Del Colectivo Nuevo Comunismo – Turquía (Yeni Komünizm):
Potencial de un nuevo mundo y esperanza en medio de las ruinas
Yeni Komünizm | 10 de febrero de 2023
Sólo han pasado cuatro días desde el terremoto. En las zonas afectadas por el sismo, la gente intenta desesperadamente salvar vidas de entre los escombros, sean familiares o no, bajo el frío glacial y las secuelas del desastre. El “todopoderoso Estado” que les ha estado quebrando el cuello, está ausente esta vez. Los gobernantes de este país y el Estado tirano no ayudan a la gente, sino que sólo piensan en cómo detener a los revolucionarios, progresistas y kurdos que van a ayudar a las víctimas del terremoto. Especialmente mientras Twitter se ha convertido en una red de ayuda para la gente que está bajo los escombros; el régimen redujo el ancho de banda de Twitter ¡lo que significa directamente condenar a muerte a la gente, pero nada más! Ya sea aquí o en cualquier otra parte del mundo, la tarea de este sistema y de su aparato estatal no es proteger los intereses de la humanidad. Por el contrario, la existencia de este sistema está constantemente poniendo a la gente, la naturaleza y los seres vivos en peligro y llevando este a poner en riesgo la existencia misma de estos.
Pero, a pesar de la tiranía y la crueldad de este sistema, ¡no estamos solos! Inmediatamente después del terremoto, los corazones de la gente de todo el mundo empezaron a latir por las víctimas del sismo. Personas que no se conocen entre sí, incluso personas que no saben de la existencia de una ciudad llamada Elbistán en Kurdistán, empezaron a movilizarse para encontrar formas de ayudar.
Personas de todo el mundo se movilizaron no sólo económicamente sino también físicamente para ayudar a las víctimas del terremoto, en este caso también víctimas del Estado. Miles de médicos, enfermeros y paramédicos viajaron a la zona del terremoto a pesar de la falta de infraestructura y equipo necesarios. Cuando la Media Luna Roja (la Cruz Roja en Turquía) hizo un llamamiento a la donación de sangre, decenas de miles de personas acudieron en masa a los centros de donación de sangre y reabastecieron las reservas. Minutos después de hacer el llamado en las redes sociales buscando traductores para los equipos de rescate extranjeros, la asociación de traductores informó que había logrado reunir suficientes traductores de todo el país. Los estudiantes que intentan estudiar en varios países del mundo con pequeñas becas envían 40-50 euros de su dinero de bolsillo a las zonas afectadas por el terremoto. Mientras los presidentes de empresas multimillonarias continúan “trabajando por el desarrollo del país” ciegos y sordos a la tragedia, los trabajadores de estas empresas, que perciben un salario mínimo de 8.500 liras turcas (440 euros), envían el dinero que recaudan entre ellos a la zona del terremoto. En una fábrica de Bursa (una gran ciudad industrial), los obreros trabajan 24 horas al día para coser mantas para las víctimas del terremoto. Los médicos siguen rescatando a personas en edificios dañados por el terremoto, a pesar de la intensidad y gravedad de las réplicas. Decenas de miles de personas de todas las edades de diferentes partes del país quieren ir a la zona del terremoto para ayudar. En todos los rincones del país, especialmente en grandes ciudades como Estambul, Ankara e Izmir, se ha convertido en una rutina normal ver a gente con paquetes dirigiéndose a los centros de ayuda. Cuando llega un camión delante de una ONG para ir a la zona del terremoto, se ve a personas, independientemente de su generación, género u orientación sexual, haciendo cadenas y esforzándose juntas sin fijarse en su “identidad”. Un niño de 8 años envió su preciado balón de fútbol a la zona del terremoto. Hemos visto cómo algunas personas valientes y concienzudas entran en los edificios dañados y rescatan a los animales, a pesar de las ocasionales obstrucciones de los funcionarios. Taxistas, conductores de bus y camioneros se movilizan desde todos los rincones de esta geografía para ayudar a las víctimas del terremoto. En las provincias vecinas donde se produjo el terremoto, la gente está abriendo sus casas para los que han quedado en la calle. Algunos hoteleros ya han cerrado sus hoteles para el turismo y los han puesto a disposición de las víctimas del terremoto. Algunos propietarios de clubes nocturnos de grandes ciudades, alegando que “no es tiempo para divertirse”, han cerrado sus establecimientos y viajado a las zonas del terremoto para participar en los trabajos de desescombro. Artistas, actores y actrices, artesanos están haciendo todo lo posible no sólo en las redes sociales, sino también acudiendo personalmente a las zonas afectadas por el terremoto para recoger ayuda. Camaradas nuestros nos cuentan que mientras compraban víveres en el supermercado para enviar suministros a las zonas afectadas por el terremoto, personas que no les conocían les daban dinero según lo que podían. Un niño de 13 años fue rescatado de debajo de las ruinas después de 2 días con su mascota en la mano. A pesar de la letal gravedad de la situación, el niño no soltó a su pájaro durante más de 48 horas, sobrevivieron aferrados el uno al otro. Y estos son sólo algunos fotogramas llamativos del panorama general.
