13 de febrero de 2023 | Revolución # 789 | revcom.us
La traducción al español es responsabilidad de comrev.co
Un devastador terremoto golpeó el sur de Turquía y el norte de Siria el lunes 6 de febrero alrededor de las 4 de la mañana hora local. Cientos de miles que por fortuna se despertaron por el temblor inicial saltaron de sus camas, tomaron a sus hijos y corrieron hacia las heladas calles invernales, en ropa de dormir y descalzos. Decenas de miles más no tuvieron tiempo de escapar y fueron aplastados o quedaron atrapados en el colapso de entre 6.000 y 7.000 edificios solo en Turquía. Muchos edificios de apartamentos de varios pisos se derrumbaron sobre los pisos inferiores, sin dejar espacio para que las personas atrapadas entre ellos pudieran sobrevivir.
Hasta el domingo se había confirmado la muerte de más de 34.000 personas en ambos países, una cifra que probablemente aumente de manera sustancial a medida que se inspeccionen más ruinas. (En Siria, que a duras penas ha recibido ayuda internacional hasta el momento, se había inspeccionado solo el cinco por ciento de los derrumbes hasta el pasado jueves). Decenas de miles de personas han resultado heridas, muchas de gravedad. Y el sistema de salud está completamente sobrepasado, muchos hospitales y clínicas sufrieron daños y carecen de servicios públicos, de insumos médicos básicos y de suficientes camas médicos.
Además de los inmediatamente fallecidos y heridos, se está desarrollando una enorme crisis humanitaria. Miles de casas, pese a seguir en pie, tienen daños estructurales tales que la gente no se atreve a regresar. Muchos cientos de miles de personas quedaron repentinamente sin hogar en pleno invierno, viviendo en carpas, carros, mezquitas, estadios o simplemente en las calles, sin calefacción o electricidad, con muy poca comida o agua potable. La ONU advierte del peligro de brotes de enfermedades epidémicas como el cólera debido a las pésimas condiciones higiénicas y la falta de agua potable.
Unos 23 millones de personas en 10 provincias de Turquía, una docena de ciudades y amplias áreas rurales han resultado afectadas por el terremoto. Varios de esos millones son refugiados sirios, desplazados por una guerra civil de 12 años de duración que, de hecho, es una guerra de sustitutos entre las grandes potencias imperialistas (Estados Unidos y Rusia) así como potencias regionales (Irán, Turquía, Arabia Saudita) por el control de Siria. Estas personas ya vivían una situación extrema, a menudo en campos de refugiados y dependiendo de la asistencia humanitaria. Ahora su situación se ha vuelto sumamente precaria.
Respuesta del gobierno fascista de Turquía
El gobierno turco está encabezado por un presidente fascista, Recep Erdoğan. La primera decisión importante de Erdoğan el día del terremoto fue declarar un estado de emergencia de tres meses. Esto permite al gobierno “limitar los derechos y libertades fundamentales”, establecer toques de queda y prohibiciones de viaje, y ordenar asignaciones obligatorias de trabajo a los funcionarios públicos. Erdoğan movilizó de inmediato a 3.500 militares para acudir a la zona del sismo. El miércoles, el acceso a Twitter fue rápidamente restringido, aparentemente a solicitud del gobierno, interrumpiendo seriamente los esfuerzos de ayuda que se coordinaban por esta vía. El jueves, la policía anunció que había “detenido” a 31 personas y “arrestado” a otras nueve por “publicaciones provocadoras sobre el terremoto en plataformas de redes sociales”.
Muchos observadores señalaron que la última vez que Erdoğan declaró un estado de emergencia de “tres meses”, en 2016, terminó durando dos años. Durante ese tiempo, cerca de 100.000 personas fueron arrestadas y 150.000 empleados del servicio público que el régimen consideró no suficientemente leales fueron expulsados. Muchos también llamaron la atención de que las elecciones presidenciales están programadas para mayo, lo que le pondrá fácil a Erdoğan prorrogar el estado de emergencia y posponer las elecciones si ve que va perdiendo.
Para los gobernantes de este opresivo sistema, el principal peligro en este desastre sería perder el control de las masas populares.
Ausente en la organización de los esfuerzos de rescate
Mientras las masas enfrentaban el peligro y la lucha urgente y desesperada por salvar a cuantas personas fuera posible, el gobierno estuvo básicamente ausente durante los cruciales primeros días. En su inmensa mayoría, las operaciones de rescate fueron llevadas a cabo por las masas populares, muchas trabajando solo con sus manos durante 20 o 30 horas seguidas. Los envíos de alimentos, suministros médicos y otras necesidades urgentes eran prácticamente inexistentes. ¡Y esto a pesar de que el gobierno turco recaudó cerca de 4.000 millones de dólares en las dos últimas décadas mediante un impuesto especial para supuestamente financiar los preparativos para un eventual terremoto!
