UCRANIA: UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL ES EL VERDADERO PELIGRO, Y NO UNA REPETICIÓN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Bob Avakian

27 de abril de 2022

En unidad con la convocatoria en revcom.us, y para explicar más la importancia de esta convocatoria, a marchas y mítines en Los Ángeles y Nueva York, el Primero de Mayo, con estas consignas cruciales:

¡NO A UNA GUERRA DE ESTADOS UNIDOS Y LA OTAN CON RUSIA!
¡NO A UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL!
¡ES ESTE SISTEMA, Y NO LA HUMANIDAD, EL QUE ES NECESARIO QUE SE EXTINGA!

NOSOTROS NO ACEPTAMOS EL FUTURO DE ELLOS
YA ES HORA DE ORGANIZARNOS PARA UNA REVOLUCIÓN REAL

teaser Revolutionary Internationalist May Day spanish

Hay un antiguo dicho según el que una de las primeras bajas de la guerra es la verdad. Esto se está demostrando agudamente con la guerra en Ucrania. Ambos lados —no solamente Rusia sino también Estados Unidos y sus “aliados”, incluido el gobierno de Ucrania— están pregonando distorsiones descabelladas sobre lo que es esta guerra. Para las personas en el país imperialista de Estados Unidos, es especialmente importante estar al tanto, y hacer un examen crítico, de lo que propagan “nuestros” gobernantes (y los que se alinean con ellos) y sopesar lo que dicen en comparación con la realidad concreta.

La verdad es que lo que pasa por “noticias” sobre la guerra en Ucrania, en los medios de comunicación tradicionales de Estados Unidos, es de hecho una masiva ofensiva propagandística a favor de “nuestros” gobernantes imperialistas, que está repleta de tergiversaciones crudas. En otros artículos, he examinado muchas de las tergiversaciones y mentiras que son parte de esta ofensiva propagandística1. Aquí, voy a abordar una dimensión particular —y particularmente peligrosa— de esto: la noción de que el jefe ruso Putin es como Hitler, y “si no lo paramos ahora, en Ucrania, pronto invadirá a otros países, incluidos países de la OTAN” (de la misma manera en que Hitler invadió a un país tras otro en el período que condujo a la Segunda Guerra Mundial). A menudo este argumento viene acompañado de la declaración de que Putin es irracional, y es probable que haga cualquier locura en busca de sus ambiciones delirantes.

Un argumento relacionado, y muy peligroso, es que: “No podemos permitir que el temor a una Tercera Guerra Mundial nos impida hacer lo que hay que hacer para derrotar a Putin en Ucrania y poner fin a su agresión — o simplemente nos rendiremos ante él cada vez que él haga otra maniobra agresiva o lance una amenaza agresiva”.

En respuesta a estos argumentos, si esta situación no fuera tan mortalmente grave, sería tentador simplemente repetir el remate de un chiste que se hizo popular en los años 1960: “¿Cómo que nosotros, imperialistas?”. (El chiste original era que el Llanero Solitario y su “subalterno indígena” Tonto estaban en combate contra indígenas hostiles, y el Llanero Solitario dijo: “Parece que nosotros estamos cercados, Tonto” — y Tonto replicó: “¡¿Cómo que nosotros, güero?!”.)

Obviamente, la situación actual, con la guerra en Ucrania, no tiene nada de chistoso; pero lo importante es que los intereses de los imperialistas, de ambos lados, que están involucrados en esta guerra no son los mismos que los intereses de las masas de personas — y de hecho están en oposición fundamental a esos intereses. Y debido a que lo que está en juego y que las consecuencias potenciales son tan profundos y que los riesgos son tan peligrosos —abarcando el propio futuro de la humanidad, y si la humanidad siquiera tendrá un futuro—, es necesario abordar las cosas a fondo y en detalle para sacar a relucir la verdadera realidad de lo que está pasando, qué tienen por objeto las diferentes fuerzas en contienda en este conflicto, y dónde se quedan los intereses de las masas de la humanidad en oposición a todo esto.

