender el hecho de que el problema no es alguna personalidad particular, ni una cuestión de la táctica correcta, sino la línea ideológica y política del partido mismo. Así que no es sorprendente que, como veremos ahora, la probabilidad de que su solución para salir del pantano revisionista en el que se encuentra tenga, en palabras de Engels, solamente un “pobre porvenir” —hasta que, y a menos que, adopten un enfoque radicalmente distinto para identificar y combatir el revisionismo que ha causado semejante desastre.

Es fácil achacar la culpa del viraje revisionista a dos “traidores”, pero esto también pasa por alto el importante dictamen de Mao de que “la línea ideológica y política lo decide todo”. ¿Cuáles fueron los elementos políticos e ideológicos que llevaron a Prachanda y Bhattarai a concluir que era imposible continuar la revolución hacia el establecimiento de la nueva democracia y la dictadura del proletariado? ¿Por qué debemos suponer que otros son inmunes al mismo tipo de tendencias e influencias? ¿Y cuáles son los criterios para determinar si ha tenido lugar una “traición”? El revisionismo no es en esencia una cuestión de intenciones.

La principal consigna del PCN-M actualmente: “Rebelión popular sobre la base de la guerra popular”

La primera pregunta que le debería surgir a cualquiera que sepa que ésta es la consigna central del nuevo PCN-M tiene que ser, ¿cuál guerra popular? La guerra terminó hace casi una década, las bases de apoyo rojas fueron liquidadas hace años y el EPL ya está del todo disuelto. Además, no solo han sido abandonados los medios prácticos para llevar a cabo la revolución, sino que toda la orientación de luchar por una sociedad radicalmente diferente, como parte de la revolución proletaria mundial, también ha sido transformada en usar el estado existente para hacer reformas menores en beneficio de sectores de las masas. Así pues, ¿qué podría significar en esta situación decir que la guerra popular es la “base para una rebelión popular” y, al fin y al cabo, qué tipo de guerra popular sería ésta?

El liderato del PCN-M tiene una respuesta para esto: la “base de la guerra popular” se refiere a los centenares de ex combatientes del EPL que siguen siendo leales al PCN(M) y al apoyo que ganó la guerra popular en los corazones de millones. O como lo expresara Gaurav en su discurso al vii Congreso en enero de 2013: “Nuestras bases de apoyo ya no están pero la gente todavía está allí, nuestros tribunales ya no están pero la gente todavía está allí, nuestras escuelas ya no están pero la gente todavía está allí… nuestra revolución no será como la revolución en Rusia y tampoco será como la revolución en China, será como la revolución en Nepal… sobre la base de los logros de la guerra popular haremos una rebelión popular”.[18]

En primer lugar, estos dos factores —la existencia de excombatientes del EPL y la simpatía del pueblo en las otrora bases de apoyo— de hecho podrían ser poderosos recursos para un nuevo partido que hubiera hecho una ruptura con el revisionismo y estuviera desarrollando una línea y un programa revolucionarios. Pero sin una ruptura con la línea revisionista y sin una poderosa campaña que lleve esta ruptura a las masas populares para armarlas con esta comprensión, entonces la “base” del PCN-M equivale a ilusiones o, lo que es peor, a un peligroso populismo.

Incluso si hubiera habido de verdad una ruptura con el revisionismo, referirse a los vestigios del EPL y la memoria de la guerra popular como la “base para una rebelión popular” sería peligrosamente desorientador y otro ejemplo más de un enfoque pragmático e instrumentalista hacia la realidad conocido como “verdad política” —declarar “correcto” aquello que es políticamente conveniente— que se volvió tan arraigado en el partido de Nepal bajo Prachanda, y que sigue infestando al PCN-M. La guerra no se compone de memorias y excombatientes, es un estado de cosas bastante concreto —un “estado de conflicto armado entre países diferentes o grupos diferentes dentro de un país”, como la define el diccionario de inglés de Oxford.

Además, la promesa de una “rebelión popular sobre la base de la guerra popular” es parte de una estrategia ecléctica que, repito, no rompe con la anterior política del partido. Esta consigna viene aparejada con la actual estrategia del PCN-M de “tener un equilibrio entre [participar en] el gobierno y la [lucha en la] calle” —esta “rebelión popular” corresponde al aspecto de “[lucha en la] calle”, mientras que el centro del aspecto de “[participar en el] gobierno” en la política del PCN-M está en movilizarse por una “mesa redonda nacional” que incluya lo que llama las “fuerzas patrióticas, de izquierda y progresistas” del país. Esto implicaba principalmente trabajar con otros partidos parlamentarios y se centraba en la alianza liderada por el PCN-M para oponerse a los acuerdos hechos por los otros partidos parlamentarios principales, incluido el PCUN(M), para las elecciones nacionales celebradas en noviembre de 2013. (Las elecciones de noviembre de 2013 acabaron en una gran derrota para el PCUN(M) de Prachanda y Bhattarai, que terminó en el tercer lugar).

Años de una línea errónea han dejado a los comunistas en una posición objetivamente mucho más débil. Se ha puesto al descubierto el funcionamiento y la membresía del nuevo partido, el EPL está ahora totalmente desmovilizado y desmantelado y el partido se vería enfrentado a la necesidad de tener que movilizar a las masas que “ya han escuchado todo eso” y que bien podrían percibir que, aunque las caras han cambiado, es la misma vieja línea. Y ya que, lejos de haber ajustado cuentas con la línea revisionista y haber roto con su concepción reformista del estado, el nuevo PCN-M sigue operando dentro del mismo marco general, a menos que lo rompa en lo fundamental no hay mayor posibilidad de un intento exitoso de una verdadera revolución que la de la infausta “rebelión popular” de 2010.

En resumen, “rebelión popular” no es revolución; no llevará al nuevo poder que solo se puede lograr rompiendo el marco en el que el PCN-M sigue encerrado.

El que el nuevo PCN-M se centre en una “mesa redonda nacional” que una a todas las fuerzas patrióticas y progresistas en Nepal está ligado a una estrategia que identifica la defensa de la “soberanía nacional” del país como el eslabón clave para avanzar la revolución ahora, considerando a India como la principal amenaza para la soberanía de Nepal. Una crítica cabal de esta política y de la concepción ecléctica del PCN-M sobre el internacionalismo y la manera en que está ligada con su enfoque reformista hacia el estado, está fuera del alcance de este artículo, que se limitará a dos puntos principales. En primer lugar, la soberanía nacional de Nepal es una cuestión anodina si se la deja dentro del establecimiento reaccionario existente en lugar de desarrollar una estrategia basada en la necesidad de deshacerse por completo del estado reaccionario y establecer un estado revolucionario dirigido por el proletariado que rompa con el sistema imperialista mundial existente. Crea la ilusión de cierta “tercera vía”, cierta alternativa al dominio ya sea del proletariado o de la burguesía, alternativa que de hecho no existe.

En segundo lugar, mantiene un erróneo enfoque pragmático hacia la “táctica” de “utilizar las contradicciones entre el enemigo” y defiende los veredictos erróneos que surgieron bajo la línea revisionista acerca del carácter y el papel de las principales potencias reaccionarias, y pone el nacionalismo por encima del internacionalismo proletario. Considérese cómo el nuevo PCN-M invitó a un representante del Partido Comunista de China como su “invitado de honor” a la reunión para inaugurar su congreso fundador, y cómo publica artículos sosteniendo que China “cumple un papel positivo” en el mundo.[19] El que esto se esté haciendo para contrarrestar la influencia de India, la potencia que históricamente ha dominado Nepal, ignora el hecho de que China se ha convertido en la maquiladora global del imperialismo, tan opresora de cientos de millones de su propio pueblo como lo es India, si no más —siendo la principal diferencia que China no es la principal potencia que domina Nepal. Sí, es necesario tener en cuenta las contradicciones entre las potencias reaccionarias, pero aunque hay maniobras tácticas que podrían ser apropiadas, ¡¿qué posible justificación habría para tener al embajador chino como el “invitado de honor” del partido en su congreso fundador?! ¡Qué tipo de impacto tendrá este cínica tipo de realpolitik en la nueva generación que llega a la vida política en Nepal y en todo el mundo —como los jóvenes de África, que ven a China unirse al rapaz pillaje de los recursos naturales del continente por parte de los imperialistas, y a quienes los revolucionarios maoístas les dicen que China es una “fuerza positiva” en el mundo![20]

Esta cínica realpolitik también refleja y refuerza la concepción nacionalista que se ha vuelto predominante en el partido en los últimos años. Esto ha tenido diferentes expresiones —desde referirse a las potencias imperialistas del mundo como “la comunidad internacional” hasta distanciarse de la guerra revolucionaria dirigida por los maoístas en India (como lo hizo Prachanda en una reunión en Delhi en 2006).[21] Durante las elecciones a la AC en 2008, el partido hizo campaña para hacer de Nepal “un eje de comunicación dinámico entre China e India” así como para convertir el país en “la Suiza del Sur de Asia”. No hay una sola palabra de crítica a este descarado nacionalismo estrecho en las decenas de páginas disponibles en inglés escritas por el nuevo PCN-M y sus líderes sobre la historia del partido, ¡y si tal cosa existe en otra parte, el PCN-M debería darla a conocer!

Desde fines de 2005, el PCR,EU ha librado una aguda lucha contra las posiciones erróneas del viejo PCN(M) (y luego del PCUN[M]) en numerosos artículos y cartas —así que, ahora que el nuevo PCN-M ha roto con el PCUN(M) y lo denuncia como revisionista, ¿qué saca de esta larga y bien documentada lucha? Si bien no se ha impreso ni una palabra —lo cual en sí ya es diciente de la falta de seriedad del liderato del nuevo PCN-M— un argumento planteado por algunas personas es el siguiente: aunque su partido hizo muchas críticas relevantes, asumir estas posiciones mucho antes nos hubiera dejado en la fracción Kiran aislados y solos en algún tipo de pureza dogmática. Como prueba de esto, quienes plantean este argumento señalan el destino de otros antiguos líderes del partido, como Matrika Yadav y Mani Thapa, que se rebelaron en momentos anteriores en el proceso de paz contra políticas específicas que estaba adoptando el partido, pero no lograron construir una alternativa revolucionaria de masas. Sin entrar en la discusión sobre los méritos particulares de abandonar el partido en uno u otro momento (lo cual está más allá del alcance de este autor), la principal respuesta a esto, en la medida en que es un punto de vista que tienen en el PCN-M, es que ¡los años de conciliación con el revisionismo, de tragarse una componenda tras otra con el orden establecido en busca de lo que comúnmente se llama “la política de lo posible”, han dejado al nuevo partido sin una línea revolucionaria incluso hoy! El partido todavía está atascado en un pantano de reformismo, socialdemocracia, nacionalismo, eclecticismo y pragmatismo, con una concepción fundamentalmente errónea sobre el poder, la revolución de nueva democracia y cómo ésta llevaría al comunismo y de la metodología científica que se requiere para liderar la lucha revolucionaria.

Y hay que señalar en respuesta a esta afirmación que todavía hoy, casi una década después de que Bhattarai publicara su ataque contra la teoría y práctica del comunismo, su polémica sigue sin respuesta de parte de alguien del partido de Nepal, aunque todavía domina en gran medida el pensamiento del partido. Así que, en otras palabras, ante la afirmación de que enfrentar la línea revisionista en el partido con una línea revolucionaria hubiera llevado al aislamiento, nos gustaría preguntar ¡¿cómo lo saben, puesto que nunca nadie lo ha intentado realmente?! Y si van a permitir que la cantidad tenga prioridad sobre la línea, como lo hacen con este argumento, entonces también habrá una enorme presión para terminar de nuevo en brazos del PCUN(M) de Prachanda y Bhattarai —el cual, después de todo, es mucho más numeroso que el nuevo PCN-M y todavía defiende, de palabra, el maoísmo.