En el municipio de Pazarcik, cerca del epicentro del terremoto, un residente le dijo a Arti TV: “De nuestro pueblo de 350 casas, el 90% están destruidas. La gente tiene hambre y sed. Llamamos a la policía y a la AFAD [Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias] pero hasta ahora no ha venido nadie. Tenemos al menos a 30 de los nuestros bajo los escombros. La gendarmería nos dijo: “‘arréglenselas con sus propios medios’”.
Diyarbakir es una ciudad de unos 1,6 millones de habitantes. Un reportero de Sky News describió cómo habiendo allí muerte y destrucción masiva, solo había un par de equipos de excavación disponibles. Y añadió: “Los esfuerzos de rescate son llevados a cabo por bomberos, trabajadores municipales y voluntarios que aportan sus propios esfuerzos, pero ningún personal especializado en búsqueda y rescate”.1
Escenas similares se repitieron en toda la zona afectada por el terremoto. En todas partes, las pilas de escombros donde antes había hogares estaban rodeadas de cientos de personas esperando en agonía, anhelando que sus hijos, madres, hermanos u otros seres queridos fueran encontrados con vida, incluso aunque ellos mismos estuvieran sufriendo terriblemente por la exposición, el hambre y la sed. Según informes, la ira contra el gobierno está en aumento.
La respuesta de Erdoğan a este increíble sufrimiento fue displicente: “Por supuesto, el primer día tuvimos algunos inconvenientes”, pero después de eso todo está “bajo control”.
En cuanto a los equipos internacionales de rescate, que tuvieron una gran cobertura mediática, la mayoría de ellos solo comenzaron a llegar a partir del miércoles y mayormente en cantidades simbólicas.2 Los equipos europeos y estadounidenses con habilidades, conocimiento, equipamiento y perros de rescate son de mucha ayuda, pero no pueden resucitar a los muertos —y decenas de miles de víctimas del terremoto no sobrevivieron tres días, aplastados bajo los escombros, en ropa de cama en un clima gélido, sin comida ni agua. Por tanto, esta “ayuda internacional”, junto con las promesas de futura ayuda financiera, son básicamente una gota en el océano.3
Los terremotos no pueden preverse, pero sí es posible prepararse para ellos (lo que no se hizo)
Este fue un terremoto muy fuerte, de 7,8 grados en la escala de Richter. Y fue seguido esa tarde por una réplica de 7,5. Para tener una idea aproximada de lo fuerte que fue, el terremoto de Haití en el que murieron varios cientos de miles de personas fue de 7,0 en la escala de Richter.
En este momento, la humanidad no puede predecir con precisión, y mucho menos prevenir, los terremotos. Pero existe la ciencia para prepararse de varias maneras para ellos a fin de disminuir drásticamente la destrucción inmediata y el sufrimiento resultante. Turquía tiene dos grandes fallas sísmicas que la convierten en “una de las zonas de mayor actividad sísmica del mundo”. Allí hubo un gran terremoto en 1999 en el que murieron alrededor de 17.000 personas y desde entonces han ocurrido otros más. Este último terremoto no es pues una “sorpresa”.
Hay medidas que deben tomarse en las zonas proclives a terremotos: los edificios pueden construirse de manera que no se derrumben ni siquiera terremotos muy fuertes. Se pueden distribuir estratégicamente en toda la región reservas de suministros de emergencia y maquinaria de construcción. Se puede entrenar a la gente local en los métodos más científicos de búsqueda y rescate.
Este es el tipo de cosas que podrían hacerse y se harían en una sociedad socialista revolucionaria, que es un sistema organizado en torno a las necesidades de la humanidad y del planeta.
Pero bajo este sistema capitalista, el bienestar de las masas es una “externalidad” que siempre está subordinada al lucro. Y esto es aún más cierto en Turquía, un país capitalista bajo el régimen fascista de Erdoğan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Parece entonces que no se hizo ninguno de estos preparativos; de hecho, se tomaron decisiones y políticas conscientes que priorizaron las ganancias sobre la seguridad (por ejemplo, véase el recuadro sobre el “boom de la construcción” en Turquía).
Capitalismo y construcción: La amnistía gubernamental para edificios inseguros “produjeron” miles de millones de dólares y miles de muertos
En realidad, Erdoğan y el AKP llegaron al poder en gran parte por la furia de las masas por el manejo del anterior gobierno al terremoto de 1999. Erdoğan insistió en que los constructores debían rendir cuentas por las vidas perdidas, por tener “las manos manchadas de sangre”, etc.