Las tergiversaciones y los peligros muy reales

Más adelante en este artículo, hablaré de los verdaderos objetivos de Putin-los imperialistas rusos. Pero antes, es importante examinar lo que están haciendo “nuestros propios” imperialistas (y sus “aliados” de la OTAN). Como un punto básico de orientación, que es muy importante al evaluar los pronunciamientos y las acciones de estos imperialistas (estadounidenses), es necesario estar conscientes y tener claramente en mente el siguiente hecho esencial:

Estados Unidos ostenta con mucho el récord de invasiones, golpes de estado y otras injerencias violentas en otros países. Al día de hoy, ha seguido siendo responsable de atrocidades —por ejemplo, en Yemen— que son muchísimo peores que lo que Rusia ha hecho en Ucrania. (En revcom.us hay extensas denuncias y análisis de los monstruosos crímenes del imperialismo estadounidense)2.

Habiendo establecido esto como una parte importante del panorama, retomemos los argumentos (notados arriba) de que Putin se parece a Hitler, y “No podemos permitir que el temor a una Tercera Guerra Mundial nos impida hacer lo que hay que hacer para detenerlo ahora”. Sopesemos estos argumentos ante la verdadera realidad. Un aspecto clave de la situación es que existe, en el mundo de hoy, la alianza militar agresiva poderosa, la OTAN, encabezada por Estados Unidos. Y de importancia decisiva: tanto Estados Unidos como Rusia poseen miles de armas nucleares. Estos factores en sí hacen que la situación actual sea muy pero muy diferente a la que precedía a la Segunda Guerra Mundial.

El hecho es que no hay ninguna evidencia que compruebe la afirmación según la que Putin tenga la intención de atacar a países que forman parte de la OTAN — lo que inmediatamente “detonaría” la injerencia de Estados Unidos, con sus fuerzas armadas poderosas que tienen armas nucleares. (Este punto importante es algo que abordaré más a fondo, en adelante en este artículo).

Tanto Rusia como Estados Unidos-la OTAN están tratando de conseguir sus objetivos sin entrar en un enfrentamiento militar directo con su rival poseedor de armas nucleares. (Dado que no es posible derrotar fácil o rápidamente a Rusia, los imperialistas estadounidenses de hecho calculan que les conviene que la guerra en Ucrania “se prolongue” un tiempo de manera que debilite a Rusia y fortalezca a la OTAN y al imperialismo “occidental” en general. Hasta ahora, el suministro masivo de armas a Ucrania de parte de Estados Unidos-la OTAN ha servido a este objetivo de prolongar la guerra, y ha contribuido de manera significativa a frustrar los objetivos iniciales rusos. Claro, prolongar la guerra resulta en la perpetuación y agravación del sufrimiento del pueblo de Ucrania — pero, aunque los imperialistas aprovechen este sufrimiento en su ofensiva propagandística, tomar en cuenta las bajas civiles no es un factor primario en los viles cálculos de los imperialistas. Esto se puede ver en la carnicería masiva de la cual ha sido responsable Estados Unidos en guerras por todo el mundo, al día de hoy — tal como lo expresó abiertamente Madeleine Albright, secretaria de Estado en la administración de Bill Clinton durante los años 1990, al declarar sin rodeos que el asesinato de más de un millón de personas, entre ellas 500.000 niños, por medio de las sanciones estadounidenses contra Irak, “lo valió” en la consecución de los intereses imperialistas estadounidenses).

Sin embargo, independientemente de las intenciones, tal como se ha demostrado una y otra vez, los acontecimientos —especialmente las dinámicas de la propia guerra, una vez lanzada— pueden “rebasar las intenciones” y llevar a circunstancias y consecuencias que ninguna de las partes quería o esperaba al principio. En la situación actual, con la guerra en Ucrania, hay un peligro muy real de que semejante “dinámica” podría “apoderarse” y llevar a consecuencias verdaderamente terribles — a la posibilidad muy real de una guerra entre Estados Unidos-la OTAN y Rusia, con el uso de armas nucleares lo que podría conllevar una amenaza muy real a la civilización humana en su conjunto.