Más fundamentalmente, ¿cuántas veces se ha confirmado la verdad del planteamiento de Mao de que si la línea es incorrecta, aun si se tienen soldados, se perderán? Y si la línea es incorrecta y no lleva a ninguna parte ¿qué sentido tiene de todas maneras? ¿Acaso la pérdida de los miles de soldados del EPL como fuerza revolucionaria —con o sin “dignidad”— no fue más prueba todavía de que el dominio de la línea incorrecta llevará a pérdidas devastadoras? Aunque con la conciliación con el revisionismo sin duda se ganarán algunos simpatizantes, en últimas llevará a aislarse de los más oprimidos, aquellos en quienes arde con mayor furia la sed de revolución. Tampoco es tarea de los revolucionarios simplemente reflejar los sentimientos a corto plazo de incluso las amplias masas —una y otra vez, permanecer en el camino revolucionario requiere luchar contra las ilusiones alimentadas por el funcionamiento del sistema y más en general lo que Lenin describió como “la tendencia espontánea a cobijarse bajo el ala de la burguesía”.[22] Esta es una tarea clave de la vanguardia comunista para mantener la mira de las masas en la meta del poder revolucionario, en medio de las vicisitudes de los tiempos turbulentos.[23]

En vez de surgir como una alternativa revolucionaria al PCUN(M) tras una prolongada lucha de dos líneas contra el revisionismo, el nuevo PCN-M a cambio ha rechazado solamente algunas de las manifestaciones más crasas y algunas de las expresiones más visibles de ese revisionismo, sin ninguna ruptura real con la línea política e ideológica o con el marco que la originó. Lo que hay que hacer ante esto es profundizar en las bases de la línea incorrecta que evitó que esta ruptura tuviera lugar a pesar del deseo y las intenciones de muchos de quienes afirman querer hacer avanzar la revolución. Pero eso requerirá mirar también en mayor detalle cómo se relaciona la lucha por la revolución en Nepal con la encrucijada mayor que enfrenta el movimiento comunista internacional.

Parte 2: El movimiento comunista internacional y el nuevo partido

Varias agrupaciones en el MRI y algunos otros saludaron con entusiasmo la escisión del PCUN(M) por parte de las fuerzas lideradas por Kiran. ¡Pero qué profunda ironía es que muchos de los que ahora aclaman al nuevo partido, y que a su vez son abrazados por éste, también aplaudieron cuando primeramente la línea revisionista llevó al partido al despeñadero!

El primer ejemplo de esto son dos organizaciones que jalonan la iniciativa de reagrupar a los partidos maoístas, asociadas con la revista Maoist Road [La vía maoísta] (en adelante referidos como los “roaders”), el Partido Comunista Maoísta de Italia (PCMI) y el Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista)–Naxalbari (PCI[ML]NB). El segundo ejemplo es un completamente contrarrevolucionario sitio web en Estados Unidos, Kasama, “fundado por Mike Ely hace unos años con el propósito de atacar de formas muy desprovistas de principios al PCR y a Bob Avakian en particular… este sitio, si bien se presenta como plataforma y foro de discusión de revolución y comunismo, por varios años se ha empeñado en actividades que promueven el anticomunismo y fortalecen la contrarrevolución”.[24] La línea y metodología oportunistas de Kasama, inseparables de su actividad contrarrevolucionaria general, bien sirven como maestro por ejemplo negativo. Una característica de la actividad contrarrevolucionaria de Kasama fue adherirse de manera oportunista a la revolución en Nepal, promoviendo y celebrando precisamente la línea que estaba alejando las cosas de la revolución. Cuando el PCR,EU, partiendo de una perspectiva verdaderamente internacionalista, libraba la lucha para ayudar al partido en Nepal a volver al camino de la revolución, Kasama atacaba al PCR por su posición de principios. Todas estas organizaciones se han distinguido por su defensa desde hace tiempo de la línea revisionista en Nepal y por sus virulentos ataques tanto a la crítica del PCR a esa línea como a la nueva síntesis más en general.

En 2013, Ajith, quien ha escrito el grueso de los artículos teóricos producidos por el PCI(ML)NB, publicó un extenso ataque “Contra el avakianismo”,[25] como llama peyorativamente a la nueva síntesis del comunismo de Avakian. De paso incluye una defensa de sus posiciones anteriores con respecto a Nepal. Ajith afirma colérico que “la acusación hecha por el PCR de que nuestro partido era un ‘partidario entusiasta del desmantelamiento de la revolución en Nepal’ es una vil mentira”. Como evidencia de esto, sostiene que durante el periodo de 2006 a 2010 el PCI(ML)NB publicó varios artículos que hacían una que otra crítica a la línea del PCN(M). Esto es cierto —y es precisamente lo que hicieron todos esos “roaders”, cuestionaron o a veces incluso criticaron uno que otro aspecto de la línea del PCN(M), o más en general, sus “tácticas”, y advertían de varios peligros y escollos por venir, mientras defendían la esencia de la línea y aplaudían los principales pasos prácticos que daba el PCN(M), en particular el Acuerdo Integral de Paz, la entrada del PCN(M) en el gobierno de transición en 2006 y el triunfo del PCN(M) en las elecciones a la Asamblea Constituyente en 2008. Estas agrupaciones y muchos otros maoístas a nivel internacional aplaudieron los resultados de las elecciones de 2008 a la AC, que pusieron al PCUN(M) a la cabeza del gobierno con Prachanda como primer ministro, como un “triunfo”, por lo general como un “triunfo de la guerra popular” —sin importar que el EPL hubiera sido virtualmente entregado, las bases de apoyo revolucionarias desmanteladas y, más especialmente, que las elecciones fueran un señuelo de los imperialistas y reaccionarios para alejar al partido del camino revolucionario y canalizar la rebelión de las masas hacia el trillado surco de la política parlamentaria.[26]

Pero no se necesita ahondar mucho en cómo a cada paso importante en este período el PCI(ML)NB apoyó el “desmantelamiento de la revolución en Nepal”, puesto que la evidencia de esto viene de la propia pluma de Ajith apenas unas líneas más adelante: “Posteriormente [2006-2007], cuando el PCN (Maoísta) tomó el rumbo del cese el fuego, alianza con los partidos políticos de la clase dominante y gobierno de transición, nuestro partido estudió exhaustivamente el asunto. En conjunto la nueva táctica del PCN (Maoísta) fue aceptada como justificada. Al mismo tiempo se advirtió de serios peligros contenidos en ésta”.[27] (énfasis añadido)

¿No es éste el mismo enfoque ecléctico (que se hace todavía más claro a medida que Ajith continúa su alegato) que ha sido decisivo para “desmantelar la revolución” en Nepal desde hace ocho años ya —por una parte esto y por otra parte aquello… si bien sin identificar nunca cuál es el aspecto principal de la cuestión? Por una parte, la “táctica” del partido estaba “justificada”, pero por otra parte plantea serios peligros —cuando lo que estaba sucediendo en el terreno en Nepal era el acomodamiento paso por paso al establecimiento reaccionario existente, con la línea revisionista adoptada en la reunión de Chunwang en 2005.

Ajith acepta que hubo algunos problemas con la línea de Naxalbari, pero de nuevo trata de minimizarlos. Luego de referirse al “enfoque doctrinario desplegado por el PCR”, escribe: “Si bien rechazamos las evaluaciones doctrinarias sobre la táctica del PCN(M), reconocimos algunos aspectos correctos en las críticas y observamos: ‘Se señaló que el PCN (Maoísta) estaba desarmando ideológica y políticamente sus filas y a las masas, al aceptar tales condiciones (acantonar el EPL y disolver los centros de poder local), ya que rendían su ejército revolucionario y su poder revolucionario, al menos verbalmente. Esto es correcto. Al no analizar la cuestión desde este ángulo, desde el ángulo de la importancia ideológica de las concesiones hechas por el PCN (Maoísta), también nosotros cometimos un error de pragmatismo’”.[28] [énfasis añadido, mayúsculas en el original]

Esta es una exposición más completa —de 2010— del punto de vista del PCI(ML)NB que Ajith intenta minimizar: “El Pleno Central Ampliado (PCA) de octubre de 2006 de nuestro partido concluyó que ‘…los planes político-organizativos del PCN(Maoísta) se ciñen a las tareas y la orientación de la revolución de nueva democracia. Contrariamente a la propaganda de parte del enemigo y de los revisionistas, así como a las dudas creadas en las mentes de algunos camaradas, la táctica actual del PCN (Maoísta) de ninguna manera indica un deseo de abandonar el camino de la revolución a cambio de una participación en el poder existente. Por el contrario, indican una orientación MLM y su aplicación. Su táctica sirve a la estrategia de la revolución de nueva democracia. Aplican esta táctica para luchar y completar la revolución de nueva democracia. El PCN(Maoísta) está liderando una gran lucha política y es nuestro deber internacionalista defenderla y forjar apoyo a ésta’”.[29] (énfasis añadido)

Ajith admite el error sólo para minimizarlo y volverlo insignificante. ¡¿La rendición del ejército y la disolución del poder político rojo fueron sólo “verbales”?! ¡Estas serían noticias asombrosas para los miles de combatientes del EPL cuyas armas fueron incautadas y quienes fueron confinados en acantonamientos supervisados por la ONU, y para la policía reaccionaria que retornó a los puestos de los que habían sido expulsados por la guerra popular en el campo! El tratamiento que da Ajith a estos desarrollos como meramente “verbales” y como “táctica” contradice la seriedad de la guerra misma, la cual no se libra solamente ideológica y políticamente, sino oponiendo fuerzas muy materiales —razón por la cual Mao insistía en que en cualquier tipo de negociación en que se entrara con el enemigo, el EPL y las bases de apoyo revolucionarias nunca debían ser entregadas.

Este enfoque de tratar repetidamente estos asuntos como una cuestión de “las tácticas del PCN(M)” refleja la terca negación del propio Ajith de lo decisivo de la línea política e ideológica y del hecho de que la entrega del EPL y del poder rojo por parte del PCN(M) no fueron solamente tácticas equivocadas sino que surgieron, reforzaron y sirvieron a la línea revisionista adoptada en Chunwang en 2005. Esto es a lo que Ajith intenta resistirse con sus acusaciones de “evaluaciones doctrinarias de las tácticas del PCN(M)”. Al hacerlo Ajith comparte la misma línea errónea del propio PCN(M), el cual en su Respuesta a la primera carta del PCR rechazó la crítica como que pretende “enseñar el abecé del marxismo”, es decir, “doctrinaria” —como si fuera inútil, y hasta francamente reprensible, recordar principios guía básicos del marxismo que se ha probado que son correctos, incluso en este mismo caso.

De hecho, con una barrera impenetrable como esta entre la línea y las tácticas, no se podría deslizar una cuchilla entre las concepciones de Ajith y las concepciones de… sí, del infame “traidor” Bhattarai. En una entrevista en 2009, Bhattarai sostenía que “para romper con el viejo modo de producción y dar el salto hacia uno nuevo, se tienen que romper todas las relaciones dentro del estado respaldado por el ejército; y eso inevitablemente requiere el uso de la fuerza. Esta es una ley de la historia y un principio básico del MLM que nadie puede modificar… No cabe duda de que nuestro partido nunca abandonará este principio básico… Adheridos a este principio básico libramos la guerra popular prolongada (GPP) desde 1996 hasta 2006, pero después de 2006 nos apartamos un poco en nuestra línea táctica”.[30] [énfasis añadido] Bhattarai prosigue asegurando a los lectores que el PCN(M) nunca entregará el EPL ni disolverá las bases de apoyo, y repite una y otra vez que lo que parece un reformismo descarado es en realidad una mera “táctica” —una falsedad que Ajith fu y sigue siendo incapaz de ver, precisamente porque comparte los mismos elementos básicos del enfoque de Bhattarai.