Es claro que sólo tenía fines demagógicos. El mismo AKP promovió un boom masivo de la construcción, muy rentable para los inversionistas en construcción y que estimuló la economía en general, fortaleciendo a la clase capitalista y desarrollando aún más la imagen soñada de Erdoğan de Turquía como una “gran potencia”. Como parte de esto, el AKP miró hacia otro lado ante los recortes de las empresas constructoras y el fracaso de las autoridades a la hora de hacer cumplir los códigos de construcción. En 2018 se había informado que la mitad de los edificios en Turquía, cerca de 13 millones, se construyeron violando los códigos.
¿Cómo lidió entonces el AKP con eso? Ese mismo año, el gobierno declaró una amnistía para tales edificios, “certificando” oficialmente edificios inseguros a cambio de una tarifa.
Estas tarifas le generaron al gobierno un ingreso de 3.000 millones de dólares. Lo que les “produjo” a las masas fue una muerte absurda. Como dijo el presidente de la Cámara de Ingenieros Civiles en 2019, la amnistía “significará transformar nuestras ciudades… en cementerios y hará en que salgan ataúdes de nuestras casas. Ya sea que carezcan completamente de licencia o que tengan más pisos que en el plan inicial, la amnistía fue para todos los edificios. Esto es muy peligroso”. Un experto en sismología que examinó las fotos de los edificios derrumbados en el reciente terremoto dijo: “Es evidente que la mayoría no estaban diseñados para resistir terremotos muy fuertes” Esto fue reiterado por muchos otros expertos.4
Siria: Ya destrozada por los lobos del imperialismo, ahora abandonada ante el desastre natural
El capitalismo-imperialismo, el sistema que domina todo el planeta y “organiza” todo en torno a la acumulación de más riqueza y poder de los grandes países imperialistas, conduce a una tremenda desigualdad geográfica. La riqueza y la tecnología están concentradas en unos pocos países y en algunas regiones. En esos lugares, los beneficios de esta riqueza llegan hasta cierto punto a toda la población. En otras zonas, ¡en la mayor parte del mundo!, la gente nace en una vida de amarga pobreza y explotación, dictaduras brutales y guerras devastadoras.
Esto es notable incluso dentro de Turquía. El terremoto se produjo en el sur, considerada “una de las regiones más pobres y menos desarrolladas del país” lejos de las zonas financieras, industriales y turísticas de Turquía. Y parte de la zona afectada está en el norte del Kurdistán (la porción de Kurdistán que está en Turquía). El pueblo kurdo es una minoría nacional sumamente oprimida en Turquía, así como en Siria, Irán e Irak. La región kurda no solo sufre pobreza y abandono, sino también reiterados ataques militares por parte del gobierno turco. Para empezar, estas zonas cuentan con menos recursos y son de difícil acceso desde las zonas más desarrolladas.
Pero la situación en Siria antes del terremoto era aún peor debido a la guerra civil que ha padecido desde 2011 (ver recuadro). Debido a la escasa cobertura de los medios de comunicación, el sufrimiento y la muerte masivos han pasado desapercibidos para el resto del mundo.
Siria: Destrozada por una reaccionaria “guerra de sustitutos”
Una guerra civil arrasa Siria desde 2011. Esta guerra comenzó como un movimiento popular de masas contra el odiado régimen de Bashar al-Assad (aliado de los imperialistas rusos, unos de los principales rivales del imperialismo estadounidense). Pero pronto se convirtió en una guerra de sustitutos entre Estados Unidos, Rusia, y otras potencias imperialistas y reaccionarias. Rusia respaldó al gobierno de Assad, mientras que Estados Unidos respaldó a diversos grupos “rebeldes”, incluyendo los yihadistas. Al mismo tiempo, otras fuerzas reaccionarias regionales como Irán, Turquía, Arabia Saudita, Israel y el grupo fascista yihadista Estado Islámico entraron en esa mezcolanza.5 Diferentes fuerzas controlan ahora distintas partes del país. Grupos armados respaldados por Turquía controlan de facto una parte significativa de la zona siria afectada por el terremoto, mientras que otras zonas afectadas están controladas por milicias respaldadas por Estados Unidos o por yihadistas. La mayor parte del país continúa bajo el control del gobierno de Assad, centrado en la capital, Damasco.
Antes de la guerra, Siria tenía 22 millones de habitantes. Entre 350.000 y medio millón de sirios han muerto en la guerra, y más de la mitad de la población ha tenido que huir de sus hogares6. Dos millones de personas están confinadas en campos de refugiados en Siria, muchos en la zona norte afectada por el terremoto; 3,6 millones de personas escaparon a través de la frontera con Turquía y se encuentran en campos de refugiados o en ciudades cercanas.
Según la ONU, de los 4,5 millones de personas que viven en la zona siria de Idlib, duramente golpeada por el terremoto, 2.9 millones habían sido desplazados de otras partes del país, y el 90 % ya necesitaba ayuda humanitaria antes del terremoto. Ahora sus necesidades son aún mayores superando con creces los recursos de las agencias.