En esta conexión, es importante estar intensamente conscientes de la manera en que los medios de comunicación en Estados Unidos repiten implacablemente las acusaciones de terribles crímenes de guerra de parte de Rusia en Ucrania, acompañadas de imágenes gráficas y reportajes de sufrimiento individual con el objetivo de documentar y “dar vida” a estas acusaciones. Claramente no les interesa a estos medios hacer ninguna investigación real con respecto a estas acusaciones — si son verídicas, o a cuál grado son verídicas, o si por otro lado encierran ciertas tergiversaciones. Simplemente presentan estas acusaciones como hechos, y como la base para denunciar a Rusia por crímenes de guerra. Ahora bien, no sorprendería si al menos muchas de estas acusaciones resultaran verídicas. Pero, dado el historial de los medios de comunicación en Estados Unidos, de repetidamente transmitir mentiras a fin de justificar la agresión militar de Estados Unidos —por ejemplo, en Irak, y en Vietnam antes—, es extremadamente importante negarse a “aceptar tal cual” lo que dijera estos medios respecto a la guerra en Ucrania.

Esto es especialmente así cuando estos mismos medios, mientras pintan a Putin y Rusia de culpables de crímenes de guerra “sin precedentes” en Ucrania, se niegan a transmitir y dar vida a la devastación y el sufrimiento mucho peores en Yemen hoy en día, para lo cual Estados Unidos lleva mucha responsabilidad, junto con la masiva devastación causada por las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán, en años recientes, por encima de toda su historia de invasiones, golpes de estado, y otras injerencias violentas en otros países. (Y, si bien es entendible que la gente que se entera del sufrimiento muy real de las personas en Ucrania compadezca de ellas, y quiera hacer algo que quizá ayude a aliviar ese sufrimiento, la gente debe quedar consciente de que se está manipulando cínicamente su compasión y se le está integrando en la masiva ofensiva propagandística con el fin de movilizar a las personas en Estados Unidos de modo que apoyen a los objetivos imperialistas de su gobierno en la guerra en Ucrania. Al mismo tiempo, es revelador que no se está llevando a cabo ninguna campaña de este tipo para hacer que amplios sectores de gente en Estados Unidos tomen conocimiento sobre el sufrimiento aún peor de las personas, entre ellas enormes números de niños, en Yemen —y no hay ningún esfuerzo comparable de parte de las instituciones dominantes en Estados Unidos para promover una campaña de asistencia humanitaria a los que están sufriendo tan terriblemente en Yemen— algo que sin duda arrojaría luz sobre los crímenes horrendos en los cuales Estados Unidos está metido hasta el cuello en Yemen.)

Lo que es particularmente peligroso es el efecto que puede tener esta ofensiva propagandística estadounidense en la creación de una situación en que se ha movilizado tanto “sentimiento público” a favor de una injerencia directa de Estados Unidos en la guerra en Ucrania (a fin de “detener las atrocidades” que comete Rusia e impedir que ésta “saque provecho” de haber cometido crímenes de guerra supuestamente “sin precedentes”) que convierta al gobierno estadounidense y a su “comandante-en-jefe”, Biden, en “víctimas de su propia ofensiva propagandística” y se vean impelidos a intervenir directamente de forma militar en Ucrania, a pesar de sus declaradas intenciones iniciales y sus pronunciamientos repetidos de que no lo iban a hacer.

Este tipo de “lógica perversa” ya está llevando a algunos representantes influyentes del imperialismo estadounidense, como el senador demócrata Chris Coons, a sostener que podría llegar el momento en que Estados Unidos tendría que pasar de simplemente armar a Ucrania contra Rusia a ingresar física y directamente en la guerra.