Para Ajith, la calidad de “doctrinario” del PCR queda reflejada en su Carta del 19 de marzo de 2008 al partido de Nepal, donde el PCR reconoce que “en las condiciones específicas imperantes después del colapso de la monarquía absoluta en abril de 2006, es muy probable que hubiera sido difícil y tal vez indeseable seguir ininterrumpidamente la lucha armada contra el Ejército Real de Nepal o rehusar entrar en negociaciones con la Alianza de los Siete Partidos”. Ajith se burla de esto argumentando: “Si se acepta lo objetivo de la posibilidad de negociaciones (incluyendo también un posible acuerdo temporal), entonces la línea y táctica que le permitieron al partido utilizarla no pueden ser descartadas sumariamente. Por otra parte, si se niega o se trata superficialmente esto entonces admitir las ‘condiciones específicas’ y las negociaciones solamente será un gesto sin sentido”. (cursiva en el original)

Esta es una enunciación concisa de la comprensión que tiene Ajith de la relación entre la línea ideológica y política y la realidad objetiva. Para Ajith, la línea es entendida como lo que “le permite al partido utilizar” una situación específica —así que si la línea “le permite al partido utilizar” la situación, entonces ese es el criterio para determinar si es correcta, es decir, si no puede ser “descartada sumariamente”. Aquí la línea se vuelve algo determinado por la necesidad encarnada en las condiciones objetivas —concibe del desarrollo solo lo que puede ser extrapolado linealmente de esas condiciones. Lo que se necesita, por el contrario, es asumir el comunismo como una ciencia que se utiliza para analizar lo contradictorio de la realidad, y sí, la necesidad que surge de las condiciones objetivas, las cuales tienen que ser transformadas mediante la lucha —pero la necesidad que enfrentan los comunistas, y las restricciones que actúan sobre ellos, no están determinadas solamente por la situación específica inmediata, en la cual está atrapado Ajith, sino que tienen que ser consideradas dentro del contexto de la necesidad mayor que enfrenta la humanidad —la necesidad de la revolución. En otras palabras, al evaluar la necesidad de hacer ajustes tácticos —y ciertamente en el momento de la Jana Andolan 2 se necesitaban ajustes, como se sostuvo claramente en las Cartas del PCR al PCN(M)— es esencial asegurar que no se transigen ni se menoscaban las metas y principios en respuesta a las exigencias del momento. La cuestión fundamental, como se la aborda en las cartas del PCR, es cuál es el marco y la perspectiva estratégica desde los que se enfocan las negociaciones, no la línea y la táctica “que permit[ieron] al partido utilizarla”.[31]

Por esto es que, para Ajith, confinar el EPL en acantonamientos y disolver las bases de apoyo revolucionarias no necesariamente va contra los principios centrales de la concepción marxista del poder. Ajith tampoco ve estas “tácticas” como el predecible resultado inmanente de la línea revisionista adoptada en Chunwang, sino que, por el contrario, las trata como meras “tácticas” que son válidas o no sobre la base de su “utilidad” para el partido. Se pierde de vista la cuestión de para qué es útil, al igual que la revolución misma, la cual queda sumergida bajo el familiar enfoque economicista de “el movimiento lo es todo, el objetivo final nada”. Y esto exige preguntarse ¿qué tal si en unas condiciones dadas adherirse a los principios revolucionarios bien puede llevar a la derrota o a reveses en el corto plazo? Puesto que, según la concepción de Ajith, una línea se convierte entonces en un impedimento que no “le permite al partido utilizar” las condiciones, entonces claramente no hay otra opción que desechar los principios. ¿No es precisamente eso lo que les pasó a los marxistas en la I Guerra Mundial? (No se renunció formalmente al principio del internacionalismo, por lo menos de parte del líder de los socialistas alemanes y teórico Karl Kautsky, porque según su parecer el internacionalismo no se podía aplicar y por tanto los líderes socialistas llamaron a sus obreros a ponerse del lado de sus propios explotadores para matar a los obreros del “enemigo”[32]). La realidad práctica triunfó sobre los principios “doctrinarios”.

A pesar de la cháchara de Ajith sobre que el acantonamiento del EPL era meramente “verbal”, él y su partido eran de hecho conscientes de lo que sucedía en el Nepal del mundo real. Como escribieran en diciembre de 2006 en New Wave, la publicación del PCI(ML)NB: “Según el nuevo acuerdo, más o menos en las líneas propuestas por el PCN(M), las armas del EPL serán mantenidas en sus acantonamientos, bajo supervisión de la ONU. Pero, el PCN(M) ha conservado el derecho a portar armas para dar seguridad a su dirección y a los acantonamientos. El Ejército Nepalés estará confinado en sus cuarteles, salvo para los deberes de guardia, y una cantidad igual de sus armas serán guardadas también bajo la supervisión de la ONU. Se regirá por una nueva Ley Militar y se ha aceptado la necesidad de democratizarlo y reducirlo. El fiel lacayo del expansionismo indio, el primer ministro GP Koirala, ha sido forzado a ceder en su arrogante posición de que los maoístas no podían ser aceptados como fuerza política mientras conservaran las armas. Todo esto constituye también un duro golpe a los intentos del imperialismo estadounidense y del expansionismo indio por evitar el que se le conceda igual estatus al EPL en relación con el Ejército Nepalés”.[33] (énfasis añadido).

¡Qué impresionante muestra de craso eclecticismo sobre la cuestión del poder: el EPL y sus armas son confinados y aislados en acantonamientos en el campo, separados de sus raíces entre las masas, se promueven audaces ilusiones sobre la promesa de “democratizar y reducir el Ejército Nepalés”, pero para Ajith y el PCI(ML)NB esto constituye una “duro golpe” al imperialismo y al expansionismo! Aquí vemos de nuevo en acción el craso eclecticismo de Ajith… pero en todo caso qué tan importante es todo esto, quisiera Ajith que creyéramos, ya que en su mundo estas son simplemente “tácticas”.

Es por esta separación dualista entre línea y táctica que Ajith sintetiza hoy que en 2008 “Había que formular nuevas tácticas, pero con base en la realidad de que el proceso de Chunwang estaba agotado ya para mediados de 2007. Se necesitan nuevas tácticas, no porque ya terminaron las elecciones a la AC y la monarquía fue abolida, sino porque el partido había hecho suficientes progresos para 2007 en los objetivos establecidos por éste en 2005, como parte de la preparación para el asalto final por el poder. Después de todo, este fue el objetivo declarado de las tácticas de Chunwang”. [énfasis añadido].

¿Pero cuál era el contenido real de estos “progresos” que Ajith califica de “suficientes”? Para mediados de 2007, el EPL había sido entregado, las bases de apoyo disueltas y el partido hacía parte del gobierno provisional comprometido con el proceso de la AC para relegitimar el estado reaccionario, así pues ¡¿qué carajos significa decir que “el proceso de Chunwang estaba agotado ya para mediados de 2007”?! No fue cuestión de que una línea política e ideológica revolucionaria con las tácticas correspondientes hubiera hecho “progresos suficientes” y se “agotara”, fue que una línea errónea llevó al partido a abandonar los frutos de años de guerra revolucionaria y a aventurarse en un camino que los llevaría a ayudar a oprimir a quienes antes había estado dirigiendo hacia la liberación.

El asunto es que el partido pudo haber mantenido una línea política e ideológica correcta en este periodo y encontrar tácticas revolucionarias para aprovechar el levantamiento de masas en 2006 contra la monarquía y desarrollar una unidad más amplia y profunda, en especial con las fuerzas intermedias en el valle de Katmandú. Considérese por ejemplo el problema de cómo responder a las generalizadas esperanzas (e ilusiones) sobre la democracia entre las clases medias en el valle de Katmandú. Como se argumentaba en las Cartas del PCR al PCN(M), habría mucho que aprender del método y el enfoque planteado por Avakian, en parte concentrados en el concepto de “un núcleo sólido con mucha elasticidad”. Este enfoque se aplica para a todo lo largo del proceso de hacer la revolución, antes y después de la toma del poder. Es posible y necesario permitir un florecimiento de diversas opiniones políticas y agrupaciones políticas, con miras a llevar a la sociedad hacia las rupturas radicales que implica alcanzar el comunismo —la ruptura con todas las relaciones tradicionales y con todas las ideas tradicionales, tanto en palabras como en hechos. ¿Es realmente tan inimaginable que las tácticas que reflejaran y sirvieran al logro de este objetivo estratégico pudiesen haber movilizado a las masas, incluidos sectores importantes de las clases medias en el valle de Katmandú, en medio de la situación de agitación y crisis existente en Nepal en esos años y los siguientes?

Nótese que la crítica de Ajith a la nueva síntesis tiene más de 100 páginas pero no dedica ni siquiera dos a la lucha respecto a Nepal. Es imposible no preguntarse si esto no se debe en parte a que a Ajith le gustaría barrer bajo el tapete esta prolongada lucha, que estuvo ligada al colapso del MRI, puesto que es tan reveladora de la impotencia de la línea dogmática (mezclada con montones de anticuado derechismo) de los “roaders” y de su incapacidad de ofrecer alguna crítica sustancial de la debacle en Nepal, o alguna solución. Nos gustaría preguntarle a Ajith: ¡¿cómo explica el hecho de que, como admite, su partido no sólo fue incapaz de identificar la línea revisionista en Nepal sino que, al contrario, apoyó totalmente la entrega del EPL y de las bases de apoyo rojas como parte de “un duro golpe” contra el imperialismo y el expansionismo y luego saludó el triunfo en las elecciones de 2008, un paso clave en la legitimación del desacreditado estado reaccionario, varios años después de que el PCR hubiera comenzado a sonar urgentemente las alarmas en el MRI sobre precisamente este peligro?! Y en cuanto a su propuesta sobre una nueva organización maoísta internacional, que ha de construirse “tomando la guerra popular como punto de referencia y pilar estratégico”, nos gustaría preguntarle ¿qué ayuda piensa que podría brindarles a los revolucionarios en el futuro cuando no han podido sintetizar ni romper cabalmente con los errores metodológicos subyacentes que les impidieron ver la importancia de la entrega del EPL y del poder político rojo, elementos tan indispensables para librar cualquier guerra popular real?

En cuanto al Partido Comunista Maoísta de Italia, una de las otras fuerzas que lideran en los “roaders”, sus puntos de vista son básicamente una mera repetición vulgarizada de la línea más articulada de Ajith. Tras haber saludado el triunfo en las elecciones a la AC en 2008, el PCMI hasta hace tan poco como 2009 (cuatro años después de la Carta inicial del PCR al PCN[M], y un año después de que el PCN[M] conformara un gobierno con Prachanda como primer ministro en Nepal) llevó a cabo por toda Italia un tour con Parvati, esposa de Bhattarai y paladín ella misma de la línea revisionista en el partido de Nepal. Esto no impidió que estos curtidos practicantes de la realpolitik aparecieran en el vii Congreso del nuevo PCN-M en 2013 y denunciaran a los “traidores” Bhattarai y Prachanda sin, sobra decirlo, una sola palabra de autocrítica por su propio apoyo de años a la línea revisionista.[34]

Si bien un análisis de las propuestas de los “roaders” para el MCI está fuera del alcance de este texto, vale la pena hacer una breve ponderación sobre cómo se relacionan estas propuestas con la revolución en Nepal. Junto con el Partido Comunista (Maoísta) de Afganistán, y a pesar de la vergonzosa historia de apoyo al revisionismo en Nepal de parte de estos tres partidos, estos dicen tener una solución para la revolución en Nepal y para el movimiento comunista internacional en general —la cual es tomar la “guerra popular como su punto de referencia y pilar estratégico”, un punto enfatizado por el PCMI en su presentación al vii Congreso del PCN-M.