Las clases dominantes y los ideólogos de este sistema machacan constantemente que el ser humano es “esencialmente egoísta”, que “la competencia es parte de la naturaleza humana” y que la naturaleza humana es “inmutable”. Y de ahí concluyen que el capitalismo es el sistema más adecuado para la humanidad y que la democracia es la forma más adecuada para el implementar sistema capitalista. Así, dicen que las personas que son “malas por naturaleza”, que son “codiciosas” por naturaleza, estarán limitadas por varias leyes, y todos serán iguales ante la ley. Pero lo que nos dicen está completamente equivocado y es una leyenda urbana en cierto sentido. Están equivocados porque “la naturaleza humana es la naturaleza de la transformación constante”, como dijera Marx. Las personas piensan y actúan de manera diferente bajo las diferentes relaciones sociales que han surgido de los diferentes modos de producción. Las relaciones sociales y las formas de pensar que estas crean se convierten en cadenas mentales y hacen sentir constantemente su poder. Pero una vez que las personas son conscientes del hecho de que las condiciones en las que vivimos no son necesarias, si su conciencia se transforma, su vida material también podrá comenzar a transformarse. Por lo tanto, no existe una naturaleza humana dada y “absolutamente mala”. Es una leyenda urbana porque el sistema capitalista-imperialista que opera en todo el mundo se basa en la desigualdad y la aumenta constantemente. El ejemplo más simple de esto es que las regiones que más fueron afectadas por los terremotos —no las únicas— son las que están habitadas por las masas populares. Mientras la gente más pobre espera desesperadamente ayuda, las clases altas pueden alejarse de la zona del terremoto casi sin problemas.
Las personas no son inherentemente malas, hay condiciones que las hacen malas. Las circunstancias dinamizan e influyen constantemente en las formas de pensar, las perspectivas y las ideas de las personas. Por otro lado, las mismas condiciones también ayudan a revelar la necesidad y la conciencia de las personas de que este aterrador sistema mundial y sus consecuencias son innecesarios y que deben eliminarse por completo.
Cualquiera con un poco de conciencia se está movilizando hoy. Esta movilización no es sólo en Turquía / Kurdistán, ha ido más allá de las fronteras. La gente se está movilizando en las redes sociales no para “ganar seguidores”, sino para salvar vidas y ayudar a las víctimas del terremoto. Este esfuerzo, este coraje, este sacrificio es importante para curar las heridas hoy, y también tiene un fuerte potencial en términos de la necesidad de que este mundo cambie de manera radical.
Para la humanidad, para este mundo y las criaturas que viven en él, hay esperanza, esperanza sobre una base científica. Si la gente pudiera salir un poco de la opresora atmósfera política, vería que su ajetreo cotidiano, su “asfixia”, sus planes laborales, su aislamiento social y “agotamiento” personal no son inevitables ni absolutos. Las personas pueden cambiarse a sí mismas y cambiar este mundo. Las personas pueden cambiar para la revolución, de modo que puedan transformar las condiciones para la revolución. Sobre la base de la esperanza científica, pueden derrocar este sistema y construir la Nueva República Socialista con una perspectiva de un mundo sin explotación ni opresión. ¡La humanidad está obligada a hacer esto y es capaz de hacerlo!