Junto con esto, salen los argumentos del tipo que he citado al principio — argumentos que comparan a Putin con Hitler e insisten en que “nosotros” no podemos permitir que el peligro de una Tercera Guerra Mundial impida que “nosotros” hagamos lo que hay que hacer para derrotar a Putin. Semejantes argumentos también incrementan la posibilidad de que Estados Unidos-la OTAN podrían terminar por intervenir directamente en la guerra en Ucrania, conduciendo a un enfrentamiento con Rusia que podría entrar en una escalada hasta llegar a tiroteos nucleares lo que tendría consecuencias terribles, e incluso la posible aniquilación de la civilización humana.

Esto enfatiza aún más por qué es vitalmente importante que las personas no se dejen embaucar por la ofensiva propagandística implacable de “nuestros” imperialistas y sus medios de comunicación, con su presentación altamente tergiversada y unilateral de la agresión rusa como algún tipo de crimen de guerra extremo el cual únicamente cometería un “demente autocrático como Putin” cuando la realidad es que Estados Unidos es culpable de crímenes de guerra mucho peores, durante toda su historia y al día de hoy.

(Y cabe recordar que Estados Unidos es el único país que concretamente ha usado armas nucleares — las bombas atómicas que lanzó sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki al fin de la Segunda Guerra Mundial, que incineraron en un instante a cientos de miles de civiles e infligieron un terrible sufrimiento a muchos de los sobrevivientes de estos ataques atómicos.)

Esto hace aún más claro y urgente la necesidad de rechazar firmemente los argumentos que llaman —o sirven para “allanar el terreno”— para una injerencia militar directa de Estados Unidos en Ucrania, y la necesidad de poner al descubierto nítidamente y denunciar contundentemente a personas (como el senador Coons) que hacen semejantes argumentos, por batir los tambores de guerra, con su “contribución” extremadamente peligrosa a la posible destrucción de la humanidad.

Análisis verídico y científico de la guerra en Ucrania

Además, todo esto debe remachar por qué es tan importante contar con un conocimiento verídico y científico de lo que realmente pasa con la guerra en Ucrania.

En un artículo anterior, hablé de elementos importantes, y en particular acciones de los gobernantes imperialistas de Estados Unidos, que han contribuido a la guerra actual en Ucrania:

¿Qué hizo el gobierno de Estados Unidos, tanto bajo los demócratas como los republicanos, después de que dejaron de existir la Unión Soviética, y su bloque militar, el Pacto de Varsovia, a principios de los años 1990?…

Desde principios de los años 1990, al reconocer que lo que quedó en lugar de la Unión Soviética era una Rusia debilitada, los imperialistas estadounidenses, como los gánsteres que de hecho son, aprovecharon la oportunidad para expandir más su imperio — rompieron con su “palabra” de no extender su alianza militar agresiva (OTAN) a los países del antiguo Pacto de Varsovia. Haciendo caso omiso a esta promesa, los imperialistas estadounidenses maniobraron para sumar a la OTAN países cerca de Rusia, o en ciertos casos que colindan directamente con ella. Como parte de todo esto, Estados Unidos ha interferido repetidamente en Ucrania en décadas recientes, conjurando para derrocar a gobiernos ahí que son más amigos de Rusia y para reemplazarlos con gobiernos que se inclinaban hacia el imperialismo “occidental”, como ocurrió tan recientemente como 2014.