Esto refleja la tendencia señalada en el Manifiesto del PCR, común a los dos “reflejos en el espejo” en el movimiento comunista internacional, a “reducir el ‘maoísmo’ a una mera receta para librar la guerra popular en un país del tercer mundo, mientras que una vez más pasan por alto o le restan importancia a la contribución más importante de Mao al comunismo: el desarrollo de la teoría y la línea de continuar la revolución bajo la dictadura del proletariado y todo el rico análisis y el método científico que fundamentaron e hicieron posible que se desarrollaran esa teoría y línea”. Esta tendencia es particularmente marcada en la tesis defendida por Ajith, pero es llevada tal vez más lejos por el Partido Comunista Revolucionario de Canadá. En su declaración al vii Congreso del PCN-M, y sin una sola palabra sobre la necesidad de indagar en la línea revisionista que descarriló la revolución en Nepal, el PCR de Canadá concluye: “La experiencia de su partido en los últimos 20 años ha mostrado también el poder y la superioridad del marxismo-leninismo-maoísmo. Especialmente ha demostrado que la mejor manera de defender y desarrollar el MLM, y especialmente convertirlo en una fuerza real para el cambio revolucionario, es aplicarlo en la práctica”.[35] (énfasis añadido)

Este balance de la experiencia del partido maoísta de Nepal arruma error sobre error. El pragmático desdén por la teoría fue una de las principales razones por las que el ataque teórico de Bhattarai a la teoría y práctica comunistas nunca fue respondido, permitiendo que la línea revisionista siguiera rampante en el partido y lo empujara al pantano en primer lugar. Y ahora se insta al partido a que “la mejor manera de defender y desarrollar el MLM… es aplicarlo en la práctica”, lo cual Sólo puede significar continuar por este mismo camino, cuando lo que se requiere más que nunca es una ruptura radical con todo este enfoque y un firme y completo —y teórico— repudio de la teoría que ha conducido esta práctica revisionista.[36]

El viraje a la derecha en Nepal: motivo de alegría para algunos

En retrospectiva casi una década después, debería estar claro que la línea y práctica del partido de Nepal en el período crítico de 2005-2006 representaron un decisivo punto de viraje, alejándose de buscar el derrocamiento revolucionario del estado y el establecimiento de un nuevo poder revolucionario al servicio de la revolución mundial, y hacia un camino que llevaría a acomodarse cada vez más con el imperialismo y la reacción. Esto también asestó un duro golpe a los revolucionarios y a las esperanzas de los oprimidos de todo el mundo. Pero para algunos esto fue motivo de alegría —y especialmente para Mike Ely, fundador de Kasama. Ely de manera entusiasta abrazó de lleno la línea y práctica del partido de Nepal, llevando a cabo campañas de apoyo a la revolución en Nepal y publicando folletos para promover el partido de Nepal, celebrando la entrada del partido en el gobierno provisional y saludando su participación en las elecciones a la AC de 2008.[37]

Los problemas del PCN(M) y especialmente el que la rebelión de mayo de 2010 no llevara a la victoria han sido reducidos a una cuestión de “traidores” por muchos de los partidarios internacionales de la línea revisionista en Nepal, incluido Kasama, que escribió: “Pero justo cuando estaban [el PCN(M)] al borde de avance trascendental, en 2010, cuando movilizaron a millones para paralizar todas las ciudades importantes del país durante seis días mediante huelgas generales y bloqueos, la revolución fue traicionada por Prachanda y Bhattarai. Estos líderes se aculillaron, y retrocedieron, y llamaron a poner fin a las huelgas”.[38]

Kasama no se va, ni puede irse, contra la línea ecléctica que le quitó a la revolución toda la iniciativa y la fuerza, precisamente porque comparte este mismo eclecticismo. En un artículo de abril de 2013 sobre Nepal, Kasama todavía afirma que “El ejército del gobierno en Nepal es distinto a los del estado de los demás países oprimidos en los que es usual que el estado esté directamente integrado en el imperialismo global. En Nepal, el estado ha sido históricamente de tipo feudal-nacionalista (un estado que oprimía cruelmente al pueblo a la vez que oponía resistencia a la integración en el sistema imperialista mundial)”.[39] No, Kasama, el principal aspecto del poder en Nepal es que está muy integrado en el sistema imperialista mundial y hace valer, con una eficiencia brutal, los intereses del imperialismo y la reacción, y en particular de su propia clase dominante, los imperialistas estadounidenses. Vale la pena anotar que Kasama no tiene nada que decir sobre el hecho “menor” de que durante el período de esta infausta rebelión “traicionada” por Prachanda y Bhattarai, Kasama mismo los promovía a ambos por su “pensamiento fresco” y su aplicación “creativa” del maoísmo al formular esta tesis sobre el estado y el imperialismo que formó parte de la base teórica para las políticas del partido que ahora Kasama hipócritamente condena.

El enfoque de Kasama hacia las cuestiones decisivas que enfrenta la revolución en Nepal incorporaba una concepción socialdemócrata del estado. Considérese cómo Ely analizaba la participación del partido de Nepal en las elecciones a la AC en 2008, bajo la influencia de la línea de Chunwang: “…cuando los otros partidos acordaron elecciones para una Asamblea Constituyente fue una importante (impactante) y fieramente luchada concesión a las demandas, comunistas por antonomasia, de cincuenta años. [Y] constituyó un apartamiento del parlamentarismo y una refutación al derecho del parlamento de decidir el futuro de Nepal. Y representó una deslegitimación de la pútrida política parlamentaria nepalesa”. Su conclusión: “los argumentos de los maoístas nepaleses han sido cualquier cosa menos un llamado a la ‘vía parlamentaria pacífica’”.[40]

Ely no está muy lejos aquí del ambiguo lenguaje orwelliano. En el mundo de Ely, el que los revolucionarios caigan en la trampa de las elecciones parlamentarias a la AC de los imperialistas representa de alguna forma un “apartamiento” del parlamentarismo, y esta participación electoral en vez de renovarle la cara al desacreditado estado reaccionario, que fue lo que realmente sucedió, representa de algún modo una “deslegitimación de la política parlamentaria”. ¿Hay condiciones en las que pudiera ser posible y necesario participar en este tipo de elecciones? Eso no se puede descartar del todo. Sin embargo, 1) había una línea revisionista dirigiendo todo esto, una línea que entre otras cosas había abandonado la lucha por la revolución de nueva democracia en favor de una ilusoria “república transicional” sin carácter de clase, con todas las ilusiones reformistas acerca del estado que eso acarreó, y 2) estas elecciones estaban condicionadas por un acuerdo por el cual se había confinado el EPL e incautado sus armas y se habían disuelto las bases de apoyo.

¿Acaso no es totalmente claro que el hecho de que los partidos accedieran a una Asamblea Constituyente no fue una “concesión” sino una manera de incorporar a los maoístas al redil de las elecciones y la política parlamentaria? El revisionismo de Ely queda abiertamente expuesto cuando considera la demanda de una Asamblea Constituyente como una “demanda comunista por antonomasia”.

El enfoque de Kasama también está caracterizado por pragmatismo, empirismo, eclecticismo y una dosis correspondiente de relativismo, todo lo cual va de la mano. Si, por ejemplo, se hace un análisis ecléctico de un fenómeno y se concluye que tiene características tanto negativas como positivas, pero no se puede distinguir qué es principal, cómo tener entonces alguna certeza sobre cuál prevalecerá —quedando así vulnerable de ser arrastrado por la marea de los acontecimientos. Esto estaba de acuerdo con el estridente rechazo de Kasama de la valía de un análisis científico de la línea política e ideológica al mando en la revolución en Nepal.[41]

He aquí cómo plantea esto el propio Ely, al escribir sobre Nepal en febrero de 2009, un año después de las elecciones a la AC: “Hablando por mí, constantemente me siento cegado en parte [sic] por tener solo información fragmentaria… y encuentro difícil obtener una cuadro general de adónde van las cosas… y por suerte no necesitamos algún veredicto final para actuar sobre algunas responsabilidades internacionales —y necesitamos entender que en la revolución no hay realmente veredictos finales, y el delgado juncos del progreso siempre es combatido, controvertido y mecido a diestro y siniestro con los vientos imprevistos”.

Ahora debería estar claro que lo que se “mece a diestro y siniestro con los vientos imprevistos” es en realidad el “delgado junco” de Ely y Kasama —ora yendo a la cola de la línea revisionista asociada a Bhattarai y Prachanda, ora farisaicos denunciándolos como “traidores”, meciéndose de aquí para allá, naturalmente sin una palabra de autocrítica, puesto que mecerse a diestro y siniestro con los vientos imprevistos es el estado natural de los revolucionarios según Ely. Aquí vemos cómo se convierte en principio el ponerse a la cola de los “vientos imprevistos” en vez de el aplicar los métodos comunistas para alcanzar principios y metas estratégicos.

Ely prosigue: “Puede que esta revolución en Nepal pierda su rumbo, puede que al final no encuentre su camino entre todas las complejas contradicciones que enfrenta. Puede que (en últimas) se consolide una línea incorrecta. Puede que a la larga sean aplastados por el Ejército Nacional”. Puede suceder esto, o aquello o… ¿quién sabe? En el mundo de Ely, nada es predecible, puesto que en ese mundo de agnosticismo relativista, la línea política e ideológica ya no es decisiva. En el mundo de Ely, ¡¿quién hubiera podido anticipar que una línea que fusionó el comunismo con la democracia, que creó una ilusoria subetapa a la revolución de nueva democracia, que puso el EPL en acantonamientos y disolvió las bases de apoyo rojas, que centró el trabajo del partido en las elecciones parlamentarias en la capital bajo la consigna revisionista clásica de “reestructurar el estado” —quién hubiera podido predecir que tal línea iba a llevar a la capitulación?!

Como resume el grupo de escritores del PCR en relación con la epistemología relativista de Ely, “La transformación revolucionaria requiere de una base epistemológica robusta, un alto nivel de certeza científicamente fundamentada respecto a entender el problema y la solución, que las fuerzas conscientes y el pueblo revolucionario captan, aplican y profundizan —que incluye la verdad de que sin el Poder, todo es ilusión. A base del criterio de Mike Ely, y lo que él defiende, estaríamos paralizados, ya que son verdades relativas con un ‘vínculo tenue’ con la realidad [o como Ely dijo sobre Nepal, un ‘delgado junco’ que ‘es combatido, controvertido y mecido a diestro y siniestro con los vientos imprevistos’], y por tanto proporcionan poca base para actuar sobre la realidad y transformarla —sobre todo de manera radicalmente diferente. No es otra cosa que un llamado a seguir a la cola de la espontaneidad, de escabullirse de las rupturas radicales y finalmente de renunciar completamente a la revolución y el comunismo”.

Esta epistemología relativista es lo que subyace a los reiterados ataques de Ely y de Kasama a la posición del PCR como “dogmatismo” basado en “modelos puristas”, que Ely ridiculiza como “atrapada en una permanente confrontación sobre si la revolución viola tal o cual principio (sacado mecánicamente) del Programa de Gotha de Marx o de El estado y la revolución de Lenin”. Y concluye: “[U]n método que hace juicios sobre unos cuantos comunicados de prensa [¡!] nunca entenderá el verdadero proceso de la revolución ni el de la contrarrevolución”.[42]

Dejando de lado la caricatura que hace Ely del análisis del PCR, que en realidad aborda la línea del Partido de Nepal como se expresa en los documentos clave del Partido y en muy diversos campos de la práctica, lo que ahora, varios años después, debería estar bien claro para cualquiera es que ese tipo de desprecio pragmático por la línea política e ideológica nunca llevará más que al acomodamiento con el orden reaccionario existente, a —como lo plantea el grupo de escritores— “renunciar completamente a la revolución y el comunismo”, cual es el caso de Ely.