Un miembro de un grupo de ayuda local le dijo al Washington Post: “Llevamos 12 años pidiendo ayuda, recurriendo a personas que nos han descartado mientras moríamos ante sus ojos. Y durante esta enorme y desafortunada crisis humanitaria, el mundo nos ha dado la espalda, como si no hubiera seres humanos en esta zona, como si no hubiera ni un alma [aquí]”.
Además de esto, la disputa imperialista por el control de Siria, y específicamente el hecho de que diferentes potencias controlen diferentes partes del país, ha provocado fuertes restricciones en los envíos de ayuda. A lo largo de los años, el patrón imperialista de Assad (Rusia) ha insistido en la ONU en que cualquier ayuda a los desplazados llegue a través de Damasco, la sede del poder de Assad. Esto le daría a Assad influencia sobre las partes de Siria que no controla, incluida gran parte de la zona del terremoto.
Por otro lado, Estados Unidos ha impuesto sanciones estrictas al gobierno de Damasco, sanciones que castigan a otros países que comercian con Siria. Como consecuencia, solo unos pocos países como Rusia e Irán pueden enviar ayuda a Damasco, y la única forma de llevar ayuda a las zonas anti-Assad en el norte es a través de un único paso fronterizo desde el sur de Turquía. E incluso ese paso estuvo cerrado durante varios días después del sismo, al parecer debido a los daños en las carreteras de la zona. El primer cargamento de ayuda llegó allí recién el jueves, más de tres días después del terremoto.
Para estas potencias, la capacidad de alimentar, o matar de hambre, a los desplazados es una cuestión de obtener ventajas político/militares, no de “humanitarismo”.
Conclusión
El terremoto de Turquía/Siria es una de esas poderosas fuerzas de la naturaleza a las que siempre se ha enfrentado la humanidad, y bajo cualquier tipo de sistema, un terremoto de esta magnitud sin duda traería tragedia y sufrimiento. Pero la catástrofe total aquí, la fuente de gran parte del sufrimiento y la muerte, no es un desastre natural, sino el desastroso sistema del capitalismo-imperialismo. Bajo este sistema, los seres humanos (y el resto de la naturaleza) son vistos a través de la lente de la ganancia y el poder. La incapacidad total de este sistema para prepararse o responder adecuadamente a este terremoto masivo, aunque no “inesperado”, y la grave situación de la población incluso antes de que se produjera el desastre, es otro mensaje más que nos grita que necesitamos una REVOLUCIÓN, y un sistema totalmente nuevo, si la humanidad quiere sobrevivir y prosperar en este planeta.
Notas al pie
1 Diyarbakir se considera la capital no oficial de Kurdistán del Norte, la parte de Kurdistán que se encuentra en Turquía. Los kurdos son una minoría oprimida en Turquía (así como en Irak, Siria e Irán) y esto es probablemente un factor que contribuye al fracaso del gobierno nacionalista turco de Recep Tayyip Erdoğan para proporcionar ayuda de emergencia rápidamente.
2 Por ejemplo, el gobierno de EE. UU. tiene 28 equipos de búsqueda y rescate urbano que la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de Estados Unidos describe como “altamente capacitados y listos para desplegarse en cuatro horas”. Además, la mayoría de los estados tienen equipos (California tiene ocho) y también hay equipos de voluntarios. ¿A cuántos envió Estados Unidos a este desastre masivo? Dos. ¿Cuándo llegaron a la escena? El jueves, tres días después del terremoto.
3 El jueves, Estados Unidos “prometió” $85 millones de dólares en asistencia humanitaria a Turquía y Siria. Incluso si este dinero finalmente se entrega, y el historial de Estados Unidos en tal ayuda no es bueno, no hará mella en una catástrofe de esta escala. Por el contrario, considere el hecho de que en 2022, Estados Unidos destinó casi $ 50 mil millones a su guerra de intermediarios con Rusia en Ucrania, ¡eso es más de 500 veces más!
4 Véase “Turkey earthquake toll prompts questions over building standards” [El número de víctimas del terremoto en Turquía genera preguntas sobre los estándares de construcción] ”, Peter Beaumont, The Guardian, 7 de febrero de 2023
5 Para una importante historia y análisis de los orígenes de la guerra civil siria, véase “Syria Needs a Real Revolution—Not an Even Worse Reactionary Bloodbath [Siria necesita una revolución real, no un baño de sangre reaccionario aún peor]”, 20 de junio de 2016, en revcom.us.
6 Véase “Why has the Syrian war lasted 11 years? [¿ Por qué la guerra de Siria ha durado 11 años?] ” BBC, 15 de marzo de 2022