Un elemento clave en todo esto, que influyó significativamente en la decisión rusa de invadir a Ucrania, fue la declaración de parte del gobierno pro-estadounidense en Ucrania de que quería ingresar en la OTAN. Ucrania es un país grande en la mera frontera de Rusia. Como artículos en revcom.us han señalado: Imagínense lo que implicaría, y lo que los gobernantes de Estados Unidos harían, ¡si el gobierno de México declarara su intención de ingresar en una alianza militar encabezada por Rusia!3

Como también enfaticé en ese artículo:

Nada de esto “justifica” la invasión rusa a Ucrania. Pero sí la pone en su contexto más amplio, y le arroja una luz reveladora. Revela lo que son las verdaderas intenciones de los imperialistas estadounidenses en esta guerra. El propósito y objetivo esencial de Estados Unidos en ésta no es ayudar a un país más débil a defenderse contra un agresor más poderoso; se trata de debilitar a un rival imperialista, Rusia (y también posiblemente debilitar a China, que tiene una especie de relación cooperativa con Rusia en este momento) a fin de fortalecer la dominación del imperialismo estadounidense, y fortificar a la OTAN (especialmente después de que las acciones de Trump debilitaron la OTAN, acciones que intensificaron las divisiones entre Estados Unidos y otros países de la OTAN).

Ahora Estados Unidos está librando una “guerra de sustitutos” con Rusia — librando una guerra económica (por medio de “sanciones”) contra Rusia, al mismo tiempo que arma masivamente a Ucrania4.

Para abordar la esencia de lo que opera, de parte de los imperialistas, en los dos lados de este conflicto:

Algo que no se puede enfatizar demasiadas veces —sobre todo teniendo en cuenta las mentiras y tergiversaciones en la implacable ofensiva propagandística del imperialismo estadounidense y sus medios de comunicación— es la realidad de que el enfrentamiento entre Estados Unidos-la OTAN, por un lado, y Rusia, por otro, no es un conflicto “entre la democracia y la autocracia”, sino un conflicto entre imperialistas rivales. (Como he señalado antes, Turquía, que es miembro de la OTAN, en sí está gobernada por un gobierno “autocrático” — y lo mismo ocurre con Polonia, también miembro de la OTAN)5.

Los verdaderos objetivos de Putin y el imperialismo ruso

A manera de introducción a esta cuestión de los objetivos de Putin, y como un punto básico de orientación y método, es importante poner en claro que no digo que cuento con algún conocimiento informado del “estado mental” de Putin — y esto también se aplica a aquellos “analistas” en los medios de comunicación en Estados Unidos que sí dicen que cuentan con semejante conocimiento. Pero es posible identificar lo que en realidad son algunos de los objetivos principales de Putin-los imperialistas rusos en esta guerra en Ucrania.

A la luz de lo que se ha abordado aquí, es posible ver que una parte —y un objetivo inmediato— de lo que está persiguiendo Putin-los imperialistas rusos en esta guerra en Ucrania es poner un fin a la expansión de la OTAN en los alrededores de Rusia (en particular por medio de la inclusión de Ucrania en la OTAN), y contrarrestar lo que es efectivamente el “cerco” alrededor de Rusia por parte de la OTAN (en particular la zona occidental de Rusia, que contiene importantes centros de población y gobernanza).

Rusia también ha proclamado que su objetivo en esta guerra es poner fin a la militarización y “nazificación” de Ucrania, que según insiste Putin es una amenaza a Rusia. Políticos y medios de comunicación en Estados Unidos y en otros países, entre ellos funcionarios ucranianos, han ridiculizado repetidamente las acusaciones de que hay elementos NAZIs en Ucrania y en su gobierno. Como supuesta “refutación” de esta acusación, han mencionado el hecho de que el jefe del gobierno ucraniano, Volodymyr Zelenski, es judío — como si ello de alguna manera “automáticamente desmintiera” la acusación sobre la influencia NAZI en Ucrania6. Pero los hechos son hechos — y la realidad es que fuerzas NAZIs han desempeñado un papel significativo en la configuración de los acontecimientos recientes en Ucrania, y algunas de ellas han estado integradas en sus instituciones gubernamentales, en particular en las fuerzas armadas. Sin embargo, el objetivo esencial de los rusos no es “desnazificar” a Ucrania, ni simplemente proteger a las personas pro-rusas, particularmente en Ucrania oriental, sino que, una vez más, contrarrestar el “cerco” alrededor de Rusia de parte de la OTAN — y, más allá de eso, perseguir los intereses imperialistas rusos en el mundo más amplio, en oposición a la posición dominante del imperialismo estadounidense. Como señaló Raymond Lotta en un discurso reciente:

Los rusos, por su parte, han apoyado, y especialmente desde 2014, han respaldado a sectores de la Ucrania rusófona para que se separen y se alíen o fusionen con Rusia. En 2016-2017, la OTAN, liderada por Estados Unidos, desplegó grupos de combate con armamento avanzado en Polonia y en otros estados bálticos como Estonia, Lituania y Letonia que colindan con Rusia (y están muy cerca de la segunda ciudad más grande de Rusia, San Petersburgo). Mientras tanto, Ucrania se ha ido acercando a Estados Unidos y pregonando su determinación de unirse a la alianza militar de la OTAN, dominada por Estados Unidos. Este es el telón de fondo inmediato de la invasión rusa a Ucrania a fines de febrero.

La invasión rusa no es para desnazificar a Ucrania, como proclama Putin. El objeto de esta invasión es de apuntalar la rivalidad de Rusia con Estados Unidos: para comandar más influencia y crear un polo de poder ruso rival centrado en Europa, Asia central y el Medio Oriente. Por su parte, Estados Unidos está armando a Ucrania a fin de debilitar a Rusia e impedir que ésta consolide más su fuerza imperialista y que represente desafíos imperialistas más grandes al actual orden mundial que domina Estados Unidos y del que es el principal beneficiario7.

Son motivos y objetivos de este tipo —que se fundamentan en la naturaleza básica del sistema capitalista-imperialista y en las necesidades las que perciben los líderes de los estados imperialistas, de los lados opuestos— y no simplemente unas “locas ambiciones de poder” de Putin (o por otro lado, de Biden y los imperialistas estadounidenses a los cuales éste representa) que están impulsando la guerra en Ucrania y presentan semejantes peligros graves.

Respecto a esto, cabe notar lo que Putin ha hecho —y lo que no ha hecho— durante las últimas dos décadas. Con una incursión militar en el país de Georgia (que colinda con Rusia), después en Crimea (que era parte de Ucrania pero fue ocupada por fuerzas rusas en 2014 y efectivamente fue “anexionada” a Rusia), así como en conflictos como en Siria (donde Estados Unidos y Rusia estaban respaldando a lados opuestos), y ahora con la invasión a Ucrania en su conjunto, Putin ha actuado de formas cuya intención es conseguir sus objetivos mientras evita un enfrentamiento directo con la OTAN. Y se puede decir que Putin atacó a Ucrania porque, entre otras razones, Ucrania no es parte de la OTAN — lo hizo antes de que se integrara en la OTAN, y para impedir que se integrara en la OTAN.

Si Putin hubiera esperado hasta que Ucrania se integrara en la OTAN (cosa que, una vez más, Ucrania ha declarado que desea y que tiene la intención de hacer), pues un ataque a Ucrania hubiera constituido un conflicto de un calibre totalmente diferente — una situación que requeriría “legalmente” que Estados Unidos-la OTAN “acudiera a la defensa” militar de un país de la OTAN así atacado. En esa situación, una falta de parte de Estados Unidos-la OTAN de oponerse directamente a Rusia y trabarse en un conflicto militar con Rusia, constituiría, según los cálculos de la lógica gansteril imperialista, “rendirse ante el chantaje nuclear” de Putin-Rusia — lo que luego podría poner en marcha una “lógica”, dinámica e impulso hacia “rendirse” repetidamente — todo lo cual es algo lo que no podrían permitir estos imperialistas de Estados Unidos y la OTAN. Una vez más, lo que importa y lo que opera aquí es que Ucrania no es parte de la OTAN, así que un ataque contra Ucrania por parte de Rusia no “detona” (automática o necesariamente) un conflicto militar directo con Estados Unidos-la OTAN.