La epistemología de Kasama también incorpora una gran dosis de empirismo, lo cual puede verse en sus numerosos alegatos de que estaban presentando el estado de cosas “real” en Nepal en contraste con el “dogma” libresco del PCR. Kasama publicó numerosos informes de “misiones de reconocimiento” que decían mostrar, todavía en 2008 y 2009, que el poder político rojo seguía existiendo en las bases de apoyo rurales y que el EPL no había sido desmantelado en realidad, además de otras flagrantes mentiras y engaños que ya han quedado claramente al descubierto. Incluso todavía en 2011, Ely seguía tratando de crear dudas sobre la disolución del poder político rojo, con argumentos como éste: “Poco se sabe acerca de los proyectos revolucionarios en las zonas liberadas. Sabemos que hubo comunas y tribunales revolucionarios —y durante años hemos escuchado, de vez en cuando, a veces que fueron debilitadas después de 2006, a veces que han sido reimpulsadas de nuevo”.[43] Como si en la situación reinante entonces, en 2011, las instituciones de poder político rojo pudieran de alguna manera haber sido “reimpulsadas” y establecidas en el campo, sin protección del EPL y desligadas de todo poder político rojo más amplio ¡y a pesar de la errónea línea general del partido! Esto fue parte del esfuerzo de Ely por crear una atmósfera de agnosticismo y desviar la atención del hecho de que la línea revisionista que tanto había defendido había llevado definitivamente, sin ningún elemento de incertidumbre, al desmantelamiento de esas preciadas instituciones. Puesto que la creencia en que seguía existiendo el poder rojo en el campo y el EPL era “útil” para Kasama, en particular para su campaña contra Avakian y el PCR, entonces debía ser cierta —sin importar que en la vida real el EPL y las bases de apoyo hubieran sido liquidadas hacía tiempo, lo cual nadie niega ya, y que surgía de las muy reales concepciones revisionistas del PCN-M que Ely aplaudía.

Ely y Kasama no estuvieron simplemente equivocados en todo esto. No se trataba solamente de alguna discusión sobre un principio esotérico. Muchos miles de personas murieron luchando por un futuro revolucionario para Nepal, y para servir a la revolución mundial, como lo había planteado el partido. Un espíritu de solidaridad internacionalista fluía profundo en esa revolución —y millones se habían movilizado— y en este período crucial de lucha de vida o muerte sobre la línea, cuando los revolucionarios de Nepal miraban a sus camaradas en el exterior ¿qué encontraron? No el baño helado de la polémica revolucionaria que con tanta urgencia necesitaban para despertarse sino los consuelos “marxistas” de que el despeñadero al que se dirigían no era más que un recodo del camino que los llevaría a la victoria. A diferencia del enfoque internacionalista de principios del PCR que hizo todos los esfuerzos para prevenir que la revolución cayera al abismo, fuerzas como Ajith, el PCMI y similares, si bien no llevaron directamente la revolución al despeñadero, sin duda hicieron su parte aplaudiéndolos —con todo el daño que eso causó no solo a la revolución en Nepal, sino también al movimiento comunista internacional.

A la luz de todo esto, es natural que el delegado escogido por Kasama para dirigirse al vii Congreso del PCN-M en enero de 2013 fuera Liam Wright, quien se alió con Kasama para atacar al PCR. El centro del post de Wright en el sitio web de Kasama explicando su cambio de lealtad era una extensa defensa del artículo “Nuevo estado” de Bhattarai. Nótese que esto fue en 2010. En su post Wright alega: “Yo contestaría [afirmaría] que el texto de Bhattarai [“El problema de construir un nuevo tipo de estado”] contiene importante pensamiento comunista y es un ejemplo de aplicación creativa de la teoría comunista a las condiciones en Nepal. Aunque con algunos problemas en su balance de la historia de la revolución comunista, así como algunos otros yerros secundarios, el aspecto principal del artículo es abrumadoramente positivo y cabalmente comunista”.[44] Wright prosigue defendiendo las tesis revisionistas de Bhattarai sobre cómo la competencia electoral multipartido en el socialismo es la solución para prevenir la restauración capitalista, sobre cómo el ejército permanente debería ser desmantelado de inmediato en el socialismo, etc.

Dado el apoyo de larga data de Kasama a la defección en Nepal, ¡qué llamativo espectáculo ver a los otrora paladines del “pensamiento fresco” representado por el “abrumadoramente positivo y cabalmente comunista” Bhattarai pararse ahora frente al vii Congreso del PCN-M a felicitar al partido por haber roto con los “traidores” Prachanda y Bhattarai! Y, sobra decirlo, al igual que sus dogmáticos colegas de La vía maoísta, ¡sin una pizca de autocrítica! (Y es diciente del profundo y cínico pragmatismo en el que ha caído el nuevo PCN-M que promueva a contrarrevolucionarios como Kasama con pleno conocimiento de su papel en relación tanto con la revolución en Nepal como teniendo como razón de ser el atacar al PCR y a Avakian).

La narrativa que a estos grupos les gustaría hacer pasar como un hecho es que por años ha habido una clara lucha de dos líneas en el partido de Nepal, entre una fracción revisionista y una fracción revolucionaria, y que al continuar el apoyo a la revolución en Nepal, estaban en últimas preparando mejor el terreno para que prevalecieran los revolucionarios, como han prevalecido ahora. Así, es importante para la credibilidad de esta narrativa poder mostrar señales de vida en el movimiento revolucionario en el Nepal de hoy (como en el titular de Kasama, “Está en marcha: aperturas revolucionarias en Nepal”, que fue el titular de su página de inicio durante semanas en abril de 2013), así como de ocultar y minimizar su propio papel en apoyar la línea revisionista en cada paso crucial a lo largo de los años.

Pocos dentro del MCI han osado continuar siguiendo al PCUN(M) de Prachanda y Bhattarai por su cada vez más abierto camino de capitulación al imperialismo. La línea revisionista del PCUN(M) no puede más que expresarse en políticas que tienen un impacto claro y palpable en el mundo real: entregar el EPL; presidir una economía basada en la explotación de la población pobre más miserable, junto con su sistema de castas y relaciones patriarcales, todo lo cual es cruelmente impuesto por su aparato de represión institucionalizada, incluidos su policía, ejército y justicia. Esto ha ido acompañado cada vez más de un discurso más claramente pro-capitalista, como la ahora abierta defensa del ex primer ministro Bhattarai de un prolongado período de “desarrollo capitalista” en Nepal, dizque para aumentar las filas de la clase obrera y preparar la transición al socialismo que, por supuesto, nunca llegará. Al quedar cada vez más expuesta la real esencia del PCUN(M), esas mismas fuerzas que antes defendieron el revisionismo en el PCUN(M) pueden ahora voltearse y denunciarlo y esperar convertir al nuevo PCN-M en un medio para sus aspiraciones.

Una breve nota final sobre el nuevo PCN-M, la lucha en el MRI y la nueva síntesis del comunismo

Desde el vii Congreso del PCN-M en enero de 2013, algunos líderes del partido han culpado de la crisis actual del MRI a la defensa por el PCR de la nueva síntesis de Avakian. Gaurav, por ejemplo, ha afirmado que la capitulación de Prachanda por un lado, y la defensa del PCR de la nueva síntesis de Avakian como un avance cualitativo en el comunismo, por el otro, son los responsables de la desaparición del MRI (en palabras de Gaurav: “los esfuerzos por imponer diferentes tipos de ‘síntesis’ sólo han causado división dentro del MCI”).[45]

El punto de vista del nuevo PCN-M de los problemas en el MCI en realidad se basa no en una evaluación de lo correcto o incorrecto de la línea política e ideológica, sino en criterios muy diferentes, como lo revela su historia del MRI.

Gaurav sostiene: “En la época del nacimiento del MRI en 1984, el entonces Partido Comunista de la India (ML) (Guerra Popular), el Centro Comunista Maoísta de la India y el Partido Comunista de Filipinas (PCF) no fueron incluidos, lo cual fue su mayor punto débil”. Su principal argumento parece ser que estos partidos debieron ser incluidos porque son “partidos importantes” que “libran guerra popular”.

Gaurav omite aquí toda referencia a la línea política e ideológica que llevó a la formación del MRI y que lo unió en esa época —aunque de manera desigual y con contradicción— o a la línea de los partidos que no apoyaron la formación del MRI. El PCF, por ejemplo, defendió el golpe de estado reaccionario de 1976 en China por Hua Guofeng y condenó a los partidarios de Mao, la llamada Banda de los Cuatro, como “ultraizquierdistas”, y en la época de la formación del MRI todavía describía a la Unión Soviética de los años 80 como “socialista”. También está la “pequeña” cuestión de que tanto el PCF como el PCI(ML)(GP) se oponían a la formación de una organización internacional de comunistas que funcionara como “centro político e ideológico embrionario”. El CCM sí se unió al MRI en 2002 antes de fusionarse con el PCI(ML)(GP) para formar el Partido Comunista de la India (Maoísta) en 2004.

Esta consistente tendencia a no analizar las primordiales líneas ideológicas y políticas en juego subyace también a la afirmación de Gaurav de que “los esfuerzos por imponer diferentes tipos de ‘síntesis’ sólo han causado división dentro del MCI” —incluyendo ahí la lucha por la nueva síntesis del comunismo de Avakian. Esta también es la metodología subyacente que le permite a Gaurav equiparar y echar en un mismo saco como “diferentes tipos de ‘síntesis’” el viraje revisionista y capitulación de Prachanda y el avance de Avakian en la ciencia del comunismo, sin referencia alguna al contenido de ninguno. Para tanta cháchara y proclamas negativas, no hay ni pizca de estudio real de la nueva síntesis, en especial de su método y enfoque —y tampoco hay razón fundada alguna para su rechazo ni pista alguna de los desacuerdos.

Gaurav omite toda la historia de lucha de líneas y polarización en el MRI sobre cuestiones cardinales de la revolución comunista surgidas a partir del desarrollo de las guerras populares en Nepal y Perú. Como se señaló más arriba, en una época en que el PCR estaba luchando con el PCN(M) original sobre el rumbo de la revolución en Nepal, gran parte del MRI los estaba aplaudiendo, si no es que estaban pasivos. La Carta a los partidos y organizaciones del MRI señala de manera incisiva: “El fracaso extremo del MRI al no responder enérgica y correctamente ante el surgimiento de una línea revisionista en Nepal no fue inevitable, pero sí fue consecuente, desafortunadamente, con antiguas tendencias ideológicas y políticas erróneas dentro del MRI y el MCI más en general que han crecido con el tiempo”.

Otra manifestación concentrada de esto, anterior a la debacle en Nepal, la constituyeron tendencias dentro del MRI al instrumentalismo, al pragmatismo y, entre algunas fuerzas, a la falta de principios, al abordar la captura del Presidente Gonzalo del PCP en 1992 y el surgimiento de lo que vino a conocerse como Línea Oportunista de Derecha (LOD) que llamó a poner fin a la guerra popular allí. Esto se trata en detalle en la Carta del PCR a los partidos y organizaciones participantes del MRI.

Gaurav resta importancia por completo a todo esto, incluidas las líneas y marcos subyacentes que llevaron a varios partidos del MRI a ponerse a la cola del camino revisionista que tomara el otrora PCN(M). Si la línea promovida por Prachanda y Bhattarai era claramente entendida como revisionista, ¿por qué los esfuerzos del PCR por librar lucha contra ésta y por ayudar al PCN(M) a regresar al camino de la revolución no habrían de ser saludados, abordados y estudiados por aquellos que dicen haber estado luchando contra esta línea en su partido?

Esto aplica no solo para Gaurav, sino también para otros con un enfoque similar en el movimiento comunista internacional, como Ajith. En “Contra el avakianismo” él lanza la acusación: “[S]e buscó emplear las cuestiones del MPP y Nepal como herramientas para subvertir el MRI y entronizar el avakianismo”.[46]

En primer lugar, cualquier examen honesto a las polémicas del PCR en torno a Nepal —sus cuatro cartas al partido de Nepal entre 2005 y 2009, el artículo en Revolución justo antes de la abortada Rebelión Popular de mayo de 2010, la declaración de un partidario de la nueva síntesis al vii Congreso del PCN-M en 2013 y otras publicadas en el propio Nepal— mostraría que éstas reiteradamente identifican las cuestiones básicas de línea política e ideológica que estaban en juego. El enfoque y los puntos principales iban en contra de la corriente de espontaneidad que pragmáticamente se ponía a la cola de los “éxitos” tácticos del partido, aun cuando éste se desviaba cada vez más del camino revolucionario.

Recordemos algunos hechos básicos sobre cómo se desarrolló esta lucha (para un resumen más amplio del desarrollo de la lucha de líneas en del MRI, de nuevo, véase la carta a los partidos y organizaciones del MRI). En octubre de 2005 el PCR envió una carta privada al PCN(M) advirtiendo contra la amenaza que planteaba para el partido lo que estaba propugnando Bhattarai en su artículo sobre el Nuevo Estado. Esta carta fue luego puesta a circular internamente en el MRI. ¿Cuál fue la respuesta? Un atronador silencio salvo unas pocas excepciones, y Ajith definitivamente no fue una de ellas. Como hemos visto, buena parte del movimiento maoísta se dejó arrastrar en cambio por los aparentes éxitos “tácticos” del PCN(M), mientras que la serie de cartas cada vez más urgentes del PCR advirtiendo del creciente peligro del revisionismo eran dejadas a un lado como intrascendentes o irrelevantes si no es que totalmente “sectarias” y “doctrinarias” con alusiones hostiles. Lejos de usar la “cuestión de Nepal” para “subvertir el MRI”, lo que buscaba el PCR era encender la alarma y animar a los participantes del MRI a que libraran la muy necesitada lucha a medida que la revolución tomaba cada vez más el camino revisionista.

Luego, en los años siguientes, al volverse cada vez más difícil ignorar las feas consecuencias del revisionismo del PCN(M), grupos como el PCM de Italia y el PCI(ML)NB de Ajith, en vez de emprender una reflexión autocrítica sobre lo que los llevó a ponerse a la cola e incluso a aplaudir este revisionismo, optaron a cambio por justificar o disculpar su vergonzoso historial. Una cosa es cometer un serio error, pero justificarlo o incluso defenderlo teóricamente sólo puede llevar a hundirse más en el pantano. Es una línea oportunista que califica como intento de “subvertir el MRI” el llamado a que el MRI asumiera esta reflexión, cuestionamiento y lucha.

En segundo lugar, en cuanto a la acusación de Ajith de que el PCR intentó usar la “cuestión de Nepal” para “imponer” la nueva síntesis en el MRI, nada podría estar más lejos de la verdad. Desde el principio el PCR buscó abordar las cuestiones clave que enfrentaba el PCN(M) porque merecían abordarse, no para “imponer” un conjunto de preceptos o principios. En otras palabras, el PCR estaba analizando de manera científica si las propuestas presentadas por el partido después de Chunwang correspondían o no a la realidad objetiva, en particular a la necesidad de avanzar la revolución en Nepal y a nivel internacional. ¿Eran o no correctos los balances que hacía Bhattarai de la primera ola de la revolución comunista en el siglo xx? ¿Cómo se relacionaba esto con las propuestas de Chunwang sobre la “democracia del siglo xxi” y la relación entre la democracia y el tipo de sociedad que concebía el partido? ¿Cuáles eran las implicaciones para la estrategia para la revolución en Nepal, y en particular la propuesta de una nueva “subetapa” de la revolución de nueva democracia era realmente aplicable para el avance de la revolución, dada la existencia de la monarquía?

Algunos dentro del MRI argumentaban como irrelevante, si no es que imposible, abordar seriamente tales cuestiones. Esto, como lo resume la Carta del PCR a los partidos y organizaciones del MRI, reflejaba que “Además, la respuesta y la reacción al desarrollo de una línea revisionista (o tal vez mejor dicho, la falta de respuesta en general a la línea revisionista) de parte de muchos de los participantes del MRI es en sí un reflejo de las profundas diferencias que se desarrollaban sobre cuestiones fundamentales de línea. Estas diferencias tocan no solamente las cuestiones de línea sobre el estado y la revolución sino también la naturaleza del internacionalismo proletario y cómo abordar las cuestiones importantes de línea política, es decir, si se va a hacer a la luz de los principios y la teoría comunistas científicos y la teoría y el método marxistas más en general, o si se va a hacer según los estándares y enfoques no-comunistas, tales como la realpolitik, con el instrumentalismo, pragmatismo y empirismo que lo subyacen”

El PCR, en sus polémicas y luchas de líneas con el partido en Nepal, ha puesto de manifiesto la comprensión científica de Lenin de que, en sus palabras, la revolución en cada país debería ser vista como “mi participación en la preparación, en la propaganda, en el acercamiento de la revolución proletaria mundial”. Esto contrasta con la concepción predominante —e incorrecta y no científica— de internacionalismo concentrada en la visón de James Connolly, quien decía que el internacionalismo era el apoyo o la ayuda que una revolución extiende a otra —en otras palabras “yo te ayudo a hacer la revolución en tu país y tú me ayudas en el mío”— con el corolario de “no me critiques y yo no te criticaré”.[47] Esta tendencia a ignorar cruciales cuestiones de línea en un partido fraternal fue aún más reforzada por el pragmatismo que había echado tan profundas raíces en el MCI, es decir, ¿por qué preocuparse siquiera acerca de los empeños teóricos de Bhattarai o incluso del Comité Central del PCN(M), dados los supuestamente importantes logros tácticos que estaba obteniendo el partido en el terreno?

Aquí hay que comentar y reiterar una vez más que aquellos como Ajith y compañía si bien dicen defender la bandera del “maoísmo”, definitivamente rechazan la verdad básica de Mao de que “la línea ideológica y política es lo decisivo”.

Sobre estas cuestiones del estado y la revolución, que el antiguo PCN(M) denominó burlonamente “el abecé del marxismo”, la nueva síntesis del comunismo contiene una comprensión y enfoque más científicas de las enseñanzas básicas del marxismo, incluyendo del materialismo dialéctico e histórico, el carácter del estado y la necesidad de la revolución comunista. Avakian señala que estas no han sido falsadas a pesar de los esfuerzos por hacerlo.[48] La reconceptualización de la transición socialista contenida en la nueva síntesis toma firmemente como su base y punto de partida “hacer la revolución y conquistar el poder”, no otra cosa. Hay una continuidad en estas cuestiones cardinales y medulares en la ciencia del comunismo a medida que ésta ha avanzado y que en el marco de la nueva síntesis del comunismo se han apuntalado y reforzado aún más científicamente. Además, al abordar deficiencias secundarias en las anteriores revoluciones y sociedades socialistas, como la cuestión del disentimiento y los intelectuales, dentro de este nuevo marco, Avakian le da más impulso y respaldo materialista a la posibilidad, la deseabilidad y la viabilidad de este radicalmente nuevo tipo de estado. De hecho, estas son algunas de las mismas cuestiones planteadas por la revolución en Nepal, y a las que Bhattarai ha presentado una síntesis democrático-burguesa. En contraste, la argumentación del PCR aplica aspectos críticos de la concepción y marco de Avakian de un “núcleo sólido con mucha elasticidad” como una alternativa y una síntesis radicalmente diferentes, comunistas revolucionarias.

Ajith, atrapado en un marco dogmático-religioso, sólo puede concebir la nueva síntesis como la “imposición” de un nuevo conjunto de preceptos en lugar de representar un avance en la ciencia del comunismo, que pone al comunismo mismo, incluidas las trascendentes contribuciones de Marx, Lenin y Mao, sobre una base más científica, con una epistemología científica y método y enfoque correspondientes, es decir, más materialista, más dialéctica, más abarcadora del carácter contradictorio de la realidad y su transformación y en últimas más en consonancia con la realidad y con lograr el comunismo. La nueva síntesis del comunismo ha sido, y sigue siendo, materia de fuerte lucha en el movimiento comunista internacional, incluso entre partidos del MRI cuando el movimiento comunista enfrenta el dilema objetivo de ser vanguardias del futuro o degenerar en residuos del pasado.

Regresemos un poco y miremos lo que estaba sucediendo en general en el MRI. Se daban tres cosas distintas pero interrelacionadas: 1) Había una necesidad de luchar dentro del MRI y por parte de éste contra la línea revisionista que empezaba a predominar en la lucha en Nepal, a la que no se reaccionó por parte de la mayoría de los otros partidos en el MRI. 2) Al mismo tiempo había lucha dentro del MRI y en el propio PCR en la forma de una Revolución Cultural[49] sobre qué es el comunismo hoy, y la nueva síntesis de Avakian como un avance en la ciencia del comunismo. 3) El PCR estaba aplicando esta ciencia, esta comprensión materialista dialéctica, a los problemas y a la trayectoria de la revolución en Nepal y estaba luchando con el PCN(M) sobre esa base, centrado en unas certidumbre y comprensión aún más científicas de las cuestiones cardinales del estado y la revolución, y sobre esa base aplicando esto a problemas como el carácter del poder socialista, los intelectuales y las capas medias, etc., en oposición al artículo de Bhattarai sobre el nuevo estado y otras cuestiones importantes.

El método y enfoque en el fondo de la nueva síntesis representa un enfoque y una epistemología científica radicalmente diferentes que rompen por completo con el pragmatismo, el empirismo y el instrumentalismo que han caracterizado el viraje y camino revisionistas tomados por el antiguo PCN(M) y que sigue permeando y acosando al PCN-M, así como a la mayor parte del movimiento comunista internacional. La revolución en Nepal enfrentó y sigue enfrentando cuestiones difíciles y exigentes —por ejemplo, sobre la viabilidad de una nueva economía y un nuevo estado frente al imperialismo y las potencias hostiles, o el carácter del estado socialista, o “qué hacer” y cómo abrirse paso a través de la coyuntura actual. Si bien no es fácil, aplicar un enfoque cabalmente materialista dialéctico abre la posibilidad de descubrir y sortear caminos en medio de los obstáculos, reconociendo la naturaleza contradictoria y de múltiples capas de la realidad. Un enfoque tal hace posible transformar la necesidad y transformar radicalmente el mundo hacia la revolución comunista. Este fue también el enfoque aplicado en las cartas del PCR a los camaradas nepaleses, procediendo a partir de objetivos estratégicos y basados en los principios, y luchando por ellos, a la vez que confrontando y buscando resolver los problemas y retos reales de avanzar hacia estos objetivos.

La lucha con respecto a la revolución en Nepal no es comparable a la encrucijada que enfrenta el MCI actualmente, pero sí se traslapan en buena medida. Y cómo podría ser de otra manera: a medida que los líderes de la revolución en Nepal enfrentaban el reto de avanzar desde el campo a la toma del poder en todo el país, una gran cantidad de inquietudes que enfrentaban objetivamente los revolucionarios en todo el mundo cobraban cada vez más urgencia: ¿Es aún posible tomarse el poder en un país? y, de ser así, ¿cuál sería la relación con la revolución mundial en general y la lucha a largo plazo por un mundo comunista? ¿Cómo ganarse a las capas medias en las zonas urbanas, incluidos intelectuales y artistas, y cómo se relacionarían con las capas más pobres en el campo y la ciudad? ¿Qué formas de democracia son necesarias para maximizar el fermento y la creatividad que se pueden desatar, a la vez que se erradican las divisiones en la sociedad mientras se ejerce de manera consistente la dictadura sobre los posibles nuevos opresores? ¿Cómo manejaría el partido de vanguardia todas las diferentes contradicciones que dividen a los propios oprimidos —la discriminación étnica y de castas, los grilletes patriarcales que encadenan a las mujeres, etc.? ¿Cómo dirigiría el partido la toma del poder y cuál sería su papel en el establecimiento del poder revolucionario tras el triunfo?