Esto tiene una conexión importante con la afirmación, o la queja, de parte de algunos círculos imperialistas estadounidenses, de que la falta de una intervención militar directa en Ucrania permite que Putin “imponga los términos” del conflicto. Esto lo dijo específicamente el “reportero en temas de seguridad nacional” de la CNN Jim Sciutto, en una rueda de prensa donde él preguntó primero por qué Estados Unidos no derribó el avión que aparentemente destruyó un hospital de maternidad en Ucrania. De ahí, cuando le respondieron que esto podría iniciar una Tercera Guerra Mundial, Sciutto insistió: ¿Pero eso no permite que Putin imponga los términos? La respuesta a esto es que de hecho es probable que Rusia, más que Estados Unidos-la OTAN, sí “imponga los términos” en esta guerra porque Rusia está en guerra, directamente, con Ucrania, mientras Estados Unidos ha insistido (al menos a la fecha) en que no está involucrado directamente, en términos militares, en este conflicto ni se involucrará, sino que al contrario, participará suministrando grandes cantidades de armamento (y que proporcionará otras formas de apoyo) a Ucrania, mientras libra la guerra económica, por medio de sanciones, contra Rusia.

Pero lo que realmente encierra este argumento (de parte de Sciutto y otros) es algo mucho más insidioso y peligroso. Argumenta que Estados Unidos (y la OTAN) deben estar involucrados directamente en términos militares. Especialmente para esos sujetos —embriagados, al parecer, con una sanguinaria confianza en el poderío militar invencible de Estados Unidos y, al parecer, ansiosos, tras las “decepciones” en Afganistán e Irak, por demostrar una vez más ese poderío supuestamente invencible— esta línea de argumentación (a favor de una injerencia militar directa de Estados Unidos-la OTAN) se alienta y “se apuntala” por el aparente bajo desempeño de las fuerzas armadas rusas en su invasión a Ucrania (al menos hasta ahora, antes de su gran ofensiva en Ucrania oriental, cuyo desenlace, al cierre de escribir este texto, no queda claro).

Lo que nosotros tenemos que hacer — lo que corresponde a los intereses de la humanidad

De todo esto, debe quedar obvio que los intereses de las masas de personas de todos los diferentes países implicados, y de la humanidad en su conjunto, están en oposición fundamental a los intereses de los imperialistas de ambos bandos de este conflicto. Sobre la base de ese entendimiento, ¿qué nos toca hacer?

Convendría, claro está, a los intereses de las masas de personas en todas partes que se detengan de inmediato las acciones de los imperialistas, de los dos bandos en esta guerra. Pero la realidad es que nosotros —las masas de personas, en los países implicados y en el mundo en su conjunto— no determinamos, y no podemos determinar, en términos directos e inmediatos, lo que hagan los diferentes gobiernos. Para determinar el rumbo de la sociedad, nos hace falta una revolución, a fin de derrocar a estos opresores imperialistas (y a otros opresores) y crear un sistema radicalmente diferente y emancipador. Lo que podemos hacer, y lo que debemos hacer, ahora —mientras estos imperialistas todavía están en el poder— es alzar la voz, y actuar, en oposición a su agresión militar, de parte de todos los bandos, con el objetivo de contribuir de esa manera a una situación en que ellos se vean impelidos a retroceder de tal agresión (lo que incluye su injerencia tanto indirecta como directa en la guerra), como ha sucedido en el pasado, notablemente en la guerra de Vietnam en los años 1970, donde la oposición de masas entre amplios sectores de la población en Estados Unidos (y otros países) era un factor significativo para obligar a Estados Unidos a retirarse de la guerra imperialista que venía librando en Vietnam.