El que se plantearan de forma aún más contundente estos retos en 2004 y 2005 confrontó al liderato del partido —no había terreno neutral en esta dura batalla y el liderato en Nepal respondió, como la totalidad del MCI, de una u otra forma. Y como se vio más arriba, las respuestas dadas en Nepal y por muchos otros tomaron en gran medida la forma de los dos reflejos en el espejo identificados en el Manifiesto del PCR. El hecho de que el PCR fuera capaz de identificar la línea revisionista que surgió en Nepal y presentara respuestas comunistas revolucionarias a estos retos se debió en gran parte a que Avakian había analizado profundamente y desde todos los ángulos la teoría y práctica que guiaron las grandes revoluciones del siglo xx. Esto es también una demostración de la verdad de que, como lo señala la carta del PCR a los miembros del MRI, “incluso en los países más cruelmente explotados y oprimidos, la revolución (…) está confrontando las mismas cuestiones fundamentales que enfrenta todo el movimiento comunista internacional, cuestiones cuya correcta resolución es crucial para permitir un futuro avance”.

Para desarrollar una crítica de lo que ha sucedido en Nepal y reagrupar a las fuerzas revolucionarias allí, es crucial que las fuerzas que quieren genuinamente encontrar el camino para hacer avanzar la revolución en Nepal, como parte de la lucha mundial por un mundo comunista, hagan una ruptura radical con el eclecticismo, el nacionalismo y el pragmatismo, incluida en particular la fusión de democracia y comunismo. La nueva síntesis es necesaria para el desarrollo de este tipo de crítica cabal, de manera que se comience a forjar un núcleo de revolucionarios y comunistas que puedan librarse de las arenas movedizas que tienen atrapada a la revolución allí. Y es necesario hacer esto en estrecha ligazón con el análisis de las líneas de falla claves en la sociedad nepalesa actual, para comenzar a establecer líneas de demarcación entre la revolución y el acomodamiento revisionista dentro del sistema existente.

Como se planteó en el mensaje del partidario del PCR al vii Congreso del PCN-M, “En conclusión: hace 20 años, mientras los revolucionarios enfrentaban el revés que había ocurrido en Perú, los revolucionarios nepaleses daban un paso al frente diciendo ‘nos meteremos en la brecha’. La situación del movimiento comunista a nivel mundial es hoy mucho más crítica y requiere mucha mayor audacia —avanzar para ser parte de rescatar el proyecto comunista y llevarlo a mayores alturas. Pero esto no se hará sin hacer una ruptura radical con la línea revisionista que ha dominado el movimiento en Nepal por años ya —como decía Mao, lo correcto o incorrecto de la línea política es lo decisivo”. ❑

7 de abril de 2014

Notas:
  1.  Nótese que el nombre original del partido era PCN(M) y el nuevo partido se denomina PCN-M. [Todos los sitios web fueron consultados entre junio y julio de 2014 (N. de los trad.)].

  2.  Para mayor información sobre el trasfondo histórico de esta lucha y sobre los argumentos de Bhattarai y la respuesta del PCR a estos, véase en particular la carta de octubre de 2005 del PCR al PCN(M). “Cartas del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, al Partido Comunista de Nepal (Maoísta), 2005-2008 (con una respuesta del PCN[M], 2006)”. http://www.revcom.us/a/160/Letters-es.pdf

  3.  El comunismo: el comienzo de una nueva etapa, un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, EU. http://revcom.us/Manifesto/Manifesto-es.html. “Carta a los partidos y las organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI)” http://www.revcom.us/a/274/rimipublish-final-es.pdf

  4.  Las remesas desde el exterior constituyen un asombroso 25-30% del PIB del país, incluidos 50 millones de dólares anuales de los soldados Gorka que sirven de mercenarios para el Ejército Británico, y la distribución de la riqueza del país es de las más desiguales del mundo. Las muertes en meses recientes de docenas de nepaleses trabajando en Qatar en los preparativos para el Mundial de Fútbol de 2022, muchos de los cuales han sido hombres jóvenes muertos por ataques cardíacos, revelan crudamente las condiciones casi de esclavitud en las que trabajan estos migrantes. “Un estudio muestra que el 68% de los trabajadores migrantes nepaleses son mujeres”: http://www.nepalnews.com/archive/2011/feb/feb15/news10.php (en inglés)

  5.  Para resumir la nueva síntesis, Bob Avakian escribió lo siguiente: “Esta nueva síntesis abarca reconfigurar y recombinar los aspectos positivos de la experiencia hasta la fecha del movimiento comunista y la sociedad socialista, mientras se aprende de los aspectos negativos de esa experiencia, en las dimensiones filosóficas e ideológicas tanto como las políticas, y así tener una orientación, método y enfoque científicos con raíces más profundas y firmes, no solo en cuanto a hacer la revolución y conquistar el poder, sino también, sí, en cuanto a satisfacer los requisitos materiales de la sociedad y las necesidades de las masas populares, con una base cada vez mayor, en la sociedad socialista —para superar las profundas cicatrices del pasado y continuar la transformación revolucionaria de la sociedad, mientras al mismo tiempo apoyar activamente la lucha revolucionaria mundial y actuar conforme con el reconocimiento de que la arena y la lucha mundiales son las más fundamentales e importantes, en un sentido global— junto con abrir cualitativamente más espacio para dar expresión a las necesidades intelectuales y culturales del pueblo, entendidas en el sentido amplio, y posibilitar un proceso más diverso y rico de exploración y experimentación en los campos científicos, artísticos y culturales, y en la vida intelectual en general, con mayor campo para la competencia de diferentes ideas y escuelas de pensamiento, y para la iniciativa y creatividad individuales y la protección de los derechos individuales, con espacio para que los individuos interactúen en la ‘sociedad civil’ independientes del estado—todo en un marco general cooperativo y colectivo y al mismo tiempo a la medida que el poder estatal se mantiene y se sigue desarrollando como un poder estatal revolucionario al servicio de los intereses de la revolución proletaria, en el país en particular y por todo el mundo, donde este estado es el elemento dirigente y central de la economía y la dirección general de la sociedad, mientras el estado en sí se transforma continuamente en algo radicalmente diferente de todos los estados previos, como una parte crucial del avance hacia la abolición posterior del estado al llegar al comunismo a nivel mundial. En cierto sentido, se puede decir que la nueva síntesis es una síntesis de la experiencia previa de la sociedad socialista y del movimiento comunista internacional más ampliamente, por un lado, y de las críticas, de varios tipos y desde varios puntos de vista, de esa experiencia, por otro lado. Esto no quiere decir que esta nueva síntesis representa una simple ‘unión’ de esa experiencia, por un lado, y las críticas, por el otro. No se trata de combinar eclécticamente estas cosas, sino de pasarlas por el tamiz, reconfigurarlas y recombinarlas a base de un punto de vista y método científicos, materialistas y dialécticos, y de la necesidad de mantener el avance hacia el comunismo, que es una necesidad y objetivo que este punto de vista y método siguen señalando —y, cuanto más rigurosa y profundamente se adopte y aplique, tanto más firmemente señala esa necesidad y objetivo.”

    Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Primera parte: Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués. http://www.revcom.us/avakian/makingrevolution/makingrevolution-pt1-es.html

  6.  ”Sobre lo que pasa en Nepal y lo que está en juego para el movimiento comunista”, Revolución #196, 28 de marzo de 2010 [revcom.us]. Publicada también en Demarcaciones no. 1

  7.  Este informe que pasa revista a la política del partido desde que la reunión de Chunwang en 2005 consagrara la línea revisionista, fue el documento clave para la reunión de junio de 2012 que consolidó el nuevo PCN-M. Véase ““¡Avancemos la revolución librando la lucha ideológica contra el neorrevisionismo!, Informe político presentado a la Convención Nacional del PCN-M el 18 de junio de 2012 por el presidente del PCN-M Kiran”, publicado en Maoist Outlook, agosto de 2012. http://www.bannedthought.net/Nepal/CPN-Maoist/MaoistOutlook/2012/MO-01-01.pdf [en inglés].

  8.  Bob Avakian, El falso comunismo ha muerto… ¡Viva el auténtico comunismo! (2ª edición, RCP Publications, Chicago: 2004).

  9.  Avakian explica el eclecticismo así: “Cabe subrayar que la esencia del eclecticismo (y la manera en que sirve al revisionismo cuando lo adopten y apliquen los comunistas y los que se dicen comunistas) no es simplemente describir una situación en términos de ‘por una parte “esto” y por otra parte “aquello”’ —sino hacerlo de una manera que confunda la esencia del asunto y en particular socave lo que de hecho es el aspecto principal que define la contradicción.

    “Por ejemplo, veamos la afirmación: ‘Es cierto que el imperialismo implica la explotación y opresión intensa y sanguinaria de la gente en muchas partes del mundo; pero también ha conducido al desarrollo de muchas formas beneficiosas de tecnología y a un elevado nivel de vida para una cantidad importante de personas’. Los dos aspectos son ciertos —lo que antecede el punto y coma (antes de la palabra ‘pero’) y lo que le sigue. Pero ¿cuál aspecto es principal, fundamental y que define la contradicción? Desde luego que es el primer aspecto: la naturaleza altamente explotadora y opresiva del imperialismo y las consecuencias muy negativas de ello para la gran mayoría de la humanidad. Pero la manera en que se redacta esta oración debilita la verdad esencial poniendo de hecho en pie de igualdad el aspecto secundario (tal como se expresa en la segunda parte de la oración de arriba) con el aspecto principal. Eso, cuando menos objetivamente, constituye una apología del imperialismo.

    “Todos los enfoques eclécticos tienen el mismo carácter y efecto básico. Confunden las cosas y niegan o socavan el aspecto principal y la esencia de las cosas”. (Bob Avakian, Salir al mundo — como una vanguardia del futuro, 2009. www.revcom.us/avakian/Out into the World/Avakian_Out_into_World_pt5-es.html).

    Durante años Prachanda educó al partido en el eclecticismo, y éste fue uno de blancos clave de la primera carta del PCR al PCN(M) en octubre de 2005. La carta de respuesta del PCN(M) ni siquiera mencionó el asunto.

  10.  KJA, Save the Revolution. http://thenextfront.com/?p=41 [en inglés. Hay versión en español en folleto].

  11.  Bob Avakian, Lo BAsico, RCP Publications, Chicago, 2011, pp. 17-18.

  12.  La confusión del nuevo partido con respecto a las elecciones parlamentarias está sin duda relacionada con el que siga sin ajustar cuentas con la concepción de Bhattarai sobre democracia y dictadura, incluyendo su argumento de que la competencia multipartido es el medio clave para resolver la lucha de clases bajo socialismo –argumento ampliamente refutado en las cartas del PCR. Aunque el nuevo partido boicoteó las elecciones nacionales de 2013 para una segunda Asamblea Constituyente, las rechazó sobre la base de que la AC anterior “no había funcionado”, y que las elecciones serían “manipuladas” por “potencias extranjeras”, en vez de sobre una comprensión más clara de por qué, en una sociedad dividida en clases, las elecciones no pueden ser el medio por el que las masas ejerzan el poder y transformen la sociedad. Lo que se necesita es la dictadura del proletariado, dirigida por el partido comunista de vanguardia, un nuevo poder estatal y nuevas instituciones que desencadenen el proceso en el que las masas pueden transformar la sociedad en una dirección revolucionaria. http://bannedthought.net/Nepal/CPN-Maoist/PeoplesVoice/PeoplesVoice-01.pdf [en inglés].

  13.  ”Una coyuntura crítica en Nepal: Puntos presentados al recién reorganizado PCN(M)”, Revolución # 297, marzo de 2013. http://revcom.us/a/296/una-coyuntura-critica-en-nepal-es.html

  14.  Véase la introducción de Friedrich Engels a La guerra civil en Francia de Karl Marx, así como la sección III de esa obra de Marx, donde dice: “[L]a clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines”. Marx enfatizaba esto como una de las principales lecciones de la Comuna de París de 1871. http://marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm#s3

  15.  V. I. Lenin, Obras Completas, tomos xxiv, xxv y xxvi. Editorial Progreso, Moscú, 1964.

  16.  ”Sobre la crítica encrucijada en la revolución de Nepal y la urgente necesidad de una ruptura real con el revisionismo”. http://revcom.us/a/200/Nepal_crossroads-es.html

  17.  Friedrich Engels, Revolución y contrarrevolución en Alemania, Obras Escogidas, tomo I, pág. 308.

  18.  Citado en “Maoists regroup in Nepal: Ruptures and obstacles” [Rupturas y obstáculos en el reagrupamiento de los maoístas en Nepal:]; Liam Wright, Kasama, http://kasamaproject.org/component/content/article/64-winter-has-its-end/4393-maoists-regroup-in-nepal [en inglés].

  19.  Véase el no. 1 de la publicación en inglés asociada con el PCN-M, Red Front, para varios ejemplos. http://www.wprmbritain.org/?p=1382

  20.  Para más sobre la necesidad de los comunistas de ser “emancipadores de la humanidad” y la ruptura de la nueva síntesis con las tendencias en el movimiento comunista internacional a combinar el nacionalismo y el internacionalismo, véase el artículo “Comprender científicamente, defender firmemente e ir más allá del maoísmo, a fin de alcanzar una nueva etapa del comunismo: Reflexiones polémicas sobre ‘¿Qué es el maoísmo?’ Un ensayo de Bernard D’Mello”, Demarcaciones no. 2.

  21.  Entrevista con Prachanda, The Hindu, 6 de febrero de 2006.

  22.  V. I. Lenin, ¿Qué hacer? http://www.marx2mao.com/M2M%28SP%29/Lenin%28SP%29/WD02si.html

  23.  Para mayor información sobre esto, véase el análisis de Bob Avakian en Cavilaciones y forcejeos en la sección “Los errores fundamentales del Partido Comunista de Nepal (Maoísta): Concepción errónea de los problemas, ‘soluciones’ equivocadas”, sobre cómo el Partido de Nepal ha teorizado la opinión de que la espontaneidad siempre está en favor de las fuerzas revolucionarias tras la toma inicial del poder, y por qué esto es erróneo. http://www.revcom.us/avakian/ruminations/BA-ruminations-es.html

  24.  ”Descaradas cochinadas desde el campo de la contrarrevolución”, Revolución #251, 27 de noviembre de 2011. http://revcom.us/a/251/outright_piggery_from_camp_of_counter-rev-es.html

  25.  Ajith, “Against Avakianism” [Contra el avakianismo], Naxalbari no. 4, julio de 2013. http://thenaxalbari.blogspot.com/2013/07/naxalbari-issue-no-4.html

  26.  Véase por ejemplo el artículo: “Maoists of Turkey: Peoples of Nepal Should Be Given Strong International .Support” [Maoístas de Turquía: Debe dárseles un fuerte apoyo internacional al pueblo de Nepal], por el Partido Comunista Maoísta de Turquía (MKP). https://southasiarev.wordpress.com/2008/09/22/maoists-of-turkey-peoples-of-nepal-should-be-given-strong-international-support/ [en inglés]

  27.  ”Contra el avakianismo”. Véase también New Wave, diciembre de 2006. http://www.bannedthought.net/India/CPI-ML-Naxalbari/TheNewWave/nw-2-full-final-1.pdf

  28.  ”Contra el avakianismo”, nota al pie 266.

  29.  De “On the line and tactics of the Nepal Maoist movement” [Sobre la línea y la táctica del movimiento maoísta en Nepal], Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista)-Naxalbari, octubre de 2010. http://www.bannedthought.net/India/CPI-ML-Naxalbari/Naxalbari-Magazine/Number03/OnNepalLine-101000.pdf [en inglés].

  30.  ”Nepal: Interview with Comrade Baburam Bhattarai” [Nepal, entrevista con el camarada Baburam Bhattarai] http://www.wprmbritain.org/?p=926 [en inglés].

  31.  Resumiendo esto más en general, Avakian argumentaba en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, parte 2, que los comunistas deben procurar “capta[r] la relación dialéctica viva entre los factores objetivo y subjetivo y la capacidad de éste (el factor subjetivo —las acciones conscientes de la gente) de afectar y transformar al primero (el factor objetivo —las condiciones objetivas)”. http://revcom.us/avakian/makingrevolution2/makingrevolution-pt2-es.html

  32.  Este es el núcleo del argumento de Karl Kautsky de que las resoluciones aprobadas por la Internacional Socialista antes de la I Guerra Mundial prometiendo responder a la guerra imperialista buscando hacer la revolución se habían vuelto inoperantes porque “jamás un gobierno es tan fuerte, ni los partidos tan débiles, como al comienzo de una guerra” y que, en consecuencia, en palabras de un renegado similar, “las esperanzas puestas en la revolución han resultado ilusorias”. V. I. Lenin, La bancarrota de la II Internacional, Obras Escogidas, Tomo V. http://marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas05-12.pdf

  33.  ”On Developments in Nepal” [Sobre los acontecimientos en Nepal] http://bannedthought.net/India/CPI-ML-Naxalbari/TheNewWave/nw-2-full-final-1.pdf [en inglés].

  34.  Dada esta propensión a menospreciar la teoría y su impermeabilidad al pensamiento crítico en general, no es mucha sorpresa que lo último en las mentes de esta tendencia sea cualquier interrogación autocrítica acerca de su papel en aplaudir la revolución nepalesa cuando iba al despeñadero.

  35.  Declaración de Fred Engler, por el Comité Central del PCR de Canadá, NEPAL: Salute from Revolutionary Communist Party of Canada to Communist Party of Nepal – Maoist. http://maoistroad.blogspot.fr/2013/01/nepal-salute-from-revolutionary.html [en inglés].

  36.  Vale la pena señalar que defender o incluso librar la lucha armada en sí no salva al partido del economicismo. ¿El desligar la meta comunista de la guerra revolucionaria necesaria para lograr el poder no acaba convirtiendo la lucha armada en un mero economicismo armado a lo “el movimiento (aunque armado) lo es todo, el objetivo final nada”? ¿Es de alguna manera sorprendente que la concepción del PCR de Canadá y del PCM de Italia haya terminado, en ambos casos, combinando llamados desde hace décadas a lanzar la “guerra popular prolongada” en estos países con una práctica enfocada principalmente en el tipo de tradeunionismo militante que ha caracterizado a los partidos revisionistas en los países imperialistas?

  37.  Además de las entusiastas entrevistas con Bhattarai, Prachanda y Parvati que Kasama publicó en su sitio luego de las elecciones, véanse post como “Leupp: A Maoist Sweep – Electoral Revolution in Nepal” [Leupp: Una barrida maoísta —la revolución electoral en Nepal] (http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/395-27leupp-a-maoist-sweep-electoral-revolution-in-nepal [en inglés]) o “Prachanda: Nepal’s People Will Seize Power” [Prachanda: El pueblo de Nepal tomará el poder], (http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/1044-76prachanda-nepal-s-people-will-seizepower [en inglés]) y el más extenso folleto FIRE producido y distribuido por Kasama en 2009, que saludaba el triunfo en las elecciones a la AC por “hacer avanzar el proceso revolucionario bajo nuevas condiciones” (http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/1743-75new-pamphlet-a-revolution-at-the-brink-stand-withnepal [en inglés]). El apoyo de Kasama a la línea desvergonzadamente revisionista en el partido de Nepal continuó por más tiempo incluso que en el caso de la mayoría de las fuerzas dogmáticas como Ajith, extendiéndose hasta la visita de Prachanda a la ONU en Nueva York en 2009 y después. Kasama publicó un vínculo a una entrevista con Bhattarai (sí, ese Bhattarai, el “traidor”) realizada por una delegación a Nepal del World People’s Revolutionary Movement-Britain a comienzos del otoño de 2009, sin una sola palabra de crítica; Kasama además instaba a sus lectores a “difundir ampliamente este material”. http://www.wprmbritain.org/?p=926 [en inglés].

  38.  ”Maoists regroup in Nepal: Ruptures and obstacles”, Liam Wright. http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/4393-maoists-regroup-in-nepal [en inglés].

  39.  ”It’s on – revolutionary openings in Nepal” [Está en marcha (sic): aperturas revolucionarios en Nepal], abril de 2013, eric ribellarsi, http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/4428-legitimacy-crisis-and-revolutionary-opportunity-in-nepal [en inglés].

  40.  ”Mike Ely: And if a Showdown Comes in Nepal…?” [¿Y si llega el momento decisivo en Nepal…?], Mike Ely. Sección de comentarios, Mike E. http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/1267-99mike-ely-and-if-a-showdown-comes-in-nepal [en inglés].

  41.  Para más sobre el agnosticismo y relativismo de Ely, y de cómo se relaciona esto con su oposición a la crítica de Avakian a la “verdad de clase”, véase el folleto de un grupo de escritores del PCR, ¿Atascado en el “horrible presente capitalista” o forjando un camino al futuro comunista?, especialmente la sección “La verdad… ¿un vínculo ‘terriblemente tenue’ con la realidad?” http://www.revcom.us/a/polemics/NineLetterResponse-es.pdf

  42.  Aunque fue escrito por Mike Ely, Kasama se descarga de responsabilidad por este artículo, diciendo que no representa necesariamente “la opinión común del Proyecto Kasama”, sin embargo fue pasado de los comentarios del foro al blog principal con un propósito: fomentar este tipo de pensamiento y metodología. “Dissecting Some Easy Rejection of Nepal’s Revolution” [Análisis de un flojo rechazo a la revolución en Nepal]. Mike Ely. http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/1050-82dissecting-some-easy-rejection-of-nepal-s-revolution

  43.  ”One Approach to Nepal’s Options: Bhattarai on Restructuring & Choices” [Un acercamiento a las alternativas en Nepal, Bhattarai sobre la reestructuración y las opciones], sección de comentarios, Mike E. http://kasamaproject.org/south-asia-revolution/3140-72one-:approach-to-nepal-039-s-options-bhattarai-onrestructuring-choices [en inglés].

  44.  ”Critique of the RCP: Goodbye to a Residue of the Past” [Crítica del PCR: Adiós a un residuo del pasado], Liam Wright, http://kasamaproject.org/communist-organization/2773-5critique-of-the-rcp-goodbye-to-a-residue-of-the-past [en inglés].

  45.  ”International Communist Movement and our role” [El movimiento comunista internacional y nuestro papel], por C P Gajurel (Gaurav), vicepresidente del PCN-M, People’s Voice, boletín mensual del Departamento Internacional del PCN-M, mayo de 2013. http://kasamaproject.org/files/peoples-voice-1.pdf [en inglés].

  46.  El MPP (Movimiento Popular Perú) era una agrupación basada en Europa que adoptó un enfoque completamente despojado de principios hacia los sucesos que tuvieron lugar en el Partido Comunista de Perú tras la captura del Presidente Gonzalo del PCP en 1992 y el surgimiento de la LOD. Véase la Carta a los partidos y organizaciones participantes del MRI. http://revcom.us/a/274/rimipublish-final-es.pdf

  47.  Bob Avakian, Avanzar el movimiento revolucionario mundial: Cuestiones de orientación estratégica. http://revcom.us/avakian-es/ba-avanzar-el-movimiento-revolucionario-mundial.html.

    A diferencia de la concepción de Connolly, Lenin explicó su punto de vista así: “El socialista, el proletario revolucionario, el internacionalista razona de otra manera: (…) No debo razonar desde el punto de vista de ‘mi’ país (porque ésta es la manera de razonar del mesócrata nacionalista, desgraciado cretino que no comprende que es un juguete en manos de la burguesía imperialista), sino desde el punto de vista de mi participación en la preparación, en la propaganda, en el acercamiento de la revolución proletaria mundial. Esto es internacionalismo, éste es el deber del internacionalista, del obrero revolucionario, del verdadero socialista”. VI Lenin, La revolución proletaria y el renegado Kautsky. http://www.marx2mao.com/M2M%28SP%29/Lenin%28SP%29/RK18s.html

  48.  Véase la polémica de Avakian contra Karl Popper en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Parte I.

  49.  Véase la sección VI del Manifiesto, “Una revolución cultural al interior del PCR”.