Precisa apoyar a las personas en Rusia que con valentía han alzado la voz y han actuado en oposición a la guerra de su país en Ucrania, y precisa alentar más oposición de este tipo. Pero, al mismo tiempo, también hay que oponerse firmemente a las maniobras hipócritas de los imperialistas de Estados Unidos (y de otros aliados suyos) de utilizar esta oposición a la agresión rusa con el objetivo de fortalecer e impulsar apoyo para los objetivos y acciones imperialistas “occidentales”.

Aquí es importante recalcar estos puntos básicos de orientación:

Por supuesto, este acto de agresión imperialista de parte de Rusia merece condena. Pero especialmente para personas que viven en Estados Unidos —que ostenta, cabe repetir, el récord para semejantes actos de agresión, con mucho— es cuestión de principio básico y de importancia profunda no hacerse eco a las posiciones ni servir a los objetivos de “nuestros” imperialistas, sino que al contrario poner muy en claro nuestra oposición a los objetivos y las acciones de estos imperialistas (estadounidenses), que están utilizando la oposición a la invasión rusa a Ucrania —no para promover “la paz” o “el derecho de las naciones a la autodeterminación”—, sino como un mecanismo para promover los intereses del imperialismo estadounidense, en oposición a los imperialistas rusos rivales. Por lo tanto, de acuerdo con este principio crucial, toda oposición a la invasión rusa a Ucrania, especialmente de parte de personas en este país imperialista, debe incluir una posición clara y definida de también oponerse al papel de Estados Unidos en el mundo, incluidas las guerras que éste libra a continuo, y a las otras formas en que interviene violentamente en otros países8.

Y en general, en los países que forman parte de la OTAN (o en otras formas se alinean con Estados Unidos), las personas ahí, incluidas las personas que están alzando la voz y movilizándose en oposición a la agresión rusa en Ucrania, deben elevar la vista, reconocer y también oponerse activamente a las formas en que las clases dominantes de sus propios países tratan de utilizar mal la oposición a la agresión rusa para promover sus propios objetivos reaccionarios.

Cabe repetir, en términos fundamentales, que, para poner fin a las guerras que estos imperialistas libran, junto con todos sus otros crímenes masivos, es necesario poner fin a todo su sistema, que continuamente engendra semejantes guerras con la destrucción horripilante y el sufrimiento masivo que conllevan repetidamente — guerras que pueden representar una amenaza a la propia existencia de la humanidad (de la mano con la destrucción continua, y acelerada, del medio ambiente, de la cual estos imperialistas también son principalmente responsables).

Ciertamente, una lección crucial que la gente debe sacar de la guerra en Ucrania es que la humanidad ya no puede seguir permitiendo que estos imperialistas, de ningún lado, continúen gobernando al mundo y batallándose entre sí sobre quiénes dominarán en esta situación, ante la amenaza muy real y muy grave que esto representa para el futuro, y para la propia existencia, de la humanidad.

En este contexto, lo siguiente es de gran relevancia e importancia:

Como he analizado extensamente en “Algo terrible, o algo verdaderamente emancipador”, con lo que está pasando en el mundo hoy en día, y con todos los peligros y dificultades que eso conllevará, esto es uno de los momentos poco comunes en que la revolución, en este mismo país imperialista, se vuelve más posible — y se necesita con más urgencia que nunca9.

Todo esto subraya una vez más la gran importancia de las consignas promulgadas en revcom.us, y las manifestaciones que se están convocando, en la Ciudad de Nueva York y Los Ángeles, con motivo del Primero de Mayo con las siguientes consignas:

¡NO A UNA GUERRA DE ESTADOS UNIDOS Y LA OTAN CON RUSIA! ¡NO A UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL! 
¡ES ESTE SISTEMA, Y NO LA HUMANIDAD, EL QUE ES NECESARIO QUE SE EXTINGA!

NOSOTROS NO ACEPTAMOS EL FUTURO DE ELLOS 
YA ES HORA DE ORGANIZARNOS PARA UNA REVOLUCIÓN